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lunes, 28 de abril de 2014
viernes, 2 de agosto de 2013
La pobreza y la indigencia se multiplican [Con precios reales]
Según estudios privados, las cifras oficiales sirven para ocultar a 10 millones de pobres
El tema es central y muy delicado: cuánta gente en el país no dispone del dinero para comprar lo mínimo necesario. En las estadísticas, esto se calcula a partir de la Canasta Básica de Alimentos, cuyo costo es eje de una polémica cada vez más grande. Y es que, según estudios privados, las cifras oficiales sólo sirven para ocultar a casi 10 millones de pobres.
Primero, la versión oficial. Según el INDEC, a un hombre adulto le bastaba tener en junio $ 236,58 para poder alimentarse durante un mes sin caer en la indigencia. Y unos $ 543,48 para acceder al resto de los bienes y servicios básicos, entre ellos los de indumentaria, transporte, educación y salud, saliendo así de la pobreza.
Con números como esos, el Gobierno afirma que, en la segunda mitad del año pasado, sólo un 1,5% de la población era indigente y otro 3,9%, pobre. En total, admiten que sólo 1.373.000 personas se quedaban sin acceso a lo básico.
Sin embargo, al calcular una canasta básica de alimentos con precios “congelados” que el Gobierno convalidó, surge que la línea de la indigencia asciende a $ 656,09, y la de pobreza, a $ 1.509.
Así, para no ser pobre, una familia formada por una pareja y dos hijos chicos ya no precisaría de $ 14 diarios por persona, como afirma el INDEC, sino de casi $ 39.
Por “la deformación que presentan” los datos oficiales, en el Observatorio de la Deuda Social de la UCA recurren a cifras alternativas de inflación y estiman así que la pobreza afectó en 2012 al 24,5% de la población como mínimos, y a un 26,9% como máximo: casi 11 millones de personas. Y calculan la indigencia en torno al 5%.
Otros centros de estudios también mencionan tasas altas. El de la CTA oficialista, CIFRA, estimó que la pobreza llega al 19,9% de las personas. Y para la CGT de Moyano, es pobre el 27,2% de la gente.
Otra cuestión es si la canasta básica que mide el INDEC es realmente sana. Basándose en la Canasta de Alimentación Saludable de la Escuela de Nutrición de la UBA, el precandidato a senador Claudio Lozano calculó que comer bien sale unos $ 3.700 por mes, cifra que quintuplica la estimación del INDEC y deja afuera a más de 7 millones de argentinos.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/precios-reales-pobreza-indigencia-multiplican_0_967103332.html
domingo, 25 de diciembre de 2011
El salario mínimo no alcanza a cubrir la canasta básica de una familia tipo
El sueldo es $ 2.300 y el gasto en los consumos básicos es de al menos $ 2.531.
El salario mínimo, vital y móvil, que se elevó a partir de agosto a $ 2.300 mensuales, no alcanza a cubrir el costo de la canasta familiar de pobreza del INDEC valuada “correctamente” con los precios de los institutos oficiales de las provincias. Y esa diferencia tiende a agrandarse porque mientras el actual salario mínimo recién volvería a incrementarse en agosto de 2012, los precios siguen subiendo todos los meses.
Según la Dirección de Estadística y Censos de Entre Ríos, a julio pasado, la canasta básica total de una familia tipo (matrimonio y dos hijos de entre 10 y 12 años) sumaba $ 2.531,95. La misma canasta para la Dirección de Estadísticas y Censos de Chubut valía $ 3.361,19 mensuales. La diferencia se explica porque los mismos productos que integran la canasta en las provincias sureñas tienen precios más altos. Para el INDEC, en cambio, daba $ 644 mensuales.
Si se comparan esos valores provinciales con los del salario mínimo, deduciendo los descuentos de jubilación y salud, y agregando la asignación familiar de dos hijos, en ambos casos, el ingreso de bolsillo del trabajador no cubre el costo de esas canastas . En Chubut, el salario familiar por hijo es más elevado ($ 582 contra $ 270 del nivel general) justamente por ser una provincia con precios más altos (ver infografía). Todo esto es así aunque el salario mínimo debería superar con creces el valor de la canasta familiar de pobreza.
La ley de Contrato de Trabajo le asigna tres características al salario mínimo, vital y móvil:
Mínimo: porque es la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia por su jornada laboral.
Vital: porque debe asegurarle alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y cobertura previsional.
Móvil: porque debe ajustarse periódicamente de acuerdo a las variaciones del costo de la vida. Con esta definición, para una persona sin hijos, el salario mínimo cubre el valor de la canasta, pero no así para un matrimonio con dos o más hijos, sumando la asignación por cada chico. De todos modos, la canasta de pobreza cubre solo los gastos elementales en alimentos y servicios y está muy lejos del alcance del salario mínimo.
Es cierto que, desde 2003, y luego de varios años de haber estado congelado, el Gobierno impulsó sucesivas subas del salario mínimo, superiores a la propia inflación. Pero aún así resultaron insuficientes porque la inflación, en especial de los alimentos, fue erosionando el poder de compra salarial.
En la última discusión del Consejo del Salario Mínimo, los empresarios se opusieron a llevar la remuneración mínima a $ 2.600 mensuales, como reclamaba la CGT, no solo por el valor en sí sino porque implicaba reabrir varias paritarias que tienen básicos levemente superiores a los $ 2.300. Esto significa que ya en muchos gremios tampoco el ingreso mínimo del sector cubre el costo de la canasta familiar de pobreza.
El salario mínimo a $ 2.300 impacta sobre unos 400.000 trabajadores que están “fuera de convenio” y sobre un número más amplio de empleados en negro que tienen ingresos más bajos y que toman el salario mínimo como referencia. Por disponer de regímenes especiales, los trabajadores rurales y el personal doméstico tienen mínimos propios pero más bajos.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/
viernes, 2 de diciembre de 2011
El haber mínimo ($ 1.434.) de los jubilados no cubre el costo ($ 3.059) de la Canasta básica
El haber mínimo de los jubilados no cubre la mitad de su canasta básica
Necesitan $ 3.059 al mes para subsistir, pero la jubilación mínima es de $ 1.434.
Tres de cada cuatro jubilados ganan el haber mínimo que actualmente es de 1.434 pesos mensuales. Pero con ese ingreso no llegan a cubrir la mitad del costo de la canasta básica del jubilado valuada en $ 3.059, de acuerdo al cálculo que hizo la Defensoría de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires.
Un año atrás, esa canasta mínima costaba 2.458 pesos. Esto implica que en 12 meses aumentó un 24,4% , a tono con la inflación que miden los Institutos Provinciales y muy lejos de las cifras que publica el INDEC, en torno del 10%.
En el caso de las pensiones no contributivas, que son del 70% del haber mínimo o $ 1.003, la cobertura todavía es más baja ya que solo cubre una tercera parte de los $ 3.059 mensuales.
Según el Ombudsman de la Tercera Edad, Eugenio Semino, la canasta del jubilado contiene los bienes y servicios imprescindibles para la subsistencia de una persona sola.
En el caso de un matrimonio, ambos jubilados, el costo de la canasta sube a $ 3.700 mensuales. Así incluso con dos jubilaciones mínimas de ambos cónyuges, no cubren el costo de esa canasta, precisó Semino a Clarín.
La medición publicada ayer no incluye los mayores gastos asociados a las fiestas de fin de año que, en general, se afrontan con el cobro del medio aguinaldo.
El cálculo de la Defensoría de la Tercera Edad es muy parecido si se compara la jubilación media – $ 1.850 – con el sueldo medio de los trabajadores registrados que ronda los $ 4.500, según la Secretaría de la Seguridad Social. En este caso, el haber medio equivale al 40%, muy lejos del “histórico” 82%.
La composición de la canasta muestra que contiene bienes y servicios mínimos, imprescindibles, valuados a precios por debajo de la media de comercios y negocios, incluidos supermercados chinos. Supone un gasto en alquiler de apenas $ 480 o el gasto en expensas si el jubilado es propietario.
Lógicamente un gasto mayor al resto de la población es el de salud, en medicamentos básicos, pues no contiene tratamientos complicados y por ende, costosos. Y el rubro recreación, únicamente considera una sola ida al cine, una comida en una pizzería y el pago de la cuota de un centro de jubilados.
Hacia adelante, se supone que el jubilado mantendrá los subsidios en gas, luz y agua, servicios que en la canasta del jubilado representan $ 90 mensuales.
Semino aclaró que desde que comenzaron a valuar el costo de la canasta del jubilado “no procuramos patentar un sistema de medición de última generación para compulsar los requerimientos mínimos de los mayores sino poner en discusión en la sociedad, los distintos criterios de los que se parten para considerar la temática de la vejez, que no se base en lo eminentemente cuantitativo. Y tampoco para otorgar ninguna conformidad para discutir la vejez preconfigurada como pobreza”.
En función de estas cifras, Semino considera que “se transforma en un hecho tortuoso para cualquier trabajador activo asumir su próximo pasaje a la condición de jubilado”.
Actualmente, se estima que, con 30 años de aportes, el trabajador se jubila con un haber equivalente a la mitad del sueldo promedio actualizado de los últimos 10 años. Un punto de controversia son los coeficientes de actualización.
Por ISMAEL BERMÚDEZ
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/minimo-jubilados-cubre-canasta-basica_0_601739870.html
sábado, 29 de enero de 2011
La canasta básica (de Infobae.com)
Casi nadie discute hoy que el promedio de precios de la economía aceleró el ritmo de aumentos. Es lo que los economistas denominan inflación y que recurrentemente se aleja de la percepción que tiene cada familia en particular, porque al tratarse de un promedio es común que tanto la variación que se informa mes a mes como el nivel del gasto estimado se aleje de los patrones individuales.
Hoy Infobae.com intenta cerrar parcialmente esa brecha, a partir de la construcción de una canasta de costo de vida mensual para una familia tipo, respetando la estructura que surgió de la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares en la Ciudad de Buenos Aires entre mediados de 2004 y mediados de 2005.
La canasta incluye los alimentos comunes de la población media de la Ciudad, es decir primeras marcas de alimentos y bebidas envasadas, como productos frescos comprados en supermercados, desde leche fluida, a cortes vacunos que van desde una colita de cuadril, a un bife de chorizo, hasta las verduras y frutas frescas, además de pan, fideos, mermeladas y quesos.
Además, de los gastos en los diversos medios de transporte, sea al trabajo, como en el traslado de los chicos a la escuela, uso del teléfono fijo y celular, atención médica privada, alquiler de la vivienda, presupuesto para diversión, desde una entrada al cine o a un partido de fútbol, hasta la planificación de las vacaciones o salidas en fines de semana largo, y el cuidado personal, como peluquería, tanto para el hombre como para la mujer, gimnasio, lectura de diarios, revistas y pago de servicios de TV por cable, entre otros.
El ingreso del hogar, formado tanto por el aporte del jefe de familia como del cónyuge o pareja, se destina en su mayor parte a la compra de alimentos, tanto en el hogar como en comidas afuera, con $1.980 por mes en la actualidad. Representa el 30% del gasto total.
En segundo lugar, compiten los gastos que en general se van de las manos en los primeros días del mes, como son los vinculados con el mantenimiento de la vivienda, desde las expensas y servicio doméstico hasta los servicios de luz, gas y agua, $820; movilidad y comunicaciones $779 y educación de los hijos $716, entre pago de matrículas a institutos privados y útiles y libros. Absorben en conjunto poco más de un tercio del presupuesto mensual.
Mientras que el resto se reparte en atención médica y gastos para la salud, con $551, esparcimiento y turismo con $716, equipamiento del hogar $437 y compra de productos y servicios diversos, con otros 270 pesos.
Si bien los gastos estimados para la escuela de los chicos, como para medicina prepaga, resultan muy inferiores a los aranceles promedios de esos servicios privados, debe tenerse en cuenta que en la Ciudad gran parte de los trabajadores privados registrados tienen acceso a una buena cobertura social que le facilita el empleador y muchos utilizan establecimientos educativos públicos.
En tanto, en el caso de turismo y mantenimiento y equipamiento del hogar, el presupuesto mensual resulta del equivalente proporcional a todo el año, dado que es común que no sólo las vacaciones se tomen en forma parcial a lo largo de los doce meses, sino también es atemporal el gasto en el cambio de un electrodoméstico, o de un mueble, como sus reparaciones y mantenimiento
Una observación similar surge en el caso de los gastos de la vivienda, dado que en la Ciudad conviven familias que pagan expensas, con otras que no tienen ese costo, como quiénes se ayudan con servicio doméstico, y quiénes no.
Fuente: http://www.infobae.com/
Por Daniel Sticco
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