“Sinceramente”: quién era el
extraño invitado de la fila 4
Mohsen Alí
dijo que había que investigar si el ataque a la AMIA no fue un autoatentado de la colectividad
judía. Estuvo entre los invitados especiales a la presentación del libro de
Cristina Kirchner en La Rural.
Estuvo en la cuarta fila de
la sala Jorge Luis Borges, como invitado especial a la presentación del libro
de Cristina. Se sentó delante de Pino Solanas, María Victoria Donda y Leopoldo
Moreau. Antes de salir se sacó una selfie con Felipe Solá y Aníbal Fernández.
Los tres sonríen.
Como casi todos los que
ocuparon las mil sillas para invitados el día de la presentación de Sinceramente,
el Sheij Mohsen Alí también estaba eufórico.
Mohsen Alí -argentino, religioso de la mezquita
At-Tahuid de Floresta- había sido señalado por el fiscal Nisman como uno de los
nexos entre el gobierno de Cristina y el gobierno de Irán en la época en que se
urdió el pacto de encubrimiento al ataque a la AMIA
(1994, 85 muertos) que luego denunció el fiscal, cuatro días antes de ser hallado sin vida
en su departamento de Puerto Madero.
Además de enarbolar
habituales consignas antisemitas, Mohsen Alí le pidió a la Justicia argentina que
investigara la posibilidad de un autoatentado. Es decir, si la AMIA fue volada por la
comunidad judía. Se lo planteó al juez federal Rodolfo Canicoba Corral a quien,
cuando se comenzó a investigar la "pista iraní", acusó de "haber
cedido al lobby sionista".
Nisman lo menciona como "uno de los principales facilitadores
de las comunicaciones entre grupos fundamentalistas iraníes y Buenos Aires",
aunque no lo imputó. No hubo escuchas directas que lo involucraran.
Las vinculaciones que le
atribuyen a Alí con Hezbollah lo sitúan cerca del ex agregado cultural de Irán
Mohsen Rabbani, imputado por el atentado a la AMIA. Alí lideró
movilizaciones en Buenos Aires en favor de Hezbollah y cultivó buenos vínculos
con el viejo Quebracho de Fernando Esteche, siempre al amparo de las
"fuerzas de choque" que proveía Luis D'Elía-, en su afán por derribar
la pista iraní y ayudar a lubricar el pacto que el fiscal Nisman investigó como
una negociación para que el atentado quedase impune. La misma denuncia sostiene
que Quebracho se financiaba con fondos iraníes.
Nisman menciona a Mohsen Alí junto a Jorge
"Yussuf" Khalil, también de la mezquita de Floresta. Khalil sí fue
procesado e irá a juicio junto a la autora de "Sinceramente", si la
Corte lo permite. Rabbani se fue a Irán y es uno de los
líderes que debía interrogar la
Justicia argentina tras el pacto. Fue el fundador de la
mezquita que hoy preside Mohsen Alí.
Según Nisman, en esa mezquita
Rabbani "adoctrinó en sus posturas extremas a seguidores locales". En
esa platea estaba Alí. En el Instituto Patria negaron que el Sheij tenga allí
un empleo estable. Para llegar al privilegio de la fila 4 invitado por su jefa
política, sólo debió caminar unos pasos. La mezquita At-Tahuid, que él dirige,
tenía su propio stand en la
Feria del Libro.
El repudio tras su aparición
en el acto de Cristina provocó la defensa de FEIRA (Federación de Entidades
Islámicas de la
República Argentina ) a través de un comunicado firmado por su
presidente, Daniel Hosain.
Hosain fue detenido por la Justicia Federal
en 2010 acusado por la AFIP
de evadir 16 millones de pesos en impuestos. Hace dos años se acercó a la
mezquita de Floresta a trabajar con el Sheij Alí, a quien ahora salió a
defender desde el sello de una entidad que funciona en la misma mezquita.
Parece una autodefensa.
Un tiempo
antes de sentarse en la fila 4, Mohsen Alí había opinado que Nisman se suicidó. Lo hizo con la convicción militante de quienes creen
que si el fiscal fue asesinado, como sostiene el expediente judicial, su crimen
aún salpicaría al gobierno de Cristina.
Escribió Héctor Gambini