Cristina Kirchner y las últimas imágenes del naufragio / Por Silvia Mercado
El fundamentalismo K impulsa una movilización para apoyar a la líder del proyecto nacional y popular, que no resolverá el serio problema legal que afronta. Casi todos sus aliados políticos la abandonaron y el peronismo le soltó la mano
Cuando las redes sociales se inundaban de convocatorias a "un nuevo 17 de octubre", "un 19 y 20 de diciembre" o "un 25 de mayo", pidiendo que se afloje de "militar a ritmo de tuit y posteos", para sacar la lucha a la calle el 13 de abril, el día que "Ella vuelve". Cuando todo era poesía convocante, porque "es posible que la detengan, es posible que nos provoquen", así que "seamos más astutos, más inteligentes, más combativos", porque "la Patria nos va a regalar la posibilidad de ser cada vez mejor a través de la lucha". En fin, cuando la mística derramaba lugares comunes de épica pringosa, vino la realidad a cortar con tanta dulzura, mostrando que Cristina Kirchner está de verdad en problemas, y no va a poder resolverlos con una movilización.
Antes de viajar a Washington, donde buscará información de la Security & Exchange Commission (SEC) y el Departamento de Justicia sobre supuestas coimas por 20 millones de dólares que habría recibido Julio De Vido por la prórroga en la concesión de Cerro Dragón de parte de los hermanos Bulgheroni, el fiscal Guillermo Marijuán dejó el escrito donde imputó a la ex presidente por lavado de dinero en una causa distinta por la que tendrá que declarar el próximo miércoles, según la primicia de Infobae.
Por cierto, no fue una buena noticia para el Gobierno, que se encontraba en Olivos en una reunión del Gabinete Social. Más felices estarían si Cristina se quedara el Calafate saliendo poco de su casa y dando órdenes a su gente por teléfono.
Pero la política, como el fútbol, se trata de la dinámica de lo impensado. Y a la decisión del juez Claudio Bonadio de citarla a indagatoria en el expediente por el dólar futuro -al cumplirse exactamente un año del allanamiento que ordenó a la Inmobiliaria San Felice, en Río Gallegos, que se concretó el 13 de abril de 2015 (en el marco de la causa Hotesur)-, se le sumó esta verdadera bomba de tiempo. La causa de evasión fiscal que se ventila en el juzgado de Sebastián Casanello está virando a otra de lavado de dinero, e involucra también a De Vido y al financista Ernesto Clarens, bajo un concepto central: "Hubo un plan orquestado por Néstor Kirchner para saquear el Estado argentino".
No lo van a decir, pero el oficialismo preferiría no agitar en estos tiempos de ajuste las pasiones del fundamentalismo kirchnerista, que hace de una convocatoria judicial un motivo de persecución política de dimensiones galácticas. Todos somos iguales ante la ley, aunque parece que algunos son más iguales que otros, y si tienen que dar explicaciones ante la Justicia, se consideran perseguidos.
Hasta el domingo, Cristina no había presentado abogados defensores. La curiosidad llevó a imaginar que su vocación es mostrarse como "una Juana de Arco" frente al cadalso, una víctima del "Partido Judicial" que quiere verla tras las rejas porque se animó a desafiar al sistema buscando una "justicia legítima", es decir, basada en la fuerza dinamizadora de su liderazgo. Delicias de la patria nacional y popular.
Habrá que ver qué hace, finalmente. Si efectivamente se presenta en Comodoro Py, como le aseguró a los pocos con los que habló esta semana. Si lo hace mediante un escrito. Si viene con abogado propio o acepta un defensor oficial. E incluso si se dispone a hablar con un megáfono a sus seguidores desde las frías escaleras del Tribunal.
Hay que aceptar que hay una minoría local muy necesitada de una política de tono melodramático, novelesco, alejada de los resultados reales de la gestión. Fue la fuerza que sostuvo el relato kirchnerista en el gobierno y que, aún hoy, se enfurece con el 34 por ciento de pobreza que informó el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, pero no se inmutaba con el 29 por ciento de pobreza que midió la misma institución en noviembre del año pasado. Es que ese dato, en el gobierno de Cristina, era falso y destituyente.
A propósito, ¿cuántas personas se esperan? ¿Mil, diez mil, cien mil? Nadie en el Gobierno parece haberlo pensado demasiado. Ayer por la tarde, los jefes de la Policía Federal y Gendarmería se reunieron para coordinar un operativo que le garantice al juez Bonadio que pueda realizar la audiencia en libertad y con tranquilidad. Se analizaba un cerco de cien metros alrededor del edificio de la justicia federal para que todas las oficinas trabajen con normalidad y sin verse afectadas por eventuales provocaciones o algún estallido de violencia.
Lo poco que se sabe es que esta semana Máximo Kirchner realizó una reunión con intendentes cercanos para comprometerlos a movilizar el miércoles. Que sólo el de Berazategui, Patricio Mussi, comprometió movilizar a la tropa. En general, los jefes comunales se quejan de la falta de fondos para poner en marcha el aparato político, en medio del ajuste. La gran movilización que Cristina espera tendrá muy poco peronismo y estará en manos de la militancia organizada bajo las páginas de "Resistiendo con Aguante" y los duros de Quebracho, más lo que queda de La Cámpora junto al Movimiento Evita y las huestes de Luis D'Elía.
Y también del sabbatellismo, claro, que viene de perder una gloriosa batalla en Washington, donde se realizó una audiencia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para jaquear al Gobierno por el DNU que anuló artículos de la ley de medios y creó el EnaCom. Pero el oficialismo se presentó con algo que pocos esperaban.
En efecto, la decisión de Marcos Peña de aprobar "cuanto antes" los DNU que firmó Macri durante el verano, fue interpretada en tiempo y forma por el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. En medio de los "PanamaPapers", los aumentos que cada vez pesan más en la vida cotidiana, el sindicalismo cada vez más inquieto, peronistas que empiezan a presagiar las diez plagas de Egipto con Apocalipsis incluido, Cambiemos decidió apostar todas sus fichas a dejar resuelta la estructura institucional básica con la que se abrió la gestión del nuevo Gobierno. Entre ellos, el que disolvió el AFSCA. Poco podían hacer los objetores reunidos en Washington luego del respaldo del Congreso a las decisiones del Ejecutivo.
El oficialismo volvió a sorprender por su talento político, logrando consenso parlamentario en una semana difícil, así como desconcierta por la dificultad para incorporar la historia empresaria de Macri en su vida política. Temieron por las consecuencias de la investigación periodística global coordinada por el Consorcio de Periodistas de Investigación (ICIJ, en inglés) y creyeron que podían tapar el cielo con una mano. Reaccionaron, pero tarde, a pesar de que desde el principio se evaluó la posibilidad de que el Presidente se autodenuncie ante la justicia, frenando toda especulación.
EL PERONISMO LE SOLTÓ, AMARGAMENTE, LA MANO A CRISTINA KIRCHNER
Como sea, la que viene será la semana de la oposición K, con su #13A concentrando el debate público y Cristina en el centro de la agenda, como tanto le gusta. Se fue hace cuatro meses, pero parece que los tiempos en que dominaba la escena quedaron en la prehistoria. La mayoría de sus aliados políticos la abandonaron. Entre Miguel Pichetto -que recuperó la capacidad de pensar- y José Luis Gioja -que diseñó una lista única en el PJ donde a La Cámpora solo le dieron la posibilidad de de hacerse cargo de la secretaría de la juventud- pasando por los gobernadores que in totum votaron la ley para salir del default, el peronismo le soltó amargamente la mano, salvo excepciones.
Los empresarios que se enriquecieron con su gestión están en su peor momento: Lázaro Báez fue detenido, Cristóbal López tiene sus empresas intervenidas por la Justicia y Gerardo Ferreyra está convencido de que no logrará el financiamiento para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic.
Desde que su marido ganó la intendencia de Río Gallegos, en 1987, siempre fue parte del poder. Por primera vez realiza una convocatoria desde el llano, ese lugar imperdonable para un peronista, según lo postulaba el mítico Juan Carlos "Chueco" Mazzón. Es verdad que los kirchneristas están convencidos de que van a volver y el poder futuro es siempre una gran zanahoria. Mejor no avisarle que lo que veremos el miércoles en Comodoro Py son las últimas imágenes de un naufragio, la minoría kirchnerista intensa y su dolor de ya no ser (mayoría).