SAOCOM: el satélite argentino que sólo Japón logró
construir y que la NASA
quiere, en órbita desde hoy
De 3
toneladas de peso y fabricado íntegramente en el país, servirá para generar
sistemas de alerta temprana de inundaciones elaborar mapas de riesgo de
enfermedades de los cultivos, vigilancia del mar argentino frente a la pesca
ilegal, y también para dar soporte a la gestión de emergencias ambientales
El satélite más grande y complejo jamás construido
íntegramente en Argentina espera paciente dentro del cohete lanzador su tiempo
de gloria. Ese que alcanzará una vez que sea colocado en el espacio a unos 620 kilómetros de la Tierra y comience a brindar
valiosos datos de suelo y agua.
El cohete, un Falcon 9 Block 5 de la empresa SpaceX,
perteneciente al multimillonario emprendedor Elon Musk, será lanzado este
domingo pasada las 23 horas locales en la Base Vandenberg en
California, que administra la
Fuerza Aérea de los Estados Unidos,
Unos 30 argentinos ultiman los detalles del satélite en la base militar,
mientras otros cientos lo hacen desde nuestro país. Pero hay muchos otros ojos
pendientes de este lanzamiento y comienzo del trabajo concreto del primer
satélite de radar argentino. Esos ojos pertenecen a científicos, ingenieros y
empresas de diversos países que no pueden creer que en Argentina se haya
desarrollado esta capacidad tecnológica partiendo desde cero.
Su construcción real demandó 5 años, pero el proyecto data desde 1998. En estos
20 años su planificación, financiamiento y construcción atravesó 7 gobiernos
(Menem, De la Rúa,
Duhalde, Kirchner, Fernández de Kirchner y Macri), con todas las crisis económicas
y políticas que conocemos.
Es tan impresionante el desarrollo argentino que basta saber cuántos países
lograron este hito. Sólo uno: Japón. La agencia espacial japonesa JAXA tiene en
su haber dos satélites-radar en banda L, el Alos I y II que operan en forma
plena y exitosa. Inclusive, la
NASA está muy interesada hoy en tener este tipo de tecnología
en el espacio y por eso se asoció a la
India para construir una serie de satélites similares.
Las aplicaciones que tienen los aparatos japoneses y los beneficios que generan
no paran de crecer, tanto en uso civil como militar (defensa). Ejemplos de su
accionar indican que el satélite Alos detectó un posible deslave
(desmoronamiento de tierra por acción del agua), lo que permitió evacuar a
tiempo a los ciudadanos de una pequeña ciudad japonesa de montaña antes que el
barro arrasara con las viviendas.
En tanto, el satélite Alos II monitorea el mar de Japón y la navegación china y
norcoreana en aguas militarmente "calientes", anticipando la
ubicación de distintos barcos de guerra, ya sea por su fotografía, como también
por la estela que deja en el agua.
"Los japoneses se han sorprendido muchísimo con
este proyecto argentino. Como cada misión satelital compleja, el aparato es
sometido a muchas instancias de revisión y prueba por ingenieros argentinos y
de otras agencias espaciales que participan como jurado pertenecientes a varias
agencias espaciales de EEUU, Japón, Canadá y Europa. Ellos no podían creer que
estuviéramos haciendo este complejo satélite desde cero, sin ningún know how
previo. No había experiencia en Argentina en la construcción de un instrumento
de radar polarimétrico, con una antena muy grande y mucha sensibilidad en sus
integraciones", explicó a Infobae la Investigadora Principal
de la Misión SAOCOM
de la Comisión
Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), Laura Frulla.
"Sólo Japón dispone de satélites con banda L que
permiten estudiar la superficie terrestre en general. Las aplicaciones del
aparato se adaptan a múltiples necesidades. Los científicos japoneses lograron
conocer el instrumento radar argentio al detalle y quieren verlo funcionar
ya", remarcó la doctora en Física egresada de la Facultad de Ciencias
Exactas de la UBA.
Nicolás Renolfi, jefe del proyecto Saocom en Invap, la empresa que construyó el
satélite, precisó a Infobae que el Saocom 1A es un satélite de órbita baja con
fines científicos y llevará un radar de apertura sintética, que aportará
imágenes en blanco y negro, con una resolución espacial de entre 10 y 100 metros, con diferentes
ángulos de observación.
"La gran diferencia con las cámaras es que no
necesita de la luz, la imagen podrá atravesar una tormenta e, incluso, penetrar
el terreno en centímetros o metros, dependiendo de las características. Los
objetivos principales son la medición de humedad desde el espacio y ayudar en
emergencias", explicó.
Las imágenes podrán ser tomadas independientemente de las condiciones
meteorológicas y de la hora del día, de distintas zonas de la Tierra, en tiempo real, y
se podrán hacer en 3D. "Fotos tomadas de una misma montaña en verano y en
invierno con nieve permitirán saber el caudal de agua previsto. En el caso de
las zonas inundadas, permitirá tener un detalle de cada región. Además tendrá
aplicaciones de defensa, ya que puede monitorear en tiempo real el mar
argentino y divisar por ejemplo si se está cometiendo una pesca ilegal",
remarcó el ingeniero electrónico, que trabaja en Invap desde el año 2000.
"Este logro demuestra que en Argentina se puede, y que no hay que
achicarse. Uno no sabe cómo lo va a hacer, pero sabe que lo puede hacer.
Nosotros no sabíamos nada de radares. Y menos de colocar uno sobre un
satélite", afirmó el experto.
UN SATÉLITE ÚNICO
Enmarcado en el Plan Espacial Nacional, el SAOCOM 1A (Satélite Argentino de
Observación con Microondas) fue desarrollado y construido por la Comisión Nacional
de Actividades Espaciales (CONAE) junto con empresas y organismos como INVAP,
VENG y la Comisión
Nacional de Energía Atómica (CNEA), con participación de unas
80 empresas de tecnología e instituciones del sistema científico-tecnológico
del país y la colaboración de la Agencia Espacial Italiana (ASI).
El proyecto se inició en 2008, dando comienzo a la
construcción del satélite concretamente en 2013, en distintos puntos del país:
Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Río Negro. Después de 5 años, un récord para
la construcción de un satélite tan complejo como este, el aparato se encuentra
en cuenta regresiva para su lanzamiento y puesta en órbita.
La misión SAOCOM llevará al espacio una compleja
tecnología de observación de la
Tierra. Se trata de un instrumento activo que consiste en un
Radar de Apertura Sintética (SAR, por sus siglas en inglés), que trabaja en la
porción de las microondas del espectro electromagnético, particularmente la banda
L.
Tiene tres paneles solares y una plataforma de servicio de 4,7 m de altura por 1,2 m de lado. Observará el
planeta de día y de noche, con lluvia o nubes y podrá trasmitir gracias a su
antena radar de siete paneles.
Una vez en el espacio, la antena radar del satélite
emitirá hacia la Tierra
pulsos en microondas que interactuarán con los elementos de la superficie. Esos
pulsos volverán a la antena y brindarán información de los elementos que puedan
encontrar en la Tierra
(hielo, vegetación, suelo, agua, edificios, barcos, etc.). Allí el satélite
recibirá esos pulsos y generará paquetes de datos que enviará al Centro de
Control de la Misión,
ubicado en Córdoba, Argentina.
El satélite, de 3 toneladas de peso, está
específicamente diseñado para que pueda servir a la agricultura y a la
hidrología, pero también, por ejemplo, permitirá la generación de modelos
digitales de elevación del suelo, modelos hidrológicos, para generar
pronósticos de inundaciones o sequías, entre otros muchas aplicaciones.
Se trata de un proyecto desarrollado en colaboración con la Agencia Espacial
Italiana (ASI) e integra de manera operacional, junto con los satélites
italianos COSMO-SkyMed, el SIASGE (Sistema Italo-Argentino de Satélites para
Gestión de
Emergencias).
El SIASGE estará integrado por dos satélites SAOCOM 1A y 1B, provistos por la CONAE y cuatro satélites de la Constelación Italiana
COSMO-SkyMed, de la ASI.
Este conjunto de satélites permitirán obtener información
certera y actualizada de incendios, inundaciones, erupciones, terremotos,
avalanchas, derrumbes y deslaves.
Los 6 satélites se encontrarán ubicados en órbitas polares a la misma altura,
en distintos planos orbitales, de tal manera que el conjunto funcione como un
instrumento con un enorme ancho de visión sobre la tierra. Esto permitirá un
monitoreo en tiempo casi real, ya que se obtendrá actualización de la
información cada 12 horas, especialmente necesario para el monitoreo y
seguimiento de la evolución de catástrofes. Las imágenes, unas 225 fotos por
día, podrán ser tomadas independientemente de las condiciones meteorológicas y
de la hora del día, de distintas zonas de la Tierra, en tiempo real, y se podrán hacer en 3D.
USO CIVIL Y COMERCIAL
La utilidad de los satélites Saocom tienen un abanico
de aplicaciones, tanto civiles como también comerciales. "La misión es
parcialmente comercial. Es una situación espejo a los italianos Cosmo Skynet.
Todo usuario que quiera la información para comercializarla, deberá pagarla.
Pero quienes la quieran para uso acádémico, institucional o gubernamental, será
gratuita. Para ello, deben previamente firmar una licencia de uso en el marco
del convenio con Conae para que esos datos no terminen en manos privadas",
comentó Frulla
En el ámbito comercial, será de mucha utilidad para el
productor agropecuario, por ejemplo. Frulla comentó las instancias que van
desde el satélite al productor: una vez obtenidas las imágenes, se envían a la
estación receptora que la Conae
tiene en la localidad cordobesa de Falda del Carmen, donde son procesadas para
generar distintos niveles de información que se convertirán en los insumos para
las diferentes aplicaciones para la agricultura y la hidrología.
"Una vez procesadas, el productor va a poder
ingresar a nuestra web desde su dispositivo (tablet, celular o notebook) y le
suministrará al programa las características de su campo y las condiciones
meteorológicas, y un software le va a devolver el reporte en forma de texto o
gráficos con una estimación de rinde, o el contenido de humedad en el suelo, o
la posibilidad de fertilizar de acuerdo a la situación que desee conocer",
concluyó la especialista.
Fuente : INFOBAE 07.10.2018