Un equipo de la Dirección General
de Estudios Macroeconómicos y Estadísticas de la ahora Secretaría de Empleo,
dio cuenta de que una
proporción importante de los migrantes sudamericanos se encuentra dentro de la
edad potencialmente activa para el mercado laboral (15 a 64 años) y presentan
tasas de actividad y de empleo más altas que la de los nacionales (65,9% frente
a 58,1%, respectivamente).
A nivel de
distribución espacial, se observa que en 7 aglomerados se concentra el 87% de
los migrantes sudamericanos que residen en el país (Partidos del Conurbano,
Ciudad de Buenos Aires, Gran La
Plata , Neuquén, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos y Ushuaia-Río
Grande). En los dos primeros aglomerados residen la mayoría de los inmigrantes
sudamericanos.
La distribución de los
trabajadores inmigrantes por rama de actividad es variable, según el perfil
productivo y laboral de cada aglomerado. Aunque en todas aparecen como
relevantes las vinculadas con la cobertura de puestos de baja calificación en
la construcción, comercio, la industria textil y del calzado, y el servicio
doméstico, pese a que en muchos casos están capacitados para posiciones de
mayor jerarquía
Pese a la enorme
brecha en las tasas de participación en el mercado de trabajo del conjunto de
residentes y de los migrantes sudamericanos, se observa paridad en la tasa de
desempleo, la cual refleja que los
extranjeros de la región logran una mayor receptividad relativa para ocuparse,
aunque lo hacen concentrados en tareas de baja calificación.
Uno de cada 3 migrante trabaja en relación de dependencia, con un
leve predominio de los puestos informales por sobre los asalariados registrados; y 1 de cada 23 lo
hace en condición de patrón o empleador, equivalente a 1 emprendedor por cada
17 que opta por la relación de dependencia.
La alta motivación por encontrar una ocupación que le es esquiva
en sus países de origen se ve claramente correspondida en su elección por la Argentina , habida cuenta
de que no sólo la tasa de participación y de empleabilidad es muy superior a la
del conjunto de los residentes nativos y estables, sino que además los escasos
datos disponibles demuestran que su dinámica ha resultado notablemente mayor.
Entre 2016 y 2017 la
encuesta permanente de hogares del Indec midió que la oferta laboral migrante
sudamericana se elevó en 2,1 puntos porcentuales, del 63,8% a 65,9% del total de los ingresados de la región,
mientras que la del conjunto de los residentes lo hizo en apenas 0,3 puntos
porcentuales, de 59% a 59,3% del total de habitantes de 15 a 64 años; y la tasa de
empleabilidad se elevó en 1,3 puntos porcentuales, de 59,8% a 61,1%, en el
primer caso; y 0,5 puntos porcentuales en el segundo, de 53,9 a 54,4 por ciento.
Una de las
conclusiones a las que arribó el equipo de la Dirección General
de Estudios macroeconómicos y Estadísticas Laborales de la ahora Secretaría de
Empleo es que los migrantes
sudamericanos tienen la desventaja frente a los nativos en que la inserción
laboral está fuertemente asociada a la informalidad y la precariedad del puesto, y también a muy
pocas actividades, en general de baja calificación y pobre productividad media
por ocupado.
Otra característica de
los movimientos recientes de las corrientes migratorias, en algunos casos
relevantes motivados por
la gratuidad de los sistemas educativos, hasta el nivel universitario, como el
de salud, es la alta proporción de estudiantes: 14,4% de los ingresados que no
participan del mercado de trabajo, equivalente a 1 de cada 20 extranjeros de
ese origen. Ese fenómeno explica la alta concentración en dos regiones
específicas, por un lado, la
Patagónica , y por otra la Metropolitana de
Buenos Aires que en conjunto captan el 87% de los migrantes sudamericanos.