martes, 9 de junio de 2020
lunes, 8 de junio de 2020
Efemérides: 9 de junio de 1956
El 9 de junio de 1956 se produjo un levantamiento cívico-militar liderado
por el general Juan José Valle contra la dictadura militar de Aramburu y Rojas
que derrocara al gobierno constitucional del Presidente J.D.Peron nueve meses
atrás. El levantamiento fue rápidamente abortado debido a que el movimiento
había sido infiltrado y el usurpador gobierno militar estaba esperando a los
insurrectos. La dictadura decidió efectuar un cobarde castigo completamente
inusual en la historia argentina contemporánea.
Esta apretada síntesis es un incipiente umbral de la
asonada de junio de 1956…Los invito a la lectura del libro escrito por Daniel
Brion, hijo de uno de los Ajusticiados por la banda fusiladora conducida
por Rojas-Aramburu: EL PRESIDENTE DUERME .Fusilados de 1956, la generación de una causa. Un
conmovedor relato que ilustra un momento cruel de nuestra historia, generador
de ulterioridades de resistencia y lucha por la democracia.
En archivo adjunto el libro y asimismo el link
respectivo
¿El teletrabajo llegó para quedarse?
Hay 21 proyectos para regularlo presentados en el Congreso. No todas son ventajas y los expertos en relaciones laborales advierten sobre los riesgos y la necesidad de respetar los derechos de los trabajadores.
Cuál será el futuro del teletrabajo en Argentina? ¿Están dadas las condiciones en el país para continuar con esta modalidad? ¿Qué riesgos puede representar para los trabajadores y trabajadoras? Son tantas las inquietudes que despertó la explosión repentina de esta forma laboral, con la llegada del coronavirus, que ya se presentaron en el Congreso 21 proyectos de ley que buscan regularla. El principal objetivo, coinciden legisladoras y legisladores en sus iniciativas, es cuidar la salud, los derechos y la unidad gremial de los trabajadores, así como evitar que los empleadores les traspasen cargas y responsabilidades propias como la provisión de herramientas y los gastos adicionales de luz, gas, teléfono y conectividad. Especialistas en relaciones de trabajo y gremios advierten sobre el riesgo de que el teletrabajo implique una nueva forma de flexibilización laboral.
Actualmente, según un estudio del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), tanto por el aparato productivo nacional, que "se encuentra rezagado en términos tecnológicos", como por la transformación digital en los hogares, "también rezagada", no todos los empleos pueden realizarse con esta modalidad. El problema, aclara el informe, no es solo tecnológico, ya que aun si se lograra asegurar la infraestructura, su potencial es muy limitado: "Abarca poco más de un cuarto de las y los trabajadores y, aun con una fuerte reasignación de tareas, un 40% de los trabajos no tienen ninguna posibilidad de realizarse en forma virtual".
Sin embargo, en los últimos tres meses, la expansión del home office en ese 60% de empleos que sí pueden realizarse a distancia ha despertado una gran preocupación entre las organizaciones sindicales. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), por ejemplo, advierte que esta modalidad tiene varios impactos negativos: "Torna invisible la relación laboral; genera horas excesivas de trabajo; no se reconocen las horas extras; (...) existen riesgos de no declarar síntomas de enfermedad o lesión; alto estrés por objetivos de productividad elevados", entre otros.
"Las bondades que los empleadores quieren mostrar con esta modalidad no alcanzan a encubrir a la enorme pérdida de derechos individuales y colectivos a que nos exponemos", opinó el secretario nacional adjunto de ATE, Rodolfo Aguiar, en rechazo de la posibilidad que esta forma laboral subsista en el sector público luego de la emergencia social y sanitaria, ya que, consideró, "no puede haber un Estado presente con trabajadores ausentes".
Regular el teletrabajo
Más allá de las distintas posturas a favor y en contra del teletrabajo post-pandemia, las experiencias de precarización laboral que se acumularon desde el comienzo de la cuarentena han alertado a legisladoras y legisladores sobre la necesidad de regularlo, ya que si bien le corresponde la aplicación de la ley de Contrato de Trabajo, hay cuestiones específicas de la modalidad que necesitan ser atendidas. En Argentina, explicó a Página/12 Gustavo Ciampa, titular de cátedra de Derecho del Trabajo II en la carrera Relaciones del Trabajo de la UBA y asesor de asociaciones sindicales, solo existe "una resolución (N° 1.552) de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo de 2012 que obliga a las empresas a dar determinados elementos (extintor, silla ergonómica, botiquín, etc.) para preservar la seguridad de sus empleados". En marzo de este año, sin embargo, una nueva resolución (N°2120) estableció que para "quienes presten tareas desde su casa en virtud de la pandemia (no hacía referencia todavía al aislamiento porque la resolución es del 16 de marzo) no les es aplicable la resolución del 2012", advirtió el especialista.
Actualmente, según un informe de la asociación Esfera Pública, el Congreso ya cuenta con un total de 21 proyectos sobre teletrabajo: 14 fueron presentados en la Cámara de Diputados y 7 en la de Senadores. Los principales aspectos que regulan, revela el informe, corresponden al consentimiento del trabajador, la reversión de ese consentimiento, la periodicidad, los sistemas de control, la jornada y la carga de trabajo, el derecho a la desconexión, la provisión de equipamiento, la compensación de gastos, el teletrabajo transnacional, la protección de datos, la seguridad e higiene y el rol sindical.
"Abrir un cambio de legislación, de reforma laboral, en un contexto como este es muy riesgoso. Porque en general cuando los trabajadores están más débiles y se abren estas instancias de cambios normativos suelen ser regresivos", observó Cecilia Anigstein, licenciada en sociología en Universidad de Buenos Aires y doctora en Ciencias Sociales en Universidad Nacional de General Sarmiento. Sin embargo, aclaró la investigadora, "lo cierto es que se está ejerciendo igual el teletrabajo, sin regulación. Y es necesario tener al menos alguna respuesta defensiva. La mayoría de las iniciativas que se presentaron en el Congreso, salvo algunas de Juntos por el Cambio que tienen que ver más con una agenda de flexibilización laboral, son positivas en ese sentido, en que son proyectos defensivos presentados por legisladores vinculados con el mundo sindical que claramente intentan encuadrar esta nueva forma de empleo en nuestro derecho del trabajo y, sobre todo, en el de la negociación colectiva".
En las últimas semanas, contó a este diario Claudia Ormachea, diputada nacional del Frente de Todos y secretaria de DDHH, Género e Igualdad de la Asociación Bancaria, "varias empresas expresaron que desean continuar con esta modalidad después de la pandemia. Incluso hay trabajadoras y trabajadores que apoyan esta decisión". Por eso, explicó la legisladora, que es autora de uno de los 14 proyectos de la Cámara Baja --el suyo busca regular el sector privado--, "la intención no es intentar frenar el avance de la tecnología. Lo que estamos tratando es dejar en claro cuáles son los derechos integrales de los trabajadores y trabajadoras. Buscamos que ese avance de la tecnología tenga un equilibro con un ser que es social y que necesita de la interacción con sus pares".
"Lo que sí tenemos que advertir", sostuvo la sindicalista, "es que esta modalidad produce un gran impacto a nivel social, a nivel laboral y, sobre todo, a nivel familiar. Porque vos trasladás el trabajo a tu casa y no necesariamente tu casa está preparada para ello. Cuando empezamos a hablar con la gente, muchas veces la mesa en la que comen es la misma donde desarrollan su teletrabajo, lo cual implica una alteración dentro del grupo familiar". Además, alertó la legisladora, "las empresas señalan muchos beneficios que no son tales. Dicen, por ejemplo, que va a haber mayor paridad de género. Pero la verdad es que si no hay políticas claras que digan de qué manera se van a compartir los cuidados, es muy posible que encontremos a la mujer desbordada con el trabajo, las tareas domésticas y las tareas de cuidado".
El punto de partida de la mayoría de las iniciativas presentadas en el Congreso, explicó Ciampa, que trabajó en el proyecto de Ormachea como asesor, "es que el empleador sigue siendo el empleador y, por ende, pesan sobre él todas las obligaciones que tienen a su cargo los empleadores". Por eso, en la reglamentación que ayudó a construir se establece que las empresas serán las responsables de proveer las herramientas de trabajo "y de arreglar a la brevedad cualquier desperfecto que haya con ellas". De existir esta ley, F.B., una trabajadora consultada por este medio, no tendría su teléfono colapsado las 24 horas: "El micrófono de la computadora no me anda y los de sistemas no me lo pudieron arreglar. Como yo trabajo con clientes, les tuve que pasar mi whatsapp porque si no no podía tener reuniones virtuales. Ahora me mandan mensajes a cualquier hora y ya no sé qué hacer", denunció la joven de 25 años, que es empleada de una firma de auditoría internacional.
En el mismo sentido, el proyecto deja claro que el ahorro de costos que tiene la empresa al no pagar --o pagar menos--- energía eléctrica, gas, servicio de limpieza y servicio de vigilancia no puede ser trasladado a los trabajadores. "Además de compensar esos gastos, el empleador tiene que hacerse cargo por completo del costo de la conectividad", puntualizó Ciampa.
Otro aspecto que se busca reglamentar es que "para que alguien trabaje bajo esta modalidad tiene que concurrir su expresa aceptación, que es siempre reversible y sin límite de tiempo", detalló el abogado laboralista. Y aclaró: "Inclusive quien sea contratado directamente para teletrabajo tiene derecho después a decir 'no quiero laburar más desde mi casa, provéanme un lugar en la empresa".
Por otro lado, la iniciativa propone el derecho a la desconexión, que establece que "fuera de la jornada convenida no puede haber por parte del empleador exigencia de trabajo alguna así como tampoco puede haber ningún tipo de comunicación". Esta problemática, tanto para F.B. como para P.F, otra joven consultada, es una de las principales contras del home-office: "Siento que se me desdibujan mucho los horarios. Capaz después del laburo, como tengo la compu al lado, sigo contestando mails. Es como que se perdieron los límites que tenía, porque antes salía a las 18 y a las 19 estaba en mi casa y no volvía a prender la compu. Ahora siento que no desconecto nunca", lamentó P.B., quien trabaja en una empresa de marketing.
Finalmente, y en coincidencia con otros proyectos presentados, la iniciativa configura un máximo de días, semanas o meses para realizar el teletrabajo, que deberá combinarse con la modalidad presencial, "por un tema de comunidad, de poder interaccionar con los compañeros"; la obligación de la empresa de brindar un lugar para el encuentro presencial (en horario laboral) de todos los trabajadores con la organización sindical; y la prohibición de hacer "contrataciones transnacionales salvo que expresamente sea autorizado por la autoridad de aplicación", concluyó Ciampa.
Las grandes desventajas
Menor estrés, mejor conciliación entre vida familiar y laboral, mayor flexibilidad en las opciones de vida y mayor inserción laboral para mujeres y jóvenes. Esos son los cuatro grandes argumentos que tanto empresas y consultoras como organismos internacionales vienen utilizando en los últimos años para promover una modalidad de trabajo que, lejos de ser el paraíso que plantean, genera en muchas trabajadoras y trabajadores problemas de salud, desmejoramiento en las condiciones de vida y debilitamiento de sus lazos sindicales. "Hay una romantización del trabajo muy fuerte, incluso desde los propios trabajadores. Y a mí me parece que es importante en un contexto como este intentar desmontarla. Detrás de esta idea de flexibilidad que quieren vender hay un discurso que tiene muchas reminiscencias a las discusiones que se movilizaron en los años 90, cuando se empezaron a impulsar las leyes de reforma laboral", advirtió en diálogo con este medio Cecilia Anigstein, licenciada en sociología en Universidad de Buenos Aires y Doctora en Ciencias Sociales en Universidad Nacional de General Sarmiento.
El teletrabajo, aclaró la investigadora --que se dedica al estudio del sindicalismo internacional, entre otras temáticas--, se viene promoviendo en el mundo hace ya varios años. "Lo que pasó en los últimos 2 o 3 es que irrumpieron con fuerza las plataformas digitales como dispositivos para cambiar la organización del trabajo en las distintas actividades: en los bancos, en los sectores administrativos o profesionales, en la industria y, fundamentalmente, en los servicios", explicó.
En ese contexto, reconstruyó Anigstein, el teletrabajo comenzó a ser promovido por sectores vinculados a grandes empresarios y por organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). "Si bien en la actualidad, por el coronavirus, estamos en una situación límite donde se implanta el teletrabajo impulsivamente como medida de prevención, esta situación excepcional genera una enorme oportunidad para estos sectores de la economía que no están pensando justamente en los trabajadores", alertó sobre el peligro que la falta de discusión crítica acerca de esta modalidad podría acarrear.
El as de bastos y el poder
En los últimos trabajos publicados por el Banco Mundial sobre el teletrabajo, el organismo se refiere a esta modalidad como "smart working, que viene a ser algo así como trabajo inteligente. Allí se plantea que una de las maravillas que permite es la flexibilidad. Y hay algo en esto que me hace acordar a la década del 90, donde había un discurso social muy fuerte que sostenía que el modelo fordista ya no estaba funcionando bien, que las regulaciones del Estado eran un problema y que era beneficioso para trabajadoras y trabajadores tener nuevas reglas de juego más flexibles", observó la investigadora.
En la actualidad, consideró Anigstein, se ponen en juego argumentos muy similares. "Incluso desde la OIT, que es un organismo tripartito y eso hace que todo lo que salga con su sello sea parte de un compromiso entre empleadores, trabajadores y gobiernos", denunció la especialista. Según Anigstein, la OIT habla de cuatro grandes beneficios del teletrabajo que, "si nos ponemos a observar lo que viene pasando en lo concreto, son muy discutibles".
En primer lugar, la OIT festeja que el trabajo desde el hogar favorece una mejor conciliación entre vida familiar y vida laboral. "¡Pareciera que el teletrabajo es feminista!", bromeó la investigadora, quien considera imposible esa conciliación "sin servicios integrales provistos por el Estado". Los estudios de trabajo críticos, con una perspectiva feminista, suelen atacar mucho esta idea, justamente porque "el tipo de trabajo asalariado que se realiza en los países como el nuestro es precario, con largas jornadas y sin servicios de cuidado por parte de los Estados".
En segundo lugar, la OIT menciona como beneficio que el teletrabajo genera menor estrés. "¿Qué es lo que sucede en términos reales? Todo lo contrario. Las personas terminan trabajando fines de semana, feriados, trabajan por las noches y tienen grandes dificultades para desconectar en sus momentos de descanso", explicó Anigstein.
En tercer lugar, el organismo internacional celebra como característica del teletrabajo la mayor flexibilidad que permite en las opciones de vida, "cuando, en realidad --como sucede con el primer 'beneficio'--, eso depende de los niveles salariales, del acceso a salud y educación y, fundamentalmente, del acceso a vivienda", observó la socióloga. "Lo que vemos cuando empezamos a examinar en términos reales qué sucede con el teletrabajo es que hay más aislamiento social, empobrecimiento del vínculo entre pares y fragmentación de los colectivos gremiales", agregó.
Por último, sintetizó la investigadora, "la OIT menciona que el teletrabajo estaría generando una mayor inserción laboral de las mujeres y jóvenes, como se decía en los 90 con la reforma, porque ofrece trabajo de tiempo parcial, que puede realizarse desde el hogar y que permite manejar los horarios. Lo que vemos, en realidad, es que las oportunidades de empleo para mujeres y jóvenes de tiempo parcial son verdaderamente precarias", lamentó.
El futuro de esta modalidad de trabajo, consideró Anigstein, es incierto. "Es posible que algunas empresas mantengan el teletrabajo y comiencen a cerrarse oficinas. Pero no tenemos ningún dato certero que nos indique en este momento que eso va a suceder", aclaró.
domingo, 7 de junio de 2020
Día del Periodista: el primer periódico argentino y las revolucionarias ideas de Mariano Moreno / Adrián Pignatelli
Día del Periodista: el primer periódico argentino y las revolucionarias ideas de Mariano Moreno / Por Adrián Pignatelli
Un día cómo hoy en 1810 salió a la calle La Gazeta de Buenos Aires, la primera publicación del gobierno patrio. Su creador, secretario de la Primera Junta en ese entonces, vivió siete frenéticos días en el poder hasta su misteriosa muerte
7 de junio de 1810. Primeras palabras debajo del título del nuevo periódico: Gazeta de Buenos Aires. La frase, elegida era de Cornelio Tácito, uno de los grandes historiadores del Imperio Romano. Mariano Moreno, fundador del primer diario de la revolución, bregó en sus siete frenéticos meses en el gobierno por lo que ese breve texto expresaba: la libertad.
Mariano Moreno, enemigos y amores
No llamaba la atención esa persona que, a altas horas de la noche, caminaba con un hábito de monje, capucha incluida. Salía del Fuerte, sede del gobierno y se dirigía su casa, muy cerca de la esquina de la actual Florida y Diagonal Norte. En realidad no era un religioso, sino el secretario de la Primera junta, Mariano Moreno que tomaba sus precauciones, ya que gracias a su gestión se estaba ganando enemigos. Sus manos en los bolsillos ocultaban dos pistolas amartilladas, listas para dispararlas.
Había nacido en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778. Su padre se llamaba Manuel Moreno y Argumosa, y había llegado al Río de la Plata procedente de Santander en 1776. Acá conocería a la porteña Ana María Valle, con quien tendría 14 hijos. Mariano sería el mayor.Después de estudiar en la Escuela del Rey, apenas pudo entrar al Colegio de San Carlos como oyente, ya que el padre no disponía de los fondos suficientes para anotarlo como pupilo. Sin embargo, uno de sus profesores, Fray Cayetano Rodríguez suplió esa carencia otorgándole libre acceso a la biblioteca del convento de los franciscanos, un verdadero paraíso para el joven Mariano, que pasaba horas allí.
La mano providencial de Cayetano Rodríguez volvería a aparecer cuando se consiguieron los mil pesos para que el flacucho y enfermizo Mariano, con el rostro picado de viruelas que había contraído a los 8 años, pudiese continuar sus estudios en Chuquisaca. En esta oportunidad fue el cura Felipe Iriarte quien aportó lo necesario para los gastos del viaje y lo recomendó al religioso Matías Terrazas.
La ilusión del padre era que volviese ordenado sacerdote, aunque los sorprendería en varios aspectos. Estudió el doctorado en Teología y luego hizo lo propio con el Derecho.
En una oportunidad que caminaba por Chuquisaca, le llamó la atención la belleza de una señorita cuyo retrato comprimido en un camafeo se exhibía en el escaparate de una joyería. Quiso averigüar de quién se trataba. Guadalupe Cuenca, de 13 años, había perdido a su padre y los planes de su estricta madre era recluirla en un convento y que fuera monja.
Sin comentárselo a su familia, Mariano contrajo matrimonio con Lupe y, en esa ciudad, nacería su único hijo, en 1805, también llamado como él. Ese mismo año regresó a Buenos Aires, hecho abogado y con una familia formada.
Ejerció el derecho en la ciudad y el Cabildo lo empleó como asesor. Si bien cumplió un papel secundario, había adherido a la malograda rebelión de Martín de Alzaga contra el virrey Santiago de Liniers el 1 de enero de 1809. De todas maneras los historiadores no se explican por qué no fue desterrado como el resto de los conspiradores. Liniers no lo molestó, sino que además le permitió ser el abogado defensor del propio Alzaga.
Durante la gestión del siguiente virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, fue cuando escribió la Representación de los Hacendados, en la que aboga por la libertad de comercio y defienda al productor rural.
El tapado de Mayo
1810 lo encontró como Relator en la Real Audiencia. En el Cabildo Abierto del 22 votó pero no habló. Y según una carta que habría firmado José Darragueira, y que diera a conocer Vicente Fidel López, se cuenta que en la noche del 22 de mayo Moreno se paseaba nerviosamente en la galería del Cabildo. Estaba realmente preocupado:
–Amigo, estamos perdidos; si es cierto lo que me dicen, pronto vamos a la horca, porque el poder se afirma en manos de los europeos, y lo primero que van a hacer es exterminarnos: hemos errado el golpe, querido D… Debíamos haber dado los primeros: destituir a Cisneros y tomar el gobierno, porque el que da primero da dos veces…¡pero ustedes no me han querido creer, y aquí nos tiene usted perdidos!
Moreno tenía la información que los españoles habían convencido a Saavedra de que Cisneros fuera el jefe de la nueva junta, con dos españoles y Castelli y el propio Saavedra en representación de los criollos. Cuando su interlocutor le explicó que eso no iría a pasar, Moreno le advirtió:
-Yo le juro a usted, que si esto no se ataja, no quiero saber de nada, no he de salir ya de mi casa para nada. No cuenten conmigo.
¿Causó sorpresa su nombramiento como secretario de la Junta, el 24 de mayo por la noche? ¿Es verdad que él no lo esperaba? Se enteraría horas después que ya había sido designado secretario. Tal vez lo habían incluido por la buena relación que mantenía con el Cabildo, ya que era el abogado de muchos de sus miembros. Entre los que sugirieron su nombre figuran Feliciano Chiclana y Eustoquio Díaz Vélez, entre otros.
Moreno recibió con recelo el nuevo puesto y se tomó el tiempo para estudiar la validez legal del nombramiento. Otros miembros habrían hecho lo mismo.
Fueron, en total, 206 días de vida pública, que los vivió a alta velocidad. Concentró las secretarías de Gobierno, Guerra y Relaciones Exteriores y lo que llevó adelante fue propio del que sabe que está todo por hacerse. "La Junta se ve reducida a la triste necesidad de criarlo todo…", decía. No podría saber que nueve meses y ocho días después su cuerpo sería arrojado al mar.
La Gazeta
El 2 de junio se firmó el decreto de la creación de un "periódico semanal con el título de gazeta de Buenos-Aires, que anuncie al público las noticias exteriores e interiores que deban mirarse con algún interés. En el se manifestarán igualmente las discusiones oficiales de la junta con los demás jefes y gobiernos, el estado de la Real Hacienda…".
Se necesitaba un órgano dé difusión, no solo para informar, sino además para difundir ideas. Era la voz del gobierno. No fue el primer periódico de la ciudad. En 1801 se había editado el Telégrafo Mercantil de Francisco Cabello y Mesa; en 1802 saldría el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, de Hipólito Vieytes y a comienzos de 1810 Manuel Belgrano sacaría el Correo de Comercio de Buenos Aires.
La Gazeta saldría los jueves y los sábados. El primer número vio la luz el 7 de junio. En su encabezado llevaba una frase de Tácito: "Rara felicidad la de los tiempos en que es posible sentir lo que se quiere y decir lo que se siente".
Ya que era bajo el número de alfabetos, a pedido de la Junta los curas solían leerla al finalizar la misa, mientras que unos 200 ejemplares se enviaban al interior.
Comenzó a imprimirse en la imprenta de los Niños Expósitos y aunque debió ejercer su dirección el presbítero Manuel Alberti, nunca pudo ocuparse; sobre Moreno recayó la responsabilidad de la dirección y del contenido editorial, cuyo pensamiento político está comprimido en las páginas editadas en esos meses de 1810.
Posteriormente, escribieron Gregorio Funes, Vicente Pazos Silva, Bernardo de Monteagudo, Nicolás Herrera y Julián Álvarez, entre otros.
Se editarían 541 números y 240 extraordinarios. Al ser una publicación gubernamental, su contenido es un fiel reflejo de los vaivenes políticos. Dejó de salir el 12 de septiembre de 1821.
Academia y biblioteca
Moreno creó una academia de instrucción militar y de matemáticas para oficiales, que comenzó a funcionar el 1 de septiembre de ese año. Escribió en el decreto fundacional que "…el Oficial de nuestro ejército después de asombrar al enemigo por su valor, debe ganar a los pueblos por el irresistible atractivo de su instrucción…".
Dos semanas más tarde anunciaba la creación de la primera biblioteca pública que tendría la ciudad de Buenos Aires. Asimismo, se ocupó de los puertos de Ensenada y de Patagones y hasta estableció una fábrica de armas, porque sabía que vendrían tiempos duros.
Prologó El Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau. Si bien advirtió que había omitido editar algunos capítulos que contenían "opiniones exaltadas del autor", remarcaba que "si los pueblos no se ilustran sino se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede, y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas".
No le tembló el pulso cuando firmó la sentencia de muerte del héroe de la Reconquista, Santiago de Liniers, quien desde Córdoba intentó resistir el ímpetu revolucionario. Seguro que el francés recordaba que le había echado una mano a Moreno un año y medio antes en el motín de Alzaga. Tampoco el Secretario dudó cuando Francisco Ortiz de Ocampo, que había apresado al ex virrey y no se animaba a fusilarlo, encomendó a González Balcarce y a French a cumplir con la orden.
Ni ebrio ni dormido
Había razones para festejar. El Ejército Auxiliar había obtenido el 7 de noviembre su primer triunfo sobre los españoles en Suipacha. La noche del 5 de diciembre, en el cuartel del Regimiento de Patricios hubo un gran agasajo, en el que el invitado principal fue Cornelio Saavedra y su esposa, Saturnina Otárola.
En un momento Atanasio Duarte, un capitán de Húsares, que había nacido en Montevideo, -un poco pasado en la bebida- propuso un brindis, tomó una corona hecha con dulces y, colocándosela en la cabeza de la esposa de Saavedra, exclamó "¡Viva el emperador de América!".
Moreno, que además no pudo entrar al cuartel porque el centinela no se lo permitió, posiblemente por no reconocerlo, redactó el famoso decreto de supresión de honores, en el que prohibía todo brindis o aclamación pública en favor de los miembros de la Junta; "ellos no aprecian bocas, que han sido profanadas con elogios de los tiranos", aclarando que solo se podía brindar por la patria, por la gloria de las armas, y que toda persona que brindase por alguien de la junta, sería desterrado por seis años.
Si bien Moreno dejó asentado que al infeliz de Atanasio Duarte le correspondía el cadalso, "al atacar la probidad del Presidente y los derechos de la patria", se le perdonó la vida pero se lo desterró a perpetuidad, "por que un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su país".
El Secretario de la Junta no veía bien que Saavedra siguiese gozando de ciertos privilegios propios de los virreyes, como la de alojarse en el Fuerte, usar el carruaje oficial y que hasta su esposa se moviera por la ciudad acompañada por una escolta. No debía pasarle por alto que el presidente de la Junta cobraba 8 mil pesos anuales, mientras que el resto de los miembros del gobierno, 3 mil.
De todas maneras, desaparecido Moreno, Duarte volvería como si nada a la ciudad.
La Constitución como objetivo
Cuando la opinión general era la de adoptar una forma monárquica de gobierno, Moreno se inclinaba por una república. Entre el 1 de noviembre y el 6 de diciembre publicó en La Gazeta de Buenos Aires una serie de artículos ("Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse y Constitución de Estado") en el que abogaba por una pronta reunión de una constituyente que dictase una constitución y estableciese una forma de gobierno. Sostenía que la independencia no era suficiente, sino que una constitución debía garantizar la seguridad de las personas, tanto sus derechos como sus obligaciones. Era un entusiasta del sistema inglés de gobierno, en el equilibrio de los poderes en una república moderada.
Para ello eran los diputados que estaban llegando del interior del país. Sin embargo el saavedrismo, más cauteloso y a la espera de los acontecimientos europeos, se inclinaba por incorporar a dichos diputados a un gobierno.
Vanos fueron los intentos de Moreno de defender su postura en la sesión del 18 de diciembre. Estaba en minoría, ya que quienes habrían podido haberlo apoyado, como Manuel Belgrano y su primo Juan José Castelli, estaban en bailes muy distintos, al frente de sendas expediciones militares.
Debió renunciar. Le solicitó a Saavedra la misión diplomática a Gran Bretaña a la que iban a enviar a Hipólito Vieytes. El presidente se la otorgó antes de que terminase de hablar. Partió acompañado por su hermano Manuel y por Tomás Guido.
Se le escuchó decir a uno de sus enemigos "ya está embarcado, va a morir". Él le confesaría a su hermano: "No sé qué cosa funesta se me anuncia en mi viaje".
"El malvado Robespierre", como lo llamó Saavedra en carta a Chiclana, moriría en alta mar el 4 de marzo de 1811 luego de una agonía de tres días, aparentemente producida por un extraño medicamento que le dio el capitán del barco. Tenía 31 años, seis meses y un día de edad.
Cuando su buque había dejado el puerto de Buenos Aires, el Cabildo dispuso devolver los ejemplares de El Contrato Social que había comprado por indicación de Moreno. "No era de utilidad a la juventud…", se excusó el cuerpo.
En la docena de cartas que su esposa le escribió, ignorando su trágico destino, lo ponía al tanto de las cuestiones políticas: "No he ido a ninguna función desde que saliste. Las muchachas quisieron llevarme pero yo no he querido ir porque no tengo el corazón para eso ni puedo sufrir la presencia de los autores de nuestra separación y enemigos mortales nuestros".
"Quisiera escribirte cada día, con ésta van siete cartas y una esquela, y yo hasta ahora no he recibido ninguna tuya…".
Nunca recibiría ninguna de esas cartas. Porque Moreno se había ido con la misma prisa con la que había vivido esos 206 días, que no le alcanzaron para demostrar que la historia bien pudo haber sido otra.
sábado, 6 de junio de 2020
viernes, 5 de junio de 2020
Alberto Fernández anticipó la extensión de la cuarentena por tres semanas
Pasadas las 20.30, el presidente Alberto Fernández brindó una
conferencia de prensa en al que informó la extensión de la cuarentena. Lo hizo
acompañado por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el jefe de Gobierno
porteño, Horacio Rodríguez Larreta. También valoró que no haya una gran
cantidad de muertos, aunque saludó a los familiares de las víctimas que hubo
durante la pandemia.
"Vamos
a hacer una diferenciación. Vamos a sostener el ASPO en todos los lugares donde
haya circulación comunitaria del virus", precisó el presidente. Estos son
el Área Metropolitana de Buenos Aires, el Gran Córdoba, Trelew, Chaco y Río
Negro.
La extensión de esta medida será hasta el 28
de junio. Con esto, Argentina llegará a los 101 días de
cuarentena. "No tomemos con displicencia este tema. Todos querríamos
volver a nuestra vida normal pero esta es la realidad", sentenció
Fernández.
El Gobierno designa a Wado de Pedro en el directorio de Telecom Argentina
El Gobierno
designa a Wado de Pedro en el directorio de Telecom Argentina
Por orden del presidente, Ablerto Fernández, el Ministro del Interior
suma un nuevo cargo representando al Estado en la operadora de
telecomunicaciones
Eduardo "Wado" de Pedro, el actual ministro del Interior y uno
de los máximos referentes de la agrupación política kirchnerista La Cámpora,
suma ahora un nuevo cargo, tras ser designado como representante del Estado
nacional en el directorio de Telecom Argentina.
Su desembarco llega de la mano de las acciones que la ANSES posee en la
operadora de telecomunicaciones a través del Fondo de Garantías de
Sustentabilidad (FGS), que son 246.018.839 y representan el 11.34% del total.
El organismo también tiene el el 9% del Grupo Clarín y de Cablevisión
Holding, que es la controlante de la operadora de telecomunicaciones.
De manera automática, ambos lugares que le correspondían a la ANSES
fueron cubiertos por Sebastián Sánchez Sarmiento (quien ya era director en
Cablevisión) y como suplente, Delfina Lynch. Los dos respondían al grupo
Fintech, del mexicano David Martínez, socio del Grupo Clarín en Telecom
Argentina. Ahora debieron ceder sus lugares a Wado de Pedro y Fraschina.
La ANSES posee el 26,03% de Ternium Argentina, una de las filiales del grupo
empresario en donde el macrismo había sentado en la silla de director a Miguel
Ángel Toma, el ex jefe de la SIDE y que la semana pasada se fue del cargo,
reemplazado por Augusto Costa, ministro de Producción bonaerense y uno de los
asesores de mayor confianza del gobernador Axel Kicillof.
El funcionario llega acompañado Fraschina, el mismo que también fue
designado en Telecom Argentina. Y por Marcelo Kloster, asesor del ministro de
Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, para completar los tres directores que en
la siderúrgica le corresponden a la ANSES por su tenencia accionaria.
Al estatizarse las AFJP en el 2008, se traspasaron las acciones la ANSES
tenía en más de 30 empresas privadas y desde ese momento, los directores
pasaron a representar al Estado.En este sentido, al cambiar el Gobierno, desde
el Frente de Todos se le pidió la renuncia a todos los directores que Cambiemos
había nombrado en cada una de esas compañías.
Por eso, más allá de los casos de Telecom Argentina y el Grupo Techint,
todavía quedan muchas empresas en donde se mantienen referentes del macrismo
como en Aluar, donde el director en representación de la Anses es Alejandro
Fargosi; o Camuzzi, donde figura José Torello; o Migor, la firma que está bajo
la tutela de Nicolás Caputo, y en la cual es director Iñaki Arreseygor.
La mayoría tienen sus mandatos vencidos desde el 31 de diciembre del año
pasado, pero sus reemplazos deben seguir definiéndose en las asambleas de
recambio de autoridades de cada empresa.
jueves, 4 de junio de 2020
miércoles, 3 de junio de 2020
La mayoría de las paritarias están frenadas y crece la tensión... ***
La realidad económica que traza el coronavirus alteró
el calendario de las paritarias . La mayoría de las negociaciones están en
suspenso y quedaron atadas al curso de la crisis sanitaria y de la inflación. Con
el año por la mitad, solo tres gremios cerraron un aumento a largo plazo
mientras que la gran mayoría pulsea por subas a cuenta o por evitar
suspensiones con recortes de sueldo.
Entre las negociaciones que
tuvieron su campanazo de largada, se encuentra la del sindicato de los
camioneros, que lidera Hugo Moyano . A diferencia de otros años, el gremio no
envió como en todos los inicios de junio su pedido por escrito a las cámaras
empresarias del sector, que ya advirtieron que no están hoy en condiciones de
otorgar un aumento. Los empresarios aguardan la conversación con el gremio con
datos sobre la mesa: aseguran caídas en la producción de entre 50 y 80 por
ciento en todas las ramas, desde el transporte de alimentos y bebidas al de combustibles
y caudales, según informaron a LA NACION . La estadística es irrefutable, se
jactan los transportistas, esperanzados en hacer entrar en razón a Moyano.
"Nosotros rechazamos el
acuerdo para reducir salarios que firmó la CGT con la UIA", dijo hoy Pablo
Moyano, número dos de los camioneros, en declaraciones a Futurock.
Solo uno de los tres gremios
que pactaron subas a largo plazo lo hizo antes del avance de la pandemia en el
país. Se trata de la Unión de Trabajadores de Entidades Civiles y Deportivas (
Utedyc ), que logró un alza de 20% en tres cuotas por siete meses. Los otros
dos casos están relacionados. Son el gremio de los desmontadores de algodón y
el de los aceiteros . El primero firmó una suba de 30%, aunque incluye una
recomposición por la inflación de 2019. El segundo cerró un aumento de 25% y
elevó el sueldo básico de la actividad a $68.678. Ambos sindicatos suelen
obtener paritarias por encima de la media porque negocian con empresas
multinacionales que mandan en la industria de oleaginosas.
El gremio bancario, que suele
abrir la temporada de paritarias, acordó en enero una suba a cuenta segmentada
por categoría de entre un 5 y un 9%. La negociación se retomaría cuando pase la
crisis sanitaria.
Un retroceso imposible ante
la amenaza latente
El Sindicato de la Sanidad,
cuyo referente en la provincia de Buenos Aires es Héctor Daer , jefe de la CGT,
acordó recientemente un aumento de 7,8% para el personal de droguerías y
laboratorios. Daer, sin embargo, no logra aún destrabar la negociación por el
personal de hospitales y clínicas, quienes están en la primera línea de combate
contra el coronavirus y que en algunos casos sufrieron recortes, como sucedió
en el Hospital Italiano. También continúa empantanado el bono de $5000 que el
Estado anunció para el personal de la salud como incentivo por su labor en la
pandemia.
El Sindicato de Empleados de
Comercio acordó un plus salarial de $5000 para el personal de las cadenas de
supermercados y mayoristas por prestar servicios en medio de la pandemia. Sin
embargo, en el resto de los rubros el gremio avanzó en suspensiones con
recortes salariales del 25% del salario neto. El mercantil Armando Cavalieri ,
de hecho, fue uno de los impulsores del convenio que la CGT y la Unión
Industrial Argentina sellaron a fines de abril pasado por suspensiones y
reducciones de sueldo.
Con actividades paralizadas
por la pandemia, a los metalúrgicos de la UOM y a los mecánicos del Smata
tampoco les quedó mas alternativa que pactar suspensiones con recortes. Así lo
asumieron los dirigentes Antonio Caló y Ricardo Pignanelli , respectivamente.
Esa lógica se repetirá también con los gastronómicos, cuyo referente, Luis
Barrionuevo , proyectó una caída del empleo en su sector de alrededor un 50%.
"Hay que ver área por
área, pero las industrias que tengan vida y espalda tendrán que recomponer
salarios si sus actividades están activas", señaló a LA NACION un
jerárquico cegetista, que consideró "prematuro" afirmar que habría un
contexto generalizado de paritarias cero.
Será otra la negociación para
las actividades en las que su músculo productivo no se detuvo. Así lo planteó
el gremio de la Alimentación hace dos semanas, cuando pidió por escrito la
reapertura de su paritaria. "La intención es obtener una suma fija más
allá de la inflación, como un reconocimiento social por prestar servicio en
este contexto. Luego, cuando haya más certezas, se retoma la charla",
planteó Rodolfo Daer, secretario general del sindicato.
Conflicto con la UTA y en el
Estado
El caso de los colectiveros
de la UTA es diferente al resto porque su paritaria está condicionada por los
subsidios estatales a los empresarios del sector. Después de semanas de
conflicto, sobre todo en el interior del país, los choferes recibieron los
sueldos adeudados y la negociación de fondo quedará para un futuro cercano. En
el área metropolitana, sin embargo, habrá hoy una protesta, pero de un sector
opositor a Roberto Fernández. Afectará a las líneas del Grupo DOTA.
En el Estado se avecina un
conflicto. Con el acuerdo de 2019 vencido, el gremio de UPCN presiona para que
se abra una negociación. Su jefe, Andrés Rodríguez, exigió una recomposición
salarial, pero por ahora no estaría en los planes del Gobierno, que oficia en
este caso como empleador. Hace algunas semanas, Rodríguez tuvo que salir a
desmentir en los medios la noticia sobre un recorte del 20% en los salarios de
la administración pública . "Primero tendrán que bajarse el sueldo los
cargos políticos", desafiaron desde UPCN. También ATE, el otro gremio
estatal, ya avisó que espera ser convocado para debatir salarios y las
condiciones del teletrabajo durante la pandemia.
*** Nicolás Balinotti
lunes, 1 de junio de 2020
domingo, 31 de mayo de 2020
sábado, 30 de mayo de 2020
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