A principios de mes la UCA había informado un 40,8% de pobreza. Ahora bajó la proyección del Indec para ese periodo a 32% o 34%.
La cuestión merece una explicación inicial y cronológica para entender de qué se habla.
El 5 de diciembre, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA difundió que la pobreza en nuestro país en el tercer trimestre había alcanzado 40,8%.
El último sábado, entre la modorra de fin de año, un tuit del mismo Observatorio comunicó una corrección y ubicó la estimación de pobreza del Indec para ese periodo en un 32% a 34%.
Entre 6 y 8 puntos porcentuales menos.
La diferencia fue explicada de la siguiente manera: la estadística de la UCA se hace con datos del INDEC. Algunos datos del tercer trimestre del INDEC fueron distintos a los que la UCA había proyectado.
¿Resultado? Erraron el viscachazo.
Nada para alarmarse sino fuera porque se trata de la estadística más sensible en un país herido, y que se hizo pública apenas unas horas antes de que el ex presidente Macri, ya derrotado electoralmente, hiciera su balance de gestión en cadena nacional.Si alguien tiene dificultades para entenderlo, la confesión de Agustín Salvia, director del Observatorio y hombre cercano al Papa Francisco, no iluminará demasiado. Frente a la brecha porcentual entre un índice y otro, atinó a decir:
“Lo estuvimos discutiendo cinco días, y no lo entendemos aún”.
Luego, en un terreno de especulaciones, decidió señalar al Indec. “¿Tercer trimestre le da por debajo del primero y segundo? Es muy raro en el contexto que se vivió. Es de esperar que el Indec registre la crisis y debería dar 39% o 40% de pobreza”, desafió, sobre la estadística que se conocerá en marzo de 2020. La desconfianza sobre un número todavía ignorado sólo se explica en la necesidad de alejar el foco del papelón propio.
“No queremos proponer una cifra de pobreza oficial y otra alternativa. No ponemos en duda la idoneidad del Indec de Todesca”, siguió.Y pasando de la incerteza estadística a la sospecha política, aventuró. “Si la pobreza del Indec para el segundo semestre de este año llega a ser menor al 35%, ahí sí voy a tener una opinión mucho más contundente”.
Seguramente atribulado por el lío en que se encuentra, Salvia parece sugerir una posible manipulación de la estadística que se informará en tres meses. Y le apunta al Indec, un ejemplo de gestión exitosa del gobierno anterior reconocido aún por los opositores.A riesgo del absurdo, vale preguntarse, ¿insinúa acaso que el gobierno de Macri modifique una estadística que se conocerá cinco meses después de que perdió la elección y a cuatro meses de dejar el poder? Sería un caso único en la historia.
Pero no es todo. Sacudidos por el cambio porcentual, desde el kirchnerismo duro intentaron disimular el papelón minimizando la importancia estadística. “No importa cuántos, lo único que importa es que Macri dejó millones de pobres”, esgrimieron como eje conceptual.
Que el gobierno pasado, igual que el de Cristina Kirchner, no logró mejorar la situación de pobreza de millones de argentinos es una realidad. Pero también lo es que 40% no es igual que 32%, y que toda una evaluación del gobierno anterior se construyó o se consolidó apoyada en ese 40% de pobres que ahora se descubre no era tal.
Es cierto que el resultado electoral estaba definido, y que el destino político de Macri y de Alberto Fernández había sido escrito.
No se trata de eso. Sino de separar de una vez la imprescindible verdad estadística de la interesada especulación política.