Odio y soberbia.
Han hecho de la difamación un arte y de la política un teatro de la farsa y la simulación.
Una gran puesta en escena.
Habrá que volver una y otra vez sobre la grotesca rectificación kirchnerista acerca del Papa Francisco, ordenada por la Presidenta a sus amanuenses más hostiles, porque será recordada como una de las más grandes hipocresías de la historia política argentina. Lo que ya es decir algo.
Semejante salto doble y sin red terminó de transformar al kirchnerismo en marxista: lo corrió a la izquierda de Marx. Pero de Groucho, el genial y punzante humorista, actor y escritor neoyorquino. Con su pirueta, el kirchnerismo se puso a tono de aquel hombre de dichos irónicos y corrosivos, sobre todo en una de sus frases más recordadas: “Estos son mis principios, y si no les gustan, tengo otros”.
Como si hubiera conocido la estirpe política, de la Argentina y del mundo, también nos dejó esta perlita: “Hay políticos que harían campaña hasta en la morgue” . La Presidenta sigue invocando a Kirchner, en una suerte de culto a la muerte que a la vez pretende ser un guiño a las urnas.
A veces, la política es una alquimia solapada entre realidad y ficción.
Necesita de ambas para llegar y permanecer en el poder.
Cierta vez, el presidente de EE.UU. Harry Truman le dijo a Groucho: “Usted me suena de algún lado”. La respuesta del cómico bien podría ser la de la Presidenta a Fátima Florez, que la parodia con buen suceso en el programa de Lanata: “Sí, soy el tipo del bigote negro al que siempre trata usted de imitar en sus discursos”. Los intelectuales K ( “El intelectual es un tipo con úlcera, caspa y lentes de aumento” , Groucho dixit) fueron los del papelón mayor. Hablaron de “superchería” y de “apropiarse” de la figura papal.
ENTIENDEN POCO del SENTIMIENTO PERONISTA y de la fe cristiana del pueblo.
Se dicen nacionales y populares, pero prefieren decir “faltriquera” en lugar de “billetera”. La Presidenta les dio una lección de pragmatismo político, y los dejó a todos pedaleando en el aire, incluso a quienes con temeridad “non sancta” vincularon al Papa con el horror de la dictadura. Remedando a Groucho, el ala dura del kirchnerismo bien podría decir, a coro: “Hemos pasado unos días maravillosos. No han sido éstos.”
© Osvaldo PEPE