martes, 6 de agosto de 2024
Cómo la INTELIGENCIA ARTIFICIAL podría erradicar los trabajos sin sentido**
El avance de la tecnología promete automatizar tareas que muchos consideran inútiles. ¿Están las personas listas para aceptar estos cambios en sus empleos?
Cuando Brad Wang empezó su primer trabajo en el sector tecnológico,
justo después de la universidad, se maravilló de cómo Silicon Valley había
convertido la monotonía del lugar de trabajo en una suntuosidad de salas de
juegos, cabinas de siesta y frondosas rutas de senderismo. Eso es lo que debía
sentir un invitado a una fiesta en casa de Jay Gatsby, pensó Wang.
Pero bajo la ostentación había una especie de vacío. Pasó de un puesto
de ingeniero de software a otro, trabajando en proyectos que, en su opinión,
carecían de sentido. En Google, trabajó durante quince meses en una iniciativa
que sus superiores decidieron mantener aunque sabían que nunca se pondría en
marcha. Luego pasó más de un año en Facebook en un producto cuyo principal
cliente llegó a describir a los ingenieros como inútil.
Con el tiempo, la inutilidad de su trabajo empezó a molestar a Wang:
"Es como hornear un pastel que va directo al bote de la basura".
La oficina corporativa y su papeleo tienen una manera de convertir
incluso los trabajos al parecer buenos —los que ofrecen salarios y prestaciones
decentes y se desarrollan detrás de teclados ergonómicos en un ambiente
confortable y climatizado— en una monotonía que aprieta el alma.
En 2013, el ya fallecido antropólogo radical David Graeber dio al mundo
una forma distinta de pensar sobre este problema en un ensayo titulado “Sobre
el fenómeno de los trabajos de mierda”. Esta polémica anticapitalista del
hombre que había ayudado a acuñar el icónico lema “99 por ciento” de Occupy
Wall Street se hizo viral, al parecer hablando de una frustración ampliamente
sentida en el siglo XXI. Graeber lo convirtió en un libro que profundizaba en
el tema.
Sugirió que el sueño del economista John Maynard Keynes de una semana
laboral de quince horas nunca se había hecho realidad porque los seres humanos
han inventado millones de trabajos tan inútiles que ni siquiera las personas
que los realizan pueden justificar su existencia. Una cuarta parte de la
población activa de los países ricos considera que su trabajo podría ser
inútil, según un estudio de los economistas holandeses Robert Dur y Max van
Lent. Si los trabajadores consideran que su trabajo es desalentador y no aporta
nada a la sociedad, ¿cuál es el argumento para mantener esos empleos?
El interés de esta cuestión ha aumentado con el avance de la
inteligencia artificial, que trae consigo el espectro del desplazamiento
laboral. Según una estimación reciente de Goldman Sachs, la IA generativa
podría llegar a automatizar actividades equivalentes a unos 300 millones de
empleos de tiempo completo en todo el mundo, muchos de ellos en puestos de
oficina como administradores y mandos intermedios.
Cuando imaginamos un futuro en el que la tecnología sustituye el
esfuerzo humano, tendemos a pensar en dos extremos: como una bonanza de
productividad para las empresas y un desastre para los humanos que quedarán
obsoletos.
Sin embargo, entre estos dos escenarios, existe la posibilidad de que la
IA acabe con algunos trabajos que los propios trabajadores consideran sin
sentido e incluso psicológicamente degradantes. Si así fuera, ¿estarían mejor
estos trabajadores?
LACAYOS, MATONES Y MARCADORES DE CASILLAS
La forma en que los investigadores hablan de la IA puede sonar a veces
como la de un director de recursos humanos que evalúa al becario optimista de
verano: ¡muestra ser tremendamente prometedor! Es evidente que la IA puede
hacer bastantes cosas —imitar a Shakespeare, depurar códigos; enviar correos
electrónicos, leer correos electrónicos—, aunque no está nada claro hasta dónde
llegará ni qué consecuencias tendrá.
Los robots son expertos en el reconocimiento de patrones, lo que
significa que sobresalen en la aplicación de la misma solución de un problema
una y otra vez: redacción de textos, revisión de documentos legales, traducción
entre idiomas. Cuando los humanos hacen algo hasta la saciedad, se les ponen
los ojos vidriosos y cometen errores; los chatbots no experimentan hastío.
Estas tareas tienden a traslaparse con algunas de las analizadas en el
libro de Graeber, quien identificó categorías de trabajo inútil, como los
“lacayos”, a los que se paga para que la gente rica e importante parezca más
rica e importante; los “matones”, a los que se contrata para puestos que solo
existen porque las empresas de la competencia crearon funciones similares; y
los “marcadores de casillas”, que son, hay que reconocerlo, subjetivos.
Tratando de hacer más útil la designación, algunos economistas la han mejorado:
empleos que los propios trabajadores consideran inútiles y que producen un
trabajo que podría evaporarse mañana sin ningún efecto real en el mundo.
Un candidato evidente para la automatización “lacaya” es el asistente
ejecutivo. IBM ya permite a los usuarios crear sus propios asistentes de IA. En
Gmail, los escritores ya no tienen que redactar sus propias respuestas, porque
la respuesta automática genera opciones como “sí, eso está bien”. La IA promete
incluso hacerse cargo de la logística personal: la empresa emergente de IA
Duckbill utiliza una combinación de IA y asistentes humanos para eliminar por
completo la lista de tareas pendientes, desde la devolución de compras hasta la
compra del regalo de cumpleaños de un niño, tareas que antes se dejaban en
manos de las recepcionistas en la época de “Mad Men”.
En opinión de Graeber, el telemarketing, otra área que la IA está
superando, es un trabajo de “matones”, porque los trabajadores suelen vender
productos que saben que los clientes no quieren o no necesitan. Los chatbots
son buenos en esto porque no les importa si la tarea es satisfactoria o si los
clientes son hoscos. Los centros de llamadas como el de AT&T ya están
utilizando IA para programar las llamadas con los representantes de atención al
cliente, lo que ha hecho que algunos de esos representantes se sientan como si
estuvieran capacitando a sus propios sustitutos.
Los trabajos de ingeniería de software pueden inclinarse hacia el
territorio de “marcar casillas”. Eso fue lo que sintió Wang cuando escribió
líneas de código que no se pusieron en marcha. En su opinión, la única función
de este trabajo era ayudar a sus jefes a ascender. Es muy consciente de que
gran parte de este trabajo podría automatizarse.
Pero sin importar que estos trabajos proporcionen o no un sentido
existencial, sí proporcionan salarios confiables. Muchos de los trabajos sin
sentido que la IA podría sustituir han abierto tradicionalmente estos campos de
cuello blanco a personas que necesitan oportunidades y formación, sirviendo
como aceleradores de la movilidad de clase: asistentes jurídicos, secretarias,
auxiliares. A los economistas les preocupa que, cuando esos empleos
desaparezcan, quienes los sustituyan traigan consigo salarios más bajos, menos
oportunidades de ascender profesionalmente y... aún menos sentido.
“Incluso si adoptamos el punto de vista de Graeber sobre esos empleos,
debería preocuparnos su eliminación”, afirmó Simon Johnson, economista del
Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés). “Es el
hundimiento de la clase media”.
UNA ‘CRISIS DE IDENTIDAD A NIVEL DE ESPECIE’
Es casi imposible imaginar cómo será el mercado laboral a medida que la
IA mejore y transforme nuestros lugares de trabajo y nuestra economía. Pero
muchos trabajadores expulsados de sus empleos sin sentido por la IA podrían
encontrar nuevas funciones que surjan a través del proceso de automatización.
Es un cuento viejo: a lo largo de la historia, la tecnología ha compensado la
pérdida de puestos de trabajo con la creación de otros nuevos.
Los coches de caballos fueron sustituidos por automóviles, que crearon
puestos de trabajo no solo en las cadenas de montaje de automóviles, sino
también en la venta de autos y en las gasolineras. La informática personal
eliminó cerca de 3,5 millones de puestos de trabajo, y luego creó una enorme
industria e incentivó muchas otras, ninguna de las cuales podría haberse
imaginado hace un siglo, dejando claro por qué la predicción de Keynes en 1930
de semanas laborales de quince horas parece tan lejana.
Kevin Kelly, cofundador de Wired y autor de numerosos libros sobre
tecnología, se mostró optimista sobre el efecto de la IA en el trabajo sin
sentido. Dijo que lo creía en parte porque los trabajadores podrían empezar a
plantearse cuestiones más profundas sobre qué es un buen trabajo.
“Puede hacer que ciertas actividades tengan menos sentido del que tenían
antes”, afirmó Kelly. “Lo que eso lleva a hacer a la gente es seguir
cuestionándose: ‘¿Por qué estoy aquí? ¿Qué estoy haciendo? ¿De qué sirvo?’”.
“Son preguntas muy difíciles de responder, pero también muy importantes”,
añadió. “La crisis de identidad a nivel de especie que está promoviendo la IA
es algo bueno”.
Algunos estudiosos sugieren que las crisis provocadas por la
automatización podrían orientar a las personas hacia un trabajo socialmente más
valioso. El historiador holandés Rutger Bregman inició un movimiento de
“ambición moral” centrado en Holanda. Grupos de trabajadores de cuello blanco
que sienten que tienen trabajos sin sentido se reúnen de manera periódica para
animarse unos a otros a hacer algo que valga más la pena (siguen el modelo de
los círculos “Lean In” de Sheryl Sandberg). También hay una beca para 24
personas con ambición moral, que les paga por cambiar a empleos centrados
específicamente en la lucha contra la industria tabacalera o la promoción de
carnes sustentables.
“No empezamos con la pregunta: ‘¿Cuál es tu pasión?’”, dijo Bregman
sobre su movimiento de ambición moral. “Gandalf no le preguntó a Frodo: ‘¿Cuál
es tu pasión?’. Le dijo: ‘Esto es lo que hay que hacer’”.
Es probable que lo que haya que hacer en la era de la IA se oriente
menos hacia la carne sustentable y más hacia la supervisión, al menos a corto
plazo. Según David Autor, economista laboral del MIT especializado en
tecnología y empleo, es muy probable que los trabajos automatizados requieran
“niñeras de IA”. Las empresas contratarán a humanos para editar el trabajo que
haga la IA, ya sean revisiones legales o textos de mercadotecnia, y para
vigilar la propensión de la IA a “alucinar”.
Algunas personas se beneficiarán, sobre todo en trabajos en los que hay
una división clara del trabajo: la IA se encarga de proyectos fáciles y
repetitivos, mientras que los humanos se ocupan de los más complicados y
variables (Pensemos en radiología, donde la IA puede interpretar exploraciones
que se ajustan a patrones preestablecidos, mientras que los humanos tienen que
enfrentarse a exploraciones que no se parecen a decenas que la máquina haya
visto antes).
No obstante, en muchos otros casos, los humanos acabarán hojeando sin
pensar en busca de errores en una montaña de contenidos elaborados por la IA.
¿Ayudaría eso a aliviar la sensación de inutilidad? Supervisar el trabajo
pesado no promete ser mejor que hacerlo o en palabras de Autor: “Si la IA hace
el trabajo y la gente hace de niñera de la IA, se aburrirán como tontos”.
Según Autor, algunos de los trabajos que corren un riesgo más inmediato
de ser absorbidos por la IA son los que se basan en la empatía y la conexión
humanas. Esto se debe a que las máquinas no se desgastan por fingir empatía.
Pueden absorber bastante maltrato de los clientes.
Las nuevas funciones creadas para los humanos estarían desprovistas de
esa dificultad emocional, pero también de la alegría que conlleva. La socióloga
Allison Pugh estudió los efectos de la tecnología en profesiones empáticas como
la terapia o la capellanía, y llegó a la conclusión de que el “trabajo
conectivo” se ha degradado por el lento despliegue de la tecnología. Por
ejemplo, los dependientes de supermercados se dan cuenta de que, con la llegada
de los sistemas automatizados de caja a sus tiendas, han perdido las
conversaciones significativas con los clientes —que, según entienden, los
gerentes no priorizan— y ahora se quedan sobre todo con clientes exasperados
por las cajas automatizadas. Por eso, Pugh teme en parte que los nuevos empleos
creados por la IA tengan todavía menos sentido que los actuales
Incluso los optimistas de la tecnología como Kelly sostienen que los
empleos sin sentido son inevitables. Después de todo, la falta de sentido,
según la definición de Graeber, está en el ojo del trabajador.
Algunas personas buscarán nuevas funciones; otras podrían organizar sus
lugares de trabajo, intentando rehacer las partes de sus empleos que les
resultan más molestas y encontrando sentido en animar a sus compañeros. Algunos
buscarán soluciones económicas más amplias a los problemas con trabajo. Para
Graeber, por ejemplo, el ingreso básico universal era una respuesta; Sam
Altman, de OpenAI, también ha sido partidario de experimentar con un ingreso
garantizado.
En otras palabras, la IA magnifica y complica los problemas sociales
relacionados con el trabajo, pero no es un reajuste ni una panacea, y aunque la
tecnología transformará el trabajo, no puede desplazar los complicados
sentimientos de la gente hacia él.
Wang está convencido de que así sucederá en Silicon Valley. Predice que
la automatización del trabajo inútil hará que los ingenieros sean aún más
creativos a la hora de buscar sus ascensos. "Estos trabajos se basan en
vender una visión", afirmó. "Me temo que este es un problema que no
se puede automatizar".
Si los trabajadores consideran que su trabajo es desalentador y no
aporta nada a la sociedad, ¿cuál es el argumento para mantener estos empleos?
**Emma Goldberg ©The New York Times
domingo, 28 de julio de 2024
Los SALARIOS le ganaron a la INFLACIÓN en mayo según el INDEC
En los primeros cinco meses del año, solo los salarios privados registrados le SE UBICARON POR ENCIMA DE LA INFLACIÓN en ese período.
viernes, 26 de julio de 2024
jueves, 18 de julio de 2024
viernes, 28 de junio de 2024
viernes, 14 de junio de 2024
El Senado aprobó la LEY BASES: vuelve a la cámara de Diputados
La votación general quedó igualada y desempató a favor Victoria Villarruel. Cambios extra en la reorganización administrativa del Estado, privatizaciones, la reactivación de la moratoria jubilatoria y el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). La Cámara baja tendrá que ratificar lo avalado o insistir con la versión original
https://www.youtube.com/watch?v=srPJ8V7wtMomartes, 11 de junio de 2024
viernes, 7 de junio de 2024
FOEESITRA en la OIT (junio de 2024)
El Secretario General de la FOEESITRA y vicepresidente de la CONSITEL Daniel Rodríguez, está representado a nuestra Federación en la Conferencia Internacional del Trabajo que se lleva a cabo en la OIT.
En lo que configura el encuentro laboral tripartita más importante del planeta, todos los años se reúnen representantes de Gobiernos, Trabajadores y Empleadores de los 187 Estados miembros de la OIT para debatir acerca de las problemáticas y desafíos constantes que propone el mundo laboral.
En esta oportunidad, la Delegación Argentina, encabezada por Héctor Daer y Gerardo Martínez, Secretario General y de Relaciones Internacionales de la CGT, respectivamente, alzó la voz en reclamo de las políticas que lleva adelante el gobierno de Javier Milei en desmedro de las y los Trabajadores de nuestro país, logrando un fuerte apoyo a nivel internacional.
En este marco, la CONSITEL, a través de sus representantes, denunció la violación del CCT de ARSAT, presentado un documento respaldatorio en la OIT. Al respecto también se pronunció el Compañero Héctor Daer en su alocución, visibilizando este conflicto que ha generado el Gobierno Nacional al no reconocer a los Trabajadores de la empresa ARSAT como parte de la paritarias de nuestro sector.
Finalmente, nuestro Secretario General participó de la reunión que llevaron adelante la CGT de la República Argentina, de la cual formamos parte, junto a las dos CTA, en el marco del cónclave mundial.
De esta manera reafirmamos nuestro compromiso con el Movimiento Obrero en el ámbito internacional, conscientes de lo importante que es estar presentes en los escenarios donde se discuten las políticas que afectan directamente a nuestros representados.
martes, 4 de junio de 2024
la POBREZA fue del 55,5% en el primer trimestre de 2024 y la INDIGENCIA subió a 17,5%
El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica informó que casi 25 millones de personas no cubren la canasta básica total.
Más de 24,9 millones de personas son pobres en la #ARGENTINA, según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica (UCA). El trabajo indicó que en el primer trimestre del año el 55,5% de los argentinos no llegó a cubrir sus necesidades. La indigencia, en tanto, llegó al 17,5% en el mismo período.
En el último tramo del gobierno de Alberto Fernández, según el mismo relevamiento, el nivel de pobreza era de 44,7% y la indigencia de 9,6%. El relevamiento titulado "Deudas sociales estructurales en la sociedad argentina" también señaló que 7,8 millones de personas estarían en situación de pobreza extrema o indigencia, por debajo de la canasta básica alimentaria (CBA).
Los datos del informe de la UCA se obtienen a través de microsimulaciones. De acuerdo con las mediciones del INDEC, al cuarto trimestre de 2023 la pobreza ascendió al 44,8%, mientras la indigencia trepó al 13,8%.
En Argentina, 20,6% de los hogares padecen insuficiencia alimentaria, es decir, 3,7 millones de viviendas, que totalizan a 11 millones de personas. El informe remarca que esos elevados valores de privaciones alimentarias "buscan ser compensados por diferentes acciones del Estado".
Al considerar a los niños, niñas y adolescentes, el 42,6% de ellos reside en hogares que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar que liquida la ANSES mes tras mes. Mientras el 50% asiste a comedores escolares, el 36,7% recibe caja o bolsones de alimentos de comedores y el 11,1% recibe caja o bolsones de alimentos de un comedor no escolar.
El relevamiento también hizo foco en la educación y la situación laboral en Argentina. Según la UCA, el 23% de los niños de entre 3 y 5 años no asiste a establecimientos educativos formales, el 0,4% de los que tienen entre 6 a 12 años no va a la escuela primaria, el 9,1% asiste con sobre edad a la escuela primaria y el 35,3% de los jóvenes de 18 a 29 años no terminó la secundaria.
lunes, 3 de junio de 2024
Trabajadores de las Telecomunicaciones en las RRSS…
Trabajadores de las Telecomunicaciones en las RRSS…
TELEFONICOS en Facebook....
Un espacio plural y convergente: Un ida y vuelta sin intermediarios para opinar, proponer, cuestionar, informar e informarnos, expresando lo que sea necesario, oportuno e imprescindible; un mano a mano con todos los compañeros de las telecomunicaciones…
https://www.facebook.com/groups/TELEFONICOS
Somos Telefónicos (pagina)
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Telefónicos (blog)
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La histórica bitácora con más de 1 millón 237 mil vistas
ENtel es un Sentimiento
lunes, 27 de mayo de 2024
Cuánta gente entra en el planeta Tierra (y cuándo llegaría por fin el pico de la población)
El mundo tiene hoy 8 mil millones de habitantes y se espera que siga en aumento. ¿Hay lugar para todos? ¿Se revertirá en algún momento la tendencia alcista que lleva siglos? En diálogo con Infobae, expertos dilucidaron los interrogantes
La primera estimación que en verdad trascendió y se tomó como referencia data de 1679. La hizo Antoni van Leeuwenhoek, conocido por ser pionero en el uso del microscopio, quien aseguró que el planeta Tierra estaba en condiciones de soportar 13.400 millones de personas. Desde entonces, responder esa pregunta -¿cuánta gente cabe en el mundo?- desvela a la ciencia. Demógrafos, estadistas, geógrafos y un largo etcétera de especialistas buscan encontrar esa cifra.
Algunas de las proyecciones más cercanas en el tiempo, de la segunda mitad del siglo XX, son bien variadas. Los números oscilan entre menos de mil millones -cifra ya por demás rebasada- y más de mil billones -sí, mil billones-. La mitad de las estimaciones se ubican entre las 4.000 y los 16.000 millones de personas.
El planeta Tierra tiene hoy 8 mil millones de personas y el crecimiento en el último siglo fue verdaderamente meteórico. Los humanos éramos mil millones en 1800 y esa población recién se duplicó en 1927. Pero los 4 mil millones llegaron apenas 47 años después, en 1974. Y otra vez, en el mismo lapso breve de tiempo, se volvió a duplicar para alcanzar los 8 mil millones.
Pese a que la tasa de crecimiento es muy baja -es del 1% anual y continúa en caída-, cada año, el mundo suma 80 millones de habitantes. Para tener una noción, ese número implica diez ciudades de Nueva York o una Alemania adicional por año. Claro, el 1% de 8 mil millones, por más que sea bajo, representa 80 millones de personas.
"Esto es insostenible y está aplastando nuestro planeta en formas que van mucho más allá de las emisiones de carbono y el cambio climático. Las autoridades deben centrarse en el hecho de que hace mucho que excedimos la capacidad de carga ecológica a largo plazo de nuestro planeta. Los científicos del clima que dicen que nunca deberíamos hablar de dinámica demográfica están profundamente equivocados. El clima es un subconjunto de la multicrisis masiva que el crecimiento demográfico está provocando en nuestro planeta", subrayó Cristopher Tucker, presidente del directorio de la Sociedad Geográfica Estadounidense, ante la consulta de este medio.
"Durante mucho tiempo he invitado a otros a realizar cálculos y no he visto nada remotamente creíble que sugiera que eventualmente, digamos en 2100, podamos sostener más de 5 mil millones de personas después de, supongamos, un siglo de innovación, conservación y reconstrucción verdes. Nuestro planeta es finito y, a pesar de nuestra imaginación esperanzada, el florecimiento humano requiere un planeta ecológicamente resiliente. No el infierno pavimentado, arruinado y multicrisis que producirán los 9 mil millones habitantes que llegarán en breve", expresó.
Desde la Revolución Industrial, hace ya más de 200 años, las ciudades se convirtieron en receptoras de mano de obra por el crecimiento inevitable de la industria y el sector de servicios, que se concentran en las grandes urbes. A ello se le sumó que, con el tiempo, las maquinarias agilizaron e hicieron más eficiente el trabajo en agricultura: lo que alguna vez requirió a la mayoría de los trabajadores, hoy tan solo necesita menos del 5% de la fuerza laboral en muchos países.
En promedio, la fertilidad es muy inferior en las ciudades que en las zonas rurales. Pero eso no impide un crecimiento desenfrenado de la población en las ciudades, que añaden un millón de personas cada 5 o 6 días a nivel mundial.
"Las ciudades siguen creciendo porque muchas personas ven más oportunidades de trabajo y se mudan allí desde áreas rurales con menos oportunidades. Lo que está pasando también es que muchas regiones, a menudo agrícolas, no están preparadas para sustentar poblaciones cada vez más densas. Entonces los habitantes no ven otra alternativa que partir hacia las ciudades", advirtió Tucker.
En un contexto de ciudades colapsadas, África atraviesa el problema más acuciante. Hoy su población total es de poco más de 1.300 millones de personas, pero el crecimiento, de acuerdo a las proyecciones, será frenético en las próximas décadas hasta alcanzar 4.300 millones de habitantes en ochenta años. Algunas de sus ciudades como Lagos, Nigeria, Dhaka, Bangladesh, y Bombay, India, no están preparadas para absorber tanta gente y sufrirán -y ya sufren- el desborde poblacional.
-¿Se puede planificar el crecimiento demográfico de las ciudades?
-Planificar el crecimiento demográfico no es muy factible -respondió Raftery-. La gran tendencia de los últimos 200 años fue la disminución de la fertilidad, que en su mayor parte no fue planificada. Los esfuerzos por planificar el crecimiento demográfico, como la política del hijo único en China, tuvieron consecuencias imprevistas, como el inminente envejecimiento de la población y la probable escasez de mano de obra en el gigante asiático.
-¿Se puede pensar entonces que, en algún momento, habrá un movimiento en reversa de las ciudades a las zonas rurales?
-Diría que sucederá lo contrario. Creo que se va a profundizar y las ciudades tendrán cada vez más gente. La redistribución de la población seguirá siendo de las zonas rurales a las ciudades.
Prepararse para el pico poblacional
"El pico de la población ocurrirá mucho antes en América Latina, Europa y Asia, y mucho más tarde en África", aclaró Raftery. "La fertilidad disminuirá y se situará, en promedio, por debajo de la tasa de reemplazo en todo el mundo antes de 2300. Con los avances de la medicina y la longevidad, sería lógico que sucediera lo contrario, que haya más gente, pero esos avances no serán suficientes como para contrarrestar la caída drástica de la fertilidad".
Para Tucker, la población jamás debe ser planificada. No debería haber "control demográfico", ni se debería tolerar la coerción, ya sea por políticas públicas o por otras instituciones sociales. "Más bien, deberíamos aceptar una verdad simple. En todas las zonas geográficas donde las mujeres y las niñas están empoderadas, educadas, integradas en la fuerza laboral y tienen acceso a tecnologías de planificación familiar, se observa una fertilidad con valor de reemplazo (2,1 hijos en promedio) o inferior", remarcó.
Casi todas las ciudades del mundo cumplen esa premisa. La fertilidad, por el mayor empoderamiento femenino, es más baja que en las zonas rurales circundantes. Por lo tanto, Tucker cree que la prioridad debería ser aumentar la inversión en el bienestar de las mujeres y las niñas. Según su mirada, esa política redundaría en "evitar lo peor de la catástrofe climática, la destrucción ecológica, la inseguridad y miseria humanas" y favorecería la prosperidad económica general.
"Por supuesto, una vez que una sociedad comienza el camino hacia la disminución de la población, hay un conjunto cada vez mayor de recursos de vivienda per cápita y otros que pueden gestionarse para aumentar la prosperidad y el bienestar. A su vez, permite una reconstrucción estratégica que puede ayudar a la recuperación a largo plazo de la deuda ecológica que la humanidad ha impuesto a nuestro planeta... en nuestro propio detrimento", planteó Tucker.
"El pico de la humanidad", como lo llama el experto Parag Khanna, se produciría sobre finales de la segunda mitad del siglo XXI. La ONU recientemente rebajó sus proyecciones de población, con un máximo de 10.400 millones en la década de 2080. El Instituto de Medición y Evaluación de la Salud (IHME), por su parte, estima un máximo de 9.700 millones en 2064.
La transición demográfica, entonces, no se avizora tan lejana en el tiempo. La capacidad de carga humana de la Tierra -¿cuánta gente soporta el planeta?- es muy difícil de precisar, está atada a variables futuras impredecibles y las cifras varían dependiendo quien las analice. Pero el enfoque, según los especialistas, no debería radicar tanto en la cifra, sino en discutir otra pregunta: ¿qué se necesita empezar a hacer hoy para mejorar las condiciones de vida de la próxima generación, de los jóvenes actuales y de los que vendrán? De esa inquietud saldrá una respuesta más productiva.
Fuente: INFOBAE