Mostrando las entradas con la etiqueta política argentina. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta política argentina. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de septiembre de 2021

sábado, 3 de octubre de 2020

La CGT sale al rescate de Alberto Fernández ***

 

Como nunca antes en los casi diez meses que lleva de gestión, la CGT condicionó su alianza con Alberto Fernández. "Es necesario desideologizar la agenda y ocuparse de los temas que preocupan a la gente", lo despidió al Presidente uno de los seis sindicalistas que lo visitaron en Olivos, hace tres semanas. A los pocos días el proyecto de reforma judicial se había desinflado, pero el oficialismo resolvió avanzar a ritmo de machete con el recorte de fondos a la ciudad de Buenos Aires y con el desplazamiento de sus cargos de tres jueces que investigaron a Cristina Kirchner en casos de corrupción.

Nada cambió desde aquella tarde en la que el sol caía sesgadamente en los jardines de la quinta presidencial. "Está claro que hay dos agendas: la de Cristina y la de Alberto, que no sabemos cuál es", cuestionó el jueves José Luis Lingeri en una reunión con diferentes sectores de la CGT. Sorprendió el gremialista estatal de AySA con su discurso combativo. La raíz de su enojo estaría en la disputa que mantiene con el ministro de Salud, Ginés González García, por el financiamiento de las obras sociales.

Los gremios no son un actor de reparto en la arquitectura de poder que imaginó Fernández. Junto con los gobernadores peronistas, el sindicalismo clásico es la base de su respaldo desde que Cristina Kirchner lo ungió como su candidato para desbancar a Macri. Lo pensó como contrapeso de La Cámpora, según lo graficaron alguna vez un mandatario provincial del norte y un dirigente de la CGT de su máxima confianza.

Con insistencia y preocupada por la debacle económica que advierte, la cúpula de la CGT volvió a la carga esta semana con su sugerencia de un giro, aunque esta vez con un tono más crítico. Los destinatarios de los reclamos fueron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Trabajo, Claudio Moroni. La CGT exigió reactivar el músculo productivo del país cuanto antes y advirtió que, "a pesar de que a Máximo Kirchner no le guste", avanzará en el trazado de una hoja de ruta con la Asociación Empresaria Argentina (AEA). Es probable que surja otro borrador conjunto focalizado en la creación de empleo, la capacitación y la presión impositiva.

Enumeraron otros disgustos: la parálisis de algunos ministerios (puntualmente, en el de Transporte, a cargo de Mario Meoni, y el de Vivienda, de María Eugenia Bielsa); la urgente necesidad de conocer un plan económico de contingencia ante la devaluación del peso, y la postergación de la puesta en marcha de la mesa de diálogo económico y social con empresarios, la Iglesia, movimientos sociales y la oposición. No se lo dijeron a Cafiero y a Moroni, pero los dirigentes comenzaron a sentir una gestión frágil y débil. Surgió así una propuesta: la CGT intentará moderar el conflicto social y las paritarias con la condición de que el Gobierno gire hacia un peronismo no kirchnerizado. ¿Será eso posible?

Gestos oficiales

Con pequeños gestos, Alberto Fernández calmó por ahora la furia cegetista. Convocó para pasado mañana a las principales cámaras empresarias y a la CGT para escenificar una reactivación económica para la etapa que se avecina del aislamiento por el coronavirus. No se sabe si el llamado es más por presión que por verdadero convencimiento del Gobierno.

            En paralelo, Fernández extendió todos los mandatos sindicales vigentes hasta el 21 de febrero de 2021, incluido el de las autoridades de la CGT. Héctor Daer y Carlos Acuña revalidan así automáticamente su mandato tras el disgusto de comprobar que Hugo Moyano conserva intacto su rol como interlocutor. La otra muestra de cercanía fue aceptar encabezar el acto peronista del 17 de octubre desde la sede de Azopardo. Se realizará en el salón Felipe Vallese, en el primer piso, y el equipo de Presidencia facilitará la plataforma tecnológica para que Fernández, desde la CGT, se comunique virtualmente con las seccionales del interior. No habrá una masiva movilización callejera. La organización quedó en manos de Cafiero y Andrés Rodríguez, que en medio de estas tratativas aceptó sin conflicto un aumento salarial de 7% por dos meses para los estatales.

Con la asistencia del Presidente confirmada, los gremios buscarán ahora que la liturgia peronista no se convierta en un mero acto de respaldo al Gobierno. Difícil. En el debate sindical, un dirigente ironizó: "Así como nosotros no vamos al Patria, no creo que Máximo Kirchner venga a la CGT". Las heridas aún no cerraron después de que el hijo de Cristina criticara duramente el pacto con la Unión Industrial para rebajar salarios a cambio de conservar el empleo. Así y todo, en la CGT reservarán una silla en el estrado por si aparece Cristina. También habrá otra para Máximo, por las dudas. La rebeldía es todavía un espejismo.

***Por: Nicolás Balinotti  - LA NACION


lunes, 7 de septiembre de 2020

TARJETA ALIMENTAR: el gobierno invertirá $30.000 millones más hasta fin de 2020.



La tarjeta tiene un millón y medio de titulares y beneficia a casi 3 millones de niños y niñas de 0 a 6 años, embarazadas y discapacitados que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Gobierno invertirá $ 30.000 millones en el mercado interno en los últimos cuatro meses del año, a través de la Tarjeta Alimentar (TA), una herramienta que busca garantizar alimentos para la población vulnerable, y que con este nuevo aporte sumará, durante todo el 2020, una inyección total por parte del Estado de $ 90.000 millones.

Fuentes del Ministerio de Desarrollo Social detallaron que, desde enero hasta agosto pasado, la Tarjeta Alimentar "volcó 60.074 millones de pesos al mercado interno", que fueron utilizados mayormente para la compra de alimentos frescos en los 24 distritos del país.

Con una inversión mensual de 7.700 millones de pesos, la Tarjeta tiene un millón y medio de titulares y beneficia a casi 3 millones de niños y niñas de 0 a 6 años, embarazadas y discapacitados que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH).  

El Plan Argentina contra el Hambre, puesto en marcha en diciembre del 2019, poco después de que Alberto Fernández asumiera la Presidencia, tiene como uno de sus pilares fundamentales a la Tarjeta, que terminó de distribuirse en marzo último.

 Desde enero hasta agosto, y de acuerdo a los datos de Desarrollo Social las familias destinaron el 62 por ciento del dinero que reciben mensualmente en la TA a la compra de los alimentos cono carne, leche, frutas y verduras.

Un informe de la Secretaría de Inclusión Social el Gobierno indicó que cuadruplicó en los primeros seis meses del año los 15.000 millones de pesos asignados durante todo el 2019 a los sectores más vulnerables

Los números de la Tarjeta Alimentar muestran cómo se ha distribuido el instrumento en cada provincia, y la cantidad de beneficiarios que tiene en cada caso, a saber:



domingo, 16 de agosto de 2020

El peronismo necesita sacarse de encima al kirchnerismo *#*




La única lealtad respetable obliga a enfrentar los errores del Gobierno, lo otro es obsecuencia y esa enfermedad es mortal para la política.
Fue hace mucho y estábamos casi todos los enamorados de la política siendo absoluta mayoría. Peronistas, radicales, conservadores, demócratas cristianos, socialistas, desarrollistas, estábamos casi todos, esencialmente, los convencidos de un futuro sin violencia y con acuerdos. Sin duda el último esfuerzo recuperable, reivindicable, un Perón que retornaba al encuentro de la grandeza opositora representada por el jefe radical. Aquel fue nuestro “pacto de la Moncloa” o, en rigor, la versión más acabada del intento de ser nación. Tiempos donde la política todavía ocupaba su lugar de pasión por el destino colectivo, tiempos donde la opción era democracia o violencia, donde resultaba imprescindible superar la confrontación y lograr una síntesis superadora. Eran tiempos donde todavía los intereses económicos capaces de destruirnos tenían su partido militar y la política no había sido herida por la codicia.
Alfonsín fue el último intento de imponer la política; luego los gobiernos se dejaron llevar por los intereses particulares. Al principio no se notaban las diferencias; no mucho después, la pobreza y la miseria crecieron como fruto maduro de aquella siembra, que lo precedió desde el 76 y continuó en los noventa, donde la codicia privada se hizo cargo del destino colectivo. Cristina, en su triunfo, tuvo la opción de apostar a la grandeza, de llamar a la unidad nacional y ponerse al servicio de la justicia, de esa justicia que ahora intentan reformar achicando al máximo el espacio de sus seguidores. Solo los propios fanatizados pueden imaginar viable ese proyecto que debilita al Gobierno y lo acerca al riesgo de un nuevo fracaso, que lo lleva a enfrentar el enorme espacio del sentido común. Insisten en discutir con el pasado olvidando que ellos son parte esencial de ese pasado. Todo se vuelve trinchera para un gobierno que necesita salir del aislamiento, ampliar su base de sustentación y no reducirla apostando a causas perdidas de antemano, como el intento de modificar la justicia.
 Por su parte, la cuarentena se va convirtiendo en una incentivación de la pobreza en una sociedad debilitada a tal extremo que no sabemos si está asumiendo la prohibición del gobierno o si esa soledad expresa tan solo la debilidad estructural a la que quedamos reducidos. En un principio, parecía que habíamos logrado evitar los efectos de la enfermedad; ahora parece que solo logramos demorarlos. Y el costo resulta tan desmesurado como la imagen del remero solitario al que persiguen cual prototipo de transgresor. Una idea de la autoridad, de esa que los lleva a cuestionar a los medios de comunicación y a soñar con ser propietarios de muchos que aplaudan hasta sus peores errores. Los medios de comunicación que tanto denuestan son, a veces, el espejo en el cual no soportan verse, son la crítica que necesitan los libres y menosprecian los autoritarios, sin que esto implique, naturalmente, un elogio ciego de todo lo que desde los medios se difunde y opina. Olvidan que los obsecuentes solo sirven para la bonanza, son un salvavidas de plomo que suele conducir a un nuevo fracaso.
CFK perdió elecciones con Francisco De Narváez, con Sergio Massa y con Esteban Bullrich: necesitó de Alberto Fernández y del desastre de Mauricio Macri para retornar. Coyunturas favorables que no se repiten fácilmente, como lo advierten las pitonisas más cotizadas. Si Alberto Fernández no logra ampliar su alianza con la sociedad o no puede dejar de ser CFK, habrá derrota, y si la oposición no encuentra a un radical que la conduzca, el peronismo se ocupará de hacerlo. Simplemente, vivimos con la cuarentena un complejo error político, con autopistas repletas de vehículos mientras los humildes, los que no tienen como aislarse, son los únicos que ven coartada su posibilidad de trabajo por las limitaciones del transporte público. Necesitamos ser más racionales y más dialoguistas, dos virtudes que acompañaron al último Perón y nunca supo ejercitar el kirchnerismoel peronismo necesita sacarse de encima al kirchnerismo para evitar que lo arrastre en su derrota y termine por desvirtuar para siempre su digna historia. La única lealtad respetable obliga a enfrentar los errores del Gobierno, lo otro es obsecuencia y esa enfermedad es mortal para la política, que sin rebeldía carece de destino.
*#* Julio Bárbaro -Politólogo y Escritor. Fue diputado nacional, secretario de Cultura e interventor del Comfer




sábado, 14 de septiembre de 2019

Buenos Aires : La ciudad de las marchas, acampes y piquetes…




Las marchas, Cristina en puntas de pie y el giro de Hebe
Ahora hay marcha y acampe. Carpas efímeras que se instalan, se levantan y vuelven. Los manipuladores y aprovechadores que nunca faltan.
Predomina el silencio. Vuelan cenizas de las fogatas nocturnas, ahora diurnas y agónicas. Es el mediodía. Los acampantes de la 9 de Julio están agotados. No es fácil dormir allí, sobre el asfalto, con los chicos. Hay muchos cochecitos de bebés y muchos bebés. Venden patys a 90 pesos y sándwiches de milanesa grandes a 55 pesos. Se ven más atractivos los de milanesa. Hay mucho mate. Cáscaras de mandarina aquí y allá. Pantalones jogging azules, grises…, gorras diversas, camisetas de Boca, de River, heladeritas de telgopor, chicas tomando helados de agua.
La pobreza es una herida que está allí. Es una locura negar esa cicatriz que no se cierra y que se ahonda.
Hay muchas mujeres con camperas polar negras, fucsias, desteñidas. Por Callao, bajan de los micros jovencitas con el pelo alisado, otras con el pelo teñido de rubio en las puntas. Una señora que toma un cortado en un bar las observa a distancia y le dice a una amiga: “Como las que usaba Isabel Macedo cuando todavía no era la esposa de Urtubey”. La camarera venezolana del bar permite que los manifestantes ingresen a los baños. Hace una salvedad: “Dejame el baño como estaba”. Un hombre que también está en la fila para el baño de varones pronuncia un chiste viejo, viejísimo: “Síganme, no los voy a defraudar”. Afuera frente al Congreso hay aroma a porro pero se disuelve rápido en la brisa y el smog. En general no hay marihuana ni alcohol. Algunos muchachos orinan frente a un contenedor.
Ayer partieron finalmente. Pero prometieron volver si las negociaciones no les son favorables. Retornaron a sus casas y a sus casillas, a esa tristeza de la exclusión.
Son vulnerables a la manipulación de los aprovechadores que nunca faltan e invisibles para los partidarios de las abstracciones economicistas.
Claro, hay otros muchos que son millones, que también son pobres o pobrísimos, que no cortan ninguna calle y que trabajan contra viento y marea.
En el Puente Pueyrredón hubo otra concentración y también tensión. Las calles son el escenario de la pugna argentina que reverbera abriendo brechas tanto en el Gobierno como en la oposición.
La economía cruje y el panorama se trastoca con giros inesperados. Hebe de Bonafini criticó a la izquierda ultra desautorizando su modo de transitar las calles. Grabois es un rompecabezas para armar. Alberto Fernández dijo no compartir alguno de sus métodos, pero no los motivos de su lucha. “Yo lo respeto”, enfatizó y Cristina ordenó hacer campaña en puntas de pie.
Las marchas signan el curso de la política y de las gestiones de gobierno.
La peregrinación itinerante como forma de protesta surgió hace milenios. El Éxodo Bíblico es el primer testimonio de ese camino prometido desde la opresión hasta la libertad. Más tarde, hacia el año 1000 D.C renació con enorme fuerza en Europa. Justamente fueron los llamados milenaristas mendicantes, los que comenzaron a transitar por todos los senderos de la Alta Edad Media europea, protestando así contra el ya empinado y establecido poder eclesial y contra el señorío hierático del feudalismo dominante. Las marchas de los marginados abrieron un campo dinámico, adyacente y contestatario respecto del dominio del Pontificado y de las monarquías comarcales dominantes.
Los siglos pasaron y las marchas continuaron en todas partes, desde la marcha No Violenta de Gandhi por toda la India, hasta la larga marcha de Mao en China. Desde la gran marcha por los derechos civiles de Martin Luther King en 1963 hasta las de mayo del 68 en Francia, y desde ellas hasta las de la Primavera Árabe. En la Argentina son siempre potentes. La marcha fundante de la era peronista es la del 17 de octubre de 1945, como todos sabemos.
Desde entonces las travesías políticas en las calles fueron innumerables, muchas de ellas heroicas. Las marchas reclamando por los desaparecidos son circulares. La desaparición es una irresolución siniestra, y las marchantes vuelven sobre sí mismas exhibiendo la tragedia que no se cierra. Las marchas por el asesinato de María Soledad Morales fueron silentes y atronadoras. Hay marchas en contra y también a favor de Macri. Las demostraciones piqueteras han sido y son siempre intensas, cuestionadas y también ponderadas según las diversas perspectivas de análisis. La marcha es una nomalización activa de la protesta. Ahora hay marcha y acampe. Carpas efímeras que se instalan, que se levantan y que vuelven.
Abundan los políticos y dirigentes que usan las marchas en beneficio propio. Son los intermediarios abusivos que buscan rentas para sí, operando entre la pobreza y la política.
Atravesamos el Éxodo perpetuo. El desierto crece y no sabemos hacia dónde vamos.

jueves, 3 de enero de 2019

Radiografía de la asistencia social en la Argentina: hay más planes, menos punteros y escasa capacitación






Aumentaron los hogares con programas sociales. Más de la mitad de los beneficiarios no tienen los estudios terminados. El 87,4% de los niños de Argentina tiene cobertura del Estado. Más del 30% de los hogares percibe alguna ayuda estatal. Esa cifra sube al 40% en la población urbana. Estas y otras tantas son las características centrales de la radiogfrafía de asistencia social que hoy ofrece una Argentina sumergida en el 33,6% de la pobreza.
Según un relevamiento que hizo Infobae con datos del Ministerio de Desarrollo Social, la ANSES y del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la política social del macrismo modificó en cierta medida el esquema prebendiario para evitar la intermediación de punteros; aumentó el nivel de cobertura de la Asignación Universal por Hijo (AUH); y realizó intentos por ofrecer trabajo genuino a los beneficiarios de planes sociales.
Sin embargo, hay una realidad que supera todos esos esfuerzos: los niveles de pobreza no sólo no bajaron sino que aumentaron al 33,6% según los datos de la UCA y los estratos medios de la sociedad empezaron a recibir más ayuda estatal en una curva ascendente que no parece tener fin.
"Después de tres años de trabajo, podemos decir que todas las personas que cobran un programa social son personas en situación de vulnerabilidad que necesitan de la protección social del Estado. Porque una de las cosas que hicimos fue conocer y entrevistar a cada una de las personas que tenía un plan social", expresó a Infobae el Secretario de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, Matías Kelly.
En un relevamiento de datos de los planes sociales que hizo recientemente la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley, y al cual accedió Infobae, se destacan los siguientes puntos:
Capacitación y estudio: el programa Hacemos Futuro llega a 241.966 beneficiarios en todo el país. Está concentrado en su mayor medida en las provincias de Buenos Aires(166.850), Tucumán (23.723), Chaco (6.532), Salta (6.063), Santiago del Estero (4.843) y Corrientes (5.200), entre otros distritos. Paradójicamente, en provincias con altos niveles de pobreza estos programas son sustancialmente escasos. Así sucede en Jujuy (835 beneficiarios), Santa Fe (417), Neuquén (129), Córdoba (137) o Tierra del Fuego (111).
Este es un programa social que implica que quien lo reciba debe estudiar y capacitarse.Según Desarrollo Social, así potencian sus posibilidades de inserción laboral e integración social. "Hoy, es un programa de transferencia condicionada de ingresos a través de la transparencia y la desintermediación", dijo Kelly en relación al plan Hacemos Futuro.
Este programa consolidó a los antiguos programas Argentina Trabaja y Ellas Hacen, y lo hizo con la idea de atender la emergencia de manera transparente. Cada titular de este programa se presentó en las oficinas de ANSES con su documentación, hizo una entrevista social de más de 20 minutos y cobra en una cuenta del Banco Nación con una tarjeta de débito personal e intransferible.
En el sistema de actualización de datos se determinó que el 66,5% de los beneficiarios de este plan no completó sus estudios secundarios mientras que el 21,7 % no terminó sus estudios primarios.
Actualmente hay unos 10.846 titulares con empleo formal, 2.506 personas cursaron secundario con oficios y otros miles trabajan en el mejoramiento de los barrios. Más de 150.000 titulares a lo largo del año pasaron por alguna formación propia del Ministerio y la terminaron.
La AUH en aumento: según explicó Stanley a Infobae este año hubo un refuerzo económico en la AUH, que hoy llega a unos 4 millones de chicos, y los beneficiarios recibieron un bono adicional de $ 1.200 por chico en septiembre y $ 1.500 por chico en diciembre. Este programa social se amplió en los últimos tres años y ahora el 87,4% de los niños y niñas de Argentina recibe alguna cobertura por parte del Estado. La AUH hoy cubre según registros históricos a la mayor cantidad de niños del país. A través de las Asignaciones Familiares y la Asignación Universal por Hijo se ha alcanzado una cobertura máxima de 9,1 millones de niños y niñas.
Programas Alimentarios: se reforzaron con más de $ 1.200 millones los programas alimentarios. Así, el gobierno incrementó la compra de alimentos y la asistencia a merenderos y comedores. Se reforzó la inversión en compra de alimentos secos en $1.057 millones de septiembre a diciembre y se amplió la entrega de módulos.
– Precios Cuidados: este programa cuenta con más de 520 productos y se encuentra presente en más de 2.250 puntos de venta en todo el país. En mayo pasado se agregaron 100 productos relevantes para las familias argentinas. Entre otros, se sumaron al programa: pollo, galletitas, lácteos, conservas y panificados. El 6 de septiembre se renovó el programa, haciéndose especial foco en los alimentos de la canasta básicapara seguir acompañando a las familias argentinas y permitiendo tener precios de referencia. Estamos trabajando con las empresas productoras de alimentos y los supermercados para mejorar el surtido de los productos que integran el programa.
– Mercado en tu barrio: este programa cuenta con más de 100 proveedores de comida fresca que venden hasta 600 kilos de carne por semana y 2.000 kilos de fruta y verduracon un 30% de ahorro. Participan cerca de 17.000 personas por semana y el ticket promedio de las ferias es de $ 300 por persona. El Mercado En Tu Barrio está presente en 47 municipios de 12 provincias, y realiza más de 300 ferias al mes en todo el país.
– Créditos de ANSES: durante el 2017 se entregaron 3.363.481 de préstamos por un monto total de $ 69.309.072.995. En el 2018 hasta marzo se otorgaron 488.384 préstamos por un monto total de $ 9.949.061.079. Y una encuesta llevada a cabo por ANSES demuestra que el 55,5% de los créditos fueron destinados a arreglos en la vivienda; el 18,5% destino el crédito a el pago de deudas y el 18% para afrontar gastos provenientes del consumo y compra de bienes y/o servicios.
Duro informe de la UCA
Por otra parte, la realidad que muestra el último informe del Observatrio de la Deuda Social de la UCA es muy duro en términos de continuidad de la asistencia social en la Argentina.
Así, se determinó que poco más de 3 de cada 10 hogares en la Argentina percibe algún tipo de programa social, manteniéndose la proporción relativamente estable desde 2014. La cobertura alcanza a casi el 40% de la población urbana.
El alcance de esta cobertura ha tenido un incremento casi sistemático desde 2010,habiéndose estancado durante los último tres años. Mientras que en 2018, menos del 10%de los hogares en CABA percibía algún tipo de transferencia monetaria proveniente de programas sociales, la proporción supera al 30% en el resto de las regiones. Son los estratos más bajos los que registran mayores porcentajes de asistencia y los aumentos en su cobertura son los que explican la tendencia ascendente en las transferencias desde 2014.
En 2018 tuvo lugar un descenso de los hogares y la población en situación de pobreza que accede a transferencias monetarias provenientes de programas sociales. Esta tendencia se explica por el empobrecimiento de sectores pertenecientes en los estratos medios que no acceden a transferencias por parte del Estado, en 2017 el 43% de los hogares pobres de estrato medio no profesional estaba cubierto por políticas asistenciales, este porcentaje desciende al 23% en 2018.
A la vez, en la globalidad de los programas sociales, el relevamiento que hizo la UCA determinó que las personas en hogares pobres con planes sociales pasó del 72% en el 2017 al 67,3% en el 2018.
En este caso hubo un aumento de los hogares de clases medias profesionales que empezaron a recibir una ayuda estatal: 3,3% en el 2017 contra el 4,8% en el 2018. Y en la Ciudad de Buenos Aires y en otras áreas metrolpolitanas del país también creció levemente los programas de asistencia social.
Agustin Salvia, el director del Observatorio de la Deuda Social expresó a Infobae que "el aumento de los planes sociales no es nueva ya que más del 30% de los hogares urbanos esta asistido por estos programas y esto esta relacionado con la falta de empleo".
Para el investigador de la UCA estos programas vienen creciendo de manera ininterrumpida desde 2007 y lo hacen mucho más en la etapa de estancamiento productivo.
De hecho se supo que el programa Empalme que quiso imponer el gobierno de Macri para dar trabajo genuino a los beneficiarios de planes sociales por medio de un traspaso de los planes a las empresas fue un gran fracaso: menos de un 5% de los beneficiarios lograron pasar a los empleos formales en empresas ya que no contaban en su gran mayoría con capacitación o nivel de estudios adecuado.
"Este gobierno hizo mejoras a los programas sociales ya sea ampliando las transferencias como hizo un esfuerzo en captar a los sectores donde la AUH no había llegado aunque todo esto hace que nadie pueda vivir en holgura. Sólo se crea un colchón para no caer en situación de indigencia", finalizó Salvia.
Por Martín Dinatale /INFOBAE

jueves, 30 de octubre de 2014

1983: el regreso a la democracia - Escenas de la historia de un país


El domingo 30 de octubre de 1983 no fue un domingo más. Millones de argentinos habían esperado más de siete años para expresarse nuevamente en las urnas. Al terminar la jornada democrática, el candidato por la Unión Cívica Radical, Raúl Ricardo Alfonsín, asumía la enorme responsabilidad de conducir un país en el que la última dictadura militar había aniquilado cualquier vestigio de libertad. 1983 fue un momento de gran vértigo político; pero quedó grabado para siempre en la historia como el año en que los argentinos recuperamos nuestra democracia.



domingo, 15 de septiembre de 2013

Puterío


La Cámpora sostuvo en su cargo al diputado que pedía abrir más prostíbulos

 

El kirchnerismo impidió la destitución de su presidente –RUBEN CONTRERAS- de bloque en Diputados de Santa Cruz a pesar de los planteos de diversos sectores.

Al igual que con los desafortunados dichos de Mariano Recalde; en Santa Cruz, el kirchnerismo a través de su agrupación juvenil La Campora sostuvo al presidente de su bloque de diputados provinciales, Rubén Contreras, quien defendió y promovió la instalación de “cabaret” y “whiskerías”.
Contreras había dicho la semana pasada: “Hay una necesidad que todos sabemos, de distracción, de estar con una mujer, es fundamental para la vida normal de un hombre", para justificar la iniciativa de apertura de nuevos locales con ofertas sexuales en la provincia.

Tras la ola de repudios y rechazos, el presidente del bloque kircherista se había retractado, pero igual se presentaron dos proyectos para pedir su remoción de la Cámara. Uno de la UCR y otra del PJ que responde al gobernador Peralta, enfrentado al kirchnerismo.
En la sesión de hoy, en la que no estuvo presente Contreras, el kirchnerismo no avaló ninguna de las dos iniciativas y sólo se firmó un proyecto que “repudia los dichos”.

El texto que se aprobó expresa: El más enérgico repudio a las declaraciones realizadas por el diputado y Presidente del bloque del Frente para la Victoria Rubén Contreras, referidas a su apoyo al ejercicio de la prostitución y desprecio de la condición de mujer”.

Pero no va sobre la banca de Contreras, ni de su cargo dentro del bloque kirchnerista que, una vez más, defendió dichos inexplicables.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Daniel Scioli No tiene coraje para conducir el país…(H.M.)

El titular de la CGT opositora Hugo  MOYANO  minimizó la capacidad del gobernador bonaerense Daniel SCIOLI  en la sucesión de 2015.

El líder de la CGT, Hugo Moyano, fustigó al gobernador bonaerense Daniel Scioli al considerar que "no tiene la voluntad ni el coraje como para conducir los destinos del país".

El sindicalista se metió en la polémica por la sucesión presidencial en 2015 y aseguró que Scioli "es un hombre que ha sido maltratado, al que han humillado públicamente, que no ha sido capaz de tomar decisiones porque no tiene la voluntad o el coraje de hacerlo", analizó.
"No creo que esté en condiciones de conducir los destinos de un país con todas las complicaciones que van a venir en el futuro, porque el entramado que deja este modelo, con los planes y todo ese tipo de cosas que hay que corregir, no va a ser fácil para quien tenga que conducir el país en el futuro", señaló Moyano.
El bonaerense es el gobernador del oficialismo con más proyección para las presidenciales en dos años. Sin embargo, según Moyano, "no ha demostrado las características para conducir un país. Lo han maltratado, no sólo la Presidenta, sino el ex presidente (Néstor Kirchner) también. No me imagino su comportamiento con los organismos internacionales. Nos han corrido con la billetera, pero el miedo no puede vencer a la dignidad".

Al mismo tiempo, el líder sindical opinó "se vio la reacción (de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tras las primarias), una reacción que no tiene sentido. Si hubiera aceptado el resultado de la elección, es respetar a quien votó a favor y a quien votó en contra, pero no respetarlo, es desconocer la voluntad de mucha gente, que le está reclamando un cambio".


lunes, 10 de junio de 2013

Las cuentas de un montonero [Reportaje a Roberto Perdía]



Desde el dinero de los hermanos Born al asesinato de Rucci, del camporismo a la contraofensiva, de Perón a los Kirchner el ex número dos de la organización habla de todo en una extensa entrevista con Revista Ñ basada en su nuevo y voluminoso libro. “El capitalismo de amigos no era nuestra doctrina”, dice, distanciándose del gobierno

Roberto Perdía, ex número dos de Montoneros, ha publicado un nuevo libro: Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona (Planeta). Suerte de ampliación de otro que había escrito hace más de 20 años, este volumen de casi 900 páginas reúne memorias pero también analiza el presente. Si bien está enfocado principalmente en los setenta, trabaja especialmente los períodos de Alfonsín, Menem, la Alianza y el kirchnerismo. “Tengo otra visión sobre los mismos hechos”, dice Perdía sentado en su escritorio, en un antiguo departamento del centro porteño. Cómo no. Sus tiempos de guerrilla y clandestinidad quedaron lejos. A los 72 años, dice que no escribe para la coyuntura, que el libro está pensado para los pibes. Y que le costó tomar decisiones en cada párrafo. Discute con él mismo pasado y presente. Algunos de sus compañeros ya lo leyeron. Valora su opinión, pero ya la conoce, más le importa la mirada de la gente que está afuera. Sostiene que lee poco sobre temas que involucran Montoneros, pero los conoce al detalle. “No me entusiasma responderle a otros”, dice. La biblioteca que rodea su escritorio quizá lo desmienta. Hay de todo. Allí está, gastado, el libro de La Fede, la agrupación juvenil del PC. Parece que lo leyó varias veces. “Sí no se de dónde viene alguien, seguro lo encuentro ahí”, sugiere. Su libro quizá siga un camino parecido. O no. Nunca se sabe. “Rinde cuentas y exige cuentas”, firma en tapa Vicente Zito Lema, a modo de introducción. “Es cierta la idea de que rindo cuentas, por lo que hice, pero también es cierto que se pide la respuesta de otros, los que se hicieron los tontos en toda esta historia”, dispara Perdía.   

¿A quiénes se refiere, quiénes se hicieron los tontos?
(piensa un rato) Hay una historia. En 1966, con el Golpe de Estado. Yo estaba en el Festival Mundial de la juventud en Sofía, Bulgaria. Y César Calvo, (un poeta y guerrillero peruano que murió en el año 2000), me dio unos escritos. Hubo uno que me marcó. “Y donde están los que hablaron. Ahora que suenan los tiros y yacen sobre la tierra los primeros muertos”, decía. Esa es la idea. Y sí hay una interpelación global en el libro, apunta a la clase media, la que participó en aquella experiencia, en aquél espacio histórico. Hay un libro, de José Pablo Feinmann (se refiere a La crítica de las armas). Lo leí estando en cana, cuando el compañero Kirchner me mandó en cana. Feinmann dice algo así: Yo enseñaba Hegel en la universidad, era un tipo reconocido, tenía un negocio, me iba bien. Yo no se por qué me metí en estos andares de aquélla época. Yo sintetizo en esa idea de Feinmann el pensamiento de esta franja de la clase media argentina que se autopregunta y yo qué hacía ahí. Mi libro interpela a ese sector, que está acostumbrado a mirar hacia arriba y hacia afuera. Pero en aquél tiempo nosotros miramos hacia adentro y hacia abajo, y construimos una fuerza social respetable. Y después se volvió a preguntar, ¿y yo qué hacía en ese lugar? Es el drama de nuestra clase media.

Quizá no la describiría en esos términos, pero la clase media siempre tiene esa indefinición…
Claro, un día están en un lugar, al otro en otro. Persiste.
Con algunas excepciones. Pero yo no hablo de individuos, hablo de una clase, una tendencia social. La clase media es un drama de la Argentina. Por suerte hay un elemento nuevo en la realidad que puede llegar a modificarlo. Porque esa clase media que mira hacia fuera y arriba, se encuentra hoy con que el afuera es Europa, somos hijos del pensamiento eurocéntrico de pies a cabeza, y Europa está como está. El modelo europeo hace agua por todos lados. Como dice Rodolfo Kusch, hay que pensar desde otro lugar. Es la gran oportunidad de este tiempo, aunque no se si eso llegará a la clase media.

El libro está atravesado por una autocrítica permanente, por esa rendición de cuentas de los tiempos de la lucha armada.
Mientras lo escribía iba consultando a compañeros, y me decían que habían contado la cantidad de veces que aparecía la palabra error o la sentencia nos equivocamos y me decían que estaba exagerando. Entonces saqué algunos, pero si no hubieran sido más. 

Montoneros hablaba de socialismo, hoy muchos de los peronistas que simpatizaban o estaban con ustedes, ahora en el gobierno, se definen como capitalistas, ¿la izquierda del peronismo perdió definitivamente la batalla?
Allí hay dos temas, el peronismo y la actualidad. El peronismo hoy es todo, es el país. Como decía el general: peronistas son todos. Después hay demócratas cristianos, socialistas, comunistas, radicales, pero peronistas son todos. El peronismo institucional es parte del sistema, quizá no lo sea el sentimiento popular. El peronismo es el sistema, por lo tanto no puede definirse socialista. Eso lo sintetizan el compañero ex presidente y la compañera presidenta cuando dicen “queremos un capitalismo serio”. Están diciendo que quieren el capitalismo.

Que tampoco es tan serio, eso queda claro en el libro.
Ese es otro capítulo. En el libro es el 9. Van contra el estado empresarial, apuestan por cierta regulación estatal, y hasta ahí llegamos. En paralelo tenemos que el capitalismo está haciendo agua. La Unión Soviética ya no existe, la China se parece mucho al resto. Nos falta, al pueblo, tratar de elaborar esas respuestas, esas alternativas que no hemos conseguido, contra ese sistema sostenido por los grupos económicos, los mediáticos.

El 90 por ciento del libro se centra en las discusiones que van de la elección de Cámpora hasta Malvinas, el otro 10 por ciento es la democracia. ¿Esas magnitudes sirven para comparar el tenor de las discusiones en cada momento?
Hubo muchos compañeros que me cuestionaron ese 10 por ciento. Me preguntaban qué tenía que ver aquello con esto, opinaban que era mejor quedarse en los setenta. Pero yo lo hice a propósito, porque este libro también es una apuesta a futuro. Quise señalar algunas ideas implícitas en nuestra pelea. Si hay un punto donde el libro debería avanzar, es en el último capítulo, en los acuerdos para la sociedad del futuro, si no, estamos jorobados. La discusión del pasado fue importante, proyectémosla al futuro. Porque eso no ocurre hoy, aunque vea pintadas puteando a Montoneros, o puteando a este gobierno porque dicen que es Montonero.

¿Cuál es el objetivo de esa comparación?
Aprovechan. El gobierno es el hijo no querido del 2001. El gobierno adopta en su discurso buena parte del “que se vayan todos”, de una fuerte crítica al sistema político, que después no ejecuta en la práctica. En otro orden, reivindica aspectos como los derechos humanos. Allí hay dos lógicas que confluyen, una lógica popular, que es importante revalorizarla, una reivindicación justa respecto a la agresión, la represión, etc. Y otra lógica que nos viene de las políticas del imperialismo, en el sentido de utilizar a los derechos humanos como una forma de cuestionar a diferentes gobiernos y separarse ellos de su propia responsabilidad. Todo lo que hoy digamos contra Videla o Pinochet cuenta con el aval y la bendición imperial, que alguna vez los bendijo a ellos para hacer las cosas que hicieron. No se puede acotar los derechos humanos a ese momento. El tercer elemento diferenciador, puede estar en el modelo, en el estilo kirchnerista y nuestros pensamientos. No tenemos nada que ver. El capitalismo de amigos no era nuestra doctrina. Ese pensamiento no tiene incluso nada que ver con el peronismo del 45. 

Está diciendo que el gobierno usa esa “mística”, pero  también la usan sus opositores…
Unos para tratar de sostenerse con cierto apoyo popular y otros para castigarlos en la memoria histórica. Pero lo que quiero decir es que aquellas banderas de los setenta tienen alguna vigencia. Si no, no las utilizarían. Desgraciadamente las desfiguran con su ejercicio práctico.

¿Cuál es el riesgo de esta confrontación de falacias?
Este libro sale al cruce de ese riesgo. No es esa la herencia política de Montoneros. Lo peor que nos podría pasar es que el kirchnerismo sea considerado heredero de Montoneros. Con todos nuestros errores, nuestra historia encierra una serie de valores que son útiles para el futuro. Trato de rescatar esos valores y pensarlos a futuro. Por ejemplo, cuando veo el extractivismo como base del modelo, digo que no tiene nada que ver con nosotros ni con nada que se pueda llamar progresista.

Volvamos al pasado. Obviamente, la relación con Perón, es otro de los temas atraviesa el libro.
Y sí, qué quiere que le diga… 

El asesinato de Rucci minó esa relación, qué me puede decir acerca de ese hecho. 
No tengo mucho más para decir de lo que digo en el libro.

El libro dice muy poco, nada, despegándose del hecho porque Montoneros todavía no estaba fusionado.
Claro, porque lo de Rucci ocurre en septiembre, y la fusión con las FAR se da en octubre. Y esa fusión que se formaliza en octubre se hace de arriba para abajo, o sea que las estructuras subalternas tampoco estaban unificadas, estaban en proceso de, eso pasa en esos momentos.

¿Está diciendo que fue una célula y no la conducción de Montoneros la que decidió el asesinato de Rucci?
Yo no digo eso. Puede haber sido, pero no puedo afirmarlo. Ni desmiento ni ratifico, pero puede haber sido.

Pero sí dice que no tuvo ninguna vinculación con el asesinato de Rucci.
Ni personal ni de conducción. Y puedo ratificar que la decisión no fue esa.

Más allá de quién tomó la decisión, el impacto de ese acto minó la relación con Perón…
Eso sí, se sabe, fue gravísimo. Yo siempre digo, respetando el dolor de la familia, que los principales perjudicados políticos fuimos nosotros. Por lo que significó. Ahondó el enfrentamiento con Perón, profundizó las diferencias que teníamos con el aparato sindical, y generó un problema con las bases sociales.

Y hacia adentro de la organización, ¿hubo rupturas, discusiones, qué pasó?
Hacia adentro se vivió de distintas maneras. Hubo sectores que lo vieron de buena manera, otros lo repudiaron, no fue un hecho que contara con un consenso unánime en ninguna dirección.

¿Vieron eso con el paso de los años?
Efectivamente, con el paso de los años vemos el significado político de ese hecho, el perjuicio político que causó. No digo que las cosas hubieran cambiado si ese hecho no se producía, pero sí que fue totalmente erróneo. Más allá de las profundas diferencias que teníamos con Rucci, y que yo destaco en el libro. Responsable de la persecución de compañeros, responsable de los nuevos delegados que estaban siendo electos. Rucci era un enemigo declarado, pero en ningún momento se planteó eso.

No fue una decisión errónea si no que no hubo tal decisión…
Claramente. Sí fue una decisión errónea el pase a la clandestinidad, y asumo toda mi responsabilidad en eso. 

Montoneros venía de la experiencia frustrada de Cámpora, ¿se entregó muy fácil al mandato de Perón? 
Lo digo de manera explícita. La famosa consigna peronista: primero la patria, después el movimiento y por último los hombres. Nosotros se lo dijimos a Cámpora, y a su hijo, que llegó para avisarnos esa noche. Yo creo que Cámpora debió haber hecho otra cosa. Eso fue un error y una debilidad del camporismo.

¿Hubo un camporismo?
Qué se yo. Hay sectores que han reivindicado aquello como algo propio. El mismo Bonasso, los Righi, y otros que no son montoneros, no son peronistas ortodoxos, no son otra cosa más que camporistas. Fueron el gobierno de Cámpora.

¿No es una forma fácil de caer parados?
Claro, tratan de despegarse del tema montoneros y también de la derecha. Cámpora hizo lo que era él. No tenía una gran personalidad, así llegó a la presidencia y no fue capaz de jugar el rol que la historia puso en sus manos. Hubo posibilidades de hacer otra cosa y eso habla de que no estábamos tan locos, es mi visión. Era posible realizar buena parte de las cosas que decíamos y pensábamos. Teníamos la fuerza y los instrumentos. Pero no podíamos actuar por fuera de la institución que en ese momento tenía el gobierno. Era Cámpora quien tenía que tomar la decisión, no nosotros. El no lo hizo, y se esfumó nuestro margen. Y ese fue un error grave.

Desde su punto de vista, ¿el PRT-ERP leyó mejor que ustedes ese contexto?
Yo creo que no. Nosotros intentamos no confrontar abiertamente con Perón, por el nivel de conciencia y adhesión que tenía en las mayorías populares, que iban recorriendo otro camino. Queríamos recorrer ese mismo camino, el de la mayoría de un pueblo que nos había acompañado en la lucha contra la dictadura, en el retorno de Perón, en la campaña electoral y que de alguna forma nos había acompañado a Ezeiza. Esas mayorías no estaban contra Perón, pero sobrevienen circunstancias que nos llevan a confrontar. Perón acelera esa confrontación, que se desata el mismo 25 de mayo a la noche. Aunque tratamos, no pudimos evitar la confrontación. Nosotros estábamos aferrados a al programa del FREJULI, era el programa que el pueblo votó, y nosotros éramos parte de eso,  pero nos sacaron de esa pelea y nos llevaron a otra, por errores propios o por situaciones que se dieron. Perón nos sacó, entonces éramos peronistas confrontando con el jefe, con la conducción del peronismo. Esa era la diferencia fundamental con el PRT ERP, ellos tenían un campo más libre para avanzar, aunque fueran la representación social de un sector que era minoritario.

Ahora, del otro lado, había corrientes políticas como Guardia de Hierro, que sobrevivieron pese a que eran minúsculas. Ahora hasta un papa tienen…
(risas) Digámoslo en buenos términos. Fue una corriente política que se fue adecuando a las circunstancias. No tiene una estructura, como tampoco la tiene Montoneros, pero sus cuadros se fueron adecuando. Eran una cantidad de cuadros políticos importantes pero sin arraigo social.

Repaso ahora, brevemente, algunos temas puntuales. Primero: en relación al Golpe del 76 hubo una discusión interna entre ustedes para ver si había que propiciarlo o no. ¿De qué lado estaba usted?
Ese debate se resolvió en un par de reuniones de la conducción. Terminó sintetizado en la idea de que de ninguna manera había que propiciarlo. Sólo hubo una regional, la regional de Buenos Aires, que sostenía ese planteo y que después asumió la posición del resto, que estábamos absolutamente en contra de esa política.

Otro caso que tomó vuelo en el último tiempo es el de Roberto Quieto, secuestrado por los militares en 1975. ¿Negociaron con ellos para que se los dieran y así juzgarlo ustedes?
No. Yo mismo participé en la negociación cuando fui a hablar con Harguindeguy. Relato la reunión. Cuando planteamos la reunión con Harguindeguy no había ninguna acusación sobre Quieto. No había nada en ese momento. Pedimos su liberación y la de otros tantos compañeros. Eso fue en los primeros meses del 76. Después nosotros hicimos ese juicio político, pero no hubo negociación.

¿Y cómo ve ahora, a la distancia, aquél juicio político?
Con el tiempo tengo la misma opinión que la que tengo de, por ejemplo, los compañeros de la ESMA. Todos son víctimas de la dictadura. Son los que pagaron los efectos de la represión de la época. Eso queda absolutamente claro. Pero frente a esa situación hubo distintos comportamientos de los compañeros. Y una cosa es evaluar eso ahora, y otra era el impacto que provocaba entonces. Cuarenta años después lo que queda es revindicar otras cosas. De cada uno de los compañeros me queda el recuerdo, la memoria, de haber compartido la lucha. En el caso de la ESMA eso está muy claro. Esos compañeros se han transformado en los mejores testigos para esta realidad. Si en aquél momento nosotros cuestionamos ciertas situaciones de cooperación con los militares fue porque respondía a otra lógica, principalmente a la defensa de las fuerzas propias. Hoy, a cuarenta años, hago hincapié en que fueron víctimas y reivindico el hecho de que puedan dar testimonio de lo que pasaba allí adentro.

Ustedes lo han desmentido siempre, pero ya con el secuestro de Aramburu (1970) se hablaba de vínculos entre Montoneros y militares.
Eso fue un invento de Martin Andersen, un periodista norteamericano que trabajaba con información del FBI. Me tuve que comprar sus dos libros. En el primero no lo dice, en el segundo sí. Allí aclara quien es su fuente de información, el coronel Sher, un personero de la embajada de los Estados Unidos. ¿Esperamos que esa información, transmitida a periodistas amigos, cuente una historia real? El que lo quiera creer, que lo crea, es más, que se compren el libro. Pero quien lo quiera analizar políticamente, sabe lo que significa, lo dice el mismo Andersen al revelar su fuente. Por suerte. Es un invento absoluto de esta buena gente. Esto no es un juicio sobre la historia, es una preparación del terreno para el futuro. El mensaje es este: “Vean muchachos lo que pasa con su jefe, no salgan a pelear”. Y cuando digo pelear no me refiero a la lucha armada, sino a cualquier cuestionamiento al régimen. Están diciendo que sus jefes los van a entregar y bla, bla. Piensan, desde el sistema, hacia el futuro. No hacen historia.

La diferenciación entre militantes y conducción es algo que siempre se plantea. En el caso Montoneros, eso se hace más evidente con la contraofensiva. Los líderes afuera mandando a los militantes a muerte casi segura.
Por suerte hay compañeros vivos que estuvieron en la contraofensiva y que pueden responder. Se les puede preguntar si la conducción los mandó a la muerte o si ellos venían a pelear por la resistencia. Yo pido que recojan esos testimonios. Los muertos no pueden hablar, los vivos sí. Además, en esa contraofensiva perdimos a compañeros de la conducción. Croato, Mendizábal,  cayeron como cayeron otros compañeros. Por otro lado, hay que preguntarse qué sentido tenía esa resistencia, nuestra acción. La idea era recuperar derechos de la gente, del pueblo. Políticamente, la contraofensiva era justa. Y se correspondía con las necesidades históricas. Allí viene un pequeño tema, con el que chocamos con pro hombres de la patria, como Dante Caputo, por ejemplo, que dice que la democracia se la debemos a Thatcher. Yo pregunto solamente esto. Estamos en el año 1978, Mundial de fútbol, gran triunfo de la dictadura. Eso no es cierto, no lo creo, y se que voy contra la opinión mayoritaria. ¿Cómo puede ser de semejante triunfo, unos meses después aparezcan huelgas generales en el país? No hubo triunfo de la dictadura, la resistencia estaba avanzando. Simultáneamente, en el último trimestre del 78, nuestro análisis decía que había terminado la ofensiva de la dictadura. ¿Por qué se acabó? No porque no le queden armas u hombres, sino porque perdieron la moral. La perdieron en esto que ahora llamamos genocidio. Esa es la razón de la contraofensiva. Nos sumábamos a la resistencia que desplegaba el pueblo, con la acción de nuestra política militar y propagandística. En ese margen, el 80 por ciento de nuestras caídas se produce en la estructura política, en los compañeros que estaban tomando contacto con el germen de la organización política. Porque todavía tenía fuerte presencia la dictadura ahí adentro. No tuvimos grandes bajas en las acciones militares ni en el área propagandística. Nos equivocamos en aspectos de tipo organizativo pero nos sumamos a un proceso que estaba en marcha y que siguió. Y que en marzo de 1982 terminó con miles de tipos en la calle peleando contra el gobierno. La dictadura consigue, eso sí, dar vuelta en parte esto con Malvinas, pero era la resistencia que venía avanzando. Y que recorre el camino histórico de los ciclos en la Argentina. Golpes militares, resistencia popular, militares que se van, avance popular, y así. Esta vez vino mediado por el tema Malvinas y luego por el tema de una recuperación de la democracia donde los partidos políticos se hicieron los osos. Y adoptaron todas esas concepciones que venían del norte acerca lo que significaba la democracia. Me hago cargo de lo que digo, pero creo que nos equivocamos asignarle a esta democracia un valor mayor del que realmente tiene.

Otro tema histórico sobre el que siempre se siembran dudas. A dónde fue a parar la plata de Montoneros, principalmente la del secuestro de los hermanos Born.
Hay un dato, sacando cuentas, la dictadura dura más de siete años. Dos personas por día atravesaban la frontera entrando o saliendo ilegalmente, con todo lo que eso significa, documentación, logística, etc. Ese es un dato. Otro dato: montamos la campaña antiargentina en Europa. Produjimos la contraofensiva, durante el mundial y después, cuando trajimos la logística y fierros desde otros lugares. Había que comprarlos y traerlos. No tuvimos ningún apoyo internacional, no había margen para eso. Hubo también recursos montoneros para la lucha en otros países. Todo eso configura un costo de lo que significó esta guerra. Yo puedo mostrar, y otros compañeros también, y si no vayan y vean cómo es la vida cotidiana de Firmenich, jubilado de prepo en las universidades estatales y duplicando horas en las privadas para poder vivir, allí está la prueba.

¿Sigue en contacto con Firmenich?


Comparte él la visión general de lo que hemos hablado.
En general sí, pero tampoco lo discutimos en detalle.

¿Cómo ven, o qué sienten cuando hay sectores de la sociedad que piden cárcel para los ex Montoneros?
De la misma manera que vemos la teoría de los dos demonios. Es una simplificación de la historia de una sociedad, principalmente de su clase media, que no quiere ver la realidad, que prefiere quedarse en otra realidad. Vuelven a mirar para arriba y echarnos culpas. No tratan de ver qué pensaban o querían los montoneros, y a eso le suman la crítica al actual gobierno. Entonces, las críticas que supuestamente van al gobierno de rebote le pegan a Montoneros. Esa es una de las razones por la cual está este libro acá. Estoy pensando más en la historia que en la coyuntura. Me importa que no quede inscripto este como un gobierno montonero. Sería trágico.

Desde su militancia, podría elegir los momentos de mayor alegría y de mayor tristeza en todos estos años.
De alegría, la vuelta de Perón. Verlo al viejo en persona, poder discutir y charlar con él, ir a las movilizaciones. Las tristezas: el primero de mayo, el día del golpe, y después días muy concretos. No se, un día en Villa Bosch, a fines del 76, salí a la mañana y volví a la noche y en el medio me avisan que el compañero no se había reportado a las citas, yo estaba en la conducción, y volvía y no estaba, y me puse a llorar, por ese compañero pero también por la situación, difícil de ordenar, de sostener. Fueron muchas las caídas de compañeros y me tocó estar ahí.

Fue el número 2 de Montoneros, 35 años después ¿siente que valió la pena?
Siempre me lo pregunta al revés, me preguntan si hay arrepentimiento. Y digo que arrepentimiento no hay. Sí, cometimos errores, pero si la historia se repitiera, volvería a pelear. Claro que valió la pena. Algunos dicen que en el mejor de los casos está este gobierno, yo no me refiero a eso. Yo siempre les cuento a los compañeros que tomamos el nombre de montoneros de la historia, de una historia donde el último de los montoneros, (Ricardo) López Jordán, volvió acá a Buenos Aires a hacer un trámite en el ministerio de guerra, para jubilarse, y le pegaron dos tiros en la calle, caminando. Cincuenta, sesenta años después, los cabecitas negras producen otro movimiento histórico, y de allí tomamos el nombre nosotros, de aquéllos fracasados caudillos del siglo XIX. Si eso costó 60 o 70 años, si esa reivindicación demoró tanto, estoy seguro que volverá a ser realidad. Y no hablo de un método organizativo, ni de la lucha armada, que quede claro, me refiero a la idea de liberar la patria, cosa para la que falta bastante. Y que por supuesto no se va a hacer con los “montoneros” de este gobierno.

¿Quiénes podrían hacerlo?
Se construye. El pueblo siempre encuentra las herramientas. Hay datos interesantísimos, la crisis del pensamiento eurocéntrico con el cual fuimos concebidos. Tenemos derecho a pensar por cabeza propia, a ser auténticos. Estos 200 años de República no pueden negar 30 mil años de vida anterior. Eso tiene que ser parte del futuro, que es lo que decían Mariátegui, Simón Rodriguez. Fracasamos en varios intentos, pero habrá que seguir intentando. Estos años significaron bastante. El ALBA, la UNASUR son pasos en ese sentido. Limitados, sí, pero son un avance. Habrá que esperar sin quedarnos quietos, y este libro es una apuesta a eso, sueño con que sea apenas un puntito en la historia de la construcción.