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lunes, 25 de marzo de 2013

El Kirchnerismo se volvió Marxista (pero de Groucho)



El Papa FRANCISCO, que ayer llamó a enfrentar “la corrupción y la sed de poder” en su homilía del Domingo de Ramos, puso la política argentina patas para arriba: sólo con un par de gestos austeros se ungió en la contracara del poder. Un espejo donde toda la casta política debería mirarse para recuperar su sentido de misión. Por lo pronto, consiguió que la Presidenta, prácticamente ya en campaña para su secreta aspiración de re-re, pidiera dejar de lado los odios. Es probable que lo haya aprendido de Bergoglio, quien con ella en primera fila pidió dejar de lado las conductas que “ensucian la vida”. Palabras muy terrenales: el kirchnerismo ha denigrado la política de estos años en base a las actitudes que ahora la presidenta parece condenar.


Odio y soberbia.

Han hecho de la difamación un arte y de la política un teatro de la farsa y la simulación.

Una gran puesta en escena.

Habrá que volver una y otra vez sobre la grotesca rectificación kirchnerista acerca del Papa Francisco, ordenada por la Presidenta a sus amanuenses más hostiles, porque será recordada como una de las más grandes hipocresías de la historia política argentina. Lo que ya es decir algo.

Semejante salto doble y sin red terminó de transformar al kirchnerismo en marxista: lo corrió a la izquierda de Marx. Pero de Groucho, el genial y punzante humorista, actor y escritor neoyorquino. Con su pirueta, el kirchnerismo se puso a tono de aquel hombre de dichos irónicos y corrosivos, sobre todo en una de sus frases más recordadas: “Estos son mis principios, y si no les gustan, tengo otros”.

Como si hubiera conocido la estirpe política, de la Argentina y del mundo, también nos dejó esta perlita: “Hay políticos que harían campaña hasta en la morgue” . La Presidenta sigue invocando a Kirchner, en una suerte de culto a la muerte que a la vez pretende ser un guiño a las urnas.

A veces, la política es una alquimia solapada entre realidad y ficción.

Necesita de ambas para llegar y permanecer en el poder.

Cierta vez, el presidente de EE.UU. Harry Truman le dijo a Groucho: “Usted me suena de algún lado”. La respuesta del cómico bien podría ser la de la Presidenta a Fátima Florez, que la parodia con buen suceso en el programa de Lanata: “Sí, soy el tipo del bigote negro al que siempre trata usted de imitar en sus discursos”. Los intelectuales K ( “El intelectual es un tipo con úlcera, caspa y lentes de aumento” , Groucho dixit) fueron los del papelón mayor. Hablaron de “superchería” y de “apropiarse” de la figura papal.

ENTIENDEN POCO del SENTIMIENTO PERONISTA y de la fe cristiana del pueblo.

Se dicen nacionales y populares, pero prefieren decir “faltriquera” en lugar de “billetera”. La Presidenta les dio una lección de pragmatismo político, y los dejó a todos pedaleando en el aire, incluso a quienes con temeridad “non sancta” vincularon al Papa con el horror de la dictadura. Remedando a Groucho, el ala dura del kirchnerismo bien podría decir, a coro: “Hemos pasado unos días maravillosos. No han sido éstos.”

© Osvaldo PEPE