miércoles, 29 de septiembre de 2021

El desempleo real es del 27%, según el Observatorio de la UCA

 

Las tasas de trabajo informal aumentaron y las condiciones laborales se precarizaron aún más pos pandemia.

Durante la última década, incluyendo el escenario de pandemia, los indicadores sociales de la Argentina muestran un aumento en la pobreza y en las desigualdades estructurales. Las brechas productivas, sociales y laborales no han disminuido, sino que incluso se agravaron. La situación ha empobrecido aún más al cada vez más extendido sector micro informal de subsistencia.

El Director del Observatorio de la UCA, Agustín Salvia, explicó: “En los últimos 10 años, es decir, del 2010 a la fecha la desocupación se ha mantenido alrededor del 10%, pero lo que creció de manera sistemática es el ‘subempleo informal’ o también llamados ‘trabajos de indigencia’. El empleo informal aumentó de un 12% en 2012 a un 16% o 17% en la actualidad. La verdadera tasa de desempleo debe sumar estos porcentajes para saber el desempleo real, que es del 27%”.

Los datos fueron difundidos en el estudio “La voz de la Informalidad” elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA en conjunto con la Dirección de Innovación Social de CAF y publicados por el diario Perfil.

La pandemia agravó todo. Los sectores largamente empobrecidos fueron aún más afectados. La crisis actual de Covid-19 generó una importante pérdida de empleos, produciendo más desempleo y un mayor desaliento laboral. Esta situación redujo los ingresos laborales reales de los hogares, especialmente a los sectores informales y más pobres, pero también a las clases medias bajas formales o cuasiinformales. Si bien estos sectores informales fueron los primeros en reactivarse frente a la mayor flexibilidad sanitaria, se encontraron con condiciones laborales precarias e inestables.

Según el INDEC, durante el segundo trimestre de 2021, la tasa de desocupación fue del 9,6%. Este número refleja una disminución del 3,5% en relación al mismo trimestre del año 2020 (13,1%) y 0,6% menor a la del trimestre anterior (10,2%).

Sin embargo, la baja en la tasa de desempleo respondería a que aumentó el trabajo informal y el subempleo. La cuestión planteada por el sociólogo Salvia es que si la persona trabajó una hora de manera remunerada, es considerada ocupada, cuando en realidad se trata de una situación de subempleo inestable con el cual no cubre los ingresos básicos. Es el caso de los vendedores ambulantes, las mujeres que limpian casas, los llamados «trapitos» que trabajan por hora y no tienen un ingreso fijo. “Tienen algún trabajo pero no es digno”, afirmó.

El porcentaje de ocupados sin aportes al Sistema de Seguridad Social continúa en valores elevados. Dentro del grupo de asalariados, el 27,5 % se halla bajo contratación laboral no declarada. Por otro lado, las inserciones de baja calidad en actividades por cuenta propia han determinado que el 69,9 % de trabajadores independientes no realicen sus aportes jubilatorios. En conjunto, el 46,1 % del total de ocupados no participa del Sistema de Seguridad Social.

Salvia detalló: “La gente buscó alternativas frente al empleo precario que podía conseguir, también desarrollaron actividades por cuenta propia. Todas alternativas para subsistir que fueron aumentando el trabajo informal”.

De hecho, todavía no se cubrió el nivel de empleo de antes de la pandemia. Hay uno o dos puntos porcentuales que estaban ocupados y fueron cesanteados, y que pasaron al desaliento. Es decir, que no buscan porque creen que no van a encontrar. Lo cual, sumado al nivel alto de subempleo y empleo informal, hace que la tasa de desocupados baje, pero en sí no representa una mejora.

Como contraparte, en los últimos 11 años, el empleo pleno no suma más del 45%. Es decir, aquellas personas que trabajan en blanco, que tienen regularidad laboral, seguridad social y un ingreso mínimo que les permite cubrir la canastica básica.

De acuerdo al informe la situación de desbalance económico producido por los cambios antes mencionados provocó la búsqueda de alternativas que les permitieran sobrellevar la crisis económica. Es así que se vieron en la necesidad de reducir los gastos en general, priorizando la alimentación como la principal necesidad que debía ser cubierta. Esto llevó a que en los momentos más críticos dejaran de pagar los servicios básicos del hogar, o que les dieran prioridad a los niños en el momento de atender las necesidades básicas.

También, asistieron a comedores comunitarios, participaron de ollas populares organizadas en su barrio y recibieron alimentos por parte de familiares y conocidos. En aquellos casos en los alguien de la familia contara con ahorros, estos fueron utilizados y agotados a raíz de la situación de necesidad económica. Asimismo, recurrieron a la solicitud de préstamos a familiares y conocidos, y créditos a entidades públicas. Reconocieron la importancia de ayudas sociales otorgadas por el gobierno, pero no fueron suficientes.

Fuente: Noticias urbanas


domingo, 26 de septiembre de 2021

Las 4 propuestas para cambiar indemnizaciones: cómo pueden impactar en el empleo ***

Ya se presentaron 4 propuestas para eliminar indemnizaciones, dos proyectos de Juntos por el Cambio y dos propuestas del sector privado. Qué postulan y qué pasó cuando se modificaron las leyes para generar más empleo. El caso testigo de la construcción y las dudas de cobertura.

En medio del estancamiento de la generación de empleo que confirmó el INDEC esta semana, la baja de costos laborales es un eje común del reclamo de las empresas grandes, medianas o chicas como condición para generar nuevos puestos de trabajo. En las últimas semanas semanas se presentaron ya en sociedad cuatro propuestas para cambiar el sistema de indemnizaciones.

Para los especialistas de las centrales sindicales, sin embargo, los sistemas más flexibles como el de la construcción no generaron más nuevos empleos, sino que permiten una destrucción más rápida y también un rebote más activo. Por otra parte, advierten que eliminar indemnizaciones desincentiva a las empresas a resguardar la relación laboral.

Dos proyectos surgen desde el ámbito político, ambos desde Juntos por el Cambio, en línea con las declaraciones del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta quien dijo que se necesitaban cambios en las indemnizaciones. Uno corresponde al Diputado por Tierra del Fuego Héctor Antonio Stefani. El segundo corre por cuenta del radical Martín Lousteau, ex ministro de Economía de Cristina Fernández en tiempos de la pelea por el campo y la 125.

Otros dos parten del sector privado: la propuesta de "mochila argentina" del dueño de TN Platex, el empresario textil Teddy Karagozian. Y otro impulsado por IPA, la asociación de Industriales Pyme de Argentina, quienes señalan que no tienen "capital económico o político" pero lo presentarán como proyecto de ley.

"Cuando se debaten algunas de estas ideas, se pone en juego la protección contra el despido arbitrario que está garantizado en las leyes laborales. Lo que hace la normativa obligando al empleador a pagar una indemnización ante despidos sin causa, es hacer que económicamente le cueste despedir", explica la economista Paridad en la Macro Noelia Torres.

"No debe verse como un beneficio monetario a la hora de la desvinculación, sino como un costo que tiene que enfrentar el empleador a la hora de despedir un trabajador o trabajadora. "La propuesta que está siendo debatida propone socializar ese costo que ahora enfrenta la empresa, por lo que se perdería en algún punto el espíritu de algunas normas", agrega Torres.

LAS DIFERENTES PROPUESTAS:

Antonio "Tito" Stefani, diputado por Tierra del Fuego, abrió el juego con su proyecto para eliminar indemnizaciones. Propone un sistema de garantía para las indemnizaciones que permite percibir la compensación al terminar una relación laboral, sea por despido o renuncia. Ante un cambio de trabajo no habría pérdida de antigüedad y se traslada de trabajo en trabajo.

El futuro del Trabajo: ¿en qué problemas debería concentrarse la política?

La propuesta es similar a la "mochila argentina" que plantea Karagozian porque ambos se basan en el modelo austríaco. IPA también plantea que el fondo podría cobrarse como complemento a la jubilación al final de la carrera laboral.

La propuesta de Tito Stefani se financia a partir de la nómina salarial, con fondo fiduciario en base a los aportes que "se actualizará por inflación", según promete. El fondo de cada trabajador incluso se plantea como hereditario.

INDEMNIZACIÓN RECORTADA

El proyecto firmado por Martín Lousteau promueve un reemplazo de la obligación de empleadores de pagar una indemnización en caso de despido sin causa, por el aporte a un Fondo de Cese Laboral que asumiría tal obligación, "aunque con una indemnización recortada, ya que se reduce la base de cálculo y se elimina el preaviso", analizó el centro Cifra de la CTA. El aporte patronal máximo es del 12% sobre las remuneraciones para el primer año y del 8% para los subsiguientes.

Los analistas sostienen que se trata de un porcentaje significativo, que para las y los empresarios representa un costo igual o mayor al de una indemnización. Un mes de salario por año trabajado equivale al 7,7% sobre el salario anual, remarcan y se preguntan si "en un contexto de salarios deprimidos y con una elevada inflación que socava su poder adquisitivo, es posible asegurar que ese costo efectivamente lo asuma la parte empresaria.

AVAL DE TRABAJADORES Y SINDICATOS

Desde el sector de pequeñas y medianas empresas, la entidad de industriales pyme IPA que preside Daniel Rosato promueve la creación de un fondo de compensación laboral. "No pudimos instalarlo políticamente pero tenemos el consenso en los sindicatos", aseguró el empresario. Su autor, Alejandro Bartalini, lo define como "una reforma que permita generar trabajo más rápidamente sin que genere dificultades a futuro".

Las propuestas se venden como complemento a la jubilación

El proyecto de "mochila argentina" del empresario textil Teddy Karagozian, por su parte, apunta a un seguro contra despidos. Pero para los pyme, eso puede generar diferencias en los costos y problemas laborales. "Un seguro no genera incentivos para no despedir", remarcan desde IPA.

La idea de Karagozian se asemeja a las propuestas de JxC, se trata de un seguro para las empresas sobre su nómina salarial y pagado por ellas. Se trata de un Seguro de Garantía de Indemnización (SGI) que alimente un fideicomiso administrado por el ANSES, la Superintendencia de Seguros, y una Entidad de Control, que garantice la indemnización a los empleados que pierden su trabajo, consiguiendo que puedan seguir cobrando en cuotas mensuales el equivalente y actualizado a su ultimo sueldo, hasta conseguir un nuevo empleo.

El seguro se agotaría cuando supere los meses que correspondan a los años trabajados. Los empleados del estado tendrán los mismos beneficios, pero el estado no deberá integrar la prima de riesgo. Este proyecto también se presenta como complementario a la jubilación y como en el de Stefani es heredable en caso de muerte del asegurado.

En el caso de IPA, el fondo de compensación apunta a capitalizar los años trabajados en distintas empresas, un punto de coincidencia con el proyecto de Karagozian. "Si un trabajador pasa por cuatro o cinco empresas acumula esos años trabajados en ese fondo. Cuando termina la etapa laboral recibe ese fondo, que es adicional a la jubilación", agrega Bartalini.

También el proyecto de Lousteau plantea un incentivo similar para los trabajadores: una suma de ese Fondo ante situaciones de finalización de un vínculo laboral que no sean el despido sin causa.

El proyecto de IPA pone un porcentaje de masa salarial también como compensación por ganancias, es algo muy solicitado por los sindicatos, explican además como una de las zanahorias de la propuestas. "Sin el acompañamiento de sindicatos o los trabajadores no puede avanzar", reconocen.

"Sin el apoyo de los trabajadores y gremios no se puede", admiten en IPA

 ¿SE PUEDE GENERAR EMPLEO?

En todas las propuestas se afirma que la eliminación de la indemnización por despido redundaría en un incremento del empleo. De acuerdo con los analistas de Cifra-CTA, "la propia experiencia argentina ha mostrado que la flexibilización del mercado laboral y la reducción de costos laborales no provocan que el empleo se incremente".

El centro de estudios gremial sostiene que modificar en base a un proyecto como el de Lousteau el sistema de indemnizaciones "implicaría una menor estabilidad en el empleo, ya que el costo disuasorio de un despido desaparecería. Además, la amenaza del desempleo se volvería un recurso más concreto frente a cualquier reclamo. En síntesis, menos estabilidad y mayor disciplinamiento".

Desde la CTA-A, el coordinador del Observatorio del Derecho Social Luis Campos aseguró que reemplazar la indemnización por despido por un seguro similar a la libreta de desempleo de la industria de la construcción no va a redundar en una mayor creación de empleo formal y va a implicar un recorte de derechos laborales.

Noelia Torres advierte que es necesario tener en cuenta también las formas de trabajo, nuevas tecnologías y sectores. "Es cierto que hay que re-debatir algunos convenios y condiciones laborales como las plataformas tipo Uber o Rappi para que los trabajadores/as de estas nuevas tecnologías y sectores también alcancen su plenitud en términos de derechos laborales", agregó la economista de Paridad en la Macro.

CONSTRUCCIÓN, EL CASO TESTIGO

"En los últimos 13 años la industria de la construcción no creó más empleos que el resto de las actividades. Hasta antes de la pandemia venían relativamente parejos, después de la pandemia la construcción quedó muy abajo", argumenta Campos sobre el sector que se ve como ejemplo para las desvinculaciones modernas.

En un hilo de Twitter el especialista en temas laborales aseguró que "la existencia de un esquema flexible de terminación del contrato de trabajo no condujo necesariamente a un crecimiento diferencial del empleo registrado".

Y advierte que "el despido libre permite que los empleadores ajusten rápidamente a la baja en contextos de crisis económica". Para apoyar esa afirmación detalla que la velocidad de la destrucción del empleo en la construcción fue mucho más rápida durante las crisis de 2009, 2012, 2016 y 2019/20.

"El rebote post crisis también es más rápido en la construcción que en el resto de las actividades", concede Campos, pero aclara que "a lo largo de los últimos 13 años ello no se tradujo en un crecimiento diferencial de la ocupación. Efecto empleo=cero", concluye.

 Torres, en tanto, asegura que "el verdadero debate no pasa por como flexibilizar las condiciones de salida del mercado, sino cómo los trabajadores pueden adaptarse ante un mundo económico cada vez más cambiante".

LAS DUDAS SOBRE LAS PROPUESTAS

La economista remarca que "desde un punto de vista más financiero y teniendo en cuenta el contexto inflacionario de la economía argentina no queda claro cuál va a ser el índice de actualización de esos aportes que se hagan al fondo o que puede llegar a pasar si las inversiones que realice ese fondo no sean lo suficientemente rentables para cubrir los costos de los despidos".

Otra de las dudas es "qué puede llegar a pasar en el caso de despidos masivos y que la aseguradora no llegue a cubrir todos los pagos de ese seguro ¿se va a hacer cargo el Estado?", señala Torres.

Además apunta que hay que tener en cuenta el contexto pospandemia. "En 2020 se reguló mucho el mercado de trabajo para proteger los puestos de los trabajadores/as entonces hay que tener cuidado (en caso de que se apruebe) con que no se termine transformando en un incentivo a las empresas a despedir masivamente", enfatizó en el marco de la doble indemnización para los trabajadores registrados pre-pandemia.

***PATRICIA VALLI. Subeditora de Economía y Política

 

Fuente: https://www.cronista.com/economia-politica/las-4-propuestas-para-eliminar-indemnizaciones-como-pueden-impactar-en-el-empleo/

miércoles, 15 de septiembre de 2021

¿Avanza la derecha? ¿Dónde están los votos del peronismo? por Mario Firmenich

 


Las elecciones de las PASO 2021 arrojan un resultado que puede calificarse como catastrófico para el #FrentedeTodos, apenas 2 años después de haber vencido en las elecciones presidenciales y de gobernadores de 2019 con muy amplia ventaja y obteniendo un respaldo electoral del orden del 50% de los votos.

En 2021 Juntos por el Cambio lo supera a nivel nacional por un 10% de los votos válidos y en Provincia de Buenos Aires lo supera por un 5% de los votos válidos. Además, aparece como “revelación” el partido de la extrema derecha liberal con #Milei en Capital Federal con un 13% de los votos. Por otra parte el abstencionismo fue el más alto de la historia.

¿Se derechizó y se despolitizó la sociedad argentina en 2 años? ¿Desapareció el peronismo como espacio sociológico?

Un análisis certero de lo sucedido requiere ir a los datos numéricos de la elección comparándolos con los datos numéricos de 2019.

Esta elección de 2021 es una PASO y ya se ha visto que las PASO, cuando los partidos presentan lista única en su interna, tienden a tener un abstencionismo mayor porque para el votante no se decide nada. De hecho, como suele decirse, las PASO se convierten en una “encuesta gigante”; siendo rigurosos, se trata de un censo sobre las intencionalidades políticas.

Una comparación válida debe hacerse entre dos elecciones PASO. Pero la elección de 2021 ha tenido el significado político de un plebiscito sobre la gestión del gobierno presidido por Alberto Fernández. Por lo tanto políticamente es válido comparar estas PASO con las PASO de 2019 cuando se decidió las candidaturas de la fórmula presidencial.

¿Se verifica en estas PASO un abstencionismo con significado político?

El padrón electoral de 2019 era de 33.848.339 empadronados y los votantes totales fueron 25.859.967. Es decir que hubo una participación de 76,04% y una abstención de 23,96%. Este nivel de abstención (mayor al de una elección general) tiene el significado político de que con lista única no hay incentivos para ir a votar. No es una abstención que tenga sentido de desinterés o de protesta.

El padrón electoral de 2021 es de 34.385.460 empadronados y los votantes totales fueron 23.230.194. Es decir que hubo una participación de 67,55% y una abstención de 32,45%.

Con un padrón con 537.121 votantes potenciales más que en 2019, en esta elección los votantes se redujeron en más de 2.600.000 personas. Este abstencionismo tiene significado político, cosa que ya se había notado en las elecciones provinciales previas. Por eso también ahora son políticamente significativos el voto en blanco y el voto anulado, que sumados fueron 1.481.403.

En las PASO de 2021 se negaron a elegir representantes, de una forma u otra, un total de 12.636.669 ciudadanos; una abstención del 36,75% del padrón en un país con voto obligatorio.

¿Quiénes son los que se negaron a elegir diputados? ¿Cuál es el significado político de esta actitud? ¿Qué relación tiene con el plebiscito sobre la gestión del gobierno del Frente de Todos a mitad de su mandato?

¿Se verifica una derechización de la sociedad argentina?

En 2019 el voto de centro-derecha, derecha y extrema derecha se expresó del siguiente modo:




En términos absolutos el espacio de la derecha aumentó unos 500.000 votos entre 2019 y 2021, aumento que no llega al 1% del padrón electoral. La evidencia indica que no existe un desplazamiento masivo del voto hacia la derecha.

En términos de porcentaje de los votos válidos el resultado de las PASO 2021 da la imagen distorsionada de que #JuntosporelCambio ha crecido muchísimo, obteniendo más del 40% de los votos, y por eso le ha sacado una ventaja de 10% al Frente de Todos. Pero la realidad es que no ha tenido ningún crecimiento significativo. El millón de votos que aumenta Juntos por el Cambio sale casi íntegramente del millón de votos que pierde la alianza Consenso Federal por su disolución.

Buena parte del crecimiento cuantitativo de 500.000 votos de la derecha es la captación del voto joven de Capital Federal que Milei consiguió con sus 238.522 votos. Como realidad sociológica, este voto representa el espacio histórico de la derecha liberal en la Ciudad de Buenos Aires, que había perdido su representación política desde la desaparición del partido de Alsogaray.

Si descontamos estos votos, el corrimiento de votos hacia la derecha no supera los 300.000 votos en todo el país.

¿Cómo perdió votos el Frente de Todos y cuántos perdió?

En las PASO de 2021 el Frente de Todos obtiene un 31,3% de votos a nivel nacional. A primera vista pareciera que su respaldo se ha reducido al “voto duro” del peronismo, que en realidad su nivel histórico ha estado cerca del 35%. Pero los porcentajes de la elección de 2021 son engañosos, porque los votos se miden como proporción de un total muy inferior dado el abstencionismo y los votos en blanco y nulos.

En las PASO de 2019 el Frente de Todos obtuvo 12.205.085 votos, que representaron un 47,78% de los votos válidos.

Es sabido que cuando un frente hegemonizado por el peronismo obtiene cerca del 50% de los votos, esto se debe a que un sector de votantes independientes, mayoritariamente de clase media, se vuelca a la alianza con el movimiento popular.

El sector independiente representa aproximadamente un 15% de los votos válidos en una elección presidencial con participación del orden del 85%. En las PASO de 2019 la participación fue sólo de 76,4%, de modo que podemos aceptar que el aporte del voto independiente ha sido menor que en la elección general. Si estimamos el voto independiente en 10% de los votos válidos en aquella elección, entonces los votos peronistas del Frente de Todos en las PASO de 2019 podemos estimarlos en 9.650.651 (37,78% de los votos válidos).

En las PASO de 2021 el Frente de Todos obtuvo 7.107.973 votos. Esto significa que el Frente de Todos ha perdido más de 5 millones de votos entre 2019 y 2021. La mitad de esos votos los ha perdido en la Provincia de Buenos Aires.

Era previsible para cualquier análisis político objetivo sobre la gestión del gobierno nacional que el peronismo había perdido en los últimos dos años el apoyo que había obtenido de los sectores de clase media políticamente independientes. El deterioro de la imagen de Alberto Fernández en las encuestas reflejaba ese fenómeno político. Esto explica la pérdida de 2.554.434 votos.

Por lo tanto hay una pérdida de 2.542.678 votos que corresponden a ciudadanos peronistas que le han retirado su apoyo al gobierno del Frente de Todos y lo han hecho en todo el territorio nacional, afectando a la representatividad de caudillos provinciales que parecían incombustibles.

¿A dónde han ido los 5 millones de votos que perdió el Frente de Todos?

De acuerdo a lo ya visto, está claro que los votos perdidos por el Frente de Todos no han ido a los partidos del espacio de la derecha.

Parece claro que los 2.629.773 personas menos que votaron en 2021 respecto de 2019 son votantes del Frente de Todos que se sumaron a la abstención como crítica a la gestión gubernamental.

Las candidaturas peronistas críticas de Randazo y Moreno obtuvieron aproximadamente 500.000 votos que forman parte de la pérdida de votos del Frente de Todos.

Por otro lado, los conjuntos de los pequeños partidos de izquierda tuvieron la mejor elección de su historia, aumentando en casi 1.000.000 de votos a nivel nacional.

Estas tres categorías suman más de 4.100.000 votos de los 5 millones perdidos por el Frente de Todos.

Una parte de 1.481.403 votos en blanco y anulados seguramente también corresponden a la pérdida de votos del Frente de Todos. Y es probable que en algunas provincias haya habido desplazamiento de votos del Frente de Todos hacia algunos partidos provinciales.

La pérdida de los dos millones y medio de votos peronistas se explica por la suma de los 500.000 votos de candidaturas disidentes y 2 millones de los 2.600.000 votos menos que hubo en esta elección respecto de la de 2019, que se sumaron al abstencionismo.

El incremento de un millón de votos de los partidos de izquierda se explica con los votantes independientes que perdió el Frente de Todos, así como también el resto del abstencionismo, parte de los votos en blanco y nulos y alguna fuga de votos hacia algunos partidos provinciales.






domingo, 5 de septiembre de 2021

viernes, 3 de septiembre de 2021

Vuelta al trabajo: 67 por ciento elige la “modalidad flexible”

 


El último sondeo de Newmark revela expectativas de CEOS y empleados respecto del regreso a las oficinas. El “futuro híbrido” y una información clave para brindar empleo de calidad.

“Aún no sabemos con exactitud cuál será el día de apertura total, pero está claro que la organización de los espacios y la interacción entre los empleados no son ni serán como antes” reflexiona Sofía Speranza, responsable de comunicación y marketing de Newmark, a propósito de los resultados de la última encuesta anual de la firma: un sondeo a través del cual la compañía de real estate corporativo estudió a fondo la percepción de la experiencia pasada y expectativas futuras de CEOs y empleados de 190 empresas.

A la hora de valorar cuán preparadas estaban las compañías para el trabajo remoto, por partes iguales -44% en cada caso- señalaron que su empresa estaba “completamente” y “medianamente” preparada, mientras que apenas un 12% aseguró que “no estába preparada”.

Varios elementos respaldan la última afirmación: un 61% de las empresas proveyó a sus colaboradores de computadora portátil, 40% de teléfonos celulares, 25% de mobiliario, 19% les pagó internet y 20% la telefonía móvil.

Tiempo y espacio

En cuanto a la situación de las compañías, cabe mencionar que el 63% de las encuestadas alquila sus espacios de trabajo, 26% es propietaria y 11% es a la vez inquilina y propietaria. El 18,5% utiliza, además de sus oficinas, espacios de coworking. Del lado de los empleados el 87% de los consultados trabaja desde la casa, el 1% en espacios de cowork y el 2% en work cafés, mientras que el 17% lo hace desde cualquier lugar.

La mayoría de los CEOs indica que la productividad mayormente se mantuvo estable (39%) o incluso se incrementó (33%); mientras que entre los empleados la mayor percepción fue que se mantuvo estable (39%), aunque también un buen número (19%) opina que esta disminuyó. Los aspectos que la mayoría define como “críticos” son las distracciones (principalmente de la familia y las tareas domésticas) seguidos por cuestiones de equipamiento y mobiliario.

Más del 32% de los empleados dice que en forma remota trabaja más horas de las que lo hacía en el horario habitual de oficina. El 31% respeta el horario de oficina, mientras que el 16,6% dice trabajar “la misma cantidad de horas, pero en distinto horario”. Solo el 8,9% señala que desde casa trabaja menos horas que en la oficina.

Volver

“¿Qué es lo que más valoras del espacio de tu oficina?” fue la pregunta que motivo que un 36% colocara en primer lugar “el espacio abierto”, otro tanto “el entorno y el barrio”, un 20% “la cafetería” y 11% “el área de recreación”

Si algo queda claro es que la experiencia de vincularse con los compañeros es algo que el trabajo remoto no puede suplir. De ahí que la sociabilización y las reuniones de equipo son las principales razones por la cual aparece el deseo de volver a la oficina: 87% de los CEOs mencionó como razón número 1 “sociabilizar”, 71% poder tener reuniones de equipo y 66% “cambiar de ámbito”, con unos resultados muy similares para el caso de los empleados

El 44% de los CEOs considera que dos días en la oficina y tres remoto sería el ideal para la modalidad flexible; en tanto el 31% prefiere el esquema tres en la oficina y dos desde casa. El 80% considera ofrecer espacio para más del 50% de la dotación de sus colaboradores.

Por el lado de los empleados, la respuesta sobre el esquema coincide: el 40% cree que la modalidad dos días en la oficina y tres remotos es la ideal, mientras que el 33% elige el formato “tres y dos”.

Según los encuestados, esta es la modalidad que podría complementar las ventajas y libertades que ofrece el home office con los beneficios que los lugares de trabajo otorgan, no solo para los colaboradores sino también para la cultura organizacional.

Universo heterogéneo

Pasado un año y medio de “experiencia remota” y dado el incipiente regreso a las oficinas de la mano de la campaña de vacunación Newmark decidió reeditar el ambicioso estudio que encaró el año pasado. Para eso encaró dos encuestas diferentes: una para CEOs y otra para empleados, con preguntas compartidas y algunas otras dirigidas a cada grupo en particular. Ambas se difundieron mediante campañas de mail, redes sociales y whatsapp.

Sobre el universo de 190 empresas de todo el país que integraron el estudio vale aclarar que el 27%de los encuestados trabaja en compañías con más de 500 empleados, que el 40% de la población encuestada tiene entre 20 y 50 años y que de los que respondieron 65%son hombres y 34, mujeres.

“Esta información es súper relevante para comprender mejor las necesidades de nuestros clientes y colaborar con todos los desafíos de estructurar el tan deseado regreso”, señala Mayling Contreras, analista de research en Newmark, sin dejar de resaltar que se requieren soluciones eficientes, que permitan contar con empleo de calidad y dimensionen el rol vital que los espacios de trabajo tienen de cara a ese objetivo.

En esa línea Speranza concluye que tanto las reuniones en equipo como la sociabilización y la capacidad de concentración son algunos de los factores que no han encontrado una réplica satisfactoria en el año de pandemia que llevamos. “De ahí que los espacios de trabajo cumplen con una función que el empleo remoto no puede reemplazar”.

https://www.lanacion.com.ar/economia/vuelta-al-trabajo-67-por-ciento-elige-la-modalidad-flexible-nid03092021/