El encierro de la cuarentena,
las horas frente a las redes sociales, nos permiten día a día, exponer nuestros
profundos conocimientos sobre una multitud de temas, y con el poderoso
instrumento del Mouse, militar la revolución mundial. Pero, además descubrimos
que nuestra percepción y valores éticos son cada vez más exclusivos. Y lo que
más nos satisface, es la maravillosa libertad de opinar en las redes, que nos
hacen sentir únicos. “Alberto dijo que si hacía algo mal se lo digamos”.
Entonces ya, un mes antes que asuma el gobierno, empecé el listado de cosas que
a mí no me gustan, las expuse en las redes y espero que Alberto me escuche a
mí, y me conteste a mí.
En
aquellos años setenta, uno se sentaba con un tipo y a la tercera o cuarta frase
podía darse cuenta de que “palo” era.
Estábamos los de la “tendencia” un conglomerado que más o menos pateaba para el
mismo lado. Los “ortodoxos” que eran “Guardia” o “Demetrios”, no había más. Los
“viejos del partido” . Los muchachos de las 62. Y afuera estaban los PC, los
“chinos”, los troskos del PST o del PRT, los de Franja y allí se terminaba la
cosa. Uno sabía que, putear a Stalin ante los chinos o troskos no quedaba mal y
así con todos. Había media docena de grandes continentes políticos que tenían
alguna conducción y cierto rumbo.
Pero, el siglo XXI inauguró
primero la era de los “colectivos”. Que, en el inicio eran grandes
agrupamientos sociales que sostenían alguna reivindicación común. Pero, pronto
se hicieron cada vez más específicos, más pequeños y más sectarios. Sin embargo
“el narcisismo de las pequeñas diferencias” no se satisfizo, ni siquiera con
los “micro-colectivos”. Las redes, nos dan la posibilidad que crear nuestro
“colectivo” individual, que ya no sería “colectivo” donde viajan unos 60 (entre
sentados y parados); el individual vendría siendo un monoplaza. Y una bandada
grande de “monoplazas” constituirían el “colectivo” de los “libres pensadores”.
La frase preferida del
“monoplaza” sería “yo no te vote para que hagas”. Alberto debería escuchar “la voz del pueblo”
(que es la mía) antes de tomar cualquier medida. Y Alberto tal vez en un exceso
de exposición mediática, responde tuits, cartas, da explicaciones a
periodistas, etc. Pero nada de eso alivia al libre pensador monoplaza, que
siempre tiene un pero más, en su cuestionamiento siempre insatisfecho.
Lo que no alcanzan a ver y razonar los pasajeros de
los múltiples colectivos y monoplazas, es que, la estrategia de fragmentación
es tan vieja como la frase “divide y reinaras”. Que en un país dependiente como
el nuestro la contradicción principal sigue siendo Patria o Colonia. Y que
Perón en 1945 estableció primero la unidad del movimiento obrero creando una
poderosa CGT única y desde allí convocó a un amplio arco de sectores políticos
y sociales para enfrentar con éxito las políticas del imperio.
En 2019, Cristina hizo un
acto de conducción peronista. Puso a Alberto al frente de la fórmula y le
encomendó convocar a la CGT, los gobernadores, el peronismo disperso, el
progresismo alejado, e incluso parte del radicalismo. Con ese amplio frente
ganamos con el 48% de los votos y no nos sobró nada, porque Macri a pesar de su
desastre saco 40 % después de los cuatro años de demolición política, económica
y social de Macri, el programa del Frente de Todos era y es bien modesto. 1) Un
plan urgente contra el hambre. 2) Renegociar y patear para adelante deuda
externa. 3) Bajar la inflación y 4) Reactivar paulatinamente la industria y el
empleo. 5) Mejorar la redistribución del ingreso. Ahora, si agregamos a las
dificultades de origen, la catástrofe mundial de la pandemia, y el cerco
continental de gobiernos de derecha empezando por Brasil. Entonces los ya
modestos objetivos se tornan cada vez más difíciles.
Para quienes alegan que esto
es reformista o poco revolucionario, diré que estuvimos doce años y nos fuimos
con un 25 % de pobreza estructural; con un 70% de jubilados que cobraban la
mínima; sin destruir Clarín, ni otros monopolios; sin Junta Nacional de Granos;
habiendo tenido que volver a tomar y pagar deuda externa, etc. Y a mi juicio
fue el mejor gobierno que tuvimos después de Perón; salvo por algunos
funcionarios que lo destiñeron llevándose unos pesos para su casa.
Resulta que ahora estamos
enojados con Alberto, porque patear los pagos de deuda para el 2025, “no es
solución”; porque manejó mal lo de Vicentín; porque el Congreso todavía no saca
el impuesto a la riqueza, que aclaremos son unos 3 mil millones de dólares, que
ayudan si, pero no cubren ni un mes del gasto de Anses en jubilaciones. Porque
le dice amigo a Larreta, cuando lo “revolucionario” sería decirle “este gran
HDP que tengo sentado acá”. Porque tiene que echar a Sola que era gobernador
cuando la bonaerense mato a Kosteki y Santillan.
Voy a transcribir algo que
Perón nos dijo a los jóvenes reunidos en Gaspar Campos el 8 de septiembre de
1973. Ya se que no es cool, ni progre repetir a Perón, pero saben que “chiques”, este Viejo hizo la única
revolución triunfante de América Latina ya en 1945. “Cada
uno, dentro del movimiento, tiene una misión. La mía es la más ingrata de
todas. Me tengo que tragar el sapo todos los días. Otros se lo tragan de cuando
en cuando. En política todos tienen que tragar un poco el sapo, pero yo no, yo
hago aquí de padre eterno. ¿Por qué? Porque mi misión es esa. La misión mía es
la de aglutinar al mayor número, porque la política tiene esa técnica, acumular
la mayor cantidad de gente proclive o pensante hacia la finalidad y los
objetivos que nosotros perseguimos.(…) Yo estoy para llevarlos a todos, buenos
y malos. Porque si quiero llevar solo los buenos voy a quedar con muy poquitos
(risas), y en política con muy poquitos no se puede hacer mucho.”
Sin embargo, siempre aparecen
los que sueñan y proponen crear el “Partido de los Buenos”. Que antes parecía
mas fácil, pero ahora se nos complica, poder poner de acuerdo tantos
“colectivos”, “micro-colectivos” y “monoplazas”. Pero siempre estamos a tiempo
de hacerlo. Casi, casi, lo logramos, en el 2015. Hay que empezar a decir desde
hoy que “votamos desgarrados” a Alberto y que sino propone un programa
revolucionario mejor “vamos solos”. Y
eso sí, avisémosle a Macri que no se vaya a vivir a Italia, porque pronto le
devolvemos el gobierno, mientras nosotros el “Partido de los Buenos” cavamos
nuestras trincheras para una dura, principista y eterna resistencia.
**Autor de “Salvados por
Francisco” y “La Lealtad, Los Montoneros que se quedaron con Perón”
Fuente. Agencia Paco Urondo.