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martes, 28 de enero de 2020

ARSAT: Seatrincheró el presidente que había puesto M. Macri y se niega a renunciar.



Se trata de Raúl Martínez, quien presidía la empresa tecnológica estatal. La nueva gestión designó como gerente general al actual presidente Pablo Tognetti.
Arsat fue una de las últimas empresas estatales en cambiar su directorio, con la asunción del nuevo gobierno de Alberto Fernández. Recién la semana pasada asumió el nuevo presidente de Arsat, Pablo Tognetti, quien fue designado en simultáneo como su gerente general en la compañía estatal, que depende del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
Nadie imaginó que su antecesor en el cargo, Raúl Martínez, se iba a atrincherar en la empresa tecnológica estatal, renunciando sólo como presidente del directorio, pero queriendo mantener su cargo de gerente general, en superposición con la nueva conducción de Arsat. Por eso, el directorio cesó en el cargo a Martínez, quien se niega a renunciar y reclama una doble indemnización a la actual gestión.
Clarín intentó comunicarse con Martínez, pero el (cesado) funcionario macrista no quiso hacer declaraciones a este diario. Sin embargo, fuentes del Gobierno confirmaron la extraña situación y dijeron que esperan que en estos días renuncie no sólo Martínez, sino también otros 10 funcionarios políticos de la anterior gestión (7 gerentes y 3 subgerentes), que están reclamando doble indemnización para dejar sus cargos.
"Se les pidió la renuncia a todos los cargos políticos, pero ninguno quiere renunciar. Todos quieren indemnización", dijo una fuente oficial. Y añadió que además Martínez hizo numerosos gastos irregulares, "ninguno de los cuales pasó por el directorio", como "la construcción de un helipuerto, que nunca se usó, hasta que vino un helicóptero el viernes pasado, para hacer pruebas de la Policía Federal, que nadie sabe quién lo llamó".
Fuente: Diario Clarín

domingo, 12 de enero de 2020

Arsat: un relato macrista a todo color ***




La empresa estatal publicó un libro para publicitar la gestión de su último presidente
Varias de las políticas públicas que se destacan en la costosa publicación, de tapa dura y papel ilustración, se pusieron en marcha durante el kirchnerismo y paradójicamente fueron desfinanciadas por Macri.
El todavía presidente y CEO de Arsat, Raúl Martínez, publicó un libro de tapa dura y 240 páginas en papel ilustración como balance de su gestión al frente de la compañía estatal. Es decir, el texto no resume lo ocurrido en la empresa durante el macrismo sino que, según se aclara en la tapa, cubre de marzo de 2018, cuando Martínez asumió en reemplazo de Rodrigo De Loredo, hasta el final del gobierno de Mauricio Macri, aunque circunstancialmente el ejecutivo continúa al frente de la firma hasta que el gobierno de Alberto Fernández designe nuevas autoridades. “Una gestión de cambio”, es el título de la costosa publicación, financiada con recursos públicos, que contrasta con la crisis que viene atravesando el país. Una particularidad es que varias de las políticas públicas que se destacan en el documento se pusieron en marcha durante el kirchnerismo y paradójicamente fueron desfinanciadas durante el macrismo.
El texto está organizado en siete capítulos, pero antes incluye una breve narración donde se detalla el día que los técnicos de la compañía viajaron a Antofagasta de la Sierra, un poblado catamarqueño ubicado a 3323 metros sobre el nivel del mar y rodeado por montañas de más de 6 mil metros de altura, donde instalaron internet satelital domiciliaria. “Antes de retirarse para encarar un nuevo proyecto, nuestro equipo se lleva una imagen cinematográfica. Entre saludos y abrazos, un referente de la comunidad se aleja unos pasos y posando la vista en las montañas los despide con una declaración que suena a slogan, pero está cargada de realidad: `Donde todo termina…Arsat empieza`”, dice el texto que había sido pensado como parte de la propaganda de la campaña electoral, aunque por algunas demoras terminó siendo publicado cuando la derrota de Macri ya era una realidad.
Política satelital
Uno de los pilares de Arsat a partir de su creación en 2006 fue la política satelital. El kirchnerismo construyó Arsat-1 y Arsat-2 con recursos del Tesoro Nacional y el plan explicitado en la ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, aprobada en noviembre de 2015, contemplaba que la empresa avanzara con la fabricación de otros ocho satélites geoestacionarios con recursos provenientes de la propia explotación de los servicios satelitales ya en marcha y créditos tomados por la compañía. El primero de esos nuevos satélites iba a ser el Arsat-3. Sin embargo, en marzo de 2016, el entonces presidente de Arsat, Rodrigo De Loredo, anunció la suspensión de su construcción. La intención era asociarse con inversores privados, pero el plan para sumar al proyecto a la estadounidense Hughes fracasó.
En el capítulo del libro donde se hace referencia a los satélites geoestacionarios no hay mención a la ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, todavía vigente, ni al proyecto de construcción del Arsat-3 pese a que, según dijo el propio gobierno de Macri, no fue cancelado sino suspendido. El mérito que se atribuye el macrismo en este campo es haber comercializado parte de la capacidad disponible del Arsat-2, aunque eso no fue mérito de Martínez sino de De Loredo, quien asumió pocos meses después de que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner pusiera en órbita el satélite.
En el libro se afirma que con la comercialización de parte de la capacidad disponible del satélite “Arsat demuestra que no requiere de aportes a través de los impuestos que pagan todos los argentinos para funcionar, porque puede proveer y comercializar productos y servicios competitivos que hacen que sea económicamente auto sustentable”. La mención sorprende porque lo que está haciendo actualmente la empresa es gestionar los dos satélites geoestacionarios lanzados durante el kirchnerismo, pero cuando su vida útil concluya, estimada en 15 años para cada uno, no habrá ningún otro satélite nacional con los que puedan ser reemplazados porque los abundantes recursos que actualmente generan Arsat-1 y Arsat-2 no se están destinando a construir nuevos satélites que permitan garantizar la sustentabilidad de la empresa.
Los satélites geoestacionarios tienen un margen operativo muy alto, estimado entre 20 y 25 millones de dólares por año. No está claro que ha venido haciendo Arsat con esos recursos porque el libro de Martínez incluye muchas fotografías a color, pero ningún dato sobre el balance contable de la empresa.
Fibra óptica y TDT
Cuando el macrismo se hizo cargo de Arsat, desfinanció a la empresa al decidir dejar de girarle recursos del Tesoro Nacional. Esa decisión impactó de lleno en los programas de expansión de la Red Federal de Fibra Óptica y de la Televisión Digital Terrestre. Los fondos públicos para continuar con la expansión de la red de fibra se reemplazaron por recursos provenientes del Fondo Fiduciario del Servicio Universal, donde las telefónicas destinan el 1 por ciento de sus ingresos, y también se especula con la posibilidad de que parte del dinero generado por los satélites haya ido a parar a ese programa, aunque es difícil saberlo a partir de la escasa información que pone a disposición la empresa.
En el caso de la TDT, en cambio, el gobierno se limitó a administrar la red de estaciones existentes, pero el crecimiento de la misma se desaceleró de manera notable. Pese a ello, el desfinanciamiento estatal es presentado en el libro como un dato positivo. “Parte del desafío y el foco de Arsat es mostrar de diversas maneras que una empresa del Estado puede ser autosustentable sin necesidad de requerir aportes permanentes del Tesoro Nacional, pudiendo competir con empresas privadas y estando a la altura de las circunstancias en un mundo cada vez más interconectado y dependientes de las telecomunicaciones e Internet”, dice el documento.
***Por Fernando Krakowiak .Pagina 12