Desde
Telefónica y Claro hasta AT&T y Telecentro, ninguno se quedó quieto ante el
nuevo tanque de Clarín.
Nadie ha
quedado indiferente en el negocio de las telecomunicaciones después del anuncio
de la fusión de Telecom Argentina, propiedad del mexicano David Martínez, y Cablevisión Holding, la empresa del Grupo
Clarín que debutó en Bolsa el 30 de agosto pasado. Unos despotricaron, otros
aceleraron decisiones de inversión, pero ninguno ha permanecido quieto ante el
nacimiento del tercer grupo económico más importante de la Argentina, junto con
la estatal YPF y la siderúrgica y constructora Techint.
La española Telefónica sufre de un alto endeudamiento que debe reducir,
según los bancos. En la Argentina ha sido la más crítica del estrecho vínculo
que une al CEO y accionista de Clarín, Héctor Magnetto, y al
presidente Mauricio Macri. Sin embargo, se encuentra en una etapa de diálogo
con el Gobierno, sobre todo desde que Oscar Aguad dejó el Ministerio de
Comunicaciones para irse al de Defensa. El sector de las telecomunicaciones se
siente más comprendido con un secretario de Comunicaciones, Héctor Huici, que
sabe del negocio, aunque lamenta haber perdido el rango de ministerio.
En Telefónica reclaman que la fusión Telecom/Cablevisión se adecue a la ley y no viceversa.
Los españoles dicen que Macri ya ha adecuado varias normas a gusto de Clarín en
este último año y medio.
En primer lugar, Telefónica advierte de que las operadoras celulares de las
empresas fusionadas, Personal y Nextel, superarán ampliamente el tope de espectro permitido.
Pide que primero devuelvan el excedente y sólo después se distribuya banda
móvil para adecuarla a las crecientes necesidades de los usuarios. En segundo
término, reclama que se nivele la cancha: la legislación actual establece que
las cableras ya pueden ofrecen telefonía en todo el país, mientras que las
telefónicas sólo podrán dar TV desde enero próximo en las tres principales
ciudades del país, Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
Tercero, el grupo español que preside José María Álvarez-Pallete pide que
se elimine la barrera que impide a las telefónicas y cableras entrar al negocio
de la TV satelital y viceversa. Tanto Telefónica como Claro, la compañía de la
mexicana América Móvil, propiedad de Carlos Slim, cuentan con satélites con los que podrían ofrecer
de inmediato el servicio, sin necesidad de comprar la filial de DirecTV, que a
su vez pertenece al gigante norteamericano AT&T. En su momento se había
especulado con que alguna de las dos podría comprar esta operadora de TV
satelital, pero en los últimos días lo que se rumoreó fue que AT&T, dueña
del grupo de medios Time Warner, podría quedarse con la filial argentina de
Telefónica. Eso sí: AT&T también está muy endeudada. Y aunque la Argentina
lejos está de ser un mercado descomunal, tanto para la estadounidense como para
los españoles resulta relevante.
PROMESA
El Gobierno viene prometiendo una desregulación total a partir de la
fusión. Si eso alcanza a la TV satelital, los que lo lamentarán son las
cableras Telecentro, de Alberto Pierri, y Supercanal, de Daniel Vila y José Luis
Manzano. Porque sus empresas serían menos apetecibles de ser adquiridas por
unas telefónicas con acceso a satélites propios. Por las dudas, Telecentro está
expandiéndose en forma veloz en la zona norte del Gran Buenos Aires. En el
grupo de Magnetto también recelan: “Si las dejan dar TV satelital, no van a
invertir en banda ancha fija”.
Telefónica también alza la voz por la cuota de mercado que tendrá la nueva
Telecom, controlada por Clarín, en determinadas ciudades como Córdoba, donde
dominaría el 95% del negocio de banda ancha. Los españoles, en lugar de
reclamar que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia obligue a
vender allí una parte del negocio, piden que la firma de Clarín se vea obligaba
a alquilarles la red. En las huestes de Magnetto replican que lo que no quiere
Telefónica es invertir para comprar o construir fibra óptica. Además alegan que
el negocio de la banda ancha fija converge con el de la móvil y que en Córdoba
Claro domina el 60% del mercado celular.
La firma europea contesta que invertirá este año 10.746 millones de pesos,
unos 615 millones de dólares actuales, en el despliegue de tecnología 4G para celulares y de red de fibra óptica, con la que
ahora ofrece Internet pero en el futuro cercano dará TV. El ritmo de inversión
será similar en 2018 y 2019.
Claro prevé invertir 400 millones de dólares anuales, no sólo en telefonía
celular sino también en expandir su pequeña red de fibra óptica en la zona
norte del conurbano bonaerense. En la compañía mexicana sostienen que así
podrán ofrecer un servicio más rápido que los de Telefónica y Telecom, que en general tienen cables
de cobre, y el de Cablevisión, que cuenta con una red híbrida de fibra y cable
coaxial. Los ejecutivos de Claro en la Argentina festejan la fusión. ¿Por qué?
Porque así están convenciendo con más facilidad a su casa matriz de que hay que
aumentar la inversión en este país para enfrentar a Clarín.
Mientras el grupo de Magnetto considera que el futuro está en la banda
ancha móvil, el de Slim apuesta por la fija. Pero está claro que el servicio de
Internet será la clave porque los consumidores jóvenes cada vez más quieren
sólo eso para contratar a las empresas que proporcionan contenidos, las
over-the-top (OTT), como Netflix. Por allí
circulan consumen YouTube, Facebook, Whatsapp, Instagram o Snapchat. La Internet
de las cosas, con la que se manejarán desde autos hasta electrodomésticos,
aumentará la demanda de banda ancha. Mientras, está de moda el cord-cutting, el
corte de cable. De hecho, el servicio de TV de Cablevisión perdió el año pasado
clientes por primera vez. Por eso a Claro no lo desvela la operación de
televisión, al menos en la Argentina.