Ya no es alto, rubio y de ojos celestes…
"Se puede engañar a todo el mundo alguna vez y a alguna persona todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo". Como en la frase que se le atribuye a Abraham Lincoln, el kirchnerismo sigue ensimismado en su propio relato, sostenido con generosos fondos públicos (Ver: El costo del relato: la Secretaría de Medios gasta más que un ministerio). Pero dentro de dos días deberá soportar una multitudinaria protesta en la Plaza que el peronismo sintió siempre como propia, para las grandes celebraciones o para dirimir espacios de poder. Hugo Moyano, el último y más novedoso "enemigo" de la épica K , se sentirá allí a sus anchas y el Gobierno, en cambio, sufrirá en su propia cara reclamos gremiales que desoyó. Cuesta creer, por ejemplo, que en la Casa Rosada nadie haya tomado nota de que en 2001, en aquel país maltrecho y a la deriva, el impuesto a las Ganancias representaba el 1,12% del salario y hoy, con nueve años del kirchnerismo en el poder, trepa hasta el 7,62%.
Ya son cerca de 2 millones de asalariados quienes deben pagar ese tributo. Por otra parte, cada vez se achica más el poder de compra de la asignación por hijo y de los salarios familiares, que están un 15% por debajo de la inflación real desde 2009.
La suba del mínimo no imponible en Ganancias y las asignaciones familiares son la base del reclamo del moyanismo y los demás gremios.
El kirchnerismo tampoco quiere ver que el índice inflacionario que se elabora en base a los datos de consultores privadas haya acumulado un 188% desde que en 2007 Néstor Kirchner intervino el área de precios del INDEC, mientras que para las estadísticas del organismo oficial haya sido de sólo el 56%.
Moyano, con su estilo rústico de siempre, es el mismo que el kirchnerismo veía alto, rubio, de ojos celestes, y usó tantas veces para hacer sentir el rigor de su poder. Acaso no todos estén al tanto de la frase Lincoln. Pero Moyano creó una propia para definir al kirchnerismo: "Parece que fueran una corte de mitómanos: mienten y se creen su propia mentira" . Los números son los números: el sol no se tapa con las manos, aunque para la Casa Rosada Moyano sea ahora sólo "un negro traidor".
Por Osvaldo Pepe – Secretario de redacción de Clarin