Mientras
observamos a generaciones cada vez más jóvenes navegar por el siempre cambiante
panorama digital, los expertos advierten que el uso de dispositivos varía de
útil y saludable a compulsivo y adictivo. ¿Es este fenómeno una amenaza real
para los niños? La valoración de los expertos
Si bien la Organización
Mundial de la Salud reconoció
los problemas asociados al juego digital como una patología mental, la
denominación no incluye a la adicción a las redes sociales ni a las
aplicaciones que no son de juego. Aún así, el fenómeno emergente de la
"adicción digital" representa un problema real y
potencial generalizado que desafía soluciones fáciles o
estrategias de prevención.
Según una reciente investigación publicada en la Revista de la
Asociación Médica Estadounidense, (JAMA por sus siglas en inglés), la relación entre
la exposición a los dispositivos y la salud en los adolescentes podría seguir
un patrón de "U invertida", es decir, que una exposición muy alta y
una exposición muy baja podrían estar asociadas con resultados de salud mental
pobres en comparación con cantidades moderadas de uso.
El consenso
científico sugiere que las adicciones surgen de una combinación de una
predisposición genética y la exposición repetida a un sustrato específico. En
el caso de laadicción digital, la
exposición es ubicua, inevitable, y en algunos casos el uso de dispositivos
digitales es obligatorio; algunas escuelas usan tablets en las aulas y otras
requieren que los niños hagan uso de las computadoras para hacer su tarea.
"Toda actividad puede ser terreno
fértil para una adicción, y los dispositivos electrónicos no escapan a esta
posibilidad. Evidentemente hoy constituyen un medio de comunicación y relación
entre pares, y no sólo un medio sino un escenario mismo.En este punto debemos
revisar la jerarquía que ese espacio virtual tiene, ya que por ser virtual no
es menos real", sostuvo en diálogo con Infobae Diego
Luparello, psicoanalista y expresidente del Claustro de
analistas en formación de la Asociación Psicoanalítica
Argentina.
"El uso
de dispositivos por parte de los niños varía de útil y saludable a
compulsivo y adictivo", aseveró Dimitri A. Christakis, director del Centro de Salud
Infantil, Comportamiento y Desarrollo del Instituto de Investigación Infantil
de Seattle y profesor de pediatría en la Universidad de Washington. "Creo que el
fenómeno de la adicción a la tecnología es bastante real".
Sin embargo, para el especialista, la definición de la palabra
"pantalla" ha evolucionado considerablemente hasta el punto en que es
casi una construcción sin sentido. El trabajo de Christakis separa
el consumo de los medios digitales por el ritmo y la
violencia, y así descubrió que ver entretenimiento
violento en los primeros años de vida está fuertemente asociado con los
trastornos por déficit de atención con hiperactividad.
Si bien los científicos han analizado el vínculo entre
las pantallas y los problemas de atención con anterioridad, los efectos son
difíciles de entender. Algunos dicen que los medios simplemente reemplazan las
actividades más beneficiosas. Otros sostienen que los niños se vuelven
insensibles a su velocidad o violencia y así ansían aún más.
"¿Es el mundo de las apps y ese aparato celular que se ha
adherido al cuerpo de los seres humanos en todo el mundo nocivo para los niños?
El riesgo de afirmar algo así es demonizar los objetos. Treinta
años atrás se hacían planteos similares respecto de la TV y el daño que ese aparato
producía en los menores que pasaban horas hipnotizados frente a la pantalla. La TV de entonces como los
celulares de hoy no son malos per se, el
problema reside en la relación que se establece con los objetos, es decir, el
lugar que esos objetos vienen a ocupar en la vida de los niños", indicó Agustina Fernández, psicoanalista, miembro de la
misma asociación y especialista en adolescentes.
Para la
doctora Ellen Selkie, profesora
asistente de medicina para adolescentes en la Universidad de
Michigan, que investiga el uso que hacen los adolescentes de las redes
sociales, "es como la comida, es algo que todos necesitamos debido a la
forma en que funcionan las empresas, debido a la mercado laboral, y para los
adolescentes es la forma en que socializan".
"Con los niños más pequeños – dijo- hay evidencia que
respalda las limitaciones en la cantidad de tiempo de pantalla; con los niños
mayores, la situación es más complicada. La pregunta es, con un adolescente que
siempre parece estar en su teléfono, ¿es esa una adicción realmente o se trata
del escenario donde hoy están sus amigos? Porque el comportamiento normal de
los adolescentes siempre es querer hablar con sus amigos".
Según Selkie, al
igual que existen formas saludables y no saludables de comer, hay decisiones
diarias sobre el uso de la tecnología que se suman a las
principales decisiones sobre la salud. Paradójicamente, sostuvo
que hay momentos en los que la falta de tiempo de pantalla por parte de un
niño también puede ser motivo de preocupación.
Para Maximiliano Martínez Donaire, psicoanalista y
exsecretario científico del Claustro de APA, "hay algo en el estilo
de estímulo y de fuente de percepción y de disfrute de este fenómeno que genera
que alguien pueda estar muchas horas sin moverse interactuando con una
pantalla. El asunto no está en lo digital o en la pantalla en sí, sino en el
uso que se hace de ella".
"Y cuando hablamos de los niños, -continuó- el uso debe estar
regulado por los adultos. Ellos son los que tienen que brindarles las
herramientas a los niños para que puedan aprender a administrar y regular sus
fuentes de goce y de placer. Si lo digital se vuelve adictivo es porque allí,
los adultos no pudieron brindar las herramientas necesarias para que
el chico pueda regularse", aseveró.
Hoy lo virtual, lo digital y las redes sociales son un espacio que se habita. En donde los sujetos
llevan a cabo un montón de actividades de entretenimiento, de trabajo, de
esparcimiento y sociales. Es lógico que en algún punto los niños también
comiencen a habitarlas en el mismo sentido, encontrando en ellas una fuente de
vínculo social con sus amigos y compañeros, una fuente de estímulos y de
investigación.
Algunos expertos consideran que el principal problema
en llamar a la tecnología problemática una "adicción" clínica es
que localiza la enfermedad o el problema dentro del
individuo, en lugar de hacerlo en el entorno digital que
está configurando su comportamiento, a menudo a través de métodos que son
intencionalmente explotadores o subconscientes.
"Un joven que busca aislarse, por ejemplo, va a encontrar en
el teléfono un espacio para hacerlo, lo mismo que haría en su habitación, o con
otros medios que tuviera a su disposición. Es decir, la conducta de aislamiento
es el síntoma y la herramienta digital es el medio", explicó Luparello.
No obstante,
de acuerdo con la Canadian Pediatric Society, los padres deberían
preocuparse más por la forma en que sus niños, niñas y adolescentes en edad
escolar usan los dispositivos digitales que el tiempo total que pasan
fascinados por las pantallas.
El grupo de pediatras sigue alentando a los padres a minimizar el
tiempo de pantalla, pero no llegó a imponer un límite máximo en sus primeras
pautas de medios digitales para niños mayores en la era de los teléfonos
inteligentes y las redes sociales. El CPS (por sus siglas en inglés) sostuvo
que sería "muy difícil" establecer límites de tiempo para la
tecnología y el tiempo de pantalla que puede ser perjudicial en algunas circunstancias y beneficioso en otras.
La guía de CPS define el uso "moderado" entre dos y
cuatro horas al día. Las nuevas pautas se aplican a niños de hasta 5 años y
adolescentes de hasta 19 años. Hace dos años, la misma organización publicó
pautas para niños más pequeños que no aconsejaban tiempo de pantalla para los
menores de 2 años, y no más de una hora al día para niños de entre 2 y 5 años.
Mientras los padres navegan por un conjunto difícil de parámetros, Common Sense Media, una organización sin
fines de lucro que "brinda educación y defensa a las familias para
promover tecnologías y medios seguros para los niños", ofrece una gran
cantidad de consejos que pueden ayudar a establecer pautas. Un punto de partida
es exigir que los teléfonos se apaguen para la cena o en excursiones
familiares, y los padres, por supuesto, deben pensar detenidamente en su propio
uso de los dispositivos y en los ejemplos que dan
*#*9 Por Belen Filgueira /INFOBAE 16.06.2019