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jueves, 7 de julio de 2022

La CGT hizo 42 paros generales desde 1983: quiénes fueron los presidentes que más los sufrieron **

De ese total, 27 tuvieron lugar durante gobiernos no peronistas. El fenómeno puede actualizarse porque la central obrera debatirá una protesta general, la primera que afectaría a Alberto Fernández. El ranking de las medidas de fuerza a lo largo de los años

Desde el regreso de la democracia, en 1983, los paros generales de la CGT fueron parte del folklore sindical. Una metodología desgastante que castigó particularmente a algunos gobiernos: de las 42 huelgas cegetistas que se hicieron hasta hoy, 27 tuvieron lugar durante administraciones no peronistas. Y en los años electorales, los gobiernos no peronistas sufrieron el doble de paros generales que los del PJ.

¿Qué dice el ranking hasta hoy? Raúl Alfonsín sufrió 13 paros generales; Carlos Menem, 8; Fernando De la Rúa, 8; Eduardo Duhalde, 2; Néstor Kirchner, 1; Cristina Kirchner, 5; Mauricio Macri, 5, y Alberto Fernández, ninguno hasta el momento.

Los datos surgen de un informe elaborado por la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral y que vuelve a cobrar actualidad porque, en medio de la pelea del Frente de Todos y de la crisis socioeconómica, la CGT puso en marcha esta semana los mecanismos para realizar una protesta "por los derechos de los trabajadores" y "contra los formadores de precios" que puede consistir en una movilización o en un paro general, como admitió ayer el cotitular de la central obrera Carlos Acuña (estaciones de servicio), enrolado en el barrionuevismo.

Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional y profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, es el responsable del informe sobre los paros generales, realizado en 2019, y que destacó a Infobae que a los presidentes no peronistas, la CGT les hizo el primer paro a los 275 días de iniciada su gestión, mientras que los mandatarios de origen peronista recién sufrieron una medida de fuerza general a los 1108 días de haber asumido. Ahora, según los cálculos de Bermolén, lo significativo es que Alberto Fernández se está acercando a esta última marca: lleva 939 días de gobierno. Si se cumple el promedio histórico de los gobiernos peronistas, estaría más cerca que nunca de que el sindicalismo le dedique su primera huelga general.

Bermolén destacó otro dato sugestivo: a Macri le hicieron el primer paro general el 6 de abril de 2017, a los 484 días de haber asumido, mientras que Alberto Fernández lleva 939 días invicto en ese rubro, aunque la mayor parte de la gestión del gobierno del Frente de Todos se desarrolló en medio de la pandemia, con prohibición de salir a la calle. Comparado con los 939 días de gobierno de Alberto Fernández, a los 931 de iniciado su gobierno Macri ya sufría el tercer paro general.

El récord de paros generales lo mantiene Raúl Alfonsín: sufrió 13 protestas de ese tipo promovidas por la CGT sus cinco años y medio de su gobierno, siempre con el impulso de su titular, Saúl Ubaldini, el dirigente cervecero que representó la más dura oposición que tuvo la administración radical y detrás del cual se encolumnó un peronismo dividido (como casi siempre en la historia).

El mandatario radical tuvo su primer traspié con la frustrada sanción de la Ley de Reordenamiento Sindical, bautizada como la "Ley Mucci" por el primer ministro de Trabajo del alfonsinismo, Antonio Mucci, un ex dirigente gráfico. Proponía una mayor democracia en los sindicatos, con la participación de las minorías y limitación de las reelecciones. El proyecto se frustró por un solo voto en el Senado. Ese fue el comienzo de una relación tensa entre Alfonsín y el sindicalismo. Los 13 paros se convirtieron casi en un acto de hostigamiento, aunque las dificultades económicas y sociales marcaron a fuego la gestión del primer gobierno democrático desde 1983.

El analista político Rosendo Fraga sostuvo a Infobae que "los gobiernos radicales fueron los que más sufrieron este tipo de protestas porque así como Alfonsín enfrentó 13 en 5 años y medio de gobierno, Fernando De la Rúa sufrió 8 en dos años″. "Esas dos administraciones tuvieron casi la mitad de los paros generales desde 1983, habiendo gobernado sólo la quinta parte del tiempo", agregó. A De la Rúa le tocó una feroz oposición sindical también por su programa económico y por el proyecto de reforma laboral que terminó con el escándalo de los sobornos en el Senado, que los dirigentes del PJ inmortalizaron como "Ley Banelco".

Curiosamente, Macri es el presidente no peronista afectado por menos paros generales: sólo 5 en sus cuatro años de gestión. Para Fraga, "un nivel de protesta sindical algo menor que mostró mayor aptitud para lidiar con este tipo de problemática". Bermolén rescató otro dato interesante: el fundador del PRO sufrió la misma cantidad de paros generales que Cristina Kirchner en sus dos mandatos presidenciales (en sus primeros cuatro años, ninguno y todos se concentraron en la segunda parte de su gestión, cuando se produjo la ruptura con el jefe del Sindicato de Camioneros, Hugo Moyano, el impulsor de todas esas medidas de fuerza generales).

En el informe de la Universidad Austral se destaca que el mandato de Macri superó el promedio de paros por días gobernados de Eduardo Duhalde (el presidente peronista con peor promedio de paros en relación a sus días en el poder): el dirigente de Cambiemos sufrió 5 paros generales en 1238 días de gobierno, mientras que el referente del justicialismo bonaerense tuvo 2 paros en 509 días.

Si se toma el indicador de "frecuencia de paro medido en días", como se sostiene en el trabajo de Bermolén, De la Rúa es quien se llevó la peor parte con un paro general cada 92 días, y cierra la lista Macri, con un paro cada 292 días.

Fraga también hizo hincapié en que "los gobiernos peronistas han gobernado el 80% del tiempo desde 1983 y han tenido sólo la mitad del total de paros generales", aunque añadió algunos detalles significativos: "Los 10 años y 5 meses que gobernó Menem mostraron una situación diferente. En el primer mandato (fue de 6 años y medio) tuvo un solo paro general y en el segundo, en cambio, 4. El año y medio que gobernó Duhalde se registraron 5 paros generales, un nivel muy alto para un gobierno peronista. Se explica por la convulsión social que generó la crisis 2001-2002. Con la llegada de Kirchner al poder, la Argentina retorna al crecimiento económico. Tiene un solo paro general en 4 años y medio de gobierno. Cristina Kirchner tuvo 5 en los 8 años de sus dos períodos".

En este marco, destacó el director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, el gobierno de Alberto Fernández no ha tenido hasta ahora paros generales: "El fenómeno registra cierta relación con lo económico-social -sostuvo-. Los períodos de crisis, como fue la segunda parte del gobierno de Alfonsín, de Duhalde y De la Rúa, son la mayor intensidad de paros generales". Por eso no es casual que la CGT esté a punto de descongelar su espíritu de protesta al calor de una inflación galopante y de un creciente deterioro salarial. Y, además, con un gobierno dominado por las peleas internas, la indiferencia hacia el sindicalismo y un horizonte de derrota electoral en 2023.

Hay otro fenómeno: esta "Corpo" sindical, debilitada por la caída del trabajo formal y el aumento de los trabajadores en negro, hace mucho que no logra concretar paros generales que hagan dar marcha atrás a los gobiernos para cumplir con sus reclamos. Realizar una protesta extrema sin lograr transformar la realidad es el reflejo más palpable de la pérdida de poder del gremialismo. Distintos presidentes ya se dieron cuenta de que pueden afrontar paros generales y desoírlos sin que se altere la gobernabilidad.

"En los 85 años transcurridos desde 1947 -como apuntó Fraga-, el peronismo ha gobernado la mitad del tiempo, pero desde 1989 lo ha hecho 27 de los 33 años transcurridos. Ha sido la mayor participación del sindicalismo en el poder de su historia". A los dirigentes gremiales no les gustará esa última conclusión: creen que justamente los resultados de los gobiernos han sido los que están a la vista porque marginaron a los sindicalistas del esquema de poder. Esa puja es la que otra vez se pondrá en juego, como en un loop irrompible e inconducente, con el primer paro general (o movilización) que afrontaría en breve el gobierno del Frente de Todos.

** Por  Ricardo Carpena

martes, 11 de marzo de 2014

Entrevista a Osvaldo IADAROLA, Secretario general de Foetra



El secretario general de los telefónicos explica por qué hoy es inviable una reunificación de la CGT y critica la postura de Hugo Moyano

 Secretario general del sindicato telefónico desde 1997, OSVALDO IADAROLA militó en las filas del Movimiento de Trabajadores Argentinos junto con Hugo Moyano, y hoy revista en la CGT más cercana al oficialismo. En una entrevista con Tiempo Argentino, habló de las diferencias políticas que lo separan del espacio del líder camionero, entre otros temas. Analizó el contexto en el que se desarrollan las actuales negociaciones paritarias y, aunque defendió el modelo de un gremio por rama de actividad, reconoció que hay organizaciones "que no llevan a la práctica la democracia sindical".   

– ¿Cómo ve las paritarias? –
Si bien hay un proceso inflacionario que está reconocido por todo el mundo, la realidad es que este año es un momento más crítico por los acontecimientos económicos. En este marco, veo una gran responsabilidad de la dirigencia del movimiento obrero. Te cuento una anécdota: en 1975 el gremio telefónico sacó casi el 65% de aumento, salimos en la tapa de todos los diarios, a los pocos días la UOM sacó el 130% de aumento. Y después, a los 15 o 20 días vino el Rodrigazo, proceso tremendo que a los que más castigó fue a los sectores populares. ¿Por qué digo esto? Esa experiencia, en un momento en donde yo diría... no sé si de un golpe financiero, pero realmente hubo un apriete muy grande del capital especulativo. Entonces, se da algo: nunca noté tanta preocupación por sectores que no tienen nada que ver con el movimiento obrero para impulsar la paritaria, para tratar de involucrarse por el costado en la paritaria del movimiento obrero. 

– ¿A quienes se refiere? –
Grupos económicos, determinados sectores de la prensa, que generan expectativas. En ese marco, que es la característica de este año, yo veo mucha responsabilidad en cuanto al movimiento obrero. Porque en un proceso inflacionario los dirigentes tienen la obligación de mantener el poder adquisitivo de los compañeros nuestros, pero también la responsabilidad de no ser nosotros los promotores de un espiral súper inflacionario que termine con un Rodrigazo. 

– ¿Cómo se resuelve esa tensión entre luchar por mantener el poder adquisitivo y mostrarse "responsable"? –
Siempre hay una diagonal entre el mundo sindical y el empresarial que a el camino de la negociación. En nuestro sector no tenemos empresas que tengan procedimientos de crisis, tienen buena rentabilidad, así que es un marco proclive a sacar una buena paritaria. 

– ¿Cuánto van a pedir? –
Eso no lo sé, te digo honestamente. Todavía no está convocada (la paritaria), vence el 30 de junio, la convocamos en la segunda quincena de marzo. Nuestra modalidad es siempre no pedir adelanto de las paritarias ni nada, nos sentamos a discutir por el segmento del año, la paritaria es anual. 

–Usted militó en el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) con Hugo Moyano en la época de confrontación con el menemismo.  –
Sigo en el núcleo del MTA. Moyano eligió un camino, a nuestro modesto entender, equivocado. ¿Por qué? Porque en todo gobierno hay temas críticos, es así. Lo que en el movimiento obrero no podemos dejar de reconocer es que antes de 2004 la paritaria estuvo once años congelada, la tasa de desocupación era de dos dígitos, hay seis millones de trabajadores incorporados. Muchas veces se habla con liviandad, pero seis millones es mucha gente. Hay dos millones más de jubilados que se incorporaron y cobran mensualmente. Y en el caso nuestro, las telecomunicaciones, ningún gobierno hizo un plan en telecomunicaciones como este. Hoy estamos arriba de Brasil, se creó una empresa de telecomunicaciones 100% nacional satelital y terrestre, Arsat. Metimos 19 mil km de fibra óptica en los lugares pobres. Es otra Argentina desde el punto de vista de las telecomunicaciones. EN MEDIO DE ESTE MARCO, CREO QUE SE EQUIVOCÓ DE CAMINO HUGO MOYANO. Ahora, Perón decía: cada uno es artífice de su propio destino. Él eligió ese camino, bueno, el final y todo es un tema que le compete a él, no a nosotros. Nosotros seguimos en el MTA, queremos ser coherentes, bancamos a este gobierno con las críticas que habrá que hacerle, pero tenemos definido el apoyo en forma irrestricta a este proceso que se está dando. 

– ¿Hay posibilidades de unidad en este contexto? Barrionuevo no es una figura que le caiga simpática al MTA… –
Sí, pero te digo la verdad: el problema no es sólo por tal o cual dirigente. El problema son las políticas. Si hoy nosotros tenemos que hacer un análisis del movimiento obrero, y lo digo con total respeto, hay cinco conglomerados, de alguna manera, esa es la realidad. No creo en esa figura de la unidad, en juntarse y amontonarse, creo en la unidad con un proyecto político. Como sector social, nosotros los trabajadores, esté el actual gobierno o quien fuere, siempre tenemos que tener un proyecto para expresar a este sector social en la disputa de poder, esto es así. Pasa que la gran división actual es entre sectores que tienen un proyecto y sectores que no lo tienen, o un proyecto contradictorio con lo que estamos diciendo, desde el punto de vista del campo social, político y nacional. Entonces, en eso yo no tengo expectativas. Porque unificar significa unificarse con un proyecto claro, definido y llevarlo adelante. He participado hace muchos años en congresos donde estábamos todos de acuerdo, termina el congreso y cada uno sigue con su política. No tiene ningún sentido. Hoy hay comentarios que dicen que si cada uno de los líderes de determinados espacios renuncia y se juntan todos… no estoy de acuerdo en eso. 

–Más allá del reciente fallo de la Corte Suprema, hay un debate por la democracia sindical que pone de relieve la necesidad de cierta oxigenación en la conducción de los gremios. Usted es secretario general desde 1997. ¿Cuál es su visión?  –

Estamos de acuerdo con el modelo sindical vigente, un sindicato por rama de actividad. Ha demostrado efectividad. No se puede representar intereses colectivos seccionando en sectores, es lo más contradictorio que hay. Este sindicato lo fundaron en el '28 los anarcosindicalistas y socialistas y, a la hora de resolver, resolvía la asamblea y se acataba. No eran tontos, sabían que representaban intereses colectivos, pero a la hora de negociar o peticionar tenían que ser una sola voz. Este modelo es con el que estamos totalmente de acuerdo y defendemos. Ahora, es verdad que hay sindicatos que no la llevan adelante (la democracia sindical). Honestamente, creo que es un error de la dirigencia porque el poder que tiene el sindicato es a través del marco colectivo: cuanto más se discute, más formada está la gente y participa en las decisiones, más poder te faculta. Yo no estoy de acuerdo cuando dicen que con la actual ley no se puede ejercer la democracia sindical, están dadas todas las condiciones. Lo que sí, hay sectores empresariales con interés en seccionar al movimiento obrero. Acá no hay lista única, cada mandato que hay que ir al ruedo hay tres o cuatro listas, la última vez toda la oposición se unificó. Te pongo un ejemplo: en Chile, hace ocho o diez años atrás, había 23 sindicatos de telecomunicaciones, después llegaron a 27 y hoy rondan los 30 sindicatos. En algunas oportunidades que tuve de encontrarme con algunos –nunca están todos juntos– les pregunté cuántos conflictos ganaron. "No, nunca ganamos ningún conflicto."