Aunque sostiene su rechazo al ingreso de Clarín en el servicio 4G, invertirá $ 38.500 millones en el trieño 2017-2019; el año próximo prevé llegar con una nueva red fija a 600.000 hogares
Telefónica agotará las instancias administrativas y judiciales en la Argentina para frenar el desembarco del Grupo Clarín en la telefonía móvil pero ya se prepara para la competencia: aumentará la inversión y desplegará una red fija -apta para dar banda ancha de alta velocidad y TV paga- que se prevé llegue a 600.000 hogares. Así lo anunciaron fuentes de la empresa durante el Mobile World Congress, la cumbre mundial de la industria que se realiza hasta el viernes en esta ciudad, donde los ejecutivos de la multinacional española siguieron reclamando contra las decisiones del gobierno del presidente Mauricio Macri, que la semana pasada recibió en Madrid al CEO global de la firma, José María Álvarez Pallete.
En los próximos 15 días, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) firmará el contrato con Nextel (adquirida por Cablevisión, a su vez controlada Grupo Clarín) y le fijará las condiciones para desplegar una cuarta red de conectividad móvil 4G que usará el espectro comprado por la empresa a las cinco firmas que lo tenían asignado. Para Telefónica hay razones técnicas y jurídicas para cuestionar la forma en la que Nextel se haría con el espectro (asignado para otros usos, como comunicaciones punto a punto).
Desde que asumió, el gobierno del presidente Macri viene dando los pasos regulatorios para la convergencia de los servicios de telefonía e Internet fija y móvil, y la TV paga. Tras años de postergación, esa convergencia podría producirse durante los próximos doce meses, en los que se espera que Cablevision/Nextel construyan su red móvil y comience a dar servicio, y las telefónicas desplieguen fibra para poder dar TV paga y mayores ancho de banda de Internet fija.
Cablevisión tiene la red fija de mayor capacidad pero no tiene aún servicios 4G, y las telefónicas tienen infraestructura instalada de 3G y 4G, pero siguen dando acceso a Internet a través del "par de cobre" (como se llama a los cables telefónicos), que tiene un ancho de banda muy limitado e impide dar TV paga. Por eso, sólo en 2017, Telefónica prevé llegar con una nueva red de fibra hasta 600.000 "hogares pasados" o clientes potenciales. En la empresa analizan las zonas en las que desplegarán esa red: si en las de mayor poder adquisitivo (donde ya está Cablevisión y hay otras redes más pequeñas) o en las áreas donde aún no hay redes robustas: el sur de la Capital Federal y el conurbano, para empezar.
La amenaza de recurrir al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) -el tribunal del Banco Mundial a donde Telefónica ya llevó a la Argentina tras la salida de la convertibilidad- no está descartada pero pierde fuerza. Hasta ahora, la firma reclamó administrativamente ante el Enacom -pidió vista de los expedientes- y planteó en los Tribunales una medida cautelar para suspender la asignación del espectro en banda 2.5 Ghz a Clarín, sobre la cual el juez aún no se expidió.
En el trieño 2017-2019, la empresa prevé invertir en Argentina 38.500 millones de pesos, una cifra mayor que la prevista para 2016-2018. En los últimos dos años, incluyendo lo pagado por el espectro comprado en 2014, la multinacional española invirtió en Argentina 30.000 millones de pesos. Estas cifras son más relevantes si se las pone en contexto: aunque siguen ganando en promedio el 10% de lo que facturan, los operadores globales de comunicaciones vienen perdiendo rentabilidad desde hace algunos años en una tendencia que parece consolidarse (y que motivó algunos lamentos en el congreso de Barcelona). El panorama en América latina también muestra quebrantos: en el mercado brasileño, la operadora Oi -en severa crisis desde hace meses- no termina de ser vendida ni dividida entre los demás operadores; y en México, donde la competencia fuerte arrancó hace tres años, dos de los tres grandes operadores tuvieron fuertes pérdidas el año pasado (AT&T y Claro).
España, donde hay tres grandes operadores convergentes (Movistar, Vodafone y Orange), tiene la penetración de fibra óptica más alta de Europa (y en el mundo sólo está detrás de Corea e Israel). Los españoles pueden adquirir un paquete de cuatro servicios (fibra óptica de 50 megas, una línea fija y dos líneas móviles y la TV por cable de Movistar Plus) a 50 euros mensuales (el equivalente a 900 pesos argentinos). Si prefieren 300 megas y llamadas ilimitadas a fijos, el precio se va a 62 euros y si quieren mejorar esas prestaciones y agregar los paquetes de contenidos Premium (entre ellos parte del fútbol), entonces pagarán 90 euros. El servicio convergente más caro de Movistar en España -que incluye todo el fútbol y las mejores ficciones- tiene un valor de 115 euros (unos 2000 pesos argentinos). Todos esos precios tienen el IVA incluido y no prevén obligaciones de permanencia. En Argentina, por esos servicios -buena parte de los cuales no existen comercialmente- se paga el doble o el triple.
Telefónica -cuyos directivos volvieron a reunirse aquí este domingo con Miguel de Godoy, presidente del Enacom- espera que la administración Macri cumpla las promesas hechas a las telefónicas: equiparar el límite de espectro disponible que cada operadora puede usar (ahora 70 mhz por empresa, cuando Cablevisión/Nextel tendría 90 mhz), que se libere la banda de 700 mhz, comprada y pagada por las tres grandes celcos pero hasta ahora ocupada, que se les permita a las operadora de 4G compartir infraestructura en las localidades de baja densidad poblacional y poder dar efectivamente televisión a partir del 1 de enero de 2018. Sobre este último punto sostienen que el gobierno de Macri postergó ese ingreso, que la ley Argentina Digital de 2014 había habilitado pero que hasta el final del kirchnerismo nunca se había reglamentado.
De fondo está la posibilidad de una fusión entre Cablevisión (empresa controlada por Clarín pero donde el fondo Fintech, del mexicano David Martínez tiene el 40% de las acciones) y Telecom Argentina (controlada por Martínez). En diciembre de 2015, cuando el presidente Macri derogó parcialmente por decreto las leyes de medios y de telecomunicaciones del kirchnerismo, el mercado daba por hecha esa fusión, que incluso fue alentada por el propio gobierno -lo que le hubiese dado una buena excusa para acelerar la apertura del mercado-. Pero las diferencias sobre la estrategia y el control de una eventual empresa fusionada abrieron una brecha entre el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, y Martínez, y las aguas empezaron a separarse: hoy cada empresa tiene su plan de inversiones. En las telefónicas consideran que el proyecto propio de Clarín en 4G es una jugada previa a esa fusión (para darle mayor valor a Cablevisión), pero reconocen que si en unos meses Nextel avanza en el despliegue de su red (para la cual prometió una inversión de 500 millones de dólares) aquella operación -tal como se la esperaba- se habrá diluido.