viernes, 18 de enero de 2019

Adiós a enfermarse y faltar a la oficina #




Adam Toren recuerda la última vez que se arrastró hasta la cama, se cubrió con las cobijas por completo y se tomó un día de descanso por enfermedad. "Toda mi familia fue azotada por la gripe en 2006 aproximadamente", contó Toren, un escritor y empresario del sector tecnológico. "Espero que esa haya sido la última vez".
Trece años después, Toren, quien vive en Phoenix, dice que no ha vuelto a faltar al trabajo por enfermedad, algo de lo que está sumamente orgulloso. Para seguir así, "monitoreo mis ciclos de sueño", afirmó, y enumeró las cosas que cree que lo mantienen saludable. "No bebo café, tomo tés artesanales: Gyukuro, un té japonés. También consumo cúrcuma y resveratrol", un suplemento.
Es probable que el índice de asistencia al trabajo de Toren sea atípico, pero cada vez es más habitual que las faltas por enfermedad desaparezcan del vocabulario de las oficinas, aun en temporada de contagios de gripe. En otra época, una falta por enfermedad era solo eso, un día lejos del trabajo para concentrarse en la recuperación (o al menos para fingir hacerlo: recuerda la película Un experto en diversión).
Pero en años recientes, la definición se ha enturbiado y se ha convertido en el reflejo de nuestras vidas laborales altamente competitivas de veinticuatro horas al día, los siete días de la semana. La definición cambiante de la oficina y su mayor portabilidad (gracias al trabajo a distancia y al incremento de los trabajadores independientes de la economía de proyectos por encargo, o gig economy) están provocando que las faltas por enfermedad sean algo del pasado, por lo menos en algunos tipos de empleo.
"Incluso si te tomas un día por estar enfermo, sigues enviando correos electrónicos por la mañana y reportándote por la tarde", comentó Kit Warchol, directora de mercadotecnia de contenidos de Skillcrush, una escuela de codificación en línea. "Se ha vuelto una especie de costumbre escribirles a tus colegas para decirles que trabajarás desde casa".
Eso es lo que hizo la jueza Ruth Bader Ginsburg la semana pasada cuando no pudo estar presente en la Corte Suprema para escuchar los alegatos de un caso mientras se recuperaba de una cirugía por cáncer. El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, dijo que Bader participaría desde su casa.
Trabajar desde casa puede sonar relajante, pero la parte de "trabajar" en esta frase subraya las expectativas que la acompañan: estar disponible para revisar y responder correos electrónicos, conectarte a alguna conferencia telefónica y, en general, ser productivo aunque te sientas muy mal.
En un trabajo anterior, Warchol enfermó de gripe y fue a dar a la sala de espera de un médico. Como tenía tiempo muerto y un teléfono en las manos, terminó escribiendo correos electrónicos. "Los teléfonos inteligentes han cambiado muchas cosas", dijo.
Los empleados de Skillcrush trabajan a distancia (Warchol vive en Los Ángeles) y la compañía tiene una política de horarios flexibles. En ella no se delimita en forma clara lo que tradicionalmente llamamos faltas por enfermedad, sino que confía en que los trabajadores administren su tiempo con responsabilidad y se comuniquen con sus colegas en caso de que no puedan trabajar a causa de una enfermedad u alguna otra circunstancia.
Cuando Warchol sufrió los efectos de un resfriado a finales del año pasado pasado, unas cuantas semanas después de comenzar a trabajar, eso significó para ella "escribir en la mañana, cuando estaba totalmente despierta y acababa de tomar un antigripal que no produce somnolencia. Luego, por la tarde, le comunicaba a mi equipo en Slack que iba a desconectarme por un rato".
Warchol decidió trabajar agripada para no experimentar "la ansiedad de atrasarse demasiado", explicó, lo que implica aceptar mayores cargas de trabajo ante los recortes de personal en las empresas o la suspensión de contrataciones (o en empresas emergentes).
Algunos trabajadores podrían sentirse temerosos de ausentarse un día completo a causa de alguna enfermedad y parecer prescindibles a sus patrones. Como lo planteó Warchol: "¿Acaso podría interpretarse como una señal de falta de lealtad o tenacidad?". Estas son preocupaciones que inquietan en especial a los trabajadores independientes que no cuentan con una seguridad laboral.
Mark J. Marsen, director de recursos humanos de Allies for Health & Well Being, una agencia en Pittsburgh para pacientes con VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, afirmó que las faltas por enfermedad "están sanas y salvas" en su empresa, aunque la semántica ha cambiado.
"Les llamamos días de emergencia personal", dijo Marsen.
Ampliar la definición les da a los trabajadores mayor privacidad, dijo Marsen. También permite incluir la salud mental o la salud de algún hijo u otro familiar enfermo que requiera cuidado y dependa del trabajador.
El trabajador ya no debe "convencer" de su enfermedad al jefe con una lista de síntomas. Los días personales significan que "no puedes trabajar por alguna razón", explicó Marsen.
El mes pasado, Marsen se resfrió durante un viaje y faltó dos días al trabajo. Al tercer día, según contó, se sintió suficientemente bien para trabajar desde casa, entonces revisó su correo electrónico y se deshizo de la basura de su bandeja de entrada. "Es revitalizante", dijo.
No obstante, ¿acaso no es dañino no tomar nunca un día libre para desconectarte por completo de tu trabajo y recuperarte? Warchol, por su parte, agradece la flexibilidad del nuevo modelo. En el puesto de barista que ocupó al salir de la universidad (y en muchos otros empleos), trabajar desde casa nunca fue una opción.
"No importaba si despertaba con dolor de garganta. Me presentaba a las seis de la mañana para preparar el café de los clientes", contó Warchol. "Hay cierto privilegio en no tener que faltar unos días por enfermedad porque puedes trabajar desde tu cama".
* Copyright: 2019 The New York Times News Service / # Por Steven Kurutz

jueves, 10 de enero de 2019

Movimientos sociales y sindicatos protestan contra el aumento de tarifas



Se concentran en el centro porteño. Marcharán hacia el Congreso
Agrupaciones políticas, movimientos sociales y gremios participan de una manifestación en el centro porteño en protesta por el aumento de tarifas y en contra de la política económica del gobierno de Mauricio Macri.
La manifestación genera cortes en los alrededores del Obelisco y la Plaza de Mayo que se extenderán hasta la noche. El Metrobús está cortado por lo que las líneas de colectivos deben tomar caminos alternativos para completar el recorrido.
De la marcha participan la CTEP, Partido Obrero, CSC, FIT, Ancla, el Partido piquetero, CTA, Camioneros, Poder Popular, Resistiendo CABA con aguante, MP la dignidad, ATE, ODH, Fetera, Feduba, AAA, y Unidad Ciudadana.
La convocatoria fue hecha bajo el lema "Marcha de antorchas: No al tarifazo". Las columnas de manifestantes se dirigirán al Congreso de la Nación, donde culminará la protesta.
"Hay que parar esto. Basta de Macri. Es la desindustrialización de la Argentina", sostuvo el dirigente del FIT Néstor Pitrola. En esa línea crítica, agregó: "Hay que terminar con este plan y ganarle a Macri en el 2019"

lunes, 7 de enero de 2019

La SEMANA TRÁGICA; Esto sucedió hace un siglo en Argentina



La huelga de los 2.500 trabajadores metalúrgicos había comenzado el 2 de diciembre. No pedían demasiado: jornada de ocho horas, salubridad laboral y un salario justo. Para ese entonces los Vasena habían vendido la fábrica a una empresa inglesa, pero seguían gerenciándola. Los antepasados de Adalberto Kriegar Vasena, ministro de economía de Onganía, se mostraron intransigentes frente a lo que llamaban la “insolencia obrera”. Lo que naturalmente puso más “insolentes” a los trabajadores, que decidieron tomar la fábrica y armar un piquete en la puerta del establecimiento en defensa de sus derechos. El señor Vasena tenía buenas relaciones con el gobierno, particularmente con el señor Melo, que además de ser un notable militante radical cercano a Yrigoyen era a la vez asesor legal de Vasena. Y logró que enviaran rápidamente policías y bomberos para castigar la “insolencia” de los explotados organizados.
Todo comenzó el 7 de enero, a eso de las tres y media de la tarde, con un grupo de huelguistas que había formado un piquete tratando de impedir la llegada de materia prima para la fábrica. En ese momento, los conductores que pasaron por donde estaban los huelguistas, develando su verdadera función, comenzaron a disparar sus armas de fuego contra los trabajadores. Al grupo de rompehuelgas se sumaron inmediatamente las fuerzas policiales que estaban destacadas en la zona desde el comienzo de la huelga. Se vivió un clima de pánico en el barrio, la gente corría a refugiarse donde podía.
Cuando terminó de escucharse el ruido ensordecedor de los balazos el saldo fue elocuente: cuatro muertos. Tres de ellos habían sido baleados en sus casas y uno había perecido a causa de los sablazos propinados por la policía montada, los famosos “cosacos”. Hubo además, más de 30 heridos. Según La Prensa fueron disparados más de 2.000 proyectiles por unos 110 policías y bomberos. Sólo tres integrantes de las fuerzas represivas fueron levemente heridos. (…)
La historia oficial no recoge los nombres de los muertos del pueblo. Ellos fueron: Juan Fiorini, argentino, 18 años, soltero, jornalero de la fábrica Bozzalla Hnos., que fue muerto mientras estaba tomando mate en su domicilio de un balazo en la región pectoral; Toribio Barrios, español, 42 años, casado, recolector de basura, muerto en la avenida Alcorta frente al número 3189, de varios sablazos en el cráneo; Santiago Gómez Metrolles, argentino, 32 años, soltero, recolector de basura, de un balazo en el temporal derecho mientras se hallaba en la fonda de avenida Alcorta 3521, de Lázaro Alberti; Miguel Britos, casado, jornalero, muerto a consecuencia también de heridas de bala. Según el propio parte policial que reproduce La Nación, ninguno fue muerto en actitud de combate, ninguno estaba agrediendo a las fuerzas represivas.(…)
Frente a la gravedad de los hechos, uno de los causantes de toda esta tragedia, don Alfredo Vasena, se dignó a reunirse con los delegados gremiales en el Departamento de Policía y les ofreció la reducción de la jornada laboral a 9 horas, un 12 % de aumento de jornales y admisión de cuantos quisieran trabajar. Como la reunión se hizo larga, se decidió continuarla al día siguiente en la propia fábrica. Los obreros llegaron puntualmente a las diez, pero don Vasena se negó a reunirse argumentando que entre los delegados había activistas que no pertenecían a su plantel.
Los obreros armados de cierta paciencia conformaron otra delegación que presentó el pliego de condiciones de los huelguistas: jornada de 8 horas, aumentos de jornales comprendidos entre el 20 y el 40 %, pago de trabajos y horas extraordinarias, readmisión de los obreros despedidos por causas sindicales y abolición del trabajo a destajo. Vasena prometió contestar al día siguiente y, a pedido de los obreros, ordenó que dejaran de circular las chatas de transportes. Pero los hechos se iban a precipitar.
Los muertos que vos matáis
Aquel jueves 9 de enero de 1919 Buenos Aires era una ciudad paralizada. Los negocios habían cerrado, no había espectáculos, ni transporte público, la basura se acumulaba en las esquinas por la huelga de los recolectores, los canillitas habían resuelto vender solamente La VanguardiaLa Protesta, que aquel día titulaba: “El crimen de las fuerzas policiales, embriagadas por el gobierno y Vasena, clama una explosión revolucionaria”. Más allá de las divisiones metodológicas de las centrales obreras, la clase trabajadora de Buenos Aires fue concretando una enorme huelga general de hecho. Los únicos movimientos lo constituían las compactas columnas de trabajadores que se preparaban para enterrar a sus muertos.
Eran hombres, mujeres y niños del pueblo, con sus crespones negros y sus banderas rojas y negras, eran socialistas, anarquistas y sindicalistas revolucionarios que salían a la calle para demostrar que no le tenían miedo a la barbarie “patriótica” de los dueños del país, para dar claro testimonio de que no los asustaban las policías bravas y ahí andaban con su única propiedad, sus hijos, por las calles de aquella Buenos Aires que hacía historia. Lo único que pretendían era homenajear a sus mártires y repudiar la represión estatal y paraestatal. Previsor, el jefe de policía Elpidio González había solicitado y obtenido aquel mismo día del presidente Yrigoyen un decreto que aumentaba en un 20 % el sueldo de los policías a los que les esperaba una dura faena.
Masacre en el cementerio
A eso de las tres de la tarde partió el cortejo fúnebre encabezado por la “autodefensa obrera”, unos cien trabajadores armados con revólveres y carabinas. Detrás, una compacta columna de miles de personas, “el pobrerío” como les gustaba llamarlos a los pitucos. El cortejo enfiló por la calle Corrientes hacia el Cementerio del Oeste (La Chacarita). Al llegar a la altura de Yatay, frente a un templo católico, algunos manifestantes anarquistas comenzaron a gritar consignas anticlericales.
La respuesta no se hizo esperar: dentro del templo estaban apostados policías y bomberos que comenzaron a disparar sobre la multitud cobrándose las primeras víctimas de la jornada. Al paso de la columna por las armerías, éstas eran asaltadas por algunos de los manifestantes que “expropiaban” armas cortas, carabinas y fusiles para “la revolución social”.
Aproximadamente a las 17 horas de aquel 9 de enero la interminable y conmovedora columna obrera llegó a la Chacarita, la gente se fue acomodando como pudo entre las tumbas y comenzaron los discursos de los delegados de la FORA IX. En primera fila estaban los familiares de los muertos. Madres, padres, hijos, hermanos desconsolados y acompañados en el dolor y la necesidad de justicia por miles de personas. Mientras hablaba el dirigente Luis Bernard, surgieron abruptamente detrás de los muros del cementerio miembros de la policía y del ejército que comenzaron a disparar sobre la multitud. Era una emboscada. La gente buscó refugio donde pudo, pero fueron muchos los muertos y los heridos. Los sobrevivientes fueron empujados a sablazos y culatazos hacia la salida del cementerio. Según los diarios, hubo 12 muertos y casi doscientos heridos. La prensa obrera habló de 100 muertos y más de cuatrocientos heridos. Ambas versiones coinciden en que entre las fuerzas militares y policiales no hubo bajas. La impunidad iba en aumento. No había antecedentes de semejante matanza de obreros.
Pese a todo, el pueblo movilizado no se amilanó y siguió en la calle exigiendo justicia y pidiéndoles a sus dirigentes que continuara la huelga general, cosa que efectivamente ocurrió. La agitación seguía, y mientras se producía la masacre de la Chacarita un nutrido grupo de trabajadores rodeó la fábrica Vasena y estuvo a punto de incendiarla. En el interior del edificio se encontraban reunidos Alfredo Vasena, Joaquín Anchorena de la Asociación Nacional del Trabajo y el empresario británico comprador, que ante el devenir de los hechos pidió protección a su embajada, que rápidamente se comunicó con la Casa Rosada desde donde partió el flamante jefe de policía y futuro vicepresidente de Alvear, don Elpidio González, a parlamentar con los obreros y pedirles calma. No era el mejor momento y no fue bien recibido. La comitiva encabezada por el funcionario fue atacada, y el propio auto del jefe de policía fue incendiado por la multitud. González debió volverse en taxi a su despacho, pero envió a un grupo de 100 bomberos y policías armados hasta los dientes que dispararon sin contemplaciones sobre la multitud, provocando —según el propio parte policial— 24 muertos y 60 heridos.
En toda la ciudad se produjeron actos de protesta expresando la indignación de los trabajadores por la acción represiva del Estado. (…)
La Liga Patriótica, asesina
Por aquellos primeros días de 1919 a los miembros “más destacados de la sociedad” les dio un fuerte ataque de paranoia. En su fértil imaginación florecían selváticamente las teorías conspirativas. La Revolución Bolchevique se había producido hacía menos de dos años y el simple recuerdo de los soviets de obreros y campesinos decidiendo el destino de la nación más grande del mundo hacía temblar a los dueños de todo en la Argentina. Había que frenar el torrente revolucionario. Comenzaron a reunirse para presionar al gobierno radical, al que veían como incapaz de llevar adelante una represión como la que ellos deseaban y necesitaban.
Según los jefes de las familias más “bien” de la Argentina, se hacía necesario el empleo de una “mano dura” que les recordara a los trabajadores que su lugar en la sociedad viene por el lado de la obediencia y la resignación. Así fue como un grupo de jóvenes de aquellas “mejores familias” se reunieron en la Confitería París y decidieron “patrióticamente” armarse en “defensa propia”. Las reuniones continuaron en los más cómodos salones del “Centro Naval” de Florida y Córdoba, donde fueron cálidamente recibidos por el contralmirante y recontra reaccionario Manuel Domecq García y su colega el contralmirante Eduardo O’Connor, quienes se comprometieron a darle a los ansiosos muchachos instrucción militar. O’Connor dijo aquel 10 de enero de 1919 que Buenos Aires no sería otro Petrogrado e invitaba a la “valiente muchachada” a atacar a los “rusos y catalanes en sus propios barrios si no se atreven a venir al centro”. Los jovencitos “patrióticos” partieron del centro naval con brazaletes con los colores argentinos y armas automáticas generosamente repartidas por Domecq, O’Connor y sus cómplices.
Este grupo inicialmente inorgánico se va a constituir oficialmente como Liga Patriótica Argentina el 16 de enero de 1919. Domecq García ocupó la presidencia en forma provisional hasta abril de 1919, cuando las brigadas eligieron como presidente a Manuel Carlés y vice a Pedro Cristophersen. (…)
¿A qué se dedicaban estos ciudadanos preocupados por el orden? Las bandas terroristas armadas que operaban bajo el rótulo de Liga Patriótica Argentina lo hacían con total impunidad y la más absoluta colaboración y complicidad oficiales. Se reunían en las comisarías y allí se les distribuían armas y brazaletes. Desde las sedes policiales partían en coches último modelo manejados por los jovencitos oligarcas, y al grito de “Viva la Patria” se dirigían a las barriadas obreras, a las sedes sindicales, a las bibliotecas obreras, a la sede de los periódicos socialistas y anarquistas para incendiarlos y destruirlos, todo bajo la mirada cómplice de la policía y los bomberos. El barrio judío de Once fue atacado con saña por las bandas patrióticas que se dedicaban a la “caza del ruso”. Allí fueron incendiadas sinagogas y las bibliotecas Avangard y Paole Sión. Los terroristas de la Liga atacaban a los transeúntes, particularmente a los que vestían con algún elemento que determinara su pertenencia a la colectividad. La cobarde agresión no respetó ni edades ni sexos. Los “defensores de la familia y las buenas costumbres” golpeaban con cachiporras y las culatas de sus revólveres a ancianos y arrastraban de los pelos a mujeres y niños.
El triunfo de la huelga
Finalmente el 11 de enero el gobierno radical llegó a un acuerdo con la FORA del IX congreso basado en la libertad de los presos que sumaban más de 2.000, un aumento salarial de entre un 20 y un 40 %, según las categorías, el establecimiento de una jornada laboral de nueve horas y la reincorporación de todos los huelguistas despedidos. Poco después las autoridades de la FORA y del Partido Socialista resolvieron la vuelta al trabajo.
El vespertino La Razón titulaba: “Se terminó la huelga, ahora los poderes públicos deben buscar los promotores de la rebelión, de esa rebelión cuya responsabilidad rechazan la FORA y el PS…”.  Pero el dolor y la conmoción popular continúan. Los trabajadores se muestran renuentes a volver a sus trabajos. En las asambleas sindicales las mociones por continuar la huelga general se suceden. Por su parte, la FORA V se opone terminantemente a levantar la medida de fuerza y decide “continuar el movimiento como forma de protesta contra los crímenes de Estado”.
Finalmente, el recientemente designado jefe de la Policía Federal, general Luis Dellepiane, recibió el martes 14 de enero por separado a las conducciones de las dos FORA y aceptó sus coincidentes condiciones para volver al trabajo que incluían “la supresión de la ostentación de fuerza por las autoridades” y el “respeto del derecho de reunión”. Pero pasando por encima del general, la policía y miembros de la Liga Patriótica se dieron un gusto que venían postergando: saquearon y destruyeron la sede de La Protesta. Esto motivó la amenaza de renuncia de Dellepiane, que fue rechazada al día siguiente por el propio presidente Yrigoyen, quien además ordenó efectivizar la puesta en libertad de todos los detenidos.
Para el jueves 16, Buenos Aires era casi una ciudad normal: circulaban los tranvías, había alimentos en los mercados, y los cines y teatros volvieron a abrir sus puertas. Las tropas fueron retornando a los cuarteles y los trabajadores ferroviarios fueron retomando lentamente los servicios. Recién el lunes 20 los obreros de Vasena, tras comprobar que todas sus reivindicaciones habían sido cumplidas y que no quedaba ningún compañero despedido ni sancionado, decidieron volver a sus puestos de trabajo. (…)
La rebelión social duró exactamente una semana, del 7 al 14 de enero de 1919. La huelga había triunfado a un costo enorme. El precio no lo pusieron los trabajadores sino los dueños del poder, que hicieron del conflicto un caso testigo en su pulseada con el gobierno al que consiguieron presionar en los momentos más graves e imponerle su voluntad represiva.
Muy bien 10 felicitado
No hubo sanciones para las fuerzas represivas, ni siquiera se habló de “errores o excesos”; por el contrario, el gobierno felicitó a los oficiales y a las tropas encargadas de la represión y volvió a hablar de subversiónPor su parteDellepiane, el jefe de la represión, dictó la siguiente orden del día: “Quiero llevar al digno y valiente personal que ha cooperado con las fuerzas del ejército y armada en la sofocación del brutal e inicuo estallido, mi palabra más sentida de agradecimiento, al mismo tiempo que el deseo de que los componentes de toda jerarquía de tan nobles instituciones, encargadas de salvaguardar los más sagrados intereses de esta gran metrópoli, sientan palpitar sus pechos únicamente por el impulso de nobles ideales, presentándolos como coraza invulnerable a la incitación malsana con que se quiere disfrazar propósitos inconfesables y cobardes apetitos”.
El embajador de Yrigoyen en Gran Bretaña, Álvarez de Toledo, tranquiliza a los inversores extranjeros en un reportaje concedido al Times de Londres y reproducido por La Nación: “Los recientes conflictos obreros en la República Argentina no fueron más que simple reflejo de una situación común a todos los países y que la aplicación enérgica de la ley de residencia y la deportación de más de doscientos cabecillas bastaron para detener el avance del movimiento, que actualmente está dominado. [Agregó que] la República Argentina reconoce plenamente la deuda de gratitud hacia los capitales extranjeros, y muy especialmente hacia los británicos por la participación que han tenido en el desarrollo del país, y que está dispuesto a ofrecer toda clase de facilidades para otro desarrollo de su actividad”.
Donaciones de almas caritativas
Los sectores más pudientes de la sociedad se mostraron muy agradecidos con los miembros de las fuerzas represivas y quisieron premiarlas con lo único que a ambas partes les interesa a la hora de los homenajes: dinero. Las empresas beneficiadas con la “disciplina social”, las damas de beneficencia y otras entidades “de bien público” iniciaron colectas “pro defensores del orden”. Así lo detalla La Nación: “En el local de la Asociación del Trabajo se reunió ayer la Junta Directiva de la Comisión pro defensores del orden, que preside el contralmirante Domecq García, adoptándose diversas resoluciones de importancia. Se resolvió designar comisiones especiales que tendrán a su cargo la recolección de fondos en la banca, el comercio, la industria, el foro, etc., y se adoptaron diversas disposiciones tendientes a hacer que el óbolo llegue en forma equitativa a todos los hogares de los defensores del orden. […] La empresa del ferrocarril del Oeste ha resuelto contribuir con la suma de 5.000 pesos al fondo de la suscripción nacional promovida a favor de los argentinos que han tenido a su cargo la tarea de restablecer el orden durante los recientes sucesos.
Un grupo de jóvenes radicados en la sección 15 de la policía ha iniciado una colecta entre los vecinos con objeto de entregar una suma de dinero a los agentes pertenecientes a la citada comisaría, con motivo de su actuación en los últimos sucesos”.
“La comisión central pro defensores del orden recibió ayer las siguientes cantidades:
Frigorífico Swift $ 1.000
Club Francais 500
Eugenio Mattaldi 500
Escalada y Cía. 100
Leng Roberts y Cía. 500
Juan Angel López 200
Matías Errázuriz 500
Horacio Sánchez y Elía 7.000
Jockey Club 5.000
Cía. Alemana de electricidad 1.000
Arable King y Cía 100
Elena S. de Gómez. 200
Las Palmas Produce Cía. 1.000
Mac Donald 300
Frigorífico Armour 1.000
Fieras hambrientas
Nadie se acordó de los familiares de los 700 muertos y de los más de 4.000 heridos. Eran gente del pueblo, eran trabajadores, eran, en términos de Carlés, “insolentes” que habían osado defender sus derechos. Para ellos no hubo “suscripciones” ni donaciones para aquellas viudas con sus hijos sumidos en la más absoluta tristeza y pobreza, para los hijos del pueblo no hubo ningún consuelo. La caridad tenía una sola cara. Sólo varios meses después de terminada la represión de aquella Semana Trágica, las damas de caridad y la jerarquía de la Iglesia Católica lanzaron una colecta para reunir fondos para darle limosnas a las familias más necesitadas. Lo hacían evidentemente en defensa propia. Si a alguien le queda alguna duda, he aquí parte del texto de lanzamiento de la Gran Colecta Nacional: “Dime: ¿qué menos podrías hacer si te vieras acosado o acosada por una manada de fieras hambrientas, que echarles pedazos de carne para aplacar el furor y taparles la boca? Los bárbaros ya están a las puertas de Roma”.
Fuente: elhistoriador.com.ar

sábado, 5 de enero de 2019

FONDO COMPENSADOR TELEFÓNICO : Autoridades

TARIFAZOS2019: La visión de dos medios antagónicos (Pagina12 y Clarín)



PAGINA 12….

Más de 60 organizaciones de todo tipo convocaron contra los tarifazos
Para sacar la bronca a la calle

El jueves 17 de enero la marcha nacional se realizará en Rosario, con participación de sectores sindicales, políticos, barriales, estudiantiles, sociales y de jubilados. La movilización llegará hasta la Gobernación.






CLARIN….

CONVOCADA por la MILITANCIA KIRCHNERISTA

Nueva protesta contra los aumentos de tarifas del Gobierno

Por segundo viernes consecutivo, manifestantes se reunieron en distintos puntos de la Ciudad y algunos del conurbano.



https://www.pagina12.com.ar/166361-para-sacar-la-bronca-a-la-calle

https://www.clarin.com/politica/nueva-protesta-aumentos-tarifas-gobierno_0_kb6W-BsCB.htm


#tarifazos2019  #Clarin  #pagina12

viernes, 4 de enero de 2019

Los Trabajadores de las Telecomunicaciones en las Redes Sociales

4 de enero de 1881. Se realiza la primera llamada telefónica en Argentina


4 de enero de 1881. Se realiza la primera llamada telefónica en Argentina
Desde su residencia, el ministro de Interior Bernardo de Irigoyen inaugura el servicio telefónico en la ciudad de Buenos Aires con una comunicación con el presidente Julio Argentino Roca.

La historia cuenta que una calurosa mañana del martes 4 de enero de 1881, el técnico francés Víctor Anden llamó a la puerta de una gran casona ubicada sobre la calle Florida 351, entre Tucumán y Viamonte (hoy Florida 611).

Su dueño, el doctor Bernardo de Irigoyen, ministro de Relaciones Exteriores, estaba por salir para la Casa de Gobierno, pero antes de hacerlo vería colocado el primer teléfono del país.

El mismo día se instalaron también otros teléfonos en las residencias del presidente de la Nación, general Julio A. Roca en la calle Rivadavia 1783 (hoy 4805); del presidente de la Municipalidad de Buenos Aires, Marcelo Torcuato de Alvear; del Ministro de Guerra y Marina, general Benjamín Victorica, y en instituciones como la Sociedad Rural, el Club del Progreso y el Jockey Club hasta totalizar el número de veinte

jueves, 3 de enero de 2019

Radiografía de la asistencia social en la Argentina: hay más planes, menos punteros y escasa capacitación






Aumentaron los hogares con programas sociales. Más de la mitad de los beneficiarios no tienen los estudios terminados. El 87,4% de los niños de Argentina tiene cobertura del Estado. Más del 30% de los hogares percibe alguna ayuda estatal. Esa cifra sube al 40% en la población urbana. Estas y otras tantas son las características centrales de la radiogfrafía de asistencia social que hoy ofrece una Argentina sumergida en el 33,6% de la pobreza.
Según un relevamiento que hizo Infobae con datos del Ministerio de Desarrollo Social, la ANSES y del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la política social del macrismo modificó en cierta medida el esquema prebendiario para evitar la intermediación de punteros; aumentó el nivel de cobertura de la Asignación Universal por Hijo (AUH); y realizó intentos por ofrecer trabajo genuino a los beneficiarios de planes sociales.
Sin embargo, hay una realidad que supera todos esos esfuerzos: los niveles de pobreza no sólo no bajaron sino que aumentaron al 33,6% según los datos de la UCA y los estratos medios de la sociedad empezaron a recibir más ayuda estatal en una curva ascendente que no parece tener fin.
"Después de tres años de trabajo, podemos decir que todas las personas que cobran un programa social son personas en situación de vulnerabilidad que necesitan de la protección social del Estado. Porque una de las cosas que hicimos fue conocer y entrevistar a cada una de las personas que tenía un plan social", expresó a Infobae el Secretario de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, Matías Kelly.
En un relevamiento de datos de los planes sociales que hizo recientemente la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley, y al cual accedió Infobae, se destacan los siguientes puntos:
Capacitación y estudio: el programa Hacemos Futuro llega a 241.966 beneficiarios en todo el país. Está concentrado en su mayor medida en las provincias de Buenos Aires(166.850), Tucumán (23.723), Chaco (6.532), Salta (6.063), Santiago del Estero (4.843) y Corrientes (5.200), entre otros distritos. Paradójicamente, en provincias con altos niveles de pobreza estos programas son sustancialmente escasos. Así sucede en Jujuy (835 beneficiarios), Santa Fe (417), Neuquén (129), Córdoba (137) o Tierra del Fuego (111).
Este es un programa social que implica que quien lo reciba debe estudiar y capacitarse.Según Desarrollo Social, así potencian sus posibilidades de inserción laboral e integración social. "Hoy, es un programa de transferencia condicionada de ingresos a través de la transparencia y la desintermediación", dijo Kelly en relación al plan Hacemos Futuro.
Este programa consolidó a los antiguos programas Argentina Trabaja y Ellas Hacen, y lo hizo con la idea de atender la emergencia de manera transparente. Cada titular de este programa se presentó en las oficinas de ANSES con su documentación, hizo una entrevista social de más de 20 minutos y cobra en una cuenta del Banco Nación con una tarjeta de débito personal e intransferible.
En el sistema de actualización de datos se determinó que el 66,5% de los beneficiarios de este plan no completó sus estudios secundarios mientras que el 21,7 % no terminó sus estudios primarios.
Actualmente hay unos 10.846 titulares con empleo formal, 2.506 personas cursaron secundario con oficios y otros miles trabajan en el mejoramiento de los barrios. Más de 150.000 titulares a lo largo del año pasaron por alguna formación propia del Ministerio y la terminaron.
La AUH en aumento: según explicó Stanley a Infobae este año hubo un refuerzo económico en la AUH, que hoy llega a unos 4 millones de chicos, y los beneficiarios recibieron un bono adicional de $ 1.200 por chico en septiembre y $ 1.500 por chico en diciembre. Este programa social se amplió en los últimos tres años y ahora el 87,4% de los niños y niñas de Argentina recibe alguna cobertura por parte del Estado. La AUH hoy cubre según registros históricos a la mayor cantidad de niños del país. A través de las Asignaciones Familiares y la Asignación Universal por Hijo se ha alcanzado una cobertura máxima de 9,1 millones de niños y niñas.
Programas Alimentarios: se reforzaron con más de $ 1.200 millones los programas alimentarios. Así, el gobierno incrementó la compra de alimentos y la asistencia a merenderos y comedores. Se reforzó la inversión en compra de alimentos secos en $1.057 millones de septiembre a diciembre y se amplió la entrega de módulos.
– Precios Cuidados: este programa cuenta con más de 520 productos y se encuentra presente en más de 2.250 puntos de venta en todo el país. En mayo pasado se agregaron 100 productos relevantes para las familias argentinas. Entre otros, se sumaron al programa: pollo, galletitas, lácteos, conservas y panificados. El 6 de septiembre se renovó el programa, haciéndose especial foco en los alimentos de la canasta básicapara seguir acompañando a las familias argentinas y permitiendo tener precios de referencia. Estamos trabajando con las empresas productoras de alimentos y los supermercados para mejorar el surtido de los productos que integran el programa.
– Mercado en tu barrio: este programa cuenta con más de 100 proveedores de comida fresca que venden hasta 600 kilos de carne por semana y 2.000 kilos de fruta y verduracon un 30% de ahorro. Participan cerca de 17.000 personas por semana y el ticket promedio de las ferias es de $ 300 por persona. El Mercado En Tu Barrio está presente en 47 municipios de 12 provincias, y realiza más de 300 ferias al mes en todo el país.
– Créditos de ANSES: durante el 2017 se entregaron 3.363.481 de préstamos por un monto total de $ 69.309.072.995. En el 2018 hasta marzo se otorgaron 488.384 préstamos por un monto total de $ 9.949.061.079. Y una encuesta llevada a cabo por ANSES demuestra que el 55,5% de los créditos fueron destinados a arreglos en la vivienda; el 18,5% destino el crédito a el pago de deudas y el 18% para afrontar gastos provenientes del consumo y compra de bienes y/o servicios.
Duro informe de la UCA
Por otra parte, la realidad que muestra el último informe del Observatrio de la Deuda Social de la UCA es muy duro en términos de continuidad de la asistencia social en la Argentina.
Así, se determinó que poco más de 3 de cada 10 hogares en la Argentina percibe algún tipo de programa social, manteniéndose la proporción relativamente estable desde 2014. La cobertura alcanza a casi el 40% de la población urbana.
El alcance de esta cobertura ha tenido un incremento casi sistemático desde 2010,habiéndose estancado durante los último tres años. Mientras que en 2018, menos del 10%de los hogares en CABA percibía algún tipo de transferencia monetaria proveniente de programas sociales, la proporción supera al 30% en el resto de las regiones. Son los estratos más bajos los que registran mayores porcentajes de asistencia y los aumentos en su cobertura son los que explican la tendencia ascendente en las transferencias desde 2014.
En 2018 tuvo lugar un descenso de los hogares y la población en situación de pobreza que accede a transferencias monetarias provenientes de programas sociales. Esta tendencia se explica por el empobrecimiento de sectores pertenecientes en los estratos medios que no acceden a transferencias por parte del Estado, en 2017 el 43% de los hogares pobres de estrato medio no profesional estaba cubierto por políticas asistenciales, este porcentaje desciende al 23% en 2018.
A la vez, en la globalidad de los programas sociales, el relevamiento que hizo la UCA determinó que las personas en hogares pobres con planes sociales pasó del 72% en el 2017 al 67,3% en el 2018.
En este caso hubo un aumento de los hogares de clases medias profesionales que empezaron a recibir una ayuda estatal: 3,3% en el 2017 contra el 4,8% en el 2018. Y en la Ciudad de Buenos Aires y en otras áreas metrolpolitanas del país también creció levemente los programas de asistencia social.
Agustin Salvia, el director del Observatorio de la Deuda Social expresó a Infobae que "el aumento de los planes sociales no es nueva ya que más del 30% de los hogares urbanos esta asistido por estos programas y esto esta relacionado con la falta de empleo".
Para el investigador de la UCA estos programas vienen creciendo de manera ininterrumpida desde 2007 y lo hacen mucho más en la etapa de estancamiento productivo.
De hecho se supo que el programa Empalme que quiso imponer el gobierno de Macri para dar trabajo genuino a los beneficiarios de planes sociales por medio de un traspaso de los planes a las empresas fue un gran fracaso: menos de un 5% de los beneficiarios lograron pasar a los empleos formales en empresas ya que no contaban en su gran mayoría con capacitación o nivel de estudios adecuado.
"Este gobierno hizo mejoras a los programas sociales ya sea ampliando las transferencias como hizo un esfuerzo en captar a los sectores donde la AUH no había llegado aunque todo esto hace que nadie pueda vivir en holgura. Sólo se crea un colchón para no caer en situación de indigencia", finalizó Salvia.
Por Martín Dinatale /INFOBAE

martes, 1 de enero de 2019

Variaciones del Costo social (personas que reciben un pago del Estado)




Periodos: 2002 al  2019  (Argentina) = TOTAL: 19 .075.211 * Beneficiarios

Periodo 2002 al  2015: de 7.639.708  a 17.098.729  Incremento de  *9.459.021

Periodo 2015 al 2019  de 17.098 a  19.075.211   incremento  de * 1.976.482

Pobreza ARGENTINA: desde  2002 al 2015…: las arcas publicas incrementaron su volumen asistencial en casi 10 millones de personas: o sea + *9. 459.021
En el último trienio se sumaron + 1.976.482 *beneficiarios....
Fuente: Orlando J. Ferreres: