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martes, 3 de enero de 2012

Las actas secretas de la Stasi, 20 años después

Las actas secretas de la Stasi, 20 años después Hace exactamente 20 años, el 2 de enero de 1992, la Alemania reunificada abrió las actas secretas de la Agencia de Seguridad de la RDA (Stasi) para los ciudadanos. A unos aún les causa conmoción, a otro alivio. Los archivos de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA) guardan la herencia de una dictadura desaparecida: 1,6 millones de fotos, diapositivas y negativos, 111 kilómetros de estanterías llenas de documentos y 15.500 sacos repletos de actas despedazadas reposan en los Archivos de la Agencia Federal de Documentación de la Agencia de Seguridad de la RDA. La sigla en alemán de dicho ente oficial es BstU, pero desde que fuera creada, se le conoce por el nombre de su director de turno. La BsTU, con sede en Berlín, administra los documentos abandonados por el extinto Ministerio de Seguridad (MfS) de la RDA. El MfS espió y registró los movimientos de 6 millones de personas en la “Dictadura del proletariado”. La apertura de tan candentes documentos fue posible gracias a una ley emitida en 1991 y que regula tanto su acceso como el análisis y el manejo de sus contenidos. La idea era no sólo reconstruir la verdad histórica de la dictadura socialista en suelo alemán sino también revelar la identidad de quienes colaboraron con el régimen y persiguieron a millones de ciudadanos por no estar conformes con él. Desde 1991 empero, dicha ley ha sido reformada varias veces. En la mira de la Stasi: expulsado y capturado Lutz Rathenow fue una de las primeras personas que tuvieron acceso a las actas de la Stasi en enero de 1992. Rathenow, escritor y poeta crítico del régimen, fue observado y perseguido por las fuerzas de seguridad de la RDA desde los comienzos de su carrera. En 1976 fue arrestado y 1977, tres meses antes de que pudiera presentar sus exámenes en alemán e historia, fue expulsado de la Universidad de Jena. "Yo fui uno de los que ansiaba la llegada del 2 de enero de 1992 para poder mostrar públicamente la verdad sobre la persecución estatal contra mi”, recuerda Rathenow. Meses antes de la apertura de los archivos de la Stasi, Rathenow y Biedermann, el más conocido cantautor de la RDA, fueron criticados por incriminar a otro escritor, Sascha Anderson, como uno de los espías colaboradores del régimen. Ahora podían probarlo. “Si Alemania no hubiera permitido el acceso a las actas de las abominaciones de la RDA contra sus opositores, sus existencias habrían colapsado bajo el mar de rumores lanzados por los mismos que los persiguieron al otro lado del Muro de Berlín”, dice Rathenow, que hoy es el encargado de las actas de la Stasi, en el Estado de Sajonia. Rathenow es (sólo) uno de los casi 3 millones de ciudadanos que han visto las actas que detectives, amigos y hasta familiares propios - en varios casos el esposo, la esposa o los hijos - levantaron para informar a las autoridades desde qué dentífrico utilizaba hasta qué pensaba. Pero las actas no sólo son pueden ser vistas por las víctimas del ex régimen socialista, también historiadores y científicos las han analizado. Mirada al centro de un complejo sistema de persecución Ulrike Poppe es otra de las víctimas de la maligna avidez de acorralar a todo aquel que quiera expresar sus ideas libremente. El volumen de los registros escritos sobre su persona es de grandes dimensiones: 40 actas encontró Poppe sobre ella, su vida, sus ideas y su entorno. Reportes, protocolos de observación y planes de destrucción de su existencia ciudadana. “También el número de espías me sorprendió”, confiesa Poppe después de enterarse que la Stasi tenía una cámara de televisión instalada frente a la puerta de su casa. Hasta sus propios planes del futuro estamparon los agentes de seguridad en las actas sobre ella. “Viendo y leyendo las estrategias de exterminio a través del descrédito sistemático, fracasos profesionales y la organización estatal de supuestos atracos y robos contra la persona o las viviendas de las víctimas comprendí las dimensiones de la persecución estatal”, concluye Poppe. "Las manchas tienen quedar visibles para todos" Aún después de enterarse de todo lo que sucedió a sus espaldas, para Poppe el capítulo RDA y Stasi no debe quedar atrás. “Las actas de la ignominia tienen que quedar abiertas para las futuras generaciones se enteren, de primera mano, lo que fue el diabólico lado del sistema”, dice Poppe, quien cree que su proceso puede durar hasta el año 2036. Autor: Arne Lichtenberg / José Ospina-Valencia Editor: Enrique López Fuente: http://www.dw-world.de/dw/article/0,,15640905,00.html