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jueves, 2 de junio de 2011

Indignez vous! 32 páginas suficientes para movilizar una generación


Unas 32 páginas pueden ser suficientes para movilizar a una generación. Las de Indignez vous!, el libro [Folleto] del veterano de la Resistencia francesa de 93 años Stéphane Hessel, desde luego han generado un fenómeno literario auténtico: el panfleto ha vendido más de un millón de ejemplares y encabeza desde hace tres meses la lista de los libros más vendidos de Francia.

El próximo 22 de marzo el texto llegará a las librerías españolas: Ediciones Destino publicará ¡Indignaos!, que incluirá también una reflexión de José Luis Sampedro. Indignaos, que en Francia cuesta unos tres euros, se dirige a los jóvenes y les anima a decir basta y a luchar contra la dejadez de la sociedad de hoy en día.  

"Mi obra exhorta a los jóvenes a indignarse, dice que todo buen ciudadano debe indignarse actualmente porque el mundo va mal, gobernado por unos poderes financieros que lo acaparan todo".

Y prosigue Hessel: "En nuestra época teníamos un adversario claro: Hitler, Stalin. Y dijimos 'no'. Ahora, el enemigo es más difícil de encontrar. Pero es igual de importante decir 'no'. Hay que resistir otra vez. Nosotros nos jugábamos la vida. Pero los jóvenes de ahora se juegan la libertad y los valores más importantes de la humanidad".

Es el único miembro vivo de aquellos que participaron en la redacción de La Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948.

Militante a favor de la independencia de Argelia, de la causa Palestina y de tantas otras contra el poder de los más poderosos, siempre a favor de quienes se ven atropellados por aquellos, a sus 93 años ha escrito este librito ¡Indignaos! Con solo 30 páginas — y prólogo de José Luis Sampedro, en la edición española — este libro se ha convertido en un auténtico superventas. En él Stéphane Hessel nos propone que no nos quedemos indiferentes ante todo lo que sucede. Que mostremos nuestra Indignación, de forma pacífica, pero enérgica.

Nos pide que abramos los ojos a nuestra realidad con lo que encontraremos numerosas razones para la indignación, pero no como un recurso de queja o protesta violenta y sin objeto, sino como una acción dirigida a reconsiderar y movilizar nuestras posturas y revisar nuestras convicciones y, a menudo, nuestra apatía.

Finalmente concluye  que "La indiferencia es la peor de las actitudes".

 
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