sábado, 21 de marzo de 2015

Otoño renovador



  

La pérdida de intención de voto de Massa y el cimbronazo del acuerdo entre la UCR y el macrismo. 

Sergio Massa, durante el último año, ya vino perdiendo en intención de voto algo similar a lo que aumentaba Macri, quien así pudo alcanzar este verano el triple empate en las encuestas. Ahora sufre un cimbronazo aún mayor, al ver más potenciada la campaña de su competidor del campo opositor tras el espaldarazo que le dio Sanz en la convención radical de Gualeguaychú. Y también la potenciación de la de su competidor del campo oficialista, porque Scioli crece en las encuestas junto con Cristina Kirchner al reponerse del post Nisman, y puede sumar además el voto de los simpatizantes peronistas del propio Massa si la elección se polarizara entre antiperonismo versus peronismo.

Pero aunque Massa pasase a ser el tercero del trío de los principales candidatos después de haber sido el primero, sería un error dar por terminadas sus posibilidades electorales. Comenzando porque en la provincia de Buenos Aires el acuerdo entre el PRO y la UCR no tiene un candidato a gobernador que traccione. Si los comicios fueran hoy y Randazzo –como jura– no se presentara como candidato a gobernador bonaerense, al ser las elecciones provinciales sin ballottage, el probable ganador sería Francisco de Narváez, del Frente Renovador.

De Narváez tiene más posibilidades de ganar la provincia y Massa, de perder la presidencial

A 91 días del cierre de listas, el PRO tiene más posibilidades de que su candidato a presidente sea electo y su candidata a gobernadora pierda y, al revés, el Frente Renovador tiene más posibilidades de que su candidato a presidente pierda pero su candidato a gobernador sea electo. Pero aun si Massa no fuera electo presidente pero lograra que una importante cantidad de los legisladores más el gobernador de la provincia de Buenos Aires fueran electos por su Frente Renovador y siguieran luego reconociendo su liderazgo, tendría una base de sustentación importante.

El peor de los escenarios de Massa es que en 2015 triunfara Scioli, porque ganando Macri, y dependiendo de qué sucediera con Cristina Kirchner, a la base de sustentación anterior podría agregársele a Massa la posibilidad de convertirse en el jefe de la oposición al antiperonismo PRO-UCR sumando parte del PJ que abandone su alineamiento con el kirchnerismo. A la inversa, si Scioli ganase, podría cooptarle todos sus diputados, intendentes y al propio De Narváez, con quien siempre mantuvo una buena relación.  Cristina Kirchner es otra protagonista electoral. Como candidata a diputada en la provincia de Buenos no le sumaría votos a Scioli sino que hasta le baja el techo que obtendría –solo– gracias a la hibridez. Pero una candidatura de Cristina a diputada en una eventual boleta presidencial de Randazzo sí sumaría votos a los propios del candidato.

Y, probablemente porque  los deseos se confunden con los pronósticos, en el entorno de Massa creen que cuando falte muy poco para el cierre de listas, Cristina Kirchner le pedirá a Scioli que lo acompañe como candidato al Parlasur o le ofrecerá cualquier otro puesto que impida su candidatura presidencial en el Frente para la Victoria, y ya sea porque Randazzo ocupe su lugar y Scioli acepte no presentarse por fuera del kirchnerismo, tanto como si Scioli decidiera presentar una candidatura competitiva a esa del Frente para la Victoria, con un kirchnerismo-sciolismo dividido, crecerían las posibilidades de que el ballottage fuera entre Macri y Massa (hoy no es ésa la situación). En ese caso, el problema de la heterogeneidad de Massa: a la vez opositor pero también peronista y ex kirchnerista, podría pasar a ser una fortaleza, porque quien polarizaría con el antiperonismo de Macri-UCR ya no sería un candidato oficialista, sino alguien que también captaría votos descontentos del kirchnerismo.

El Frente Renovador también apuesta a que las internas entre Carrió y los radicales afecten las esperanzas de gobernabilidad del PRO-UCR y que en el mano a mano con Macri y con Scioli, Massa saque diferencias porque su oralidad es más vivaz y punzante (aunque también por eso puede cometer más errores).
Respecto de las alianzas de Massa con líderes provinciales del radicalismo, presuponen que primará la disciplina partidaria con actitudes diferentes donde las elecciones provinciales están desdobladas de la fecha de elección a presidente. Pero su carta fuerte nuevamente es la provincia de Buenos Aires, que representa el 40% del total de los votos del país, donde Macri no tiene un candidato que les sume votos a los propios de la boleta presidencial y tampoco los radicales, quienes nunca volvieron a ganar en una provincia gobernada por el peronismo hace un cuarto de siglo. Por lo bajo, dirigentes bonaerenses sostienen que Macri ni podrá contar bien los votos en zonas densas de la provincia de Buenos Aires.

De Insaurralde dicen que Massa lo esperó pero creen que nunca terminó de abandonar el Frente para la Victoria y pasarse al Frente Renovador porque el principal sponsor económico del intendente de Lomas de Zamora es el zar del juego, enfrentado con Massa por proponer estatizar el juego. Y que el juez que desestimó la denuncia de Luis Majul sobre la falta de control en las máquinas tragamonedas también sería sensible a las opiniones de Cristóbal López.

Las cartas aún no están echadas y en política los tres meses para las listas y los cinco hasta las PASO son un siglo. Pero aun perdiendo, con sólo 42 años, Massa puede presentarse a las elecciones de 2017 cuando se elegirá senador por la provincia de Buenos Aires, ganar en su territorio y aspirar a ser nuevamente candidato a presidente dos años después.

Por Jorge Fontevecchia
http://www.perfil.com/columnistas/Otono-renovador-20150321-0011.html

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