Mostrando las entradas con la etiqueta politica argentina. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta politica argentina. Mostrar todas las entradas

lunes, 28 de octubre de 2019

Mauricio Macri y Alberto Fernández iniciaron la transición del poder



Mauricio Macri y Alberto Fernández iniciaron la transición del poder

El presidente Mauricio Macri y su sucesor, Alberto Fernández, mantuvieron este lunes la primera reunión para coordinar el proceso de transición del poder con el objetivo central de evitar cualquier sobresalto que pueda agravar aún más la situación económica.  
#AlbertoFernández llegó serio y puntual, minutos antes de lo acordado, con la solitaria compañía de su vocero, Juan Pablo Biondi. Por espacio de una hora, el presidente electo dio inicio formal a la transición que derivará en su llegada al sillón de Rivadavia, con su encuentro con el presidente Mauricio #Macri, a quien derrotó por casi ocho puntos en las elecciones de ayer.

De la reunión, manejada con cautela y hermetismo desde ambos espacios, trascendió primero una foto, en el despacho presidencial, en el que ambos miran a cámara, sonrientes y distendidos. No hubo, como se preveía, una declaración conjunta, luego de los chispazos y acusaciones que el Presidente a cargo y el mandatario electo intercambiaron durante la campaña electoral. "Fue una reunión muy buena, empezaron a charlar sobre la transición, y coincidieron en que ese proceso debe ser ordenado", afirmaron cerca del Presidente, que podría luego dar más detalles del encuentro en un encuentro con la prensa. Fuentes cercanas al presidente electo afirmaron que Fernández le anticipó a Macri que le irá "pasando" los nombres de aquellos dirigentes que designe para acordar la transición en las distintas áreas de gestión. Por el lado del Gobierno, esa tarea estará a cago del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y su par de Interior, Rogelio Frigerio.
Antes de encontrarse con Macri, Fernández fue recibido en la escalera Francia por el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis. Saludó, además, a distintos empleados a quienes conoce de su paso por el gobierno #kirchnerista, como el fotógrafo presidencial Víctor Bugge, mozos y personal de Casa Militar.
Tras su cumbre con Macri, Fernández se dirigió al comando de la calle México, donde esta reunido con su equipo de colaboradores, encabezado por Santiago Cafiero. Del encuentro participan también el vocero de Fernández, Juan Pablo Biondi, y el dirigente del PJ porteño Juan Manuel Olmos. Ellos tuvieron una primera versión de la cita en la Casa Rosada.
Fernández le entregó a Macri la lista de 40 dirigentes que tendrán a cargo la transición. Fueron 50 minutos netos de reunió

martes, 8 de octubre de 2019

Casi el 60 por ciento de la población activa tiene problemas de empleo



Según el informe que se basa en datos del Indec, la inestabilidad afecta a 14 millones de personas.


La Crisis económica sigue golpeando a los argentinos y la falta de empleo o la disconformidad con las condiciones de trabajo es uno de los principales inconvenientes. En este contexto, el último informe del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano destaca que nada menos que el 58% de la población económicamente activa tiene algún problema de empleo, de acuerdo con los datos del INDEC. "El desempleo alcanzó un 10,6%, cuando era del 9,6% en igual período de 2018. Mientras tanto, la subocupación demandante, es decir la población que trabaja menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y que busca activamente otra ocupación, pasó de 7,7 a 9,2%", apuntó Víctor Beker, director del CENE. En esa línea, agregó: "Los ocupados que buscan activamente otro empleo también subieron de 16 a 18,3%. En total, entonces, quienes no tienen ningún empleo y los que lo tienen pero no están satisfechos suman un 38,1% de la población económicamente activa. En igual período de 2018 totalizaban un 33,3%".

"En el extremo opuesto, se redujo la población que trabaja más de 45 horas semanales del 26,4 al 24,7%, debido a que la recesión habría llevado a achicar la jornada laboral de una parte de quienes aparecían en este segmento", continuó. Asimismo, Beker señaló: "Si sumamos a quienes están subocupados, a los que quieren cambiar de empleo y a quienes trabajan por encima de la jornada laboral normal se concluye que un 58% de la oferta laboral enfrenta algún tipo de problema de empleo. Son unos 14 millones de personas". No obstante, el economista señala que la situación en materia de desocupación alcanza incluso niveles más complejos para determinados segmentos de la población. "La tasa para las mujeres de hasta 29 años de edad alcanza al 23,4%, más del doble de la tasa general. Para los varones en igual nivel etario, el desempleo trepa al 18,6%", detalló.

Beker también llama la atención sobre el peso del desempleo de larga duración: "El 36,2% de los desocupados lleva más de un año en la búsqueda de empleo y un 22,2% declara no haber tenido nunca un empleo o haberlo tenido hace más de 3 años". "La mayor rama de actividad de la cual provienen los desocupados es la construcción, que representan un 22% del total", puntualiza el director del CENE. Y completa: "A escala regional, el Gran Buenos Aires detenta la mayor tasa de desempleo, con un 11,9%". ED CP


lunes, 30 de septiembre de 2019

La pobreza subió al 35,4% y ya alcanza a 15,9 millones de argentinos, según el Indec





La cifra corresponde al primer semestre de 2019. Es la más alta desde que Mauricio Macri llegó a la presidencia
la elevada inflación, la precarización del mercado laboral y la fuerte pérdida de poder adquisitivo impulsó una significativa suba de la pobreza, que en el primer semestre de este año subió más de ocho puntos, llegó a 35,4% y afectó a 14,4 millones personas si se toma como referencia una proyección de la población urbana total. En doce meses 3,4 millones de argentinos cayeron en la pobreza.
Si se toma la población total -se suma así a la rural, no relevada por el Indec- se trata de 15,8 millones de pobres. Según los especialistas consultados , se trata del peor dato desde 2007 (UCA) o 2008 (UMET). Los cálculos difieren por las distintas metodologías y los cambios en la serie original del Indec.
La indigencia fue de 7,7%, subió 2,8 puntos puntos y afectó en el área urbana, según una proyección propia, a 3,1 millones de personas.
Sin embargo, el dato más preocupante tiene que ver con que el 52,6% de los chicos entre 0 y 14 años eran pobres en el primer semestre. Un año atrás la cifra era de 46,8%.
El dato conocido hoy será el último que difundirá el Indec antes del cierre de la gestión de Mauricio Macri (el próximo, el de fines de 2019, se publicará en marzo de 2020). En ese sentido, el actual presidente terminará con un número de pobreza más elevado que el que dejó Cristina Kirchner en 2015. Entonces, la Universidad Católica Argentina (UCA) estima que afectaba al 29% de la población. Era el único dato que existía porque desde 2014 la ex mandataria había decidido no publicar datos oficiales sobre pobreza.
Un año atrás, la pobreza era de 27,3% y la indigencia, de 4,9%, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec.
El último dato había sido el del segundo semestre de 2018, que ya comenzaba a mostrar el freno de la economía, la licuación de los ingresos y la espiralización de los precios. Entonces, la pobreza alcanzó un 32% y la indigencia llegó al 6,7 por ciento.
La mayor pobreza relativa por personas se observó en Concordia (52,9%). A esa ciudad le siguieron Gran resistencia (46,9%), y Santiago del Estero-La Banda (44,8%). En términos absolutos, la mayor cantidad de pobres aparece en el Gran Buenos Aires (12.226.210), donde se sumaron casi 100.000 pobres en un año.
"Aunque ese número duela, hay que mirarla de frente", dijo el presidente Macri respecto del dato de pobreza durante un acto esta mañana en una pyme de Morón. "Lo único que generó fueron pobres", había dicho en tanto el principal candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, sobre Macri luego de la manifestación que Juntos por el Cambio impulsó en Barrancas de Belgrano, el sábado pasado.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Los dilemas éticos del progresismo latinoamericano / por Alberto Fernández **

 
Nadie dudaría en afirmar que a lo largo de los primeros años del siglo XXI en América Latina se desarrolló un proceso que atendió una serie de demandas populares como reacción a las políticas conservadoras y neo-liberales que se habían aplicado en diferentes países de la región.
Por más de una década, en muchos países del continente se desarrollaron enormes cambios que siempre tuvieron un común denominador: integrar socialmente a vastos sectores de la población a los que la pobreza condenaba a la marginalidad. A eso se sumaron acciones que ampliaron derechos de minorías y favorecieron así una mayor integración social. En ese sentido, Argentina, con la puesta en marcha de la "asignación universal por hijo' para madres solteras y con el dictado de la ley que institucionalizó el "matrimonio igualitario" (entre otros), parece haber liderado ese proceso. Así, justo es reconocerle al primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner una enorme capacidad para ampliar derechos de minorías sociales. Las reformas legales que instituyeron además el voto joven, la identidad de género, la fertilización asistida gratuita y el divorcio express son solo prueba de lo dicho.
Si uno mirara retrospectivamente, la América Latina progresista hizo un claro intento en favor de una sociedad más igualitaria, convirtiéndose así en un espacio que confrontó contra el modelo de desarrollo instituido por el mundo central. Sin embargo, en los últimos años se ha observado un claro retroceso en la continuidad de esas políticas porque los avances logrados no han sido lo suficientemente robustos como para corregir estructuras económicas e instituir esquemas signados por una mayor des concentración en lo productivo y en lo comercial y una distribución del ingreso más equitativa.
La misma crítica podría extenderse hacia el Estado, que, pese a haber sido un protagonista central de estos años, no ha cambiado centralmente su fisonomía, dejando al descubierto su debilidad. Aun así, nada ha deteriorado más a este tiempo progresista en América Latina que las imputaciones lanzadas sobre las faltas éticas de sus responsables políticos. Nadie razonablemente espera que acaben pervirtiéndose los mismos que se han presentado ante la sociedad como los defensores de los postergados. La corrupción fulmina a los Gobiernos progresistas porque destruye el discurso "moral" en que sustentan su propuesta electoral.
Alguna vez escuché una reflexión de Marco Aurelio García que viene al caso recordar. Se preguntaba qué le había pasado al progresismo, que cuando estaba fuera del poder por no tener los votos tenía muchas ideas transformadoras y después, cuando estuvo en el poder, por contar con muchos votos se fue quedando sin ideas. Tal vez la respuesta a esa reflexión esté precisamente en el hecho de que se ha dilatado la ética política del progresismo cada vez que gobernó. ¿Cómo se cataloga la conducta de quien pregona la necesidad de establecer un orden económico distinto y con sus políticas solo promueve la continuidad o la profundización de aquello que dijo que debía ser cambiado?
Del cambio en los discursos a la continuidad de los hechos
Todos los modelos progresistas que en los últimos años gobernaron en América Latina se han presentado ante sus votantes como expresiones de cambio. Cuando este proceso se inició, América Latina se debatía ante distintos problemas. La postración económica y las violaciones de derechos humanos que estaban impunes eran aspectos que mucho preocupaban.
Si una condición caracterizaba entonces a la economía latinoamericana, era la de estructurarse a partir de ser proveedora de materias primas. Esa idea de buscar el crecimiento a partir de la producción primaria venía condenando a la región a un estancamiento innegable. Una suerte de profecía que nos sentenciaba a seguir orbitando como periféricos de un mundo central en ese lugar aspiracional en el que se ubican los Estados "en vía de desarrollo': Superar esa condición, promoviendo la industrialización y a partir de allí mejores condiciones para hacer crecer las economías, fue un compromiso asumido por el progresismo latinoamericano.
La primera década del siglo XXI estuvo signada por el sostenido aumento de los precios de las commodities debido a la creciente demanda de bienes primarios originada por China, una enorme economía que decidida a participar del fenómeno global comenzó a demandar alimentos (granos y oleaginosas), minerales (hierro y cobre) y energía (petróleo).
Detengámonos en el petróleo, un insumo que tiene en Ecuador y Venezuela a dos muy importantes productores. Promediando el año 2003, el precio del barril de petróleo rondaba los 25 dólares. Huracanes desatados sobre el golfo de México ( en especial el recordado huracán Katrina) afectaron mucho la producción, dando inicio a un incremento de los precios que se potenció con el vertiginoso crecimiento de la demanda de China (y de India en segundo lugar), permitiendo que hacia julio de 2008 el precio del barril superara los 140 dólares. La escalada continuó hasta finales de 2008.
Venezuela se vio particularmente favorecida por ese contexto. En 1999, cuando Hugo Chávez asumió la presidencia, el barril de petróleo venezolano promediaba los 16 dólares. En 2004, ese valor se había duplicado al ubicarse en 32 dólares. La escalada continuó favoreciendo a la república bolivariana y a mediados de 2008 alcanzó el precio de 88 dólares. Posteriormente, entre 2011 y 2014 la situación oscilaría hasta culminar el período con un valor de 103 dólares el barril.
Entre 1999 y 2014, según datos del Banco Mundial, Venezuela recibió más de 960.000 millones de dólares en concepto de exportaciones petroleras. Eso significa que anualmente y durante 17 años percibió un promedio de 56.500 millones de dólares. Para comprender la dimensión de la ventaja, es útil tener en cuenta que en el período 1993/1998 (durante el mandato presidencial de Rafael Caldera) el ingreso promedio de Venezuela por exportación de petróleo fue de 15.217 millones de dólares anuales. En ese mismo lapso, Venezuela llevó adelante una política de endeudamiento creciente aprovechando que el mercado financiero internacional reclamaba bajas tasas. Entre 1999 y 2011, el Gobierno emitió deuda por un monto de 54.327 millones de dólares. Como consecuencia de estas emisiones, Venezuela ha asumido compromisos hasta 2027 por 92.750 millones de dólares en concepto de pago de intereses y capital, comprometiendo su propio futuro.
Al margen de la emisión de títulos, Venezuela contrajo deuda directamente con Estados soberanos y así, desde 2007 hasta la actualidad, China le ha prestado alrededor de 65.000 millones de dólares que en parte se han saldado con exportaciones de petróleo. Es real que gran parte de esos recursos fueron utilizados para mejorar las condiciones sociales profundamente inequitativas que existían al momento en que Hugo Chávez accedió al poder. De ese modo, se construyeron un millón de viviendas, el número de personas que reciben planes sociales se incrementó desde 280.000 en 1998 hasta tres millones en la actualidad y gracias a la creación del Sistema Nacional de Empleo la desocupación se ha mantenido constante en torno al 7% durante mucho tiempo. A su vez, el sistema de atención de salud pública se ha desarrollado y hoy atiende al 80% de la población. Finalmente, el número de estudiantes universitarios creció de 500.000 en 1999 a más de dos millones en la actualidad.
Es evidente que la idea de un reformismo moderado se ha adueñado de muchos de estos espacios políticos. Es necesario no caer en el vicio de la "responsabilidad" que va tornando conservador al progresismo a medida que el poder se le va acercando.
Sin embargo, pese a semejante esfuerzo, las condiciones estructurales de la economía venezolana no se han alterado. Hoy sigue dependiendo de las exportaciones del petróleo y de las importaciones de rubros tan importantes ( entre ellos, los alimentos). Ese contexto, sumado a la crisis internacional, ha llevado a la economía venezolana a desbarrancarse peligrosamente, generando un cuadro de inflación creciente, salida de divisas del sistema financiero, peligroso aumento de la deuda externa y un cuadro social amenazante ante la sostenida pérdida del trabajo.
La Revolución Bolivariana, fundamentalmente tras la desaparición de Chávez, se ha mostrado ineficiente como para alterar la ecuación que sumergió a Venezuela en el retraso. A ello se ha sumado el creciente menosprecio hacia las formas republicanas, evidenciado en el encarcelamiento de opositores y en el intento de disolver el Parlamento a partir de un fallo del máximo tribunal del país.
A su vez, el proceso de reconversión de una economía también alcanza al Estado. Ninguna economía que se tilde de progresista puede desatender la balanza comercial o las cuentas públicas, algo olvidado en el modelo bolivariano. ¿Cómo se cataloga la conducta de quien pregona la necesidad de establecer un orden económico distinto y con sus políticas solo promueve la continuidad o la profundización de aquello que dijo que debía ser cambiado? ¿Cómo se entiende que quien reclama un Estado presente lo haga funcionar deficitariamente?
La ética política da por supuesto que no se roben los recursos públicos. Pero también exige cumplir con aquello que se explicita como compromiso político a lo largo de las campañas electorales. ¿Por qué no reprochar la conducta de quien dice que va a cambiar la realidad aprovechando la vocación transformadora de una sociedad y después desde el Gobierno acaba sosteniendo esa misma realidad que reclamaba ser mutada?
Aunque Venezuela ha sido tomado aquí como una referencia de nuestra tesis crítica, en la mayoría de los países de la región se observan características semejantes.
Detengámonos ahora en Argentina. Seguramente, como consecuencia de haber caído en default en el año 2001 y de haber tenido que soportar una crisis institucional de magnitud a partir de la renuncia de Fernando de la Rúa (con ello, en 10 días se sucedieron cinco presidentes), fue Argentina el país que más dificultades evidenciaba al iniciarse esta etapa de progresismo latinoamericano.
Néstor Kirchner accedió a la presidencia con la debilidad formal de haberse visto impedido de contar con una segunda vuelta electoral que lo hubiera legitimado en votos. A lo largo de su mandato, Kirchner fue resolviendo cada uno de los problemas que había recibido. Aprovechando un contexto internacional favorable (los precios de la soja crecieron sostenidamente) e impulsando la reactivación de la economía interna, pudo sacar al país de la postración en la que estaba. Promovió el consumo, posibilitando que la economía creciera en ese período a un promedio anual del 8%. Preservó en cada ejercicio una balanza comercial favorable. Salió de la situación de default con una importante quita de la deuda, dejando el gobierno con un pasivo externo muy controlable que representaba el 57% del PBI de 2007. Eso le permitió reducir la pobreza al 23% y bajar la desocupación al 11 %.
El mandato de Kirchner estuvo llamado a resolver lo urgente y lo logró. Aun así, no tuvo modo ni tiempo de modificar una estructura económica que en muchos sectores se extranjeriza (minería), que en muchos otros se concentra (la producción láctea o los canales supermercadistas) y que en muchos casos se desarrolla con un grado de informalidad preocupante en desmedro del fisco (la actividad agrícola). Sí pudo ordenar en gran medida el funcionamiento del Estado, que a lo largo de toda su gestión funcionó acumulando reservas monetarias (alcanzaron los 46.500 millones de dólares al dejar el poder), cumpliendo sus obligaciones con los organismos internacionales de crédito (saldó la totalidad de las deudas que Argentina registraba con el FMI, el Banco Mundial y el BID) y operando con un superávit fiscal que en cada año promedió el 3%.
Kirchner sentó las bases para llevar adelante un proceso de reconversión económica mucho más profunda, y era Cristina Fernández de Kirchner (su sucesora) quien debía instituirlo. Sin embargo, esa labor quedó pendiente y fueron tantas las insuficiencias y desaciertos evidenciados en la gestión que una mayoría de la sociedad acabó votando en su contra.
Cristina ejerció la presidencia en Argentina durante ocho años. Ganó por primera vez en octubre de 2007, obteniendo 20 puntos de ventaja sobre la segunda fuerza. Fue reelecta en octubre de 2011, alcanzando la mayoría absoluta de los votos (54% del electorado) y distanciándose del segundo en más de 40 puntos. Con esos resultados, nadie podría dudar del poder político que logró acumular tras cada elección presidencial. Por esa fortaleza, en su segundo mandato logró constituir mayorías en cada una de las cámaras del Congreso y a partir de allí pudo ejercer el poder sin encontrar escollos de ninguna especie.
Cristina inició su mandato convocando a la unidad social. La "transversalidad política" que congregaba en el Gobierno a dirigentes provenientes de distintas expresiones supuso una ampliación de la base que lo sustentaba. Ello, sumado a un Estado ordenado y una sociedad pacificada, hizo suponer que la institucionalización de los cambios devendría inexorable. Pero, a diferencia de lo que caracterizó a la gestión de su marido, Cristina agudizó las contradicciones con distintos sectores sociales que le depararon conflictos de los que casi nunca salió indemne.
A los tres meses de asumir, dispuso un incremento de las retenciones a las exportaciones de soja que enfrentó a su Gobierno con el sector agropecuario. La medida desató un conflicto social y económico de proporciones que acabó con la virtual anulación de la medida por no contar con el apoyo del Congreso. Ese extremo marcó definitivamente el distanciamiento entre el Gobierno y un sector de la economía argentina (el agropecuario y el ganadero) que representa una buena parte del Producto Bruto Interno. Lo llamativo es que la confrontación se dio con chacareros que históricamente habían acompañado las propuestas del Gobierno y que reprochaban el aumento de la presión tributaria sobre aquello que producían.
En otro momento, Cristina planteó a la sociedad un debate sobre el rol de los medios de comunicación en Argentina y logró aprobar una ley regulatoria del modo como aquellos deberían funcionar en adelante. Su principal propósito consistió en desguazar un conglomerado de empresas mediáticas (Grupo Clarín) que había acaparado la operación de transmisión de imágenes (televisión por cable) y se había colocado en posición dominante en el mercado de los periódicos. Con todo, lo más problemático resultó la desmesura del discurso que cargó en los medios de comunicación argentinos las causas determinantes del deterioro general.
Por último, disconforme con algunos fallos judiciales que les resultaron adversos, Cristina también confrontó con el Poder Judicial. Así, promovió la necesidad de cambiar su funcionamiento y logró que el Congreso Nacional aprobara sendas leyes que ponían en manos de personas elegidas popularmente la selección de los jueces y el análisis de sus conductas como tales. El intento quedó en nada cuando la Corte Suprema de Justicia anuló las normas centrales de esas leyes hasta privarlas de toda operatividad.
A lo largo de toda su gestión, Cristina impuso un modo de ejercer la política que siempre tuvo en la confrontación su principal eje. Y aunque a nadie escapa que la política es en esencia representación de intereses y que muchas veces ellos entran en contradicción, es muy difícil administrar la política cuando con cada decisión se enciende una controversia que siempre divide a la sociedad entre "buenos" y "malos': ¿Cómo encontrar ética progresista en un Gobierno que convierte en enemigo a quien señala diferencias o simplemente reclama correcciones en la gestión de la cosa pública?
El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ofreció "batallas" que, aunque tuvieron formas "épicas", acabaron como enormes decepciones. Ninguna sirvió para revertir una economía que mostraba distorsiones que fueron ocultadas con la manipulación o la tergiversación de datos estadísticos. Aunque supo instituir una formidable ampliación de derechos, Cristina fue incapaz de trastocar los cimientos de una economía concentrada que en nada ayudaba a los más postergados. Pero lo más cuestionable fue que esos mismos postergados que acabaron atrapados en bolsones de indigencia y pobreza acabaron invisibilizados a través de artilugios estadísticos. Hay una carencia de ética madre, que queda al descubierto cuando se libran batallas que en nada alteran lo injusto del sistema que se dice querer transformar.
……………………………
Ser progresista en América Latina impone también una ética en favor de las libertades individuales para garantizar el pleno funcionamiento de la democracia participativa. Y eso no se logra con relatos difuminados en vastas campañas publicitarias que frenan el debate e imponen discursos únicos en nuestras sociedades. Cuando el contraste de ideas se frena, la vida democrática se opaca y eso también posterga el desarrollo social. Y ser progresista en nuestro continente también impone la ética de luchar por una sociedad más igualitaria en la que imperen condiciones suficientes para garantizar la movilidad social ascendente. Nadie puede conformarse con hacer más llevadera la pobreza mientras que en unos pocos se concentra la mayor parte de la riqueza.
Tal vez la experiencia argentina podría deparar distintas enseñanzas. La primera es que permitir que el poder se concentre en una o en pocas personas dificulta que el control social reaccione ante los abusos y delitos en que incurren los poderosos.
El flagelo de la corrupción en tiempos progresistas
Apenas había comenzado el día cuando los canales televisivos empezaron a difundir imágenes de un hombre cargando maletas a la entrada de un convento ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. El relato del locutor explicando la noticia le daba contenido a cada una de esas imágenes. Contaba que el portador de los bultos había sido secretario de Obras Públicas de la nación a lo largo de los 12 años en que gobernó el kirchnerismo en Argentina. Pero lo más impactante de la narración es que cada uno de esos bolsos cargaba dinero: nueve millones de dólares en total.
Entonces la noticia adquirió una dimensión mayor. Por primera vez pudo verse a un corrupto tratando de esconder el producido de su inconducta. El daño causado por la difusión de esas imágenes fue inmenso, pues muchos creyeron tener el testimonio visual de latrocinio perpetrado por un Gobierno que se autodefinía como "nacional y popular": La prédica fue tan letal que, repentinamente, cada uno de los partícipesde aquella gestión quedó incurso en el mundo de los "cómplices" que avalaron los robos al Estado. El relato construido en torno al hecho fue formateado de seriedad y todos empezaron a repetirlo hasta solidificar su "credibilidad".
Lo que acaba de contarse es una historia real ocurrida en Argentina. José López era el portador de esos bolsos. Fue quien administró el presupuesto del Estado para la realización de obras públicas en una gestión que se presentó como "progresista"' y que puso en la construcción de viviendas y de infraestructura vial uno de los ejes de la acción de gobierno. Que la corrupción daña a la política es una perogrullada. Pero el efecto dañoso de la corrupción se potencia cuando el hecho corrupto emana de quien dice ser progresista, porque entonces se percibe el maltrato que hace de los recursos del Estado quien dice querer preservar a los sectores más desposeídos. Tamaña hipocresía solo puede enojar a una sociedad.
El progresismo en América Latina ha devenido como una suerte de evolución conceptual de los partidos populares de izquierda. Nació criticando los fundamentos en los que el capitalismo promueve el desarrollo, declamando la necesidad de ampliar derechos, radicalizando la democracia promoviendo mecanismos de más participación ciudadana a través de consultas y referéndums y, fundamentalmente, comprometiéndose a terminar con la corrupción en la política y en el Estado. Sin embargo, en buena medida el progresismo parece haberse abrazado a las lógicas imperantes para limitarse a discutir quién se apropia de los excedentes y en muchos casos, lamentablemente, también parecen haberse rendido ante el flagelo de la corrupción.
Argentina: el dilema entre callar o ser funcional al enemigo
Muchas veces los planteos sobre corrupción estatal derivan de situaciones propias del enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos. Entonces, asoman como causa de ese lucro impropio negocios incompatibles con el ejercicio de la autoridad.
Amado Boudou, vicepresidente de la nación en el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, ha sido acusado judicialmente por haber intercedido a favor de un fondo de inversión al que se lo vincula, en la venta de una empresa gráfica dedicada a la fabricación de papel moneda. En otro proceso, se le imputa haberle exigido a la provincia de Formosa (siendo ministro de Economía de la nación) la contratación de una consultora a la que también se lo relaciona, para que renegocie pasivos que esa provincia mantenía con el Estado nacional. De ese modo, se colocaba de ambos lados del mostrador de los reclamos.
La misma expresidenta se encuentra incursa en presuntos hechos de lavado de dinero. La imputación reside en que quienes alquilaban la mayor parte de los inmuebles y hoteles de su propiedad eran a la vez contratistas de obras públicas que se habrían visto beneficiados en el otorgamiento de distintas licitaciones. El hecho induce a pensar, a juicio de los investigadores, que aquellas locaciones servían de pantallas para blanquear supuestas coimas derivadas de la obra pública. Existe en los casos reseñados ( que aún se ventilan en diversos procesos penales) una clara falta ética derivada de involucrar intereses privados con sujetos prestadores de servicios al Estado. Tan solo eso merece el reproche.
La Argentina de Cristina Fernández de Kirchner fue un lugar en el que los controles se relajaron hasta convertirse en meras formalidades. Su segundo mandato, que emergió tras obtener el 54% de los sufragios y superar a la segunda fuerza en más de 40 puntos, estuvo signado por gestos de arbitrariedad. Ese modo de ejercer el poder adormeció a gran parte de la dirigencia oficialista y amedrentó a muchos opositores. Fue un tiempo de discursos descalificadores sobre todo aquel que esbozara una voz censuradora, de utilización de la información del Estado en desmedro de ciudadanos críticos y de disciplinamiento feroz sobre funcionarios judiciales que avanzaran en indagaciones que revisaran el modo como se ejercía la administración del país.
¿Cómo es posible que eso haya ocurrido? Ninguna duda cabe que Cristina pudo concentrar el poder porque la dirigencia política que la acompañó se limitó a obedecer y a callar. Si esa dirigencia no hubiera actuado así y hubiera reclamado adecuadamente, seguramente hubiera ayudado a que los hechos que hoy se ventilan no se expandieran del modo como lo hicieron. Un Gobierno políticamente fuerte (mayoría absoluta en ambas Cámaras), instituciones de la república relajadas y una fuerza política domesticada incapaz de reconducir los abusos y desvíos del poder que apoya acaban siendo una combinación perfecta para montar el campo más propicio para que la corrupción se expanda.
Es cierto que el conservadurismo y los medios de comunicación afines sembraron la idea de que el kirchnerismo montó un plan sistémico de corrupción. Pero frente a eso, la dirigencia oficialista prefirió defender con sofismas a los acusados antes que reconocer las responsabilidades que eventualmente les cabían, creyendo que de ese modo evitaban ser "funcionales" a los que lanzaban las imputaciones. La experiencia demuestra que nada sirve más al adversario que negar la realidad. Hacerlo revela una miserabilidad política enorme que induce a ver en las palabras de quien así predica el cinismo propio del hipócrita.
Tal vez la experiencia argentina podría deparar distintas enseñanzas. La primera es que permitir que el poder se concentre en una o en pocas personas dificulta que el control social reaccione ante los abusos y delitos en que incurren los poderosos. La segunda, es que el funcionamiento del sistema republicano es siempre la mejor garantía de transparencia. Con ello se previenen posibles conductas reprochables que el poder absoluto prefiere dejar impunes. La última enseñanza pasa por entender de una vez y para siempre que todo proceso político reclama renovación dirigencial para evitar que construya su propia muerte. Todas las acciones que buscaron impedir que afloren dirigentes de reemplazo o que han buscado perpetuar líderes reformando la legalidad acabaron sucumbiendo en un mar de vicios.
**Este artículo apareció en el libro Claroscuro de los gobiernos progresistas. América del Sur: ¿Fin de un ciclo histórico o proceso abierto?, compilado por Carlos Ominami, Editorial Catalonia, Santiago de Chile, 2017.
Fuente Revista Crisis

jueves, 29 de agosto de 2019

ESCRUTINIO definitivo de las PASO 2019: Alberto Fernández obtuvo más de 4 millones de votos de ventaja sobre Macri




ESCRUTINIO definitivo de las PASO 2019: #AlbertoFernández obtuvo más de 4 millones de votos de ventaja sobre #Macri

Hoy se conoció también que Axel Kicillof quedó más de un millón y medio de votos por encima de María EugeniaVidal.

Alberto Fernández estiró la ventaja y quedó 4 millones de votos por encima sobre el actual mandatario Mauricio Macri en las #PASO2019. A esta conclusión se llegó con la finalización del escrutinio definitivo en la Provincia de Buenos Aires a 18 días de los comicios y con la finalización del recuento de los datos finales. Según los últimos resultados, el dirigente peronista obtuvo un total de 12.204.770 millones de votos en las 24 provincias del país.

Por su cuenta, el jefe de Estado se quedó con 8.121.416 sufragios que se inclinaron por la continuidad de su gestión. De esta manera, la ventaja de Fernández sobre Macri fue de 4.083.354 de votos.

El recuento provisorio, a cargo del Gobierno, había contabilizado el 98,67 por ciento de las mesas: según esos números, el postulante opositor había logrado 47,65 puntos gracias a los 11.622.020 votos que cosechó, mientras que Mauricio Macri había quedado con 32,08 por ciento, o sea 7.824.996 de adhesiones.

El escrutinio definitivo ratificó, además, que las fórmulas de Consenso Federal, con Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey; del Frente de Izquierda- Unidad, con Nicolás del Caño y Romina del Plá; del Frente Nos, con Juan José Gómez Centurión; y de Unite, con José Luis Espert y Luis Rosales; superaron el piso del 1,50 por ciento y competirán en las elecciones generales del 27 de octubre.

Fuente: Perfil.com

martes, 27 de agosto de 2019

ALBERTO y sus economistas se reunieron con la misión del FMI y emitieron un duro comunicado



En el día de la fecha se ha realizado la reunión solicitada por la misión técnica del Fondo Monteario Internacional (FMI) con el candidato a Presidente de la Nación por el Frente de Todos, Dr. Alberto Fernández. En la misma participaron los funcionarios del FMI, Alejandro Werner, Roberto Cardarelli y Trevor Alleyne y el equipo de trabajo del candidato conformado por Santiago Cafiero, Guillermo Nielsen y Cecilia Todesca Bocco.

Como ya fuera expresado en distintas oportunidades, el Dr. Alberto Fernández coincide con los cuatro objetivos principales del acuerdo con el FMI, a saber: (i) recuperar el crecimiento de la economía, (ii) generar empleo para combatir la pobreza, (iii) reducir la inflación, y (iv) lograr una trayectoria decreciente de la deuda pública.
De estos cuatro objetivos no sólo ninguno fue alcanzado, sino que todo empeoró desde la celebración de aquel acuerdo: la economía cayó -1,7%, la deuda pública subió 29 puntos porcentuales del PBI, el desempleo aumentó al 10,1%, la pobreza creció a más del 32% y la inflación se disparó al 53,9%.

Sin embargo, y como se pone de manifiesto en los reportes emitidos por el propio staff del FMI en las sucesivas revisiones desde la entrada en vigencia del acuerdo, la situación macro-económica de la Argentina se ha deteriorado significativamente. El préstamo recibido por el país y el conjunto de condicionalidades asociado al mismo no han generado ninguno de los resultados esperados: la economía real no ha dejado de contraerse, el empleo y la situación de las empresas y las familias de empeorar, la inflación no ha tenido una trayectoria descendente sostenida y el endeudamiento público no ha dejado de crecer.

Durante la reunión, el candidato a Presidente de la Nación por el Frente de Todos reiteró su preocupación por el hecho de que los créditos otorgados por el FMI al Gobierno Nacional hayan sido utilizados, en gran parte, para financiar la salida de capitales.

A la fecha, los desembolsos totales efectuados por el FMI suman un total de US$ 44.500 millones aproximadamente y representan casi el 80% del préstamo total. De acuerdo con las cifras oficiales disponibles, entre junio de 2018 y julio de 2019, salieron del sistema US$ 27.500 millones en concepto de Formación de Activos Externos de libre disponibilidad (fuga de capitales argentinos), aproximadamente y US$ 9.200 millones por inversiones extranjeras especulativas (reversión de inversiones de capitales golondrina). En total la salida neta de dólares supera los US$ 36.600 millones, lo que representa más del 80% de los desembolsos recibidos hasta la fecha.

Como fuera advertido en la primera reunión del Frente de Todos con el staff del FMI realizada en junio de este año, el último desembolso ha sido íntegramente destinado a financiar la fuga. Este fenómeno constituye un incumplimiento flagrante a lo dispuesto por Artículo VI del Acta Constitutiva del organismo cuyo primer párrafo dispone que “ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital”.

El programa económico que impulsa el Gobierno Nacional no refleja ninguna de las prioridades establecidas en la plataforma del Frente de Todos. Tampoco existen coincidencias con las recomendaciones de política impulsadas por el FMI. Se trata, en ambos casos, de aproximaciones dogmáticas que no se ajustan a las condiciones objetivas actuales ni resuelven los principales problemas estructurales de la economía argentina.

El programa económico de la Administración Macri empeoró muchos de esos problemas (como la inflación) y reinstaló otros que habían sido resueltos (como el del endeudamiento del sector público). El acuerdo con el FMI, por su parte, no ha logrado revertir ninguno de estos problemas y en algunos casos no ha hecho más que profundizarlos (precisamente, el del endeudamiento público). Mientras tanto, el modelo económico sigue con su lógica recesiva y regresiva.

A juicio del Frente de Todos, que en las últimas elecciones ha obtenido más de once millones de votos, la recuperación del crecimiento a través del impulso de la producción y el empleo debe ser la componente central de un modelo económico alternativo. La recuperación de la economía real es, a su vez, una condición sine qua non para estabilizar la economía y reencauzar su situación financiera.

Quienes han generado esta crisis, el Gobierno y el FMI, tienen la responsabilidad de poner fin y revertir la catástrofe social que hoy atraviesa a una porción cada vez mayor de la sociedad argentina. Para ello deberían arbitrar todos y cada uno de los medios y las políticas necesarias.

Agosto 2019

miércoles, 31 de julio de 2019

Un RELATO con datos autobiográficos fidedignos que contribuyen al debate de la HISTORIA contemporánea Argentina.



Luís Labraña en una entrevista hace una descarnada autocrítica de su pasado militante: De cuna comunista, describe su acercamiento al peronismo, su incorporación a Far.Montoneros,  describe sus experiencias y  pareceres con el peronismo, guerrilla, represión, los 30 mil, kirchnerismo, dictadura, el exilio, la patria socialista: Son casi 20 minutos necesarios para escuchar el análisis y la opinión de quien no tocaba de oído…


Lo que nadie duda es que la dictadura que se apoderó del poder con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, fue una de las más sangrientas que conoce la historia de América Latina.




jueves, 20 de junio de 2019

Ezeiza, la “masacre” que no fue / Por Aldo Duzdevich **




Se ha impuesto una versión simplista de los años 70, relatada por ex dirigentes montoneros como Miguel Bonasso, Horacio Verbitsky y otros, cuyo desarrollo puede sintetizarse de este modo: "Nosotros fuimos los que más luchamos para traer a Perón y él cuando llegó nos traicionó, se alió con los malos (sindicalistas y otros) nos persiguió y nos echó de la Plaza". En síntesis, la historia de un tercer Perón fascista que viene a convalidar la teoría de los viejos izquierdistas que en 1946 se aliaron al embajador norteamericano Spruille Braden para enfrentar al "nipo-nazi-fascismo" peronista.
Otros autores de cuño liberal, aunque critican a la guerrilla montonera, coinciden con ellos que el malo de la película fue Perón. Terminan compartiendo la versión del mismo Jorge Videla de que "la Triple A fue una creación directa de Perón", y de que la represión ilegal "no fue idea de las FFAA sino del propio gobierno peronista".
Y, en esa versión de la historia, se cruzan y coinciden los Bonasso y Verbitsky con el genocida Jorge Rafael Videla. La guerrilla necesita ese argumento para justificar sus gravísimos errores políticos y los genocidas para descargar sus culpas.
Mi libro La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón está dedicado íntegramente a desmontar esta versión simplista de una historia de buenos y malos. Con la particularidad de que está basado en el testimonio de 50 militantes del bando de los "buenos", o sea, ex guerrilleros que lucharon hasta 1973 por el retorno de Perón. Allí explico en detalle los sucesos del 20 de junio en Ezeiza que trataré de sintetizar brevemente aquí.
Hace poco alguien dijo que el Pacto Social de Perón en 1973 fue una idea genial. Pacto que tenía dos soportes: Jose Ber Gelbard, por el sector empresario, y José Ignacio Rucci, por la CGT. Habría que decir que asesinar a Rucci dos días después de que Perón ganase por el 62 por ciento de los votos no fue un acto justiciero por parte de Montoneros, sino uno de los errores más gruesos de su historia, error que los llevó a enfrentar a Perón muchos meses antes de que el General los tratase de "imberbes" en la Plaza.
Y aquí empalma el relato montonero con los hechos de Ezeiza. El "ajusticiamiento" de Rucci fue para vengar la "Masacre de Ezeiza".
La descripción sucinta de los hechos es la siguiente: para recibir al General Perón en su retorno definitivo a la patria, se convocó un acto, en un palco montado sobre el puente 12 de la autopista Richieri. Cerca de 3 millones de personas se dieron cita desde muy temprano. Pero lo que iba a ser una fiesta esperada durante 18 años se transformó en una enorme frustración.
Cerca de las 14 horas, en la parte posterior del palco se generó un tiroteo entre el grupo de custodia y una gruesa columna de Juventud Peronista identificada con FAR y Montoneros. El saldo de los enfrentamientos fue de 13 muertos y un número indeterminado de heridos.
Los titulares de los principales diarios no mencionaban las palabras masacre o matanza sino: "Enfrentamientos entre grupos armados". Sin embargo FAR y Montoneros, denunciaron que había sido una emboscada preparada por los sectores de la ortodoxia peronista, que se convirtió en una matanza. Lo sugestivo es que sólo mencionaban dos o tres nombres de militantes asesinados. El mito de la "masacre" se agigantó con el tiempo y hoy casi nadie discute ese paradigma.
En Ezeiza -como en muchos otras concentraciones de este tipo- hubo una disputa por copar el acto, movilizando grandes columnas para llegar con sus carteles lo más cerca posible del palco. Y sin dudas los ganadores fueron las columnas movilizadas por FAR y Montoneros que llegaron a posicionar sus carteles a pocos metros.
El ex coronel Jorge Osinde se hizo cargo de la seguridad del palco, desplazando a las policías federal y provincial. Para ese fin constituyó un grupo de unos trescientos "pesados" con gente de la CNU (Concentración Nacional Universitaria), del CdO (Comando de Organización), custodios sindicales y ex militares peronistas. Un grupo variopinto de personajes de pocas luces, pero con vocación de "caza zurdos". Los proveyó de armas cortas y largas con directivas poco claras respecto en qué caso usarlas.
En las columnas montoneras, identificados con brazaletes de colores diferenciados, marchaban grupos de militantes portando armas cortas de "defensa personal" . El propio Mario Firmenich calculó que serían unos cinco mil cuadros de JP armados "solo con armas cortas". Esta frase se destaca en todos los relatos como si las "armas cortas" fuesen un adorno o una banderita en la mano.
Imaginemos entonces, un acto multitudinario con tres millones de personas, donde hay 300 locos en el palco fuertemente armados, y cinco mil jóvenes mezclados entre la gente provistos de armas cortas, pujando por ver quién pone los carteles más cerca. Un cóctel explosivo al que sólo le hacía falta una chispa para derivar en caos.
Esto fue lo que sucedió a espaldas del palco, cuando una gruesa columna con carteles de FAR y Montoneros intentó pasar por detrás para posicionarse a la derecha del palco, lo que fue interpretado por los custodios como el intento de tomar el palco por asalto. Primero fueron insultos y empujones, luego cadenazos, hasta que alguien tiró el primer tiro y se desató el pandemonio. Lo que siguió fue una enorme confusión en la que nadie tenía claro quiénes ni contra quién disparaban.
De los 13 muertos en la refriega, cuatro pertenecían a la JP: Horacio "Beto" Simona de Montoneros, Antonio Quispe de las FAR, Hugo Oscar Lanvers de la UES y Raúl Obregozo de la JP La Plata. Entre los custodios del palco las víctimas fueron tres: el capitán RE del ejército Máximo Chavarri, y los militantes del CdO: Rogelio Cuesta y Carlos Domínguez . Los otros 6 fallecidos no fueron reivindicados como militantes de ningún sector lo que indica que serían simples asistentes al acto.
Los hechos hablan por sí mismos. Si de semejante despliegue de armas hubo cuatro muertos del sector FAR y Montoneros y tres muertos de los custodios del palco, es forzado caracterizar como emboscada y masacre. En todo caso habrá sido un enfrentamiento desigual donde ambos bandos pagaron su costo en vidas.
La confusión e impericia de los custodios del palco fue tan grande que los llevó a atentar contra quienes serían de su propio bando. Es el caso los ocho torturados en el hotel de Ezeiza por la gente de Osinde: ninguno integraba las filas de la JP . Dardo José González y Luis Pellizon pertenecían a la UOM de Campana. Alberto Formigo y Tomás Almada, al sector ortodoxo de la juventud. Raúl Alberto Bartolomé, agente de la policía de Mendoza, llegó a Ezeiza con la CNU y relata que "me llevaron al hotel de Ezeiza y me torturaron, con Ciro Ahumada dirigiéndolos".
Si existe una foto que simboliza los hechos de Ezeiza, es la del joven de pullover claro, izado al palco desde los pelos. Esa imagen se presenta como prueba irrefutable, de la agresión de que fueron víctimas los militantes de FAR y Montoneros. Sin embargo, en el año 2010, el investigador y escritor Enrique Arrosagaray logró descubrir y entrevistar al joven de la foto. Se llama Juan José Rincón, vive en Dock Sud. Era militante en la Juventud Peronista de la República Argentina ("Jotaperra"), de la ortodoxia peronista, y concurrió a Ezeiza, con la columna de Herminio Iglesias.
Entre los testimonios de La Lealtad es muy clara Marcela Durrieu, ex militante montonera y participe de la refriega, cuando analiza lo sucedido : "No sé cómo empezó el tiroteo, pero un enfrentamiento, por grave que sea, no es lo mismo que una masacre y no es cierto que los montoneros habían concurrido desprevenidos y no imaginaran un posible enfrentamiento. Y esto no es de ninguna manera una disculpa a los hijos de puta de Osinde y compañía, pero si lo realmente importante era el encuentro de Perón con su pueblo, la respuesta debió ser facilitarlo, independientemente de quien custodiara el palco, y asegurar que no hubiera incidentes. Me detengo en esto, porque Ezeiza fue una excusa perfecta para comenzar la estrategia de victimización y enfrentamiento frontal con el peronismo y con Perón. La insistencia en destacar que había sido una emboscada, en asignarse todos los muertos y heridos, en magnificar los hechos y en diluir la trascendencia de la imposibilidad del descenso de Perón fueron una política dirigida a convencer al país y a la tropa propia de la condición de víctimas. La Conducción [de Montoneros] tenía resuelto, o consideraba irremediable el enfrentamiento con Perón, desde el día en que quedó claro el regreso, sólo faltaba resolver el momento y la forma y, supongo que consciente o inconscientemente, el inicio fue Ezeiza"
** El autor es escritor. Su último libro es "Salvados por Francisco", Ediciones B 2019