Ya se observa una tendencia a la baja del salario real, crece el desempleo juvenil y dejó de bajar el empleo vulnerable.
E l año 2010 finalizó dejando 205 millones de personas desempleadas en el mundo, la misma cantidad que el año anterior y 27,6 millones más de los que había en 2007, antes de la crisis. No sólo nadie apuesta a que la situación mejore este año, sino que se observan algunos signos preocupantes para el mediano y largo plazo, como el aumento del empleo de baja calidad, la caída del salario real y la imposibilidad de las jóvenes generaciones de integrarse al mercado laboral. Los jóvenes padecen un desempleo hasta cuatro veces mayor que los adultos.
El 51% de la población que tiene trabajo se desempeña en empleos vulnerables y sólo el 20% de los trabajadores en el mundo tiene cobertura social completa.
Por otra parte, el crecimiento de la economía no está generando, hasta el momento, los puestos de trabajo necesarios para volver a dar empleo a quienes quedaron desocupados y, a la vez, absorber la demanda derivada del crecimiento vegetativo de la población. El empleo a tiempo parcial se extiende y parece que llegó para quedarse.
Estos son algunos de los inquietantes datos que aporta el reciente informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), "El desafío para la recuperación del empleo en 2011", donde se advierte que, "este fenómeno puede poner en peligro las perspectivas de recuperación, dados los estrechos vínculos que existen entre el empleo y el crecimiento de los salarios reales, por un lado, y el consumo, por otro".
Frente al 6,3% de 2009, sigue por encima de la tasa del 5,6% registrada en 2007. Estas tasas contrastan con indicadores tales como los del PBI real mundial, consumo privado, inversión bruta en capital fijo y comercio mundial, que el año pasado se recuperaron más de los previsto e incluso superaron, en algunos casos, los valores previos a la crisis.
El salario real en la pendiente El crecimiento de la productividad de la mano de obra (promedio global), pasó a ser negativo en 2009: -1,4 %; en 2007 había crecido un 3,3 % y un 1,3% en 2008. Se estima que la producción promedio de un trabajador fue en 2009 US$ 21.189 (en dólares internacionales constantes a 2005). En 2010, la tasa de productividad mundial subió un 3,1%, pero sigue siendo muy baja en algunas regiones.
¿Qué pasó con los salarios durante la crisis? El salario real mensual a escala mundial (excluyendo a China, que tiene estadísticas parciales), aumentó 0,7% en 2009; un 2,2% en 2007 y un 0,8% en 2008.
En algunos países, el problema del retraso en la recuperación del mercado de trabajo se observa también entre el crecimiento de la productividad y la reanudación del crecimiento de los salarios reales.
"Si bien en los inicios de las crisis los empleadores intentan el mantenimiento preventivo de personal, cuando llega la reactivación se incrementa la productividad pero no cambia la actitud de los empleadores, que siguen mostrándose reticentes a contratar más personal", destaca el documento.
Un aumento de la productividad debería redundar, en el mediano y largo plazo, en un aumento del salario real del trabajador o en la reducción de su jornada laboral manteniendo el mismo ingreso.
Mientras que en las regiones menos desarrolladas y en los sectores donde la productividad es baja, es preciso aumentarla para que estos trabajadores reciban mejores retribuciones y puedan salir de la pobreza. Un dato del documento de la OIT: más de 40 millones de trabajadores ganan menos de US$ 1,25 por día y unos 1.200 millones de personas viven con menos de los US$2 diarios que marcan la línea de pobreza.
Aunque estos niveles paupérrimos de ingresos atenten contra el consumo, la tendencia registrada tras la crisis es que el poder adquisitivo del trabajador medio desciende. En las economías más desarrolladas, la productividad fue de US$70.946 por trabajador en 2009. En 2007, la tasa de crecimiento de la misma aumentó un 1,1% y los salarios reales, un 0,8%; en 2008 la productividad aumentó un 0,8% y los salarios reales disminuyeron un 0,5%; en tanto, en 2009 la primera bajó un 1,1% y los segundos recuperaron un 0,6% en promedio.
En casi todos los países desarrollados (OCDE), la baja del salario real fue una constante. En México descendió un 2,5% entre 2008 y 2009 y un 5% de 2009 a 2010. En la República de Corea, un 1,6% y un 3,3% para los mismos períodos; y en Alemania, un 0,5% y 0,3%.
La excepción fue Estados Unidos: entre 2008 y 2009 el PBI real cayó un 3,8%; el empleo, un 3,5%; la productividad, un 0,6%, y el salario real, un 1%. En el período 20092010, la suba del PBI real fue del 2,2%, el empleo bajó otro 2% pero la productividad subió un 4,3% y el salario real, un 1,6%.
Más empleo y menos plata El descenso del empleo industrial, donde se encuentran mejores salarios y el aumento del empleo en los sectores de servicios, con salarios menores y en la agricultura, los más bajos entre todos los sectores, contribuye a debilitar el poder adquisitivo de la población.
El empleo en la agricultura creció en 2009, lo que también representa una divergencia respecto de las tendencias históricas, ya que tiende a descender de modo sostenido en el largo plazo. Por el contrario, a escala mundial, el empleo en los servicios ha aumentado progresivamente. Para dar ejemplos cercanos, en la Argentina, según un estudio de CIFRA (informe de coyuntura Nº 4), el centro de estudios coordinado por el economista Eduardo Basualdo, mientras los salarios reales del sector servicios crecieron (ultimo trimestre 2009 sobre igual período de 2008) sólo un 1,2%, en la producción de bienes lo hicieron un 4,8% y la industria manufacturera, un 5,6%.
Las remuneraciones generales en ese período fueron sólo un 1,4% más elevadas en términos reales que las registradas en el mismo período de 2001, en recesión y en vísperas de la gran crisis local.
"Sin lugar a dudas, la contracara de la reducida expansión de los salarios reales ha sido el sensible incremento que verificó la tasa de ganancia del sector empresario", acota Basualdo.
Jóvenes sin futuro Se estima que el número de jóvenes (15 a 24 años) desempleados ha disminuido, pasando de 79,6 millones en 2009 a 77,7 millones en 2010, aunque estas cifras siguen siendo superiores a los 73,5 millones registrados en 2007. La tasa de desempleo de los jóvenes fue de un 12,6% en 2010, superior al 11,8% de 2007, aunque ligeramente inferior al 12,8% de 2009. Pero las cifras, en este caso, no revelan el total de la realidad.
En 56 países sobre los que se dispone de datos, el mercado de trabajo cuenta con 1,7 millones de jóvenes menos de lo previsto que dejaron de buscar trabajo ante el fracaso. Ya no lo intentan y por tanto no se incluyen en los porcentajes de personas desempleadas (que son las que buscan trabajo).
En la Unión Europea y otros países desarrollados, esta tasa se ubicó, en 2010, en un 18,2%. En Irlanda, la desocupación juvenil alcanza un alarmante 24,1% (en 2007 era del 9,2%) y sumando a los desalentados, es del 37%. En la República de Corea, la diferencia es de 6 puntos, va del 10 al 16%.
En Europa Central y Sudoriental (no UE) y la CEI, 1 de cada 5 jóvenes económicamente activos se encontraba sin empleo en 2010.
En Asia Oriental, pese a su rápida recuperación, el desempleo juvenil es del 8,3%, 2,5 veces mayor que el de los adultos. En Asia Sudoriental y el Pacífico, los jóvenes de la región no encuentran trabajos decentes y productivos, y tienen 4,7 más probabilidades de encontrarse desempleados que los adultos. En Africa del Norte, el desempleo joven llega al 23,6%. En ninguno de estos casos se esperan mejoras en el corto plazo.
PorAnahí Abeledo
Publicado en http://www.clarin.com/ 13.02.2011
E l año 2010 finalizó dejando 205 millones de personas desempleadas en el mundo, la misma cantidad que el año anterior y 27,6 millones más de los que había en 2007, antes de la crisis. No sólo nadie apuesta a que la situación mejore este año, sino que se observan algunos signos preocupantes para el mediano y largo plazo, como el aumento del empleo de baja calidad, la caída del salario real y la imposibilidad de las jóvenes generaciones de integrarse al mercado laboral. Los jóvenes padecen un desempleo hasta cuatro veces mayor que los adultos.
El 51% de la población que tiene trabajo se desempeña en empleos vulnerables y sólo el 20% de los trabajadores en el mundo tiene cobertura social completa.
Por otra parte, el crecimiento de la economía no está generando, hasta el momento, los puestos de trabajo necesarios para volver a dar empleo a quienes quedaron desocupados y, a la vez, absorber la demanda derivada del crecimiento vegetativo de la población. El empleo a tiempo parcial se extiende y parece que llegó para quedarse.
Estos son algunos de los inquietantes datos que aporta el reciente informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), "El desafío para la recuperación del empleo en 2011", donde se advierte que, "este fenómeno puede poner en peligro las perspectivas de recuperación, dados los estrechos vínculos que existen entre el empleo y el crecimiento de los salarios reales, por un lado, y el consumo, por otro".
Frente al 6,3% de 2009, sigue por encima de la tasa del 5,6% registrada en 2007. Estas tasas contrastan con indicadores tales como los del PBI real mundial, consumo privado, inversión bruta en capital fijo y comercio mundial, que el año pasado se recuperaron más de los previsto e incluso superaron, en algunos casos, los valores previos a la crisis.
El salario real en la pendiente El crecimiento de la productividad de la mano de obra (promedio global), pasó a ser negativo en 2009: -1,4 %; en 2007 había crecido un 3,3 % y un 1,3% en 2008. Se estima que la producción promedio de un trabajador fue en 2009 US$ 21.189 (en dólares internacionales constantes a 2005). En 2010, la tasa de productividad mundial subió un 3,1%, pero sigue siendo muy baja en algunas regiones.
¿Qué pasó con los salarios durante la crisis? El salario real mensual a escala mundial (excluyendo a China, que tiene estadísticas parciales), aumentó 0,7% en 2009; un 2,2% en 2007 y un 0,8% en 2008.
En algunos países, el problema del retraso en la recuperación del mercado de trabajo se observa también entre el crecimiento de la productividad y la reanudación del crecimiento de los salarios reales.
"Si bien en los inicios de las crisis los empleadores intentan el mantenimiento preventivo de personal, cuando llega la reactivación se incrementa la productividad pero no cambia la actitud de los empleadores, que siguen mostrándose reticentes a contratar más personal", destaca el documento.
Un aumento de la productividad debería redundar, en el mediano y largo plazo, en un aumento del salario real del trabajador o en la reducción de su jornada laboral manteniendo el mismo ingreso.
Mientras que en las regiones menos desarrolladas y en los sectores donde la productividad es baja, es preciso aumentarla para que estos trabajadores reciban mejores retribuciones y puedan salir de la pobreza. Un dato del documento de la OIT: más de 40 millones de trabajadores ganan menos de US$ 1,25 por día y unos 1.200 millones de personas viven con menos de los US$2 diarios que marcan la línea de pobreza.
Aunque estos niveles paupérrimos de ingresos atenten contra el consumo, la tendencia registrada tras la crisis es que el poder adquisitivo del trabajador medio desciende. En las economías más desarrolladas, la productividad fue de US$70.946 por trabajador en 2009. En 2007, la tasa de crecimiento de la misma aumentó un 1,1% y los salarios reales, un 0,8%; en 2008 la productividad aumentó un 0,8% y los salarios reales disminuyeron un 0,5%; en tanto, en 2009 la primera bajó un 1,1% y los segundos recuperaron un 0,6% en promedio.
En casi todos los países desarrollados (OCDE), la baja del salario real fue una constante. En México descendió un 2,5% entre 2008 y 2009 y un 5% de 2009 a 2010. En la República de Corea, un 1,6% y un 3,3% para los mismos períodos; y en Alemania, un 0,5% y 0,3%.
La excepción fue Estados Unidos: entre 2008 y 2009 el PBI real cayó un 3,8%; el empleo, un 3,5%; la productividad, un 0,6%, y el salario real, un 1%. En el período 20092010, la suba del PBI real fue del 2,2%, el empleo bajó otro 2% pero la productividad subió un 4,3% y el salario real, un 1,6%.
Más empleo y menos plata El descenso del empleo industrial, donde se encuentran mejores salarios y el aumento del empleo en los sectores de servicios, con salarios menores y en la agricultura, los más bajos entre todos los sectores, contribuye a debilitar el poder adquisitivo de la población.
El empleo en la agricultura creció en 2009, lo que también representa una divergencia respecto de las tendencias históricas, ya que tiende a descender de modo sostenido en el largo plazo. Por el contrario, a escala mundial, el empleo en los servicios ha aumentado progresivamente. Para dar ejemplos cercanos, en la Argentina, según un estudio de CIFRA (informe de coyuntura Nº 4), el centro de estudios coordinado por el economista Eduardo Basualdo, mientras los salarios reales del sector servicios crecieron (ultimo trimestre 2009 sobre igual período de 2008) sólo un 1,2%, en la producción de bienes lo hicieron un 4,8% y la industria manufacturera, un 5,6%.
Las remuneraciones generales en ese período fueron sólo un 1,4% más elevadas en términos reales que las registradas en el mismo período de 2001, en recesión y en vísperas de la gran crisis local.
"Sin lugar a dudas, la contracara de la reducida expansión de los salarios reales ha sido el sensible incremento que verificó la tasa de ganancia del sector empresario", acota Basualdo.
Jóvenes sin futuro Se estima que el número de jóvenes (15 a 24 años) desempleados ha disminuido, pasando de 79,6 millones en 2009 a 77,7 millones en 2010, aunque estas cifras siguen siendo superiores a los 73,5 millones registrados en 2007. La tasa de desempleo de los jóvenes fue de un 12,6% en 2010, superior al 11,8% de 2007, aunque ligeramente inferior al 12,8% de 2009. Pero las cifras, en este caso, no revelan el total de la realidad.
En 56 países sobre los que se dispone de datos, el mercado de trabajo cuenta con 1,7 millones de jóvenes menos de lo previsto que dejaron de buscar trabajo ante el fracaso. Ya no lo intentan y por tanto no se incluyen en los porcentajes de personas desempleadas (que son las que buscan trabajo).
En la Unión Europea y otros países desarrollados, esta tasa se ubicó, en 2010, en un 18,2%. En Irlanda, la desocupación juvenil alcanza un alarmante 24,1% (en 2007 era del 9,2%) y sumando a los desalentados, es del 37%. En la República de Corea, la diferencia es de 6 puntos, va del 10 al 16%.
En Europa Central y Sudoriental (no UE) y la CEI, 1 de cada 5 jóvenes económicamente activos se encontraba sin empleo en 2010.
En Asia Oriental, pese a su rápida recuperación, el desempleo juvenil es del 8,3%, 2,5 veces mayor que el de los adultos. En Asia Sudoriental y el Pacífico, los jóvenes de la región no encuentran trabajos decentes y productivos, y tienen 4,7 más probabilidades de encontrarse desempleados que los adultos. En Africa del Norte, el desempleo joven llega al 23,6%. En ninguno de estos casos se esperan mejoras en el corto plazo.
PorAnahí Abeledo
Publicado en http://www.clarin.com/ 13.02.2011