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viernes, 24 de enero de 2020

Informe OIT : Los desempleados podrían aumentar 2.5 millones


Así lo estimó el organismo tripartito en su informe «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo–Tendencias 2020». También indicó que la falta de empleo afecta a casi 500 millones de personas en el mundo.


El nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo–Tendencias 2020» aseguró que “la insuficiencia de empleos remunerados afecta a casi 500 millones de personas en el orbe”.
Al mismo tiempo, sostuvo que “la ausencia de trabajo decente, asociada al aumento de la desocupación y la persistencia de las desigualdades, dificulta la posibilidad de construir una vida mejor”.
“Esa realidad dificulta la construcción de una vida mejor”, indicó el informe del organismo laboral tripartito, que explicó que casi 500 millones de personas trabajan menos horas remuneradas de las que desearían o no tienen suficiente acceso al empleo asalariado.
El estudio reseñó que “el número de desempleados debería aumentar en 2,5 millones en 2020” y que “la desocupación mundial se mantuvo relativamente estable los últimos nueve años, aunque la desaceleración del crecimiento económico significa que mientras en el orbe la fuerza laboral se incrementa no se crean suficientes nuevos puestos de empleo
“De esa forma, no es posible absorber a quienes desean incorporarse al mercado laboral. Para millones de personas es cada vez más difícil construir vidas mejores”, afirmó el director general de la OIT, el exsindicalista británico Guy Ryder.Ryder señaló que “la persistencia y amplitud de la exclusión y las desigualdades laborales impide hallar un empleo decente y forjar un futuro mejor, lo que constituye una conclusión extremadamente preocupante y tiene repercusiones graves y alarmantes para la cohesión social”, dijo.
El desajuste entre la oferta y la demanda de mano de obra se extiende más allá del desempleo a una amplia subutilización de esa mano de obra y, además del número mundial de desocupados (188 millones), 165 millones no tiene suficiente trabajo remunerado y 120 millones o abandonaron la búsqueda activa o no tiene acceso, indicó.
Más de 470 millones de personas están afectadas, en tanto el estudio analizó también las desigualdades del mercado laboral y, a partir de nuevos datos y estimaciones, evidenció que “las diferencias de ingresos son superiores, en especial en países en desarrollo”.
A nivel mundial, el sector del ingreso nacional que se destina a mano de obra (y no a otros factores de producción) disminuyó entre 2004 y 2017 de 54 a 51 por ciento, y esa caída económica significativa fue más acentuada en Europa, Asia Central y las Américas.
“La pobreza de los trabajadores, moderada o extrema, debería incrementar en 2020-21 en esos países en desarrollo, lo que tornaría más difícil concretar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 sobre su erradicación en el planeta en 2030. Hoy, ese flagelo (ganar menos de 3,20 dólares diarios en términos de paridad del poder adquisitivo) afecta a más de 630 millones, uno de cada cinco personas de la población económicamente activa”, puntualizó.
Otras desigualdades significativas – definidas por sexo, edad y ubicación geográfica – son factores pertinaces de los mercados laborales, lo que limita las oportunidades profesionales individuales y el crecimiento económico general, en tanto 267 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años “no trabaja ni estudia ni recibe formación y soporta malas condiciones laborales, lo que no es compatible con la inclusión o el desarrollo”, señaló.
Stefan Kühn, principal autor del estudio, indicó que “el fortalecimiento de las restricciones comerciales puede tener graves repercusiones, directas o indirectas, sobre el empleo”, y que “el ritmo y la forma del crecimiento económico entorpece los esfuerzos para reducir la pobreza y mejorar las condiciones de trabajo en los países de bajos ingresos”.
“Es preciso modificar el tipo de crecimiento para estimular las actividades de mayor valor agregado a través de la transformación estructural, la modernización tecnológica y la diversificación de la producción. La subutilización de la mano de obra o los empleos de baja calidad implica que las economías pierdan beneficios potenciales de talento”, afirmó
Fuente Mundo Gremial         


martes, 18 de noviembre de 2014

El INDEC reconoció un FUERTE AUMENTO de la DESOCUPACIÓN


Llegó a 7,5% en el tercer trimestre. Esto equivale a 1,3 millón de personas. En un año se agregaron 130 mil desocupados.
El INDEC informó ayer que en el último año se produjo un fuerte deterioro del mercado laboral. El desempleo subió del 6,8% al 7,5% en los 31 aglomerados donde se realiza la Encuesta Permanente de Hogares. 

Proyectado a todo el país equivale a 1,3 millón de desocupados, al tercer trimestre de 2014. Son 130.000 desocupados más.

El dato podría haber sido mucho peor porque mucha gente, unas 70.000 personas, por las pocas chances de encontrar empleo dejaron de buscar trabajo (“factor desaliento”) y pasaron a la inactividad. O jóvenes que podían haber ingresado al mercado laboral siguieron inactivos. Y eso se tradujo en una fuerte caída de la tasa de actividad que descendió del 46,1 al 44,7%. 

Así de acuerdo al INDEC la gente que perdió trabajo, no salió a buscar otro empleo y se retiró del mercado laboral.

También continuó en descenso el número de ocupados –unos 200.000 menos con relación al tercer trimestre de 2013- como surge de la baja de la tasa de empleo del 42,9 al 41,3%. Además, dentro de los ocupados creció la proporción de subocupados -gente que trabaja pocas horas pero quiere trabajar más-: subió del 8,7 al 9,2%, unos 80.000 más. En gran parte eso se debe a las suspensiones o la reducción de las jornadas de trabajo. 
En cantidad de personas los números son estimativos porque ni el INDEC ni el Ministerio de Economía hicieron el empalme entre la serie anterior y la nueva que se implementó a partir de los cambios del ultimo Censo de población. 

El mayor deterioro se produjo en el Gran Buenos Aires: en la principal región del país -con 4.689.000 de personas activas- el efecto “desaliento” fue mayor al promedio nacional, (del 46,3% al 43,6%), el empleo se redujo más (del 42,5 al 39,8%), el desempleo subió del 8,1 al 8,7% (son 407.000 desocupados), también por encima del promedio nacional y con el 11,3% se ubicó el nivel de subocupación. 

Este panorama crítico es un reflejo de la recesión que transita la economía y que tiene su correlato en el freno a tomar más personal, en el recorte de horas extras, en suspensiones y cesantías.

Se calcula que esta caída del empleo y el retiro de mucha gente del mercado de trabajo se verificó en especial en la industria manufacturera y la construcción, sectores donde los registros oficiales marcan la existencia de una importante baja de la actividad económica. 

En los últimos meses ese proceso de achique de la ocupación se extendió al comercio y a muchos sectores de servicios.

Aún así, las mediciones privadas indican que la caída de la tasa de empleo fue mayor a la que informa el INDEC y que hubo un incremento mayor de la desocupación.

Un dato oficial llamativo es que en Resistencia (Chaco) sigue la “desocupación cero”, a pesar de la fuerte caída de la tasa de actividad y de empleo (del 30,2 al 27,5%), que pasó a tener 15.000 ocupados menos. El factor desaliento se llevó a toda esa gente a sus casas. 

También se destaca La Plata donde la tasa de empleo cae del 45,7 al 42,7% y Santiago del Estero donde baja del 40,4 al 36,4%.

La ciudad de Córdoba figura con un fuerte incremento del desempleo (del 8,9 al 11,6%) y con la más alta de todo el país: son 86.000 desocupados, una cifra similar a los desocupados de la Ciudad de Buenos Aires. Este mayor desempleo en la ciudad mediterránea se debe a que, a pesar del menor empleo, más gente salió a buscar trabajo con resultados negativos.

Por regiones, sobresale todo el Norte porque registra un desempleo inferior al nivel general. En el NEA es del 3,1 (con un 1,6% en Formosa) y en el NOA del 5,5%). También la Ciudad de Buenos Aires con el 5,5% (109.000 desocupados). 



domingo, 13 de febrero de 2011

El costo de la crisis mundial: 200 millones de desempleados

Ya se observa una tendencia a la baja del salario real, crece el desempleo juvenil y dejó de bajar el empleo vulnerable.
E l año 2010 finalizó dejando 205 millones de personas desempleadas en el mundo, la misma cantidad que el año anterior y 27,6 millones más de los que había en 2007, antes de la crisis. No sólo nadie apuesta a que la situación mejore este año, sino que se observan algunos signos preocupantes para el mediano y largo plazo, como el aumento del empleo de baja calidad, la caída del salario real y la imposibilidad de las jóvenes generaciones de integrarse al mercado laboral. Los jóvenes padecen un desempleo hasta cuatro veces mayor que los adultos.
El 51% de la población que tiene trabajo se desempeña en empleos vulnerables y sólo el 20% de los trabajadores en el mundo tiene cobertura social completa.
Por otra parte, el crecimiento de la economía no está generando, hasta el momento, los puestos de trabajo necesarios para volver a dar empleo a quienes quedaron desocupados y, a la vez, absorber la demanda derivada del crecimiento vegetativo de la población. El empleo a tiempo parcial se extiende y parece que llegó para quedarse.
Estos son algunos de los inquietantes datos que aporta el reciente informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), "El desafío para la recuperación del empleo en 2011", donde se advierte que, "este fenómeno puede poner en peligro las perspectivas de recuperación, dados los estrechos vínculos que existen entre el empleo y el crecimiento de los salarios reales, por un lado, y el consumo, por otro".
Frente al 6,3% de 2009, sigue por encima de la tasa del 5,6% registrada en 2007. Estas tasas contrastan con indicadores tales como los del PBI real mundial, consumo privado, inversión bruta en capital fijo y comercio mundial, que el año pasado se recuperaron más de los previsto e incluso superaron, en algunos casos, los valores previos a la crisis.
El salario real en la pendiente El crecimiento de la productividad de la mano de obra (promedio global), pasó a ser negativo en 2009: -1,4 %; en 2007 había crecido un 3,3 % y un 1,3% en 2008. Se estima que la producción promedio de un trabajador fue en 2009 US$ 21.189 (en dólares internacionales constantes a 2005). En 2010, la tasa de productividad mundial subió un 3,1%, pero sigue siendo muy baja en algunas regiones.
¿Qué pasó con los salarios durante la crisis? El salario real mensual a escala mundial (excluyendo a China, que tiene estadísticas parciales), aumentó 0,7% en 2009; un 2,2% en 2007 y un 0,8% en 2008.
En algunos países, el problema del retraso en la recuperación del mercado de trabajo se observa también entre el crecimiento de la productividad y la reanudación del crecimiento de los salarios reales.
"Si bien en los inicios de las crisis los empleadores intentan el mantenimiento preventivo de personal, cuando llega la reactivación se incrementa la productividad pero no cambia la actitud de los empleadores, que siguen mostrándose reticentes a contratar más personal", destaca el documento.
Un aumento de la productividad debería redundar, en el mediano y largo plazo, en un aumento del salario real del trabajador o en la reducción de su jornada laboral manteniendo el mismo ingreso.
Mientras que en las regiones menos desarrolladas y en los sectores donde la productividad es baja, es preciso aumentarla para que estos trabajadores reciban mejores retribuciones y puedan salir de la pobreza. Un dato del documento de la OIT: más de 40 millones de trabajadores ganan menos de US$ 1,25 por día y unos 1.200 millones de personas viven con menos de los US$2 diarios que marcan la línea de pobreza.
Aunque estos niveles paupérrimos de ingresos atenten contra el consumo, la tendencia registrada tras la crisis es que el poder adquisitivo del trabajador medio desciende. En las economías más desarrolladas, la productividad fue de US$70.946 por trabajador en 2009. En 2007, la tasa de crecimiento de la misma aumentó un 1,1% y los salarios reales, un 0,8%; en 2008 la productividad aumentó un 0,8% y los salarios reales disminuyeron un 0,5%; en tanto, en 2009 la primera bajó un 1,1% y los segundos recuperaron un 0,6% en promedio.
En casi todos los países desarrollados (OCDE), la baja del salario real fue una constante. En México descendió un 2,5% entre 2008 y 2009 y un 5% de 2009 a 2010. En la República de Corea, un 1,6% y un 3,3% para los mismos períodos; y en Alemania, un 0,5% y 0,3%.
La excepción fue Estados Unidos: entre 2008 y 2009 el PBI real cayó un 3,8%; el empleo, un 3,5%; la productividad, un 0,6%, y el salario real, un 1%. En el período 20092010, la suba del PBI real fue del 2,2%, el empleo bajó otro 2% pero la productividad subió un 4,3% y el salario real, un 1,6%.
Más empleo y menos plata El descenso del empleo industrial, donde se encuentran mejores salarios y el aumento del empleo en los sectores de servicios, con salarios menores y en la agricultura, los más bajos entre todos los sectores, contribuye a debilitar el poder adquisitivo de la población.
El empleo en la agricultura creció en 2009, lo que también representa una divergencia respecto de las tendencias históricas, ya que tiende a descender de modo sostenido en el largo plazo. Por el contrario, a escala mundial, el empleo en los servicios ha aumentado progresivamente. Para dar ejemplos cercanos, en la Argentina, según un estudio de CIFRA (informe de coyuntura Nº 4), el centro de estudios coordinado por el economista Eduardo Basualdo, mientras los salarios reales del sector servicios crecieron (ultimo trimestre 2009 sobre igual período de 2008) sólo un 1,2%, en la producción de bienes lo hicieron un 4,8% y la industria manufacturera, un 5,6%.
Las remuneraciones generales en ese período fueron sólo un 1,4% más elevadas en términos reales que las registradas en el mismo período de 2001, en recesión y en vísperas de la gran crisis local.
"Sin lugar a dudas, la contracara de la reducida expansión de los salarios reales ha sido el sensible incremento que verificó la tasa de ganancia del sector empresario", acota Basualdo.
Jóvenes sin futuro Se estima que el número de jóvenes (15 a 24 años) desempleados ha disminuido, pasando de 79,6 millones en 2009 a 77,7 millones en 2010, aunque estas cifras siguen siendo superiores a los 73,5 millones registrados en 2007. La tasa de desempleo de los jóvenes fue de un 12,6% en 2010, superior al 11,8% de 2007, aunque ligeramente inferior al 12,8% de 2009. Pero las cifras, en este caso, no revelan el total de la realidad.
En 56 países sobre los que se dispone de datos, el mercado de trabajo cuenta con 1,7 millones de jóvenes menos de lo previsto que dejaron de buscar trabajo ante el fracaso. Ya no lo intentan y por tanto no se incluyen en los porcentajes de personas desempleadas (que son las que buscan trabajo).
En la Unión Europea y otros países desarrollados, esta tasa se ubicó, en 2010, en un 18,2%. En Irlanda, la desocupación juvenil alcanza un alarmante 24,1% (en 2007 era del 9,2%) y sumando a los desalentados, es del 37%. En la República de Corea, la diferencia es de 6 puntos, va del 10 al 16%.
En Europa Central y Sudoriental (no UE) y la CEI, 1 de cada 5 jóvenes económicamente activos se encontraba sin empleo en 2010.
En Asia Oriental, pese a su rápida recuperación, el desempleo juvenil es del 8,3%, 2,5 veces mayor que el de los adultos. En Asia Sudoriental y el Pacífico, los jóvenes de la región no encuentran trabajos decentes y productivos, y tienen 4,7 más probabilidades de encontrarse desempleados que los adultos. En Africa del Norte, el desempleo joven llega al 23,6%. En ninguno de estos casos se esperan mejoras en el corto plazo.
PorAnahí Abeledo
Publicado en http://www.clarin.com/ 13.02.2011