El
día que FIRMENICH
propuso reemplazar a PERÓN: “Su ideología es contradictoria con la nuestra” titulo
original de la nota ***
La
definición causó desconcierto en las filas montoneras y llevaría poco después a
la fractura de la corriente
“La conducción estratégica para Perón (…) es
unipersonal, es el conductor y los cuadros auxiliares. Eso es contradictorio
con un proyecto de vanguardia, en donde la conducción la ejerce una
organización, no un hombre, no hay conductor. A partir de allí, del desarrollo
de nuestro proyecto, y de nuestra intención tal vez ‘desmedida’, de ser
conducción estratégica, surgen confrontaciones o competencias de conducción.”
“La contradicción con Perón
es insalvable. Su solución ideal sería que Perón optara por admitir que la
historia va más allá de su proyecto ideológico y que nosotros somos los hijos
objetivos del Movimiento Justicialista; y que entonces resignara su proyecto
ideológico adecuándose a esa realidad. PERÓN SABE QUE NUESTRA POSICIÓN
IDEOLÓGICA NO ES LA MISMA QUE LA DE ÉL, y
de ahí que tiene una contradicción que vaya a saber como la resolverá.”
Así hablaba Mario Eduardo Firmenich ante una expectante audiencia de cuadros medios de
Montoneros a mediados de noviembre de 1973. Había convocado a los
“responsables” de los frentes, UES, JUP, JP y JTP (a saber: Unión de
Estudiantes Secundarios, Juventud Universitaria Peronista, Juventud Peronista y
Juventud Trabajadora Peronista), “encuadrados” en la organización para explicar
el nuevo documento de línea política, posterior a la fusión FAR-Montoneros, que
los militantes bautizaron como “el Mamotreto” por lo denso de su texto.
Peron decía que el sectarismo
y la soberbia son la tumba de la conducción. Sin embargo, la soberbia fue y
sigue siendo una característica personal de Firmenich y de muchos de los
cuadros que lo acompañaban. Y había algunas razones para sentirse soberbio. A
los 25 años dirigía una organización que en ese momento, ya tenía algunos
centenares de jóvenes armados. Que un mes antes había masacrado a balazos jefe de
la CGT José Ignacio Rucci cuando salía de su casa rodeado de trece
guardaespaldas que no pudieron hacer nada.
Una organización que movilizaba miles de jóvenes en todo el país. Que disponía
cargos de gobierno en siete provincias y manejaba las principales
universidades. Muchas razones, a los 25 años, para sentirse todopoderoso y
tener la “intención tal vez desmedida” de disputarle a Perón la conducción del
peronismo.
El texto completo de la
exposición de Firmenich, que lleva por título “Charla a los Frentes”, puede
leerse en “Documentos 73-76”,
una recopilación de Roberto Baschetti, publicado por la editorial Campana de
Palo.
En ese momento, Montoneros manejaba un doble discurso.
Públicamente la tapa de su revista “El Descamisado” el 13/11/72 proclamaba en
letras catástrofe “Aquí manda Perón”. Para adentro de la organización se
“bajaba” una línea que justamente era lo contrario.
Dice por ejemplo Firmenich
citando a un inesperado periodista. “Hace poco, Mariano Grondona en un artículo
dijo que los jóvenes peronistas recién se estaban haciendo peronistas ahora,
porque recién estaban conociendo a Perón…cosa que es objetivamente cierta”
“…con Perón teníamos una serie de coincidencias en la época de la Resistencia”…”Hoy
Perón está aquí, Perón es Perón y no lo que nosotros queremos”. Y en un arrebato de sinceridad reconoce “hay que
profundizar su pensamiento, cosa que en rigor generalmente no conocemos (…)
está escrito en una cantidad de libros, discursos, cartas (…) incluso un libro
que la mayoría de nosotros no ha leído:
La Comunidad Organizada, que fija el pensamiento filosófico de Perón, es la
ideología de Perón”.
“La tercera posición ideológica está equidistante entre el demo
liberalismo capitalista y el socialismo internacional marxista; eso es la
tercera posición. Eso se expresa a través de un estado que sea
económicamente libre y políticamente soberano, (…) donde impere la justicia
social garantizada por un Estado fuerte; un Estado poderoso que estatiza una
serie de resortes de la economía, que la planifica de tal modo de recortarle la
expansión al capital; es decir humanizar el capital (…) y constituir un Estado
en el que participen organizadamente los distintos sectores sociales (…) eso es
el Justicialismo. (…) En rigor lo que Peron define como socialismo nacional es
el Justicialismo.” Aún hoy en el 2020 esta definición del Justicialismo resulta
acertada y revolucionaria; pero no era
ideología adoptada por Montoneros.
Para los dudosos, Firmenich aclara: “Hay que tener claro
qué es la ideología. Es un proyecto socio-económico-político que representa en
forma cabal los intereses de una clase determinada. Resulta de ello que nuestra
ideología es el socialismo, porque
el socialismo es el estado que mejor representa los intereses de la clase
obrera”.
“La ideología de Perón es contradictoria con nuestra ideología porque
nosotros somos socialistas (…)
para nosotros la Comunidad Organizada, la alianza de clases es un proceso de
transición al socialismo”. (...)”Estas contradicciones nosotros las hemos
descubierto hace muy poco y creemos que Perón también las ha descubierto hace
muy poco”.
Sumado a la idea de
vanguardia revolucionaria que lidera la lucha de clases para llegar al
socialismo, Firmenich explicita su concepción militarista. “La única
acumulación de poder válida es el poder militar del pueblo, el Ejercito del
Pueblo (…) Hay que hacer un calculo estratégico; un guerrillero equivale a 10
soldados regulares, el país tiene alrededor de 200 mil soldados regulares.
Nosotros para equilibrar necesitamos 20 mil hombres armados. Estamos lejos.
Lograrlo en seis meses es imposible. En un año y medio es mas o menos posible.
Lograrlo en dos años es posible (…) de todos modos llegado el momento de
fractura tal vez debamos replegarnos a la defensiva estratégica”. Montoneros
apostaba al “momento de fractura” que efectivamente llegó dos años después.
Luego de una hora de charla,
vinieron las preguntas. Aunque la invitación había sido para los más
permeables, excluyendo deliberadamente a los de “desviación
peronista-movimientista”, varios manifestaron inquietud por lo escuchado.
Uno de los presentes,
preocupado por “cómo se lo explicamos a la gente”, dijo: “El problema que yo
veo es cómo se les baja esto a los compañeros, porque si les bajamos lo del
problema ideológico se pueden generar muchas confusiones” . Otro expresó: “La
dificultad frente a todo esto se presenta ante las explicitaciones públicas de
esta política. Y los compañeros cuando se pongan ante un micrófono y les pregunten
qué piensan de Perón, se van a ver en figurillas (…) Esta es la contradicción entre lo que
se asume para adentro y lo que se asume para afuera”.
Firmenich responde: “A uno le
podrás tal vez explicar todo, a otro le tendrás que explicar de a poco. Le
tenés que explicar por qué vos estás en desacuerdo con Perón en algunas cosas y
sin embargo seguís siendo peronista (…) Tenés que distinguir los distintos
niveles de conciencia de los compañeros (…) A los que comiencen con
desviaciones ‘alternativistas’ les va a ser mas fácil de comprender…. Y al que
manifieste tendencias al movimientismo, seguramente les va a resultar más
difícil... (…) Por ahora, el punto primero de la explicación es esto: ¿quién es
el conductor de este proceso? Perón.(…) entonces uno puede fundamentar su
desacuerdo parcial y hacer la venia igual. El
día que Perón diga ‘estos tipos, fulano y mengano, son unos infiltrados, quiero
que se vayan del Movimiento’, ahí veremos qué hacemos. Por ahora no se presenta esa situación.” Allí
alguien acota: “O sea, en síntesis, aquí manda Peron”. “Exacto” Responde
Firmenich.
Dos meses después, gran parte
de los militantes “con desviaciones movimientistas” rompían con Firmenich y
formaban la JP Lealtad y Montoneros
Soldados de Perón, llevándose aproximadamente un 40% de los viejos cuadros
militantes.
El 1º de Mayo, la cúpula montonera decide que era el
momento de ir a confrontar públicamente con Peron y su gobierno.
Hasta el día de su muerte
Perón se siguió reuniendo en público y en privado con la dirigencia de
Montoneros para tratar de persuadirlos de que guardaran las armas y lo dejasen
gobernar. Los “muchachos”, como él los llamaba, debían esperar un poco más, que
llegara su tiempo; su plan era el trasvasamiento generacional, para eso les
había dado tanto espacio en el gobierno, para que se fuesen fogueando en la
tarea de gobernar.
Pero definitivamente
Montoneros estaba en otro proyecto, que bien explicó Firmenich en su charla,
ser la vanguardia del proletariado en su lucha hacia el socialismo y construir
un ejército para derrotar a las fuerzas armadas, cuando llegase el “punto de
fractura”. El 24 de marzo, no hubo 20 mil irregulares en armas, ni las masas
volcadas a la guerra civil . Para ese momento, por su enfrentamiento con Perón
y el peronismo, Montoneros había perdido todo apoyo popular. La cúpula se
“replegó” al exterior para desde allí dirigir una guerra imaginaria. Mientras
aquí las fuerzas armadas ejecutaban su siniestro plan que no era de guerra sino
de cacería.
Las miles de víctimas, lejos
de llamar a la reflexión, hoy sirven para reforzar la soberbia de algunos que
pretenden reafirmar su razón con la frase “la mayor cantidad de muertos los
pusimos nosotros”. A veces la soberbia no es una enfermedad que se cura con los
años.
***Por Aldo Duzdevich
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