miércoles, 21 de febrero de 2018

Manifiesto comunista: 170 años de uno de los textos más influyentes y polémicos / por Claudia Peiró

Una crítica de la sociedad y un programa que marcaron todo el siglo XX e inspiraron muchos regímenes, de la Revolución rusa en adelante, sacrificando en diversos grados la libertad en nombre de la igualdad

Incluso a quienes no hayan leído este Manifiesto, algunos de sus conceptos les resultarán familiares. Desde la metafórica frase inicial -"un espectro se cierne sobre Europa, el espectro del comunismo", hasta la convocatoria final: "Proletarios del mundo uníos", sus principales definiciones fueron mundialmente difundidas, y tuvieron larga influencia.

Hasta qué punto puede responsabilizarse a Marx y su Manifiesto por todo lo que hicieron luego sus seguidores es un debate que perdura y que se reavivará este año porque el próximo 5 de mayo se conmemorará el bicentenario del nacimiento de este influyente filósofo alemán.

La aplicación práctica del marxismo leninismo tuvo por resultado diferentes tipos de totalitarismos, más blandos o más duros, según el país o la etapa histórica.

Para sus defensores, Marx no es responsable de las posteriores "desviaciones" de su ideal de sociedad sin clases, sin explotadores ni explotados. Para sus detractores, el germen del totalitarismo, del sometimiento del individuo al Estado, ya se encontraba en aquel texto fundacional.

Un texto por encargo, una utopía voluntarista

Publicado por primera vez en forma anónima, en Londres, el 21 de febrero de 1848, fue un texto escrito por encargo de la Liga de los Comunistas, una asociación creada poco antes, en junio de 1947, e integrada mayormente por exiliados alemanes, como el propio Karl Marx. Cuando redactó el Manifiesto, a dúo con Friedrich Engels, Marx ya había sido expulsado de Alemania y de Francia por sus ideas socialistas y su activismo. Durante su exilio en Londres escribirá casi toda su obra.

Diferenciándose de los "socialistas utópicos", Marx y Engels se propusieron formular los principios de un "socialismo científico", partiendo de una crítica al orden capitalista que expuso las leyes de su funcionamiento; leyes que llevarían al sistema a su destrucción.

El Manifiesto, por lo tanto, fue mucho más que una simple proclama política. En este pequeño libro, Marx volcó una teoría de la historia y del progreso, del funcionamiento de la economía y de las clases sociales. Además, profetizó la revolución proletaria.

Pese a ser caracterizado como materialista, pese a proclamar que las sociedades no cambiaban por las ideas sino por un determinismo basado en las contradicciones entre los sistemas y los intereses de clase, lo que Marx formula en el manifiesto revela del orden de las utopías. La utopía de la igualdad, de la propiedad colectiva de los medios de producción, de todos los hombres trabajando a la par, no en beneficio propio e individual, sino del conjunto. Una utopía voluntarista.

Algunos intuyeron ya por aquel entonces que la instauración del comunismo implicaría una restricción total de las libertades individuales, descalificadas por "burguesas".  Proudhon le escribió a Marx: "No nos convirtamos en jefes de una nueva intolerancia".

Sus predicciones sobre el fin del capitalismo no se verificaron, como es evidente. Pero su análisis del funcionamiento de ese sistema sigue siendo valorado y no sólo por los enemigos del capitalismo; también por sus defensores.

"Contra este espectro (del comunismo) –escribe Marx- se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes".

Esta estigmatización lleva a Marx a afirmar que "ya hora de que los comunistas expresen a la luz del día y ante el mundo entero sus ideas, sus tendencias, sus aspiraciones". Para ello, el Manifiesto.

Para Marx y Engels, "la historia de toda sociedad hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases", desde los patricios y los plebeyos en la antigua Roma, los siervos y los señores en el feudalismo, hasta los burgueses y los proletarios en el capitalismo.

El burgués posee los medios de producción pero son los proletarios -que no los poseen- quienes generan el valor de las mercancías con esos medios.

La burguesía es una clase dinámica que ha jugado en la historia un papel revolucionario al derrocar al poder feudal. Su prosperidad deriva del crecimiento de la industria y del comercio, potenciados por la apertura de nuevos mercados, por ejemplo, como resultado del descubrimiento de América y la apertura de mercados en Asia.

La revolución industrial impulsa a crear un mercado mundial y acelera aún más el desarrollo del comercio, de la navegación y las comunicaciones.

El poder político, los gobiernos, no son más que comités que administran para la burguesía.

Vale la pena reproducir un párrafo que el Manifiesto dedica a la clase dominante:

"La burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario. Dondequiera que se instauró, echó por tierra todas las instituciones feudales, patriarcales e idílicas. Desgarró implacablemente los abigarrados lazos feudales que unían al hombre con sus superiores naturales y no dejó en pie más vínculo que el del interés escueto, el del dinero contante y sonante, que no tiene entrañas. Echó por encima del santo temor de Dios (…). Enterró la dignidad personal bajo el dinero y redujo todas aquellas innumerables libertades escrituradas y bien adquiridas a una única libertad: la libertad ilimitada de comerciar. Sustituyó (…) un régimen de explotación, velado por los cendales de las ilusiones políticas y religiosas, por un régimen franco, descarado, directo, escueto, de explotación".

Este breve extracto permite apreciar lo atractivo de la prosa marxista, el modo conciso y drástico con el que se analizan y exponen los armazones del sistema.

Pero las realizaciones de esta clase burguesa son también admirables. Muestran todo aquello de que es capaz el genio humano. La burguesía no puede subsistir sin revolucionar constantemente los instrumentos de producción y las relaciones de producción.

Otra condición necesaria a la subsistencia de la sociedad burguesa es el imperialismo: la constante carrera hacia adelante le impone conquistar nuevos territorios, nuevos mercados para sus mercancías y nuevas fuentes de materias primas.

La burguesía exporta el modo de producción capitalista a todo el mundo, pero también sus gustos, ideas y costumbres: "Con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes".

En lo interno, se produce un éxodo del campo a la ciudad, los campesinos se convierten en obreros, lo que no es necesariamente negativo para Marx, ya que, al liberar más fuerzas productivas de las relaciones feudales que las ataban a la tierra, completa el paso del antiguo sistema al capitalismo, un estadio superior de desarrollo.

Esta liberación de relaciones de producción antiguas también tendrá incidencia en el desarrollo de las ideas. Porque para Marx es la materialidad la que determina la conciencia: no son las ideas las que modelan las condiciones concretas de vida de los hombres en una época dada, sino las condiciones económicas, el nivel de desarrollo material de una sociedad. Los espíritus cambian porque cambian las condiciones económicas.

Ahora bien, llegará un momento en que, como en el feudalismo, también en la sociedad burguesa las relaciones de producción pueden desacoplarse del estado real de la sociedad. Esto genera crisis que, a diferencia del feudalismo, no desembocan en hambrunas sino en sobreproducción. Demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio.

La burguesía desatará entonces guerras imperialistas, en busca de nuevos mercados, nuevos productos, lo que desembocará en más explotación y generará en adelante nuevas crisis.

Pero en este proceso, advierte Marx, la burguesía engendra también sus futuros verdugos, los proletarios. "En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, desarróllase también el proletariado, esa clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando trabajo y que sólo encuentra trabajo en la medida en que éste alimenta a incremento el capital.  El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera…".

El obrero es esclavo de los burgueses y de la máquina -y por un sueldo de subsistencia- en un sistema cuyo fin proclamado es la ganancia. Eso legitima la reivindicación comunista de que los medios de producción deben pertenecer a quienes trabajan con ellos, a los obreros, y no a los burgueses.

Marx profetiza que pronto la clase obrera tomará cada vez más conciencia de su fuerza y se organizará. Que la revolución está cercana porque el proletariado ha tomado distancia de los valores burgueses: ha entendido que las leyes, la moral, la religión, sólo encubren intereses de clase.

El paso de la sociedad burguesa a una nueva sociedad no puede hacerse mediante reformas, sino por una revolución. Esta posición es la que diferencia a Marx de los socialistas que preconizan reformas y cambios lentos, mientras que los comunistas quieren la revolución, lo que implica cierto grado de violencia.

Marx no hace una condena moral sino histórica de la burguesía. La sociedad burguesa va a desaparecer porque está atrapada en contradicciones insuperables. Explota al proletario al punto de no dejarlo sobrevivir.

La misión del partido comunista es ayudar al proletariado a organizar la revolución. Mejor dicho, a acelerarla, ya que la misma es inexorable.

La abolición de la propiedad privada

"Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de propiedad de la burguesía, de esta moderna institución de la propiedad privada burguesa, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la explotación de unos hombres por otros. Así entendida, sí pueden los comunistas resumir su teoría en esa fórmula: abolición de la propiedad privada". Así resume el Manifiesto el núcleo del programa comunista.

Marx se adelanta a las críticas. "Os aterráis de que queramos abolir la propiedad privada, ¡cómo si ya en el seno de vuestra sociedad actual, la propiedad privada no estuviese abolida para nueve décimas partes de la población (…)!"

Y también: "Se arguye que, abolida la propiedad privada, cesará toda actividad y reinará la indolencia universal. Si esto fuese verdad, ya hace mucho tiempo que se habría estrellado contra el escollo de la holganza una sociedad como la burguesa, en que los que trabajan no adquieren y los que adquieren, no trabajan." La concreción del comunismo –que Marx no vería- desmintió drásticamente esta afirmación. Precisamente, la caída de la productividad fue el gran punto débil de las economías colectivistas.

Optimista, Marx se muestra convencido de que el cambio en las condiciones materiales hará cambiar las mentalidades; eliminará el individualismo burgués.

"A los comunistas se nos reprocha también que queramos abolir la patria, la nacionalidad. Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen", alega, convencido de que la revolución proletaria pondrá fin a las rivalidades nacionales. Otra afirmación idealista que recibirá una desmentida histórica, con la Primera Guerra Mundial, cuando los proletarios de todo el mundo opten por la patria antes que por la solidaridad internacional de clase.

Pero en 1848, Marx y Engels estaban convencidos de que la instauración del comunismo implicaba el fin de la lucha de clases en lo interno y de la hostilidad entre las naciones en lo externo.

El Manifiesto concluye con una exhortación: "Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista.  Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas.  Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los Países, uníos!


La relectura del Manifiesto a la luz de la historia debería llevar a la reflexión acerca de cómo armonizar libertad e igualdad, en la búsqueda de una sociedad más justa. Una no debe ser sacrificada en el altar de la otra; o a la larga se pierden ambas.

El capitalismo no sucumbió a sus crisis, como pronosticó Marx. En diferentes etapas y países, las superó adoptando un rostro más social, alejado de las formas crudas de explotación que denunciaba el Manifiesto. 

Hoy, en muchas regiones del mundo, la brecha entre ricos y pobres se agudiza, desafiando a la imaginación a encontrar nuevas soluciones, sin caer en concepciones reduccionistas de la naturaleza humana que olvidan que el hombre es armonía de individuo y sociedad, de materia y espíritu. Que aspira tanto a la justicia como a la libertad.

https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/02/21/manifiesto-comunista-170-anos-de-uno-de-los-textos-mas-influyentes-y-polemicos/

          


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domingo, 18 de febrero de 2018

Argentina está entre los países con la conexión a Internet más lenta del mundo

Dos estudios confirman que la velocidad de la banda ancha fija y móvil es menor al promedio mundial. El 4G argentino, entre los 10 peores del planeta

Dos informes analizaron la velocidad de conexión a internet móvil y fija en el mundo. Según se puede ver en los resultados, la Argentina no está bien posicionada en ninguno de los dos casos.

El 4G en la Argentina

La Argentina es uno de los 10 países con el 4G más lento del mundo. El promedio de velocidad de descarga es de 12,53 Mbps, apenas por encima de Paraguay (11,31 Mbps) y por debajo de Pakistán (13,56 Mbps).

Los datos surgen del último informe de Open Signal, donde se evaluaron 88 países, entre el 1º de octubre y el 29 de diciembre de 2017.

En el ranking de velocidad, el primero puesto es para Singapur con 44,31 Mbps, seguido por Holanda (42,12 Mbps), Noruega (41,2 Mbps) y Corea del Sur (40,44 Mbps). Estados Unidos se encuentra en el puesto número 62 (16,31 Mbps) de los 88 países evaluados.

De los 15 países de América Latina incluidos en el estudio, siete superan la media mundial (16,9 Mbps) y uno de ellos, Chile, está justo en ese límite. A nivel regional, a la Argentina tampoco le va del todo bien: su 4G es el tercero más lento, después del de Paraguay y Costa Rica.

La velocidad del 4G depende de varios factores: la adopción de la tecnología, la densidad de las redes, la congestión y, principalmente, del espectro que se destina a LTE. En la Argentina, la licitación del espectro móvil depende del Enacom.

La tecnología 4G+

En el último tiempo se sumó una nueva tecnología que es el 4G+ o Carrier Aggregation, que ofrecen las tres empresas de telefonía.

Esta función permite aumentar la velocidad de datos habitual del 4G, y llegar a picos de 100 Mbps (algo que sólo puede ser momentáneo y varía según varios factores) porque combina los anchos de banda de distintas frecuencias.

Para disponer de 4G+ debe haber dos antenas disponibles para el teléfono, algo que no siempre ocurre. También hay que contemplar la congestión: si hay varios usuarios conectados, el rendimiento no será el mismo. Cuando se accede a este tipo de servicio, aparece en la pantalla del móvil el símbolo "4G+"

Banda ancha fija

A la hora de evaluar la banda ancha fija, a la Argentina tampoco le va muy bien. La velocidad de descarga promedio es de 16,21 Mbps, según datos publicados en el sitio Speedtest, de la empresa estadounidense Ookla.

El país, que tiene el mismo nivel de conectividad que Bangladesh, figura en el puesto 82 de los 128 países analizados en enero. El índice de velocidad registrado es bastante menor a la media, que está ubicada en 41,88 Mbps.

A nivel regional, Argentina está por debajo de Perú (17,65 Mbps), Brasil (18,21 Mbps), México (19,14 Mbps), Puerto Rico (27,08 Mbps), Panamá (29,61 Mbps), Uruguay (35,18 Mbps) y Chile (36,30 Mbps).

En todos los países de América Latina, la velocidad de la banda ancha es menor al promedio global, que está ubicado en 41,88 Mbps.

El peor posicionado a nivel global es Venezuela, con 3,53 Mbps. Le siguen Argelia (3,98 Mbps) y Libia (4,63 Mbps). Y dentro de América Latina, Bolivia está apenas un escalafón más arriba (5,58 Mbps) que Venezuela

El país con mejor nivel de conexión en el mundo es Singapur (166,4 Mbps), seguido por Islandia (161,98), Hong Kong (136,15 Mbps) y Corea del Sur (133,05 Mbps). Estados Unidos (83,20 Mbps), por su parte, está en el puesto número nueve.

La velocidad del 4G se estancó en gran parte del mundo, salvo por algunas excepciones, entre las que se destacan España (31,08 Mbps) y Holanda (42,12 Mbps). Lo que sí mostró una mejoría es el nivel de acceso a este tipo de conectividad, o la disponibilidad.

En el informe se destaca la proporción de veces que los usuarios tuvieron acceso a la red 4G. En los países que lideran el ránking, la disponibilidad incrementó, en promedio, entre uno y dos puntos, en los últimos tres meses.

En el caso de Argentina, la disponibilidad es del 73,17%, lo cual la ubica en el puesto número 48. A nivel regional, figura en el puesto 5 de los 15 países analizados en América Latina.

"Queda claro que la industria móvil está más interesada en expandir el acceso a las señales LTE para que llegue a más gente y lugares, que en incrementar la velocidad de las redes 4G", se destaca en el informe de Open Signal.

En noviembre, 20 países tenían un 80% o más de disponibilidad de LTE, que es considerado un nivel óptimo. En los últimos tres meses otros 8 alcanzaron o superaron esa barrera: Tailandia, Bélgica, Letonia, Finlandia, Canadá, Dinamarca, Croacia y Uruguay. Además, un 67% de los 88 países analizados, entre ellos Argentina, tienen una disponibilidad superior al 70%.        

https://www.infobae.com/tecno/2018/02/18/argentina-esta-esta-entre-los-10-paises-del-mundo-con-el-4g-mas-lento/


sábado, 3 de febrero de 2018

Caseros, la traición a la patria / por Pacho O'Donnell

El pronunciamiento de Justo José de Urquiza, que implicó la ruptura con Juan Manuel de Rosas y derivó en una alianza de Entre Ríos con el gobierno de Montevideo y el Imperio de Brasil, fue el prólogo de un episodio clave en la historia nacional


El 1º de mayo de 1851 el gobernador de Entre Ríos emitió un decreto, conocido como "el pronunciamiento de Urquiza", en el cual aceptaba la renuncia que Rosas presentaba anualmente en la seguridad de que le sería rechazada unánimemente por gobernadores y legisladores. Era, lisa y llanamente, una declaración de guerra.

La ruptura de los jefes federales se daba en medio de una tensa situación entre la Confederación gobernada por Rosas y el Imperio del Brasil de Pedro II. La relación de fuerzas era claramente favorable para nuestra patria pues el Restaurador había preparado cuidadosamente, en armamento y en adiestramiento, dos fuertes cuerpos militares: el Ejército de Operaciones de la Confederación Argentina acantonado en Entre Ríos y Corrientes bajo el mando del general Urquiza, que podía poner entre 15 ó 16 mil hombres sobre las armas. Y el Aliado de Vanguardia, en la Banda Oriental, con un número semejante de combatientes argentinos y orientales, comandado por el general Oribe.

Pero entonces sucede lo insólito: en febrero de 1851 llega dirigida al canciller brasileño Paulino una nota del Encargado de Negocios brasileños en Montevideo informándole que un agente del Comandante en Jefe del Ejército de Operaciones argentino lo había visitado para hablarle de la posibilidad de "neutralizar" a ese ejército.

Urquiza era rico, riquísimo, y uno de los secretos de ello era la salida de oro hacia el extranjero por la puerta falsa de Entre Ríos lo que le proporcionaba grandes ganancias irregulares pues Rosas había prohibido en 1837 la exportación del oro a fin de mantener una existencia que sostuviera el valor del peso e hiciera elásticas las reacciones del mercado.

Antonio Cuyás y Sampere era hombre de confianza y socio comercial de Urquiza, lo que hoy se llamaría un "operador". Herrera y Obes, canciller en Montevideo, llamó a Cuyás y en nombre del Brasil le formuló una pregunta: "En caso de una guerra de la Confederación con Brasil, ¿podría contarse con la defección de Urquiza a sus deberes?", tal como lo registró el catalán en sus Memorias. En ese entonces la mayor expectativa brasilera era la no intervención del ejército enemigo.

La respuesta de Urquiza fue la que podía esperarse de un general de la Nación a cuyo mando estaba el principal ejército que se aprestaba a una guerra contra el Imperio que osaba hacer una pregunta tan atrevida: "¿Cómo cree, pues, el Brasil, como lo ha imaginado por un momento, que permanecería frío e impasible espectador de esa contienda en que se juega nada menos que la suerte de nuestra nacionalidad o de sus más sagradas prerrogativas, sin traicionar a mi Patria, sin romper los indisolubles vínculos que a ella me unen, y sin borrar con esa ignominiosa mancha mis antecedentes?" (Carta a Cuyás, 20 abril de 1851).

Pero las relaciones entre Rosas y Urquiza se fueron deteriorando a pasos agigantados pues don Juan Manuel no ignoraba las maquinaciones del entrerriano, uno de cuyos secretarios, Nicanor Molinas, explicaría los motivos de su insubordinación: "Al pronunciamiento se fue porque Rosas no permitía el comercio del oro por Entre Ríos".

Los contactos entre Urquiza y los brasileños continuaron. El canciller Paulino se preguntaría: "¿Pero obrará Urquiza, en efecto, de buena fe?¿No será una comedia entre él y Rosas?".

Los brasileños imponen sus condiciones: Brasil se comprometería en una acción militar contra Rosas solamente con la certeza de un público e irreversible "pronunciamiento" de Urquiza contra el Restaurador. Además exigían un compromiso escrito de que luego de la inevitable victoria de ambos ejércitos unidos el entrerriano garantizaría al Imperio sus premios: el reconocimiento de sus derechos sobre las Misiones Orientales, la libre navegación de los ríos interiores argentinos, el probrasileño Garzón elevado a la presidencia de la República Oriental, el reconocimiento de la independencia paraguaya para que cayera en la órbita del Imperio.

Finalmente Urquiza, argumentando la necesidad de dar una Constitución a la Argentina, a lo que Rosas se negaba, hace redactar el pronunciamiento en contra del Restaurador. En el comunicado las tropas a sus órdenes habían dejado de ser el Ejército de Operaciones de la Confederación, ahora era el Ejército de Entre Ríos.

A continuación cruzó el río Uruguay el 19 de julio, dejando a otros 10.000 hombres en Entre Ríos para cuidar la retaguardia. El 4 de septiembre, de acuerdo a lo acordado, 16.000 soldados de las fuerzas brasileñas, entre los cuales se contaban 3.000 temible mercenarios alemanes, también atraviesan la frontera. Oribe capitularía en la Banda Oriental el 8 de octubre y el Ejército Grande se incrementaría aún más con la incorporación de oficiales y soldados del Ejército de Vanguardia.

Domingo Sarmiento, convertido poco después de Caseros en acérrimo enemigo del entrerriano, le escribirá: "Se me caía la cara de vergüenza al oírle a aquel Enviado (del Brasil) referir la irritante escena y los comentarios: ¡Sí, los millones con que hemos tenido que comprarlo (a Urquiza) para derrocar a Rosas! Todavía, después de entrar en Buenos Aires, quería que le diese cien mil duros mensuales".

El "Ejército Grande" podía haber entrado en Buenos Aires al día siguiente de Caseros, 3 de febrero, que fue una breve escaramuza con el resultado definido de antemano, pero los brasileños forzaron a Urquiza a hacerlo recién el 20, aniversario de la batalla de ltuzaingó, como reparación por aquella derrota del Imperio a manos del ejército argentino.

 


jueves, 1 de febrero de 2018

Telecom anuncia una inversión de US$ 5.000 millones para mejorar las redes y la conectividad





La compañía anunció que lo hará entre este año y 2020 para potenciar su infraestructura y responder a la creciente demanda de conectividad y en movilidad de los clientes. Durante este año realizará inversiones que superan los US$ 1.300 millones.
El directorio de Telecom anunció un amplísimo plan de inversiones de US$ 5.000 millones a desembolsarse entre este año y 2020. Este año destinará más de US$ 1.300 millones. La empresa informó que incrementará un 20% las radiobases de telefonía e Internet móvil y desarrollará las redes NGN (Next Generation Networks), para consolidar la infraestructura convergente.
Las inversiones se enfocarán en el desarrollo de la internet fija y móvil y la transmisión de video y voz para estar en condiciones de brindar servicios multiplay en el marco de la convergencia. La compañía también informó que prevé diversos instrumentos de financiación.
De esta manera, Telecom optimizará los recursos económico-financieros para "acelerar y potenciar los planes de obras en infraestructura y sistemas para desarrollar mejores ofertas en términos de velocidad, calidad, innovación, propuesta de valor y confiabilidad tecnológica para todos los servicios de comunicaciones en todos los dispositivos", según se informó.
Aquí los detalles del ambicioso plan de inversión:
En banda ancha fija, Telecom dará continuidad a los planes de tendido de fibra óptica cada vez más cerca de los hogares, unificando las diferentes tecnologías de acceso para mejorar las velocidades de navegación.
En la red móvil, continuará la estrategia de ampliar la cobertura, disponibilidad y capacidad de la red con su reconversión tecnológica y la ampliación de la red 4G. También se seguirá invirtiendo en la red 4,5G, ya activa en el 85% de la red móvil. Se trata de la antesala para el 5G, que permite dar conectividad a mayor velocidad, necesaria para las aplicaciones móviles más innovadoras, relacionadas con Internet de las Cosas.
El plan para 2018 incluye un incremento del 20% en la cantidad de sitios móviles en todo el territorio nacional. La aceleración en el crecimiento de la red móvil estará dada por la sinergia entre la red de Personal, con los recursos de la red de Nextel y la fibra óptica de Fibertel.
A esto se suma la potenciación de la red interurbana de fibra óptica que conecta todos los servicios a lo largo y ancho del país. Esta sumará las actuales capacidades de las redes de transporte IP y tendidos de fibra, con una nueva arquitectura que permitirá transportar no sólo contenidos digitales propios sino también de terceros con mayor capacidad y velocidad de transmisión.
Se profundizará el plan de transformación de los servicios de video que comenzó con la plataforma de contenidos Play, tanto en Arnet como en Personal, y se consolidó hace un año con el lanzamiento de Flow en Cablevisión. Los hogares serán paulatinamente reconvertidos hacia una experiencia de video totalmente IP, que los clientes podrán disfrutar en cualquiera de sus pantallas.
La compañía prevé incrementar el alcance de su proyecto de reconversión de plataformas de sistemas recientemente lanzado, para poder integrar las operaciones de Telecom y Cablevisión en una sola.
Este proyecto permitirá la convergencia de procesos, ofertas comerciales y atención de clientes en forma dinámica, omnicanal y fuertemente apalancado en lo digital
Publicó: Diario Clarín