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sábado, 29 de agosto de 2020

Los salarios y las jubilaciones cayeron a los niveles más bajos en 15 años y se ubican entre los mínimos de la región




El derrumbe de actividad por la extensa cuarentena y el aumento de la incertidumbre en el mercado de cambios llevaron a que los ingresos retrocedieran en dólares a valores de inicio de siglo. Desde septiembre, la jubilación mínimo mensual será de USD 131.

Una economía que no crece y la ausencia de un plan económico integral orientado a revertir la larga historia de decadencia, es el escenario que encontró la irrupción del COVID-19, y la decisión de la “cuarentena eterna”, porque empezó el 20 de marzo y a más de 155 días aún no tienen fecha de finalización, fueron determinantes para asestarle un fuerte golpe a los salarios y jubilaciones.
La inestabilidad cambiaria y convivencia con altas tasas de inflación obligan a los economistas a convertir cualquier variable nominal en pesos al dólar que se puede obtener en el mercado, libre de cepos y restricciones, para poder tener una idea aproximada de la calidad de vida que pueden alcanzar los residentes en la Argentina en comparación con otros países, en particular los del vecindario.
El momento parece oportuno porque en pocos días más comenzarán a liquidarse los nuevos haberes de los jubilados y pensionados, de acuerdo con el criterio de ajuste trimestral que establecía la Ley de Movilidad Jubilatoria, suspendida por el Gobierno para contener la expansión del gasto previsional en unos $72.000 millones en el corriente año, según estimó un estudio del Iaraf.

El deterioro no es exclusivo de esta gestión. Como se observa en el gráfico (abajo), para diciembre de 2011 los jubilados ganaban el equivalente al 60% de la canasta básica de sus consumos; 50% en diciembre de 2015 y 37% en diciembre del 2019. Por su parte, la última actualización indica que solo se cubre el 35% de la canasta básica de los adultos mayores”, precisa un informe de la Fundación Libertad y Progreso, luego de contemplar el aumento generalizado de 7,5% dispuesto por el Poder Ejecutivo Nacional a partir del 1 de septiembre, y garantizar un haber mínimo bruto mensual de $18.130, equivalente a USD 131 al cambio libre al cierre de la semana.

No sólo se trata del menor valor y la menor cobertura de los últimos 15 años, sino que se encuentra entre los peores de la serie de los últimos 30 años. Sólo cayeron más abruptamente en la crisis de 2002 a poco más de USD 40, y demoraron 4 años para recuperar el punto de partida de USD 150 que regía en los tiempos de la convertibilidad fija entre 1 peso y 1 dólar.
Después de notables altibajos, propios del ciclo de la actividad económica el haber mínimo de las jubilaciones alcanza su punto máximo con poco más de USS 400 en septiembre de 2017, pero el regreso de la recesión desde noviembre de ese año lo vuelve a derrumbar a USD 182 en noviembre de 2019, previa a la asunción a la presidencia de Alberto Fernández, y se sostiene en ese rango hasta febrero, pre pandemia del COVID-19.
Luego, las medidas preventivas, con el decreto del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio desde el 20 de marzo, comienza el debilitamiento de la actividad económica, se derrumba a recaudación y una vez más una de las variables de ajuste son las jubilaciones, con aumentos por decreto inferiores a los que determinaba la legislación vigente, al punto que antes de efectivizar desde el 1 de septiembre el aumento de 7,5% las ubicará, al tipo de cambio libre del último viernes, en el equivalente a USD 131 para casi 2 de cada 3 jubilados y pensionados.
Mientras que casi 1 de cada 4 (23,5% del total de 6,9 millones de beneficiarios) pasará a percibir entre USD 160 y USD 270; y apenas 12,5% restante cobrará más del equivalente a 300 dólares
El ingreso real de los trabajadores también se desplomó
La pérdida de capacidad de compra de los ingresos no es una característica exclusiva de los jubilados y pensionados, sino también por parte de los trabajadores, en particular cuando se compara el promedio del asalariado registrado por el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) de unos $60.000 desde junio, con el tipo de cambio libre de $138 por dólar, porque arroja un equivalente de USD 440, cuando antes de la cuarentena y en un escenario de menor incertidumbre cambiaria esa relación arrojaba USD 718, un 5% superior a la heredada el 10 de diciembre último.
El salario promedio registrado cayó al equivalente de USD 440, cuando pre cuarentena, y en un escenario de menor incertidumbre cambiaria esa relación arrojaba USD 718, un 5% superior a la heredada el 10 de diciembre último
Como en el caso de las jubilaciones, y como lo refleja el gráfico, el nuevo rango no sólo retrocedió a los valores de 15 años atrás, sino que es apenas la tercera parte del pico que había anotado en 2017, y se vuelve a ubicar entre los más bajos de la región, principalmente por el estancamiento secular de la economía, y la ausencia de un plan económico integral que permita recuperar la senda de crecimiento, como hicieron varias naciones vecinas.
La baja real es aún más notable en el caso del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), como consecuencia de que la última actualización es de octubre de 2019, a $16.875, como lo había determinado el Consejo del Salario, el Empleo y la Productividad, cuando equivalía a USD 260 y ahora está en unos 122 dólares.
En enero de 2020, como muestra el siguiente gráfico, el salario mínimo medido en dólares en la Argentina estaba más o menos a mitad de tabla en el vecindario latinoamericano, con 282,5 dólares medido al tipo de cambio oficial, como lo midió Statista, un analista y proveedor mundial de estadísticas y comparaciones, pero descendía por debajo de Brasil y sólo por encima de México y Venezuela si se tomaba el dólar blue. Como el SMVM no se mueve hace un año y el blue siguió subiendo, ahora el valor sólo supera al que entonces tenía Venezuela.
No sólo en el equivalente en dólares perdieron poder adquisitivo los salarios. “En términos de metros cuadrados a construir, un salario mensual hoy equivale a 1,44 m2, el nivel más bajo de los último 13 años, con deterioro continuo en los últimos 5 periodos. Asimismo, con un sueldo promedio se pueden adquirir 167 kilos de carne vacuna, el poder de compra más bajo en 20 años después del piso de 162 kilos en 2010″, destacan los economistas Marcelo Capello y Laura Caullo de Ieral Fundación Mediterránea.
Brasil, Uruguay y Chile
El cotejo de ingresos entre países tiene sus complejidades, por los tipos de cambio, niveles de inflación, precios relativos y canastas de consumo en cada país, sin siquiera considerar el “salario no monetario” a través de la provisión de bienes públicos, que históricamente fue un fuerte argentino.
Sin embargo, es posible hacer algunas comparaciones.
En Brasil, por ejemplo, una elaboración de Tomás Pejkovich Balbiani, de la consultora Abeceb, en base a estadísticas oficiales, precisa que el salario privado en reales subió entre enero y junio de este año, un 5,6%, contra una inflación para ese período del 1%. A su vez, medido en dólares, y a raíz de la fuerte devaluación del real, el mismo salario sufrió una baja de 490 dólares en enero a 397 en junio, un retroceso de nada menos que 19% y que completó ese mes un cuarto mes de retroceso consecutivo.
Casi 1 de cada 4 jubilados (23,5% del total de 6,9 millones de beneficiarios) pasará a percibir entre USD 160 y USD 270; y apenas 12,5% restante cobrará más del equivalente a 300 dólares
En Uruguay, en tanto, la serie del “Nivel Gral de Salarios y Compensaciones del Sector Público” publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas de Uruguay, que consultó la investigadora Nuria Susmel, de la Fundación FIEL, precisa que, en términos reales (esto es, descontada la inflación), la serie con base 100 en 2016 marcaba un valor de 142,13 en enero, antes de la pandemia, y de 136,63 en junio, último valor publicado. Esto es, el salario medio real en Uruguay perdió en la primera mitad de 2020 un 3,9%, medida que luce tolerable en un contexto de crisis internacional y regional y más aún teniendo en cuenta el aumento real de 42% en los cuatro años previos.
En el caso de Chile, la información oficial precisa que -también tomando el año 2016 como “base 100″- en enero el “Índice de Remuneraciones” reales era de 118,85 en enero y de 118,35 en mayo, último mes publicado. Esto es, una pérdida de 0,4%. A su vez, el “Indice del Costo de la Mano de Obra” (aquel que debe afrontar el empleador) pasó de 118,59 en enero a 118,09 en mayo, un retroceso de igual magnitud.
En definitiva, la estabilidad vale.
En un país dolarizado como la Argentina, una comparación inmediata es la evolución de los ingresos en dólares. Al respecto, ayer, en un tuit, el economista Esteban Domecq, de la consultora Invecq, desafió a sus seguidores a un simple ejercicio: buscar su recibo de sueldo de 2018, calcularlo en dólares (a $ 18), compararlo con el último recibo de 2020 y calcularlo al dólar oficial ($ 77) y al blue (que tomó a $ 136). Domecq comparó así la caída del salario promedio en dólares en lo que va de 2020 con la ocurrida en 2002, tras el estallido de la convertibilidad. Aquella vez, precisó, la caída fue del 75%. Ahora, al dólar oficial es del 40% y al dólar “blue” de 70%, muy cerca del pozo de la post-convertibilidad.
Los salarios, junto al nivel de formalidad y la tasa de actividad de la economía, son clave para avizorar la sostenibilidad del sistema previsional, pues de la cantidad y cuantía de sus contribuciones depende la capacidad del sistema de solventar, sin auxilio del Tesoro o dosis crecientes de emisión monetaria, la cantidad y el nivel de actuales y futuras jubilaciones. Al respecto, Laura Caullo, economista de la Fundación Mediterránea, comparó la cantidad de trabajadores privados en blanco de la Argentina, Chile y Australia respecto de su población total. Las diferencias (ver mapa) son abismales, mientras en la Argentina esa relación es de sólo el 14% (7,4 millones sobre 45 millones de habitantes), en Chile es del 38% y en Australia del 56%. En definitiva, el nivel de empleo, de formalidad y de salarios del presente limita cada vez más lo que el sistema jubilatorio es capaz (o incapaz) de dar.

Por Daniel Sticco - Sergio Serrichio - INFOBAE.

jueves, 31 de enero de 2019

En un año, el poder de compra de los salarios cayó el 13,9%


En un año, el poder de compra de los salarios cayó el 13,9%

La pérdida de poder adquisitivo se aceleró en la segunda parte del año pasado, por la mayor inflación.

En noviembre los salarios volvieron a perder frente a la inflación y en los últimos 12 meses acumularon una pérdida del 13,9%.
De acuerdo a los datos del INDEC, el índice de salarios del total de los trabajadores registró en noviembre un incremento del 2,9% frente a una inflación del 3,2%.
Con relación a un año atrás, los salarios a noviembre en promedio aumentaron un 27,9% y la inflación interanual ascendió al 48,5%.Esta diferencia de 20,6 puntos equivale a una pérdida salarial del 13,9%.
Los trabajadores privados no registrados (“en negro”) fueron los más perjudicados. Si bien en noviembre el INDEC registró un alza salarial del sector del 5,3%, en 12 meses tuvieron un incremento nominal de apenas el 25% con relación a noviembre de 2017. En consecuencia, perdieron el 15,8% del poder adquisitivo salarial anterior. Además, en promedio, los asalariados informales ganan menos de la mitad de los que están registrados.
Los trabajadores estatales tuvieron una suba interanual del 27,8%, con una pérdida real del 13,9%. En tanto los trabajadores en blanco del sector privado perdieron el 13% porque sus salarios aumentaron el 29,2% interanual.
Hasta junio, la caída del salario real había sido del 5,9% porque la inflación sumaba 16% y los salarios poco más de 9%. Luego, la inflación se fue acelerando mientras los salarios quedaron rezagados.
Los asalariados y empleados públicos, privados y de casas particulares registrados suman casi 10 millones y otros 4,5 millones son informales. En consecuencia, la caída del poder adquisitivo de los salarios, agravado por el menor empleo explican el fuerte retroceso del consumo de las familias.
Por su parte, también a noviembre, el Ministerio de Trabajo informó el miércoles que los salarios de los trabajadores registrados del sector privado a noviembre habían aumentado el 34,5% interanual, de lo que se desprende una pérdida real del 9,4%. La remuneración promedio se ubicó en $ 35.063, antes de los descuentos de jubilación y salud, con una fuerte disparidad por sectores.  Las mayores pérdidas salariales corresponden a los trabajadores de la industria, mientras con menores niveles salariales están los de la construcción, agricultura, enseñanza y hoteles y restaurantes


miércoles, 17 de junio de 2015

Resolución del Plenario De Delegados del 11/06 - Foetra

El plenario de delegados aprobó ayer la propuesta de la Comisión administrativa de FOETRA de PEDIR A LAS EMPRESAS UN 35% DE AUMENTO SALARIAL en las negociaciones paritarias de este año.
Luego de un amplio debate los delegados apoyaron la moción de la mesa, que además recibió el mandato de los trabajadores para llevar adelante cualquier plan de lucha que sea necesario.
En el inicio del plenario el Secretario General de nuestro gremio, señaló que ya fue convocada la Mesa de Unidad Sindical para analizar la situación y el pedido del incremento salarial que se les hará a las empresas.

Por su parte, el Secretario Adjunto, explicó el resultado de la decisión de la Mesa de Unidad Sindical y aseguró que “la petición siempre es la máxima” y remarcó que “entendemos que estamos dentro de las generales de lo que se pidió en otros sectores”.

Minutos antes de la votación Iadarola afirmó que la paritaria será por igual para todos los trabajadores de la telefonía fija, como para los compañeros de las móviles. Y remarcó que el gremio se encamina a la consolidación de un solo Convenio Colectivo de Trabajo que englobará a toda la actividad de las telecomunicaciones.

En la jornada de ayer, y previo a terminar el plenario de delegados, FOETRA celebró la participación de nuevos delegados que participaron por primera vez de un plenario. Muchos de ellos representantes de trabajadores y empresas donde no se les permitía la elección de delegados y que



domingo, 11 de enero de 2015

El SALARIO en las últimas décadas: en los ’90 era más alto que en la era K


Si bien a partir de 2003 el salario se recompuso, lo hizo a partir de un piso muy bajo. En la última década del siglo XX el salario promedio era de $ 6.126 y entre 2003 y 2014 fue de $ 5.368.

En la última década, la recomposición salarial de los trabajadores argentinos no llega a los niveles promedio que rigieron durante los años '90. Mucho menos si se lo compara con los años previos a la última dictadura militar. En este sentido, la escasa recomposición del salario se ha constituido como condición del “modelo” de crecimiento kirchnerista.En efecto, el relanzamiento del ciclo económico a partir del año 2003 tiene como base el salario más bajo de los últimos 70 años de historia argentina, sumado al elevado precio de la soja. Luego, la propia dinámica económica llevó a una mayor demanda de empleo, las remuneraciones aumentaron y la actividad tendió a incrementarse.

No obstante, a seis años de dicho crecimiento, la economía comenzó a estancarse y, junto con ella, el salario y la tasa de empleo. A partir del año 2012, el ciclo de descenso salarial y su disminución en la capacidad de compra comenzó a manifestarse nuevamente. ¿Por qué asistimos otra vez en esta fase de caída salarial? ¿Cómo evolucionó el salario históricamente?

El salario argentino en el siglo XX
El salario constituye la principal fuente de ingreso de la población en Argentina. En los últimos 40 años, el promedio de la población asalariada en relación al total de ocupados es del 70%, cifra que se incrementó en los últimos años al 75%.
Si a eso se suma que un elevado porcentaje de quienes aparecen contabilizados en las estadísticas como cuentapropistas son trabajadores cuyo salario aparece bajo la forma del monotributismo o del trabajo a destajo, la cifra es aún mayor. En este sentido, el peso de quienes viven del salario se ha mantenido a lo largo de las últimas décadas, incluso ha crecido. Esto no significa que no haya habido profundas transformaciones en el mercado de trabajo.

El hecho más destacado es la caída del poder de compra del salario (aunque se mejore la diversidad de bienes que se pueden adquirir por los cambios tecnológicos). Desde 1974 hasta la actualidad la caída del salario real es cercana al 40%.

Si repasamos brevemente la historia del salario argentino observarnos que en las primeras décadas del siglo XX los trabajadores tenían un elevado nivel salarial que se acercaba al de los trabajadores de Estados Unidos o Inglaterra, pero con grandes oscilaciones marcadas por subas y caídas muy profundas. El salario va a estar determinado según las características de los capitales que empleen esa fuerza de trabajo.
En el período previo a 1920, la demanda de fuerza de trabajo se caracterizó en un primer momento por la necesidad de atraer inmigración en un contexto de escasez de asalariados. Hacia finales de la década de 1910 y principios de 1920 estos elevados niveles salariales alcanzados comenzaron a deteriorarse, dando inicio a un ciclo de conflictividad obrera.

Con posterioridad, se produjo una recuperación salarial con la expansión económica previa a la crisis del '30 motorizada por una breve pero fuerte suba de la renta diferencial de la tierra agrícola, para luego volver a caer a niveles bajos. Un siguiente momento estará marcado por la expansión de la industria mercado-internista sostenida gracias a la transferencia de la renta de la tierra durante el gobierno peronista.

En 1943, impulsado por movilizaciones obreras y de la mano de las políticas desarrolladas por Perón, desde la Secretaría de Trabajo y luego desde su gobierno, el poder de compra de los asalariados se elevó alcanzando, en términos de su poder adquisitivo, los niveles históricamente más altos y marcando los siguientes 30 años.

¿Qué permitió esta suba? Principalmente, la fuerte expansión de la actividad industrial como consecuencia del incremento en la renta diferencial de la tierra gracias al denominado "boom" de demanda de productos agropecuarios durante la Segunda Guerra Mundial y los primeros años de la posguerra.La ineficiencia de la economía argentina se debe a la escasa productividad del trabajo y a la baja escala de producción en relación al resto del mundo. No obstante, dicha ineficiencia ha sido compensada entre los años 1950 y 1974 por subas salariales por detrás de países como los Estados Unidos (es decir un abaratamiento relativo en términos internacionales) y, a partir de 1974, con bajas absolutas del salario real.

A partir del Rodrigazo en 1975 y el golpe de Videla en 1976, la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, aunque importante, no marca una tendencia novedosa, sino que profundiza una perspectiva que ya estaba instalada (ver infografía).

Por otra parte, la fuente de transferencia de renta diferencial destinada al proteccionismo industrial comenzó a achicarse en función de la magnitud del capital que se acumulaba en el país. Es decir, al crecer la economía las transferencias de renta a la industria representaban un menor porcentaje. Frente a esta pérdida de la renta, el conjunto de los empresarios buscó aumentar sus ganancias a costa de los obreros.
Por esta razón, el poder de compra de los obreros argentinos empezó a retroceder en forma sostenida en relación a sus pares de otros países y comenzó a constituir una fuente de ganancia extraordinaria para los capitalistas radicados en el país, sobre todo a partir de inicios de la década de 1950. Sin embargo, para este período todavía no se expresa en una gran pérdida absoluta del nivel de vida alcanzado durante el peronismo. Algo que sí veremos a partir de 1975.

Una caída escalonada y profunda
En Argentina, el mecanismo más frecuente de baja salarial es la inflación. Existen escasos períodos en la historia donde se produzcan caídas nominales del salario (‘95, ‘96, ‘99, 2000 y 2002). El Rodrigazo marca el inicio del descenso absoluto del salario en la medida en que los precios de los productos crecen a un ritmo más elevado que las remuneraciones. 

Si tomamos como referencia el salario real, es decir, extrayéndole la variación de los precios y tomando como base el valor del peso en el año 2013 (o sea, el salario nominal deflactado), se observa que el año con mayor poder adquisitivo fue en 1974 ($ 9.717,05). La dictadura militar instaurada en 1976 marca una caída salarial de más del 36% para el conjunto de la economía ($ 5.987,38). En 1982, la caída salarial nuevamente se profundiza respecto del año anterior y disminuye un 18% (de $ 6.926,11 a $ 5.687,34 -siempre en pesos de 2013-).

No obstante, en las décadas posteriores hay momentos en los cuales el salario se recompone aunque no se sostiene en el tiempo (ascenso en el período 1983-1984, descenso hasta la híper del ‘89; ascenso entre 1990 y 1994, caída hasta la crisis de 2001). En valores constantes, en los años 1983 y 1984 el salario real del conjunto de los trabajadores argentinos fue de $ 7.544,75 y $ 8.388,42, aunque posteriormente el poder de compra descendió hasta llegar a los $ 4.857,04 en el año 1989. En general, la disminución salarial ha sido acompañada por elevados niveles de desempleo, sobre todo a fines de los ‘90.

A partir de la crisis de 2001, la economía se recompuso pero sobre bases endebles. Sin modificar la estructura económica que dio lugar a la pérdida de poder adquisitivo en las décadas previas, el ciclo económico post crisis tiene un carácter relativo. Si bien el salario se recompuso en el período post crisis, el piso salarial desde el cual parte dicha recomposición fue el más bajo de los últimos 70 años de historia: en el año 2003, el salario real (a pesos de 2013) fue de $ 4.111,40.

Además, durante la última década, el salario no llega a los niveles que rigió durante el menemismo: entre 2003 y 2014, el promedio salarial ($ 5.368,45) representa el 88% respecto del nivel salarial que rigió durante el período 1991-1999 ($ 6.126,42).

A su vez, el crecimiento del empleo en el sector registrado se efectuó en las ramas con peores salarios, las cuales constituyen el 61% del total de trabajadores en blanco. Se trata, sobre todo, del empleo en el comercio, construcción, hoteles y restaurantes. En los últimos años, incluso, la no actualización del mínimo no imponible operó como un freno a la paritaria y un tope al incremento salarial (situación que ha dado lugar a la ruptura del moyanismo con el gobierno kirchnerista).

Por otra parte, la consolidación del empleo no registrado (que desde 2010 se estancó en un 33% y que en el segundo trimestre de 2014 se compuso de 4 millones de asalariados) también actúa como mecanismo de baja salarial. El salario de los empleados no registrados constituye en promedio la mitad de lo que se obtiene en blanco.

La evasión en el pago de las cargas sociales y aportes jubilatorios crea ganancias extraordinarias para los empresarios que no registran a sus empleados. Si multiplicamos la cantidad de trabajadores no registrados por el porcentaje de cargas sociales que se ahorran los empresarios que contratan "en negro", el resultado da un ahorro que, sólo en el año 2013, constituyó más de 10.500 millones de dólares.
A su vez, durante la última década, un porcentaje cada vez más elevado de asalariados es empleado por el Estado. El mayor peso se concentra en las administraciones provinciales y municipales. El Estado, al igual que los empresarios que emplean "en negro", también se nutre de una de las capas de la población asalariada peor paga. Se estima que en el año 2013 el 12,2% de los empleados públicos en el país no se encontraban registrados. Este fenómeno tiene un impacto en la tendencia a la baja salarial y la escasa capacidad de compra comienza a afectar el consumo.

Por último, también se consolida una transformación del gasto social. Como expresión del salario indirecto (es decir, aquella parte de la reproducción de los trabajadores que paga el Estado), el cambio se muestra en la contracción en términos relativos del gasto destinado a salud, educación y vivienda, para dar lugar al crecimiento del componente asistencial de la política social. Por lo tanto, al tener una peor calidad en la atención en salud y en educación, el salario, de forma indirecta, se empeora.
En síntesis, el modelo de crecimiento económico del kirchnerismo reproduce tendencias de largo plazo en la Argentina. En este sentido, con los mismos mecanismos que operaron en los años '75, '82, '89 y 2001, es decir, la devaluación seguida de la inflación, el Gobierno Nacional avanza en su intento por sostener un modelo sobre la base del ajuste, la precarización laboral, el empobrecimiento y el ataque a las condiciones de vida de los trabajadores.

La pérdida del poder adquisitivo en los últimos dos años es expresión de este proceso que, como vimos, lleva décadas. No se trata tanto de un problema de gestión política de los diferentes gobiernos de turno. El problema salarial hay que buscarlo en el corazón de la estructura económica argentina.
Los que se plantean suceder al gobierno con mayores chances electorales no proponen un camino alternativo, ya que se apoyan en quienes necesitan de la baja salarial para crecer. Los únicos que pueden transformar aquello que los empuja a la precariedad absoluta son los trabajadores, quienes deben confiar en sus propias fuerzas para cambiar el curso de la historia.

 1974
El año con mayor poder adquisitivo. Si tomamos como referencia el salario real, es decir, extrayéndole la variación de los precios y tomando como base el valor del peso en el año 2013 (o sea, el salario nominal deflactado), se observa que el año con mayor poder adquisitivo fue 1974 ($ 9.717,05).

60%
Más empleo en sectores con peores salarios. 

El crecimiento del empleo en el sector registrado entre 2003 y 2011 se efectuó en las ramas con peores salarios, las cuales constituyen el 61% del total de trabajadores en blanco. Se trata, sobre todo, del empleo en el comercio, construcción, hoteles y restaurantes.


88%
Promedio salarial. Entre 2003 y 2014, el promedio salarial ($ 5.368,45) representa el 88% respecto del nivel salarial que rigió durante el período 1991-1999 ($ 6.126,42).
Cuesta abajo. Si multiplicamos la cantidad de trabajadores no registrados por el porcentaje de cargas sociales que se ahorran los empresarios que contratan “en negro”, el resultado da un ahorro que, sólo en el año 2013, constituyó más de 10.500 millones de dólares.
Además, desde 1974 hasta la actualidad la caída del salario real es cercana al 40%.


40%
Peor salario indirecto. Como expresión del salario indirecto, el cambio se muestra en la contracción en términos relativos del gasto destinado a salud, educación y vivienda; así entonces, el salario, de forma indirecta, se empeora.

 


martes, 22 de julio de 2014

7 de cada 10 Argentinos CONSIDERAN que su PODER ADQUISITIVO se DETERIORÓ el último año



La percepción de pérdida cayó de forma consecutiva en los últimos seis años, según un estudio privado. La inflación y los salarios desactualizados son los dos temas económicos más preocupantes. Además, el peso del impuesto a las Ganancias sobre asalariados fue récord en 2014

La inflación anual de dos dígitos que marca hace años el ritmo de la economía cambió la suma de bienes y servicios que se pueden comprar con los mismos pesos. En la actualidad, el 72% de los argentinos opina que su poder adquisitivo se deterioró durante el último año, según el estudio "Pulso Social 2014" de la consultora CCR. La encuesta realizada en abril de este año arrojó que el 22% consideró que su situación estaba igual que en 2013, mientras que tan sólo un 6% estimó que su poder adquisitivo aumentó.

Pero esta percepción subjetiva de pérdida no es nueva, sino que se da de forma consecutiva desde 2008. En noviembre de ese año, cinco de cada 10 argentinos consideraba que su poder adquisitivo era "mucho menor" o "bastante menor". Esa cifra escaló al 56% en 2011, y creció más de 10 puntos hasta el 67% en abril de 2013. "El sentimiento de deterioro del poder adquisitivo se da en todos los niveles socioeconómicos, aunque en las clases más bajas se da de forma más notoria", aseguró Patricia Sosa, directora de Negocios de la empresa de investigación y análisis de mercado.

Si bien la inseguridad es el tema más preocupante para el 89% de los argentinos, la inflación y los salarios desactualizados son los dos temas más alarmantes en el área económica. El estudio revela que el argentino se encuentra en un "estado de alerta" con respecto al empleo: la inquietud radica en las bajas remuneraciones y la acotada oferta laboral. "Conservar el empleo se percibe como una ganancia", agregó.

La percepción de pérdida también se evidencia más en las personas mayores a 51 años, margen de edad en el que el 81% de los encuestados consideran un deterioro de su poder adquisitivo. El interior del país, que solía ser el motor del consumo en los supermercados, hoy ha retrocedido casilleros y siente más la caída del poder adquisitivo que los habitantes del área metropolitana de Buenos Aires, según una encuesta a 700 entrevistados entre el 11 y el 30 de abril.


martes, 17 de diciembre de 2013

El ATRASO salarial en la Argentina

Para abundar más en la situación de atraso salarial y los ingresos populares, traemos a consideración un reciente trabajo realizado en la Fisyp (1), dando cuenta sobre información que brinda la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC para el segundo trimestre de 2013.

La información remite a la situación de los trabajadores asalariados. Los elocuentes datos sobre la precariedad laboral (Tabla I) señalan que solo el 49,37% de los trabajadores son ocupados plenos y registrados, ya que entre los trabajadores registrados el 15,76 trabaja menos de 35 horas semanales. Así, solo el 64,97 figuran como registrados, siendo el resto, un 35,03% los trabajadores no registrados. Entre estos, un 17,13% trabaja menos de 35 horas y un 17,74% trabajan 35 o más horas semanales. En la misma información se destaca que el 54,21% de los trabajadores registrados gana menos de $5000 y por ende el 45,79% percibe más de esa suma, tal como destaca la Tabla II.

Por su parte, según la Tabla III, el 59,52% de los trabajadores registrados gana menos de $5000 (sumando ocupaciones principales y secundarias), y el 28,02% de los trabajadores registrados gana menos de $3500 (sumando ocupaciones principales y secundarias).

A modo de resumen, vemos en la Tabla IV, que el 70,32% de los asalariados percibe menos de $5.000, siendo una fiel expresión del retraso de los ingresos de los trabajadores asalariados.
Si a la ocupación principal se le adicionan otras complementarias, los datos no varían sustancialmente. Para ese caso, el estudio de Fisyp señala que el 65,35% de los asalariados gana menos de $5000 al mes en el total de sus ocupaciones y que el 40,67% de los asalariados gana menos de $3500 al mes sumando todas sus ocupaciones.

El estudio concluye que de 8 millones de trabajadores asalariados, 2,6 millones trabajan menos de 35 horas semanales, y 5,4 millones lo hacen por más de 35 horas. Entre los primeros, el 48% están registrados y perciben un ingreso promedio de $4.922, siendo más del doble que el ingreso percibido por los no registrados, que alcanza a $2.386. Entre los segundos, el 74% están registrados y perciben un ingreso promedio de $5.930, un 55% más que el de los no registrados, cuyo promedio es de $3.813.

Son datos que ponen de manifiesto la situación de precariedad laboral y bajo nivel de los ingresos de los trabajadores asalariados, que resume una de las bases materiales de las contradicciones sociales no solo entre el capital y el trabajo, sino entre los trabajadores y el Estado. Al mismo tiempo expresan por si solos, la necesidad de luchar por incrementar y mejorar los niveles de ingresos de los trabajadores, al tiempo que se requiere una demanda específica por la regularización y la ocupación plena.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Que Hacemos FRENTE al DETERIORO SALARIAL…??

El mayo de 2013 la Mesa de Unidad Sindical Telefonica solicito una Recomposición Salarial del 30% …en junio firmaron por un (1)  15.5% para el semestre y un 9.5% desde enero de 2014

Desde el  vamos estábamos en Julio de 2013 (A)  14.5% por debajo del nivel salarial requerido por la Mesa…y en el semestre tomando la inflación real acumulamos un déficit de (B) 13%.
Esto sumado al deterioro de inicio (A) nos a da en enero (A+B) = 27.5% de perdida del poder adquisitivo. No obviamos el bendito adelanto del aumento salarial,  un dibujo a piacere  empresario y entonces nos da un coeficiente acotado para el mes de noviembre el cual no es óbice para el análisis real de la cuestión salarios-costo de vida

Ahora bien desde enero el (2) 9.5% mas los adicionales agregados en las actas menos la inflación estimativa para el primer semestre de 2014,  nos vuelve encontrar abajo en el orden del 30%....es decir volvemos siempre al punto de partida…y otra ves lo mismo de siempre y es un cuento de nunca acabar…;es por ello que la MESA de Unidad de los gremios Telefónicos,  debe ponerse firme y solicitar  no solo un paliativo  acordado en las actas salariales por la variables económicas por todos padecidas….sino la reapertura de las paritarias.


miércoles, 7 de agosto de 2013

GUÍA de SALARIOS: CUÁNTO GANAN los ARGENTINOS en cada REGIÓN del PAÍS



Las subas anuales fueron de entre el 23% y el 26% según el sector de la economía, de acuerdo a un informe especial de Infobae en base a datos privados. La región patagónica percibe los sueldos más altos en las distintas escalas 

Con una inflación anual de dos dígitos, las negociaciones salariales marcan la agenda del mercado laboral. Pero los aumentos no sólo dependen de la suba de precios. Factores como el sector económico, el puesto jerárquico y la región donde se trabaja también influyen en la suba.

Para poner la lupa en la escala de sueldos según cada parte del país, Infobae realizó un cuadro de consulta a partir de los datos de la Guía Salarial Regional 2012/2013, de la consultora Adecco.

El análisis incluye a 327 empresas participantes y 219 posiciones relevadas de ocho rubros económicos: Industrial; Administración y Finanzas; Office; Tecnología y Comunicaciones; Ingeniería y Producción; Farma y Salud; Ventas y Marketing, y por último, Hoteles y Catering.
Las subas anuales fueron de entre el 23 y 26% en estos sectores privados según la industria analizada, y el 63% de las empresas encuestadas informó que ya ha otorgado incrementos salariales a sus empleados fuera de convenio colectivo.

Uno de los datos más relevantes que arroja la guía es que la Patagonia tiene los sueldos más altos a nivel nacional en los distintos sectores. Un chofer de camión con dos años de experiencia y estudios primarios completos gana un salario bruto mensual de $11.731 en esta región, mientras que en Buenos Aires y en Capital ganaría unos 8.879 pesos.

Los salarios son menores en el resto de las regiones. En el Centro –Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe-, el sueldo para un chofer de camión en el sector industrial promedia los $7.661, en Cuyo $7.277 y en la región NOA/NEA cobraría el salario más bajo: 7.124 pesos.

"El costo de vida en la Patagonia es más alto, pero las empresas también deben tentar a diferentes perfiles que no se encuentran en esa zona para que se trasladen allí", aseguró Pablo Liotti, gerente de Marketing y Comunicación de Adecco, en diálogo conInfobae. Esto se da principalmente en los mandos más altos.

Un gerente de Planta a cargo de operaciones de producción y con siete años de experiencia gana unos $49.293 mensuales si trabaja en la Patagonia, un 25% más de lo que ganaría en Buenos Aires y un 40% superior al salario promedio de ese puesto en el noroeste y noreste del país.

Mientras que en Cuyo un operador de call center con un año de experiencia cobra $4.900 brutos por mes, la remuneración del mismo puesto en Buenos Aires se ubica en torno a los $6.000, y en Patagonia escala hasta los 7.900 pesos.

Según datos del Indec, el salario promedio de los privados registrados hoy se ubica en los $7.583, mientras que la última actualización llevará el salario mínimo vital y móvil a $3.600 en enero de 2014.  
Del estudio también se desprende que el sueldo de una Gobernanta –con tres años de experiencia, a cargo de la limpieza y el buen estado de las habitaciones de un hotel- varía entre 8.100 y 10.100 pesos, según la zona y el tamaño de la empresa. Y si trabaja en una pequeña empresa del NOA/NEA, el sueldo cae hasta los 5.852 pesos.

El sueldo bruto mensual de un cajero de sucursal con cuatro años de experiencia enCuyo es de $7.224, un 19% menos que el promedio de Buenos Aires. En cambio, escala hasta los 11.500 pesos en la Patagonia.
Las percepciones sectoriales

Cada una de las ocho industrias actualizadas muestra problemáticas distintas de acuerdo a sus operaciones. En el sector industrial se verifica un "menor optimismo en la evolución de la actividad" para el resto del año, sobre todo por las trabas a las importaciones.

En Ingeniería y Producción, una de las mayores dificultades es "incorporar y retenerperfiles especializados y calificados en todas las áreas", un problema que se registra desde la salida de la convertibilidad.

El resultado arroja el promedio de los sueldos vigentes hasta el 28 de febrero de 2013 entre empresas pequeñas –con una facturación anual de hasta $ 100 millones-,medianas –facturan entre 100 y 500 millones de pesos- y las empresas grandes, cuya facturación supera los $500 al año. "Los datos más recientes dependen de las negociaciones paritarias de cada sector para este año", aclara Liotti.

Cuatro de cada 10 empresas de Ventas y Marketing encuentran una “atmósfera de incertidumbre” sobre el desarrollo de los negocios para 2013. Este sector tuvo una actualización del 25,4% en los salarios.
El análisis también destaca el crecimiento de los beneficios a empleados, porque en un escenario de alta inflación, tiende a "cubrir aquello que a nivel salarial no se puede, para retener o captar nuevos perfiles". Por ejemplo, un 53% de las empresas encuestadasotorga planes de salud elevados al mínimo indispensable, y un 63% posee descuentos y beneficios en comercios. 


sábado, 30 de marzo de 2013

La UOM se despachó con un pedido de aumento del 35%



Los metalúrgicos están dirigidos por Antonio Caló, jefe de la CGT aliada a Cristina. Sorpresa empresaria.
Ni la Unión Obrera Metalúrgica, un aliado clave de la Casa Rosada, está dispuesta a acatar la pauta oficial de subas salariales. En la primera reunión para discutir su paritaria de este año, la conducción de la UOM le comunicó ayer a los representantes de las cinco cámaras patronales que quieren un aumento salarial del 35%.
Sorprendidos porque la suba que les reclaman es bastante mayor a la que se rumoreaba, los empresarios quedaron en contestar en un próximo encuentro. “Felices Pascuas. La casa está en orden”, bromearon al despedirse.
El jefe de la UOM, Antonio Caló, es el actual secretario general de la CGT oficialista. Como aliado clave de la administración K, se especulaba que el gremio reclamaría un incremento salarial menor al 25%, como quiere el Gobierno. La reunión de ayer se hizo en la sede de la UOM y fue por una invitación del gremio a las cámaras empresarias. Es habitual que se mantengan estos encuentros antes de iniciar formalmente la discusión paritaria en el Ministerio de Trabajo. Lo llamativo es que en la reunión no estuvo Caló.“Fue raro; en las anteriores siempre estuvo”, recordaron.

La paritaria metalúrgica vence el próximo domingo. Nunca las discusiones salariales habían comenzado tan tarde como este año. Fuentes empresarias interpretaron que el gremio esperó hasta ahora para empezar a negociar porque no quería ocupar el papel que finalmente le tocará: ser la referencia para el resto de los gremios del sector privado.

El gremio, según las fuentes consultadas, reclamó ayer un incremento del 35% en el valor de las horas de convenio, que en la actualidad es de $ 18,59.
La suba, según la propuesta del sindicato, deberá ser en tres tramos: la primera en abril, la segunda a mitad de año y la última en enero. La propuesta del sindicato es que el acuerdo se extienda por un año. El sindicato pretende, además, un “ salario mínimo asegurado” de $ 5.000 para los 240.000 metalúrgicos.
El otro reclamo que hizo la UOM fue que se aumenta un 2% los aportes patronales a la obra social del gremio para llevarlo del actual 6% al 8%. ¿El motivo? Que la obra social se “encuentra en crisis”.
Por la UOM participaron los dirigentes Juan Belén -llevó la voz cantante-, Antonio Cattaneo, Enrique Salinas y Gerardo Charadia. Por las patronales hubo representantes de ADIMRA, CAMIMA, AFARTE, AFAC y la Cámara del Aluminio.
El encuentro fue ayer al mediodía. Duró una hora. Después de oir el reclamo, y mientras se comían sandwichs de miga y se bebía gaseosa light, los empresarios hablaron de la “dificil situación de la pequeña y mediana industria”. La semana que viene volverán a verse las caras, seguramente en Trabajo. Es de esperar una contraoferta.

Por CARLOS GALVÁN