Mostrando las entradas con la etiqueta evita. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta evita. Mostrar todas las entradas

jueves, 3 de septiembre de 2020

03-sept-1971: El día en que Perón se reencontró con el cuerpo de Evita **



En 1957, el cadáver había sido trasladado en secreto a un cementerio de Milán. El 3 de septiembre de 1971, hace hoy 49 años, el general Lanusse hizo reintegrar los restos como gesto de “buena voluntad”.
-Sí –dijo Perón conmovido– es Eva.
El general, con su corazón, ya ajado, sacudido por la emoción, firmó con ímpetu las actas que daban fe de ese acto casi íntimo y ante pocos testigos: el cuerpo de Eva Perón, la mujer que había acompañado con fervor y fanatismo su aventura política entre 1945 y 1952, el año de su joven muerte a los 33 años, volvía a sus manos, embalsamada por el talento del médico español Pedro Ara y ultrajado por los militares que lo robaron el 22 de noviembre de 1955, dos meses después del derrocamiento de Perón.
Todo ocurrió hace cuarenta y nueve años, el 3 de septiembre de 1971, en la residencia “17 de Octubre”, en el 5 de la calle Navalmanzanos, del barrio madrileño de Puerta de Hierro, sede del exilio español de Perón. Y todo estuvo a punto de fracasar por el idiotismo inclaudicable de José López Rega, que entonces ejercía con talento su oficio de alcahuete y no se había convertido en el criminal superministro que, tres años después, aspiraría a heredar a Perón junto a su viuda, María Estela Martínez.
Primero, teatral y vacuo, López Rega gritó: “¡Jefe, no es Eva!”. Luego, rechazado por Perón, se acercó al ataúd con un soplete para abrir la carcasa de aluminio que lo protegía. Tuvieron que avisarle que una leve llama podía hacer arder al cadáver, dado los químicos usados por Ara para embalsamarlo. Hubo que recurrir a un par de caseros abre latas para dejar el cuerpo al descubierto.
Minutos después, el sacerdote italiano Giulio Madurini, superior general de la Compañía de San Pablo en Italia, puso en manos de Perón el gran rosario de oro que el papa Pío XII había regalado a Eva Perón en 1947, en ocasión de su visita al Vaticano. “Yo lo veía a Perón muy emocionado –dijo Madurini a este diario en 1997-. Se mostró sorprendido y contento cuando le di el gran rosario. Me lo agradeció. Hablamos en italiano”.
El padre Madurini tenía aquella reliquia en su poder porque horas antes la había puesto en sus manos el coronel Héctor Cabanillas, que había sido responsable de la operación secreta que llevó el cadáver de Eva Perón al Cementerio Maggiore de Milán, donde fue enterrada con el nombre falso de María Maggi de Magistris, después de haberlo sacado del país con esa identidad falsa en el buque Conte Biancamano en abril de 1957.
Cabanillas, que guardó el secreto durante catorce años y no lo confió siquiera a su familia, fue el encargado en 1971 de desandar el camino trazado en 1957 para restituir el cadáver a Perón, por pedido del entonces presidente de facto, general Alejandro Lanusse, involucrado directamente en la operación de ocultamiento del cuerpo y de su devolución.
¿Cómo estaba Lanusse en el secreto y qué tenía que hacer en la entrega del cuerpo de Eva Perón el superior de la Compañía de San Pablo en Italia?
Un mes después del derrocamiento de Perón, el 15 de octubre de 1955, Juana Ibarguren, madre de Eva Perón, asilada en la embajada de Ecuador, autorizó por escrito al gobierno de Eduardo Lonardi a dar sepultura a su hija, por entonces en un salón del segundo piso de la CGT.
En noviembre, y en un golpe palaciego, Lonardi fue derrocado por el general Pedro Eugenio Aramburu que mantuvo el compromiso firmado con Juana Ibarguren. Aramburu y su ministro de guerra, Arturo Ossorio Arana, pidieron al coronel Cabanillas que se hiciera cargo del traslado del cuerpo, como aseguró a este diario en 1997 su hijo, el entonces general de brigada Eduardo Cabanillas. El cadáver fue a parar a manos del jefe de la SIDE, coronel Carlos Moori Koenig, un desquiciado que ultrajó el cuerpo y lo convirtió en objeto de exhibición para sus amistades.
En 1957, por fin, Cabanillas organizó la operación de traslado del cadáver de Eva Perón a Milán. Artífice del andamiaje secreto fue un cura paulista, el padre Francisco “Paco” Rotger, que había casado a Lanusse con Ileana Bell, y que era su confesor cuando Lanusse era jefe del regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, custodia del presidente Aramburu. Una trama perfecta.
Rotger habló con su amigo, Eugenio Pacelli, que en 1957 era el Papa Pío XII. Y la Iglesia se encargó de todo. Envió a Buenos Aires al sacerdote Giovanni Penco, superior de la Compañía de San Pablo, que se entrevistó con Cabanillas y se encargó de arreglar el entierro de Eva Perón bajo una falsa identidad. “A Penco lo envió el Papa”, dijo Cabanillas hijo en 1997. El sacerdote italiano guardó el secreto y lo confió luego a su sucesor, el padre Madurini.
Aquellos años turbulentos y los hechos que rodearon la salida de Buenos Aires y el entierro clandestino de Eva Perón en Milán, están relatados en “Secreto de Confesión”, del periodista Sergio Rubin, un libro imprescindible para comprender, o al menos para intentarlo, aquel país de delirios.
En 1971 Lanusse decidió devolver a Perón el cadáver de su segunda esposa por varias razones. Lo hizo, reveló hace más de dos décadas su viuda, con la total anuencia del entonces Papa Paulo VI, Giovanni Battista Montini, que era el arzobispo de Milán en 1957 cuando Eva Perón fue enterrada como María Maggi de Magistris en el Cementerio Maggiore.
La primera razón por la que Lanusse decidió restituir el cuerpo de Eva Perón a su esposo fue para mostrar un gesto de buena voluntad hacia Perón, con quien se iba a medir en los años por venir, de camino a la normalización institucional del país quebrada en 1966 por la “Revolución Argentina”.
Segunda razón, Aramburu había sido secuestrado y asesinado por la guerrilla peronista “Montoneros” entre mayo y junio de1970, luego de haber sido sometido a un “juicio revolucionario”, según sus captores.
Aramburu fue acusado por Montoneros de la desaparición del cadáver de Eva Perón y, en el comunicado número 5 que dieron a conocer ya con Aramburu asesinado, expresaron: “El cuerpo de Pedro Eugenio Aramburu sólo será devuelto luego de que sean restituidos al pueblo los restos de nuestra querida compañera Evita”.
Luego de conocido el asesinato de Aramburu, el coronel Cabanillas, uno de los dueños del secreto, empezó a recibir entonces “presiones” de Montoneros. ¿Confió Aramburu a sus captores el nombre de Cabanillas? Aramburu sabía dónde estaba enterrada Eva Perón. Lo confió a este diario en 1997 la viuda de Lanusse, Ileana Bell: “Mi marido, Aramburu y el padre Rotger eran los únicos que sabían dónde estaba. Yo tampoco lo sabía”.
Dos personas más conocían el secreto: el coronel Cabanillas, que guardaba en una caja de seguridad toda la documentación del caso y el sitio de la tumba en el Cementerio Maggiore, campo 86, tombino 41, y el suboficial del Ejército Manuel Sorolla, que en 1957 había tomado parte de la operación de ocultamiento del cadáver.
Si Aramburu conocía el destino de los restos de Eva Perón, no lo dijo a sus captores en el simulacro de “juicio” al que lo sometieron antes de asesinarlo. Según las diferentes versiones que dio Montoneros, y según quién la cuente, Aramburu dijo: “Evita está en Italia. Pero yo no sé dónde. Y si supiera, no se los diría”, relató en su momento Roberto Perdía. Mario Firmenich dijo que Aramburu sólo reveló que el cuerpo estaba enterrado “en un cementerio de Roma”.
Si algo de todo eso es cierto, en el umbral de su muerte Aramburu mantuvo ante sus verdugos el secreto, un secreto militar, sobre el destino del cuerpo de Eva Perón.
El tercero de los motivos que apresuraron la entrega del cuerpo a Perón por parte de Lanusse fue la certeza de que Montoneros y la CGT estaban sobre la pista del cadáver.
Hay registros de dos viajes a Milán de José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, y el padre Madurini, heredero del secreto de su antecesor, el padre Giovanni Penco, recordaba que en junio de 1971 entraron ladrones a su oficina de la Compañía de San Pablo; ladrones que no robaron nada, pero que sí revolvieron toda la documentación. Lo que casi con seguridad buscaban, no estaba en esas oficinas: Madurini había guardado todo en una carpeta sellada que había entregado en custodia a una enfermera de apellido Orlandini.
El padre Madurini fue una de las personas ante quien se exhumó el cuerpo de Eva Perón en el cementerio Maggiore de Milán el 1 de septiembre de 1971 en el primero de los pasos para cumplir con la entrega del cuerpo a Perón. Junto al sacerdote estaban Cabanillas y Sorolla.
El ataúd fue abierto en un carrito de transporte. Al ver la figura de Eva Perón embalsamada, los sepultureros gritaron “¡Milagro, milagro!” ante la inquietud de Cabanillas y la explicación que dio Madurini: les dijo a los sepultureros que el embalsamamiento era una costumbre muy extendida en América del Sur.
El ataúd fue cargado en un furgón Citroen de la funeraria milanesa Fuseti, con el chofer Roberto Germani al volante y Sorolla como custodio, dispuestos ambos a hacer el largo viaje Milán-Madrid. Mientras, Cabanillas y Madurini corrían al aeropuerto de Linate para viajar en avión a Barajas.
El furgón recorrió casi mil quinientos ochenta kilómetros y atravesó Génova, Savona, Mónaco, Montpellier, Perpiñán hasta La Junquera, un municipio español de la provincia de Gerona, fronterizo con Francia.
Allí, y pese a sus protestas, el chofer Germani fue relevado de su misión: la Guardia Civil se hizo cargo del transporte de los restos de Eva Perón en un operativo coordinado por las autoridades del gobierno de Francisco Franco y el embajador argentino en Madrid, brigadier general Jorge Rojas Silveyra.
Rojas Silveyra había sido nombrado por Lanusse especialmente para vérselas con Perón. En 1997 se definió ante Clarín: “Odio tanto a los peronistas como a los radicales. Soy conservador orejudo, partidario del fraude, la violencia y el entreguismo, que era cuando el país mejor andaba”.
Cuando Lanusse le anunció su destino de diplomático, Rojas Silveyra le dijo entristecido: “No, Cano… No podes hacerme esto…”.
“Sí, puedo –le dijo Lanusse– porque sos el único tipo que conozco que es más gorila que yo”.
En la tarde del 3 de septiembre de 1971 y ya en tierra española, el cortejo con el cuerpo de Eva Perón cubrió el trayecto entre Barcelona y Madrid, custodiado con discreción, aunque la operación ya no era un secreto: ante el furgón se cuadraban todos los miembros de la Guardia Civil que le veían pasar.
Por fin, entró a la capital española poco antes de las ocho de la noche del 3 de setiembre. Poco antes de enfilar hacia Puerta de Hierro, Sorolla quitó del féretro la chapa de bronce con el nombre “María Maggi de Magistris” y colocó otra que decía: “María Eva Duarte de Perón”.
Hubo una última espera decretada sólo por el rigor histórico de los militares argentinos al frente de la operación: el ataúd estuvo a punto de llegar a Puerta de Hierro a las ocho y veinticinco de la noche, las 20.25 que la historia oficial fijó como la de la muerte de Eva Perón el 26 de julio de 1952. Para evitar coincidencias azarosas e inquietantes, el furgón entró a la residencia de Perón después de esa hora.
Cabanillas entregó los restos a Perón. El ataúd fue abierto ante los testigos: Perón, su entonces delegado personal, Jorge Daniel Paladino, María Estela Martínez de Perón, “una persona que dijo llamarse López Rega”, dice el acta, Rojas Silveyra, dos sacerdotes mercedarios amigos de Perón y el sacerdote Alessandro Angeli, que no era otro que el padre Madurini que actuó durante toda la ceremonia con ese nombre falso: “Usé Alessandro, que es mi segundo nombre, y Angeli porque mi padre se llamaba Angelo”, dijo a Clarín en 1997.
Sin embargo, el largo peregrinaje del cuerpo de Eva Perón no había terminado. Todavía iba a estar atado a los vaivenes y delirios de la vida política argentina.
El 15 de octubre de 1974, tres meses y medio después de la muerte de Perón y con su viuda en la presidencia, Montoneros secuestró del cementerio de la Recoleta el ataúd con los restos de Aramburu y exigió a cambio la restitución del cuerpo de Eva Perón.
Dos días después, el cuerpo viajó de Madrid a la Argentina, donde fue recibido por Isabel Perón y López Rega y una banda de civiles que hicieron ostentación de su armamento pesado y pasó a reposar en una cripta en la Quinta presidencial de Olivos, junto al féretro de Perón.
Tras el golpe militar del 24 de marzo de 1976, el cadáver de Eva Perón fue depositado en la bóveda de la familia Duarte, en Recoleta, a seis metros de profundidad y bajo una gruesa plancha de acero.
Cuando casi todos los protagonistas de esta historia, y muchos de sus testigos, han muerto ya, el eco del pasado trae una última, pequeña anécdota; un diálogo entre Perón y Rojas Silveyra en cálida noche madrileña: una extraña comunión entre enemigos.
Perón tomó del brazo al brigadier y le dijo: “Venga Rojitas”. Salieron al jardín de la residencia y caminaron juntos un trecho.
-Señor –le dijo Rojas Silveyra, que no quería adjudicarle a Perón grado militar alguno, usted está llorando…
-Mire –contestó Perón, yo he sido con esta mujer mucho más feliz de lo que todo el mundo cree.

** © Alberto Amato

viernes, 1 de noviembre de 2019

La CGT pidió la beatificación de Evita




La CGT pidió la beatificación de Evita

En el marco de la conmemoración a los 100 años del natalicio de Eva Duarte de Perón, la Central General de Trabajadores reclamó a la Iglesia el inicio del proceso de beatificación de este ícono del peronismo  y de la historia argentina. A través de una carta enviada al cardenal Mario Poli, Héctor Daer, Julio Piumato, Jorge Sola y Carlos Acuña ratificaron el pedido de canonización de Evita, que había sido extendido en mayo al papa Francisco. “Su figura y obra han alcanzado el justo valor trascendente que poseen para nuestro pueblo y para todos los pueblos del mundo con sed de Justicia”, argumentaron en un comunicado.

El Consejo Directivo de la entidad formalizó la petición al Arzobispo de Buenos Aires, dado que es este el que puede iniciar la postulación del emblema del peronismo para someterlo a la votación del Vaticano. La central obrera solicitó a Poli que la Iglesia ” acompañe el sentir popular y la coloque en los altares oficiales para la felicidad de nuestros fieles y santos”.
“El renacimiento de la Argentina está cifrado en la recuperación de las fuentes espirituales de la nacionalidad. Y circunstancias únicas nos vuelven a dar esta oportunidad. El pontificado de Francisco puede alumbrar un camino, si estamos dispuestos a andar las huellas que dejaron nuestros mejores hombres y mujeres”, finaliza el comunicado.
El 15 de mayo, ocho días después del centenario de "la abanderada de los humildes", los miembros del consejo directivo y de una representación de "sacerdotes obreros" hicieron público un manifiesto titulado "Eva Santa del Pueblo" para lanzar la propuesta de beatificación dirigida a la Santa Sede y a Jorge Bergoglio.
"Eva Perón entregó su vida en un mandato providencial que fue la misión de rescate de la dignidad de la persona humana en su sentido más trascendente. Síntesis de una profunda fe en su Pueblo y en Dios que a cien años de su nacimiento continúa estando en el corazón popular y en los altares del pueblo humilde junto a la Virgen María", habían dicho en ese momento.
El camino a la beatificación
El proceso puede demorar años porque hay una serie de extensos pasos a seguir. En principio, el pedido de la apertura de la causa debe hacerse en la diócesis en la que murió la persona, en este caso, el arzobispado de Buenos Aires y será aceptada sólo si consta de argumentación sólida
Luego, inicia el proceso de estudio del candidato y, si resultara satisfactorio, el arzobispado girará la causa a la congregación para la Causa de los Santos del Vaticano, donde se realizará un segundo análisis.
Si finalmente se concluye que vivió su fe "en grado heroico", la persona es declarada "venerable". Otro requerimiento es que se compruebe que Dios obró un milagro por su intercesión para ser declarado "beata". Si se comprueba un segundo milagro, es proclamada "santa".
Sin embargo, en 2017, Francisco introdujo un nuevo motivo para iniciar el proceso de beatificación y posterior canonización: incluyó a aquellos que "con la intención de seguir al Señor, impulsados por la caridad, han ofrecido heroicamente su propia vida por el prójimo, aceptando libre y voluntariamente una muerte cierta y prematura".
Fuente : P12

lunes, 6 de mayo de 2019

100 años del nacimiento de Evita

100 años de Evita: 10 actividades culturales en su homenaje



100 años de Evita: 10 actividades culturales en su homenaje

Para muchos fue la mujer que cambió la política argentina para siempre. A días de que se cumplan cien años de su nacimiento, una serie de tributos en la Feria del Libro, en el Museo Evita y en el resto del país

Que Evita nació el 7 de mayo de 1919 no quedan dudas. Lo que los historiadores aún debaten es el lugar: algunos dicen que fue en la estancia La Unión, veinte kilómetros al oeste de la localidad de Los Toldos (Partido de General Viamonte), otros que fue en la ciudad de Junín. Lo cierto es que en apenas unos días -el 7 de mayo- se cumplen cien años de aquel día en que Juana Ibarguren la dio a luz asistida por una comadrona aborigen llamada Juana Rawson de Guayquil.
Vivió en Junín hasta los quince años, cuando decidió mudarse a Buenos Aires para convertirse en actriz. Sin recursos ni educación, lo consiguió. Adquirió cierto renombre siendo tapa de revistas y protagonizando programas radiales. En 1944 conoció a Juan Domingo Perón en un festival que la comunidad artística en beneficio de las víctimas de un terremoto que había destruido la ciudad andina de San Juan pocos días antes. Al mes ya vivían juntos y dos años más tarde se casaron en una ceremonia íntima.
Para febrero de 1946, tras una campaña electoral en donde la presencia de Evita —ya por ese entonces Eva Duarte de Perón— fue notable, Perón fue electo Presidente de la Argentina. De ahí en más se convirtió en la "Abanderada del Pueblo" y, apoyada por el movimiento obrero y popular, se lograron grandes conquistas; el voto femenino, por ejemplo, que se efectivizó en las elecciones de 1951.
Por esto y mucho más Evita es una figura que merece ser abordada desde diversas perspectivas. En ese sentido, la Feria del Libro se transforma en un espacio para repensar su biografía. Pero también fuera del predio de La Rural, por ejemplo en el Museo Evita y también en provincias como Córdoba y Tucumán.

martes, 25 de julio de 2017

Evita....



Como todos los 26 de julio recordamos el paso a la inmortalidad de Maria Eva Duarte “Evita”:….Los militantes de tiza y carbón, los ad-honorem vocacionales, los sin Banelco, los del corazón, los nuevos pobres, los ricos de alma …los de todos los días, los de las calles de barro, los que renuncian a los honores pero no a la lucha, los que no se convirtieron en plutócratas en la función pública, los que no te prenden velas ni manotean lo ajeno en tu nombre… los que estamos cansados pero no descansamos, los que soñamos con una patria de hermanos, más justa libre y soberana, los que no te olvidamos…

lunes, 25 de julio de 2011

Evita: Su último discurso...


María Eva Duarte (Evita) Nació un 7 de mayo de 1919 en la ciudad de Los Toldos, provincia de Buenos Aires, Argentina. Nos dejó el 26 de julio de 1952…






Info: http://www.me.gov.ar/efeme/evaperon/biografia.html

sábado, 7 de mayo de 2011

Natalicio de EVITA: 7 de mayo de1919



María Eva Duarte nace el 7 de mayo de 1919 en la localidad de Los Toldos, Partido de Gral. Viamonte, Pcia. de Bs. As. Hija de Juan Duarte y de Juana Ibarguren – ambos hijos de inmigrantes vascos-franceses -, es la menor de 5 hermanos (Blanca, Elisa, Juan y Erminda) los cuales viven primero en Los Toldos para luego trasladarse a la localidad de Junín.

Producida la muerte del padre en un accidente automovilístico en 1926, la madre realiza tareas de costura, corte y confección para sostener a la familia en base a un fuerte compromiso cristiano. La fuerte inclinación que tenía Eva por lo artístico se canaliza durante los 10 años (1935 – 1945) de actuación en el teatro, la radio y el cine con singular éxito.

En 1944, tras producirse un terremoto en la Pcia. de San Juan se realiza un festival artístico en el Luna Park para recaudar fondos para reconstruir la capital y asistir a las víctimas. Allí su encuentro con el Coronel Juan Perón signa la vida de ambos por el amor que se despierta entre ambos y la pasión compartida por lo social. Inmediatamente Eva colabora con la labor de la Secretaría de Trabajo y Previsión, a la vez que preside la Asociación Radial Argentina.

Los sucesos del 17 de octubre de 1945 la encontrarán pidiendo por la libertad de su hombre y tratando de convencer a los trabajadores de pedir por la libertad de quien impulsó todas las reformas sociales en dicha época.

Tras la liberación de Juan Perón por el Pueblo, se casan el 22 de octubre por civil y el 10 de diciembre en la Iglesia de San Francisco de la Ciudad de la Plata, Pcia. de Bs. As, reafirmando el profundo amor que Evita sentía por la Orden de los Franciscanos (de hecho, Eva Perón será nombrada Hermana en Primer Orden de los Franciscanos ).

Tras la asunción de Perón como Presidente el 4 de junio de 1946 Evita empieza a desarrollar una actividad inusual para las Primeras Damas de la época, ya que busca involucrarse en temas sociales y cívicos acorde con el ideario del nuevo gobierno en base a planteos afines a la Doctrina Social de la Iglesia.

En 1947 Eva perón viaja como embajadora de buena voluntad a distintos países europeos en representación de nuestro país. En algunos casos como España es la cara visible de la ayuda humanitaria brindada al pueblo español por parte de Argentina a la vez del quiebre del aislamiento internacional al que España era sometida. En Francia e Italia también asiste a las necesidades de esos pueblos, siendo destacado su encuentro con S.S. el Papa Pío XII, el cual le entrega un crucifijo de oro tras su entrevista. En Portugal se interesa por los problemas sindicales, completando su periplo por la Confederación Helvética.

Tras su regreso a Argentina recala antes en Brasil, donde asiste a la Conferencia de Cancilleres por la Paz y Seguridad Continental, donde se entrevista con el Gral. Marshall, quien impulsaría el plan de recuperación económica de Europa por parte de los EE.UU, y en Uruguay.

A su regreso se le preguntó qué aprendió en Europa y Eva respondió sin vacilar: "lo que no tengo que hacer en la Argentina”, poniendo en evidencia que impulsaría la ayuda social con un sentido humanitario y cristiano y no como mera dádiva o limosna. Dicha idea fue tratada extensamente con quien era en ese entonces Nuncio Papal en París: Angelo Roncalli, después Juan XXIII, llamado "el Bueno". Esas conversaciones habrían terminado con una advertencia del futuro Papa a Evita: "Sabe, señora, dónde terminan quienes inician una tarea como la suya... en la cruz, señora, en la cruz".

Su interés por la Justicia Social la impulsa en 1947 a crear la “Cruzada de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón” que asiste en lo inmediato a los más necesitados, para luego perfeccionar esa ayuda en forma más integral a través de la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón” en 1948. La Fundación impulsa miles de obras por todo el país como ser Policlínicos, hospitales, escuelas (Plan 1.000 escuelas), Hogares- Escuelas, Hogares de Tránsito, Hogares de Ancianos, Colonias de Vacaciones, Hoteles para los obreros, Campeonatos Infantiles Evita, la creación de la Escuela de Enfermeras, la Ciudad Infantil, la Ciudad Estudiantil, etc.
Dichas obras fueron modelos de asistencial integral al desposeído, pues cubrían no solo sus necesidades materiales inmediatas, sino que se ocupaban de lo educacional y lo espiritual interactuando en algunas obras con ordenes religiosas ( por ej. en el Hogar de Tránsito N° 2 para mujeres, amén de trabajar asistentes sociales desarrollaban una tarea fundamental la Orden del Huerto en el economato y cuidado de los niños y mujeres de dicha obra). A su vez la Fundación Eva Perón contaba con el fundamental asesoramiento espiritual del Padre Hernán Benítez.
Es de destacar que Eva Perón impulsó el Decálogo de los Derechos de la Ancianidad en 1948, el cual fue incluido en la Constitución Nacional de 1949, a fin a un espíritu más social y de reivindicación de los más humildes.
A su vez la Fundación asistió con víveres, medicamentos y elementos de trabajo a diversos países de todos los continentes (por ej. Italia, España, Israel, Colombia, Venezuela, Egipto, Líbano, Japón, EE. UU, etc).
En cuanto a lo cívico en el año 1947 tenía como objetivo impulsar los derechos cívicos de la mujer argentina, los cuales se incluyen en la Ley 13.010 de Voto Femenino. Tras su sanción se organiza el cuerpo de Delegadas Censistas para empadronar a las mujeres argentinas e instruirlas en sus derechos cívicos. A su vez organiza en 1949 el Partido Peronista Femenino, del cual es Presidenta, a la vez que impulsa la creación de Unidades Básicas Femeninas, exclusivas para mujeres, las cuales cumplían funciones no solo políticas sino sociales, culturales y recreativas.

Tras su labor en el primer gobierno de Perón es impulsada por la CGT y las mujeres del Partido peronista Femenino a ocupar la candidatura a Vicepresidente de la Nación, para lo cual se desarrollaría el acto de proclamación el 22 de agosto de 1951 en el Cabildo Abierto del Justicialismo. Ese día Eva recibe el apoyo de más de 2 millones de personas y a quienes, en un dramático diálogo, intenta convencer de su renuncia al mismo. Presionada por la situación de confrontación con la oposición y los militares, Evita decide renunciar anunciándolo por radio el 31 de agosto de ese año.

Progresivamente se va deteriorando su salud por un cáncer terminal que la lleva a la muerte el 26 de julio de 1952

Fuente: http://www.galeon.com/doctrinaperonista/aficiones1267477.html

domingo, 31 de octubre de 2010

Libros de J. D. Perón y Evita






 

Libros de J. D. Perón y Evita


La hora de los pueblos, Conducción política, La Razón de mi vida, Historia del peronismo, Modelo Argentino, Porqué soy peronista, entre otros,,,


Libros PAYA