jueves, 29 de julio de 2021

Fondo Compensador Telefónico: Asamblea General Ordinaria (Virtual)

 


En el día de la fecha nuestro Delegado Normalizador, Cro. Marcelo Iribarren, participo en representación del SOEESIT Salta de la Asamblea General Ordinaria del Fondo Compensador Telefónico que se llevo a cabo en forma virtual bajo la reglamentación emanada por el MTEySS bajo Resolución 12020 que da legalidad a este formato asambleario.

De la misma participaron 22 organizaciones gremiales necesarias que dieron el quórum necesario.

La Asamblea se dio aprobación por amplia mayoría a lo actuado por el Consejo de Administración para los periodos 2019 - 2020. Como así también fue de aprobación la votación sobre los Balances 2019 - 2020.- 

Iribarren nos comentaba, "Fue una experiencia interesante. Vuelve a relacionar a nuestro Sindicato con el quehacer diario del Fondo Compensador. He tomado el compromiso de trabajar en esa dirección para acercar los servicios que brinda el fondo a los beneficiarios que representamos. En tal sentido estoy trabajando para organizar una próxima reunión virtual informativa con un miembro del Consejo para que las compañeras y compañeros  puedan saber con profundidad sobre su funcionamiento y evacuar las dudas que tengan".

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viernes, 23 de julio de 2021

FOEESITRA: reunión virtual para el tratamiento del Acuerdo Salarial

 


El objetivo de la misma fue brindar un pormenorizado informe del acuerdo paritario del primer semestre 21/22. El mismo estuvo a cargo del Sec. General de la FOEESITRA Cro. Daniel Rodriguez.

Tras escuchar las opiniones de distintos Sindicatos, se presento Moción Concreta para votar o rechazar el acuerdo siendo el resultado de VOTACIÓN UNÁNIME DEL MISMO EN FORMA FAVORABLE.

Más allá de la pauta salarial alcanzada es importante destacar que esta rápida resolución del acuerdo permite abrir una ventana de tiempo importante para el tratamiento de cuestiones tales como Acta de Teletrabajo, Recategorizaciones, Obra Social, etc.


“Las cosas han EMPEORADO”. Sputnik V - componente 2

 "LAS COSAS HAN EMPEORADO". El diagnóstico que marca Cecilia Nicolini en su carta y la presión por el COMPONENTE 2 DE LA VACUNA SPUTNIK V

En tono de reclamo, la asesora presidencial le planteó al Fondo Ruso de Inversión la necesidad "urgente" de la Argentina de recibir las unidades acordadas; "Ni siquiera pudimos tener el mínimo", cuestionó apenas días atrás en una misiva a la que tuvo acceso LA NACION

"Como mencioné hoy, nuevamente nos encontramos en una situación muy crítica. Esperábamos que las cosas fueran más sencillas, pero han empeorado". Ese fue el diagnóstico con el que Cecilia Nicolini, asesora clave de Alberto Fernández en materia de vacunas contra el Covid-19, abrió hace apenas dos semanas la carta que le envió a Anatoly Braverman, la mano derecha de Kirill Dmitriev, el CEO del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés), institución que financia el desarrollo del fármaco Sputnik V.

La misiva, a la que tuvo acceso LA NACION, plantea la "urgente" necesidad que tiene la Argentina por recibir el componente 2 de la vacuna rusa, indispensable para completar los esquemas de inoculación en aquellas personas que recibieron la primera dosis hace más de 90 días. En tono de reclamo, exige el cumplimiento del contrato firmado para la adquisición del inmunizante producido por el Instituto Gamaleya, al que acusa de no haber entregado ni siquiera el mínimo de las unidades pautadas.

"Todavía estamos esperando una cantidad mínima del componente 2 para completar los tratamientos para las personas con más de 90 días de intervalo mínimo. Fuimos muy proactivos para encontrar una solución a las dificultades que tenían con esto, pero ni siquiera pudimos tener el mínimo", se queja Nicolini en la carta dirigida al RDIF, y exige: "Necesitamos urgentemente al menos 1 millón para vacunar a las personas mayores este fin de semana. Compartimos con usted este requerimiento varias veces".

La asesora presidencial también reclama el faltante de dosis del componente 1, y advierte que el contrato corre el riesgo de ser cancelado públicamente. 

viernes, 16 de julio de 2021

1997 - 16 de Julio - 2021: Julio I. Guillan presente...!!!

 


Sindicatos: cae prórroga de mandatos y arranca festival de elecciones en la CGT

 



El 1 de septiembre comenzarán a correr los tiempos para la realización de comicios en más de mil gremios con sus jefaturas vencidas.

El Gobierno resolvió no prorrogar la extensión de mandatos sindicales que rige desde que arrancó la pandemia y que vencerá en agosto. De ese modo se calcula que no menos de un millar de organizaciones gremiales, incluida la propia CGT, deberán ir a elecciones en los próximos meses para renovar sus conducciones. Como anticipó este diario en exclusiva, en el caso de la central obrera se mantiene el 20 de octubre como fecha tentativa para llevar a cabo un congreso para la designación de autoridades ejecutivas de un nuevo Consejo Directivo.

El año pasado, poco después de declarada a nivel internacional la pandemia y junto con las primeras normas de restricción de la circulación firmadas por la administración de Alberto Fernández el Ministerio de Trabajo dispuso la suspensión de los actos electorales así como asambleas y otros episodios de la vida interna de las organizaciones sindicales que requiriesen la presencia de sus afiliados para evitar aglomeraciones y al mismo tiempo prorrogó los mandatos. En febrero pasado la resolución 133/21 de la cartera laboral extendió los alcances de la norma hasta el 31 de agosto.

En el Ministerio que encabeza Claudio Moroni revelaron que se decidió no dar una nueva extensión de la medida, con lo que desde el primer día de septiembre volverán a correr los tiempos de vencimiento de los cargos electivos en los gremios y, por lo tanto, los plazos para la realización de elecciones. Cerca del ministro explicaron que la norma general hará obligatoria la concreción de los comicios en los casos de conducciones con sus mandatos vencidos pero aclararon que ese criterio regirá plenamente sólo si en la jurisdicción donde debería realizarse el acto de votación o una asamblea habilita ese tipo de encuentros presenciales.

En los distritos donde estuviesen en vigencia restricciones de circulación o de reuniones la realización de elecciones dependerá de una autorización puntual de la autoridad local o bien el gremio tendrá que solicitarle dejar por escrito la imposibilidad para presentarla ante el Ministerio de Trabajo. Así se buscará evitar confrontaciones en sindicatos donde hubiese oposición con aspiraciones de disputarle al oficialismo en elecciones.

El mapa sindical argentino está compuesto por unas 2400 organizaciones. La mitad de ellas con personería gremial, es decir el reconocimiento pleno que establece la ley 23.551 de Asociaciones Sindicales, y el resto con la denominada “simple inscripción” un estatus administrativo de menor jerarquía pero que la Constitución les garantiza a todas las agrupaciones de trabajadores constituidas con ánimo de representar a un colectivo puntual. Con casi un año de pandemia y restricciones se calcula que no menos de la mitad de los dirigentes de esas entidades tienen sus mandatos vencidos y a los cuales les comenzarán a correr los tiempos administrativos para renovarlos desde el 1 de septiembre.

Esa fecha será la campana de largada para los procesos electorales que podrán extenderse como máximo hasta el 22 de mayo de 2022, día en que los laboralistas calculan que se habrá cumplido el último plazo para la asunción de nuevas autoridades en cualquier gremio con mandatos vencidos. Entre las organizaciones sindicales más reconocidas están con sus jefaturas prorrogadas la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Sanidad, Alimentación, La Fraternidad, Unión Ferroviaria, personal de peajes (Sutpa), encargados de edificios (Suterh), Petroleros y Textiles (AOT). También están pendientes las elecciones en organizaciones de segundo nivel como la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT).

https://www.ambito.com/politica/elecciones/sindicatos-cae-prorroga-mandatos-y-arranca-festival-la-cgt-n5222075


jueves, 15 de julio de 2021

miércoles, 14 de julio de 2021

El Gobierno autorizó una SUBA del 5% RETROACTIVA a julio en los precios de internet, telefonía y cable

 


La resolución del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) fue publicada este miércoles en el Boletín Oficial

El Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), a través de la Resolución 862/2021 publicada este miércoles en el Boletín Oficial, estableció que “las licenciatarias de Servicios de Telefonía Fija (STF), podrán aplicar un aumento, retroactivo al 1° de julio de 2021 y de hasta un 5%, en el valor de los precios minoristas de cualquiera de sus planes en las modalidades pospagas y mixtas”

Además el organismo gubernamental estableció en $25, con impuestos incluidos, el valor máximo del precio de recarga de 50 MB de datos móviles por día; en $0,38, con impuestos incluidos, el valor máximo del precio del segundo de voz; y en $5 con impuestos incluidos, el valor máximo del precio del SMS, para servicios móviles en la modalidad “prepaga pura”. Dichos incrementos podrán ser aplicados por las empresas tras la publicación de la presente resolución. No obstante, el ENACOM definirá los próximos valores máximos de los precios minoristas de los servicios en la modalidad “prepaga pura”.

En el Artículo 3 se determinó que los licenciatarios de servicios de acceso a internet (SVA-I), de servicios de telefonía fija, de radiodifusión por suscripción mediante vínculo físico y radioeléctrico y de servicios de comunicación audiovisual de radiodifusión por suscripción mediante vínculo satelital, también podrán incrementar el valor de todos sus precios minoristas hasta un 5% retroactivo al 1° de julio de 2021.

El año pasado, en medio de la estricta cuarentena, el Gobierno congeló el precio de los servicios de telecomunicaciones y prohibió hasta fin de 2020 el corte de los mismos por falta de pago. Ya en 2021, permitió un aumento general del 5% para enero, y otro de hasta el 7% en febrero para aquellas empresas que posean menos de cien mil accesos totales. A fines de dicho mes, el ENACOM permitió a las compañías de telefonía celular aumentar un 7,5% y un 2,5% en febrero y marzo; y a las de TV por cable, internet y telefonía fija, entre el 5% y el 7,5% a partir de marzo. Puso como condición que las empresas del mercado devuelvan aumentos que se hubieran realizado de manera indebida en los dos primeros meses de 2021.

https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/246868/20210714

martes, 13 de julio de 2021

OSPETELCO: COMUNICACION IMPORTANTE

 


OSPETELCO:  COMUNICACION IMPORTANTE

SOLICITAMOS TU ATENCIÓN

Varios de nuestros afiliados están siendo contactados vía telefónica, correo electrónico y WhatsApp, por personas que dicen representar a la “Superintendencia de Servicios de Salud” o “La Central de Salud por Reclamos” o la mismísima “Obra social del Personal de Telecomunicaciones” con la excusa de supuestos reclamos contra OSPETELCO, o por entrega de credenciales.

En ese marco contactan a nuestros afiliados y les están solicitando que informen datos varios tales como CLAVE FISCAL AFIP, CONTRASEÑAS, FOTOCOPIAS DE DNI,  etc.

También ofrecen afiliación a otras obras sociales.

Afiliado/a de OSPETELCO queremos poner en tu conocimiento que estos contactos son malintencionados y tendientes a generar confusión en la búsqueda de lograr estafarte.

OSPETELCO no solicita claves, passwords, contraseñas de ningún tipo por ninguna vía toda vez que no son necesarias para nuestro normal funcionamiento.

  Ya hemos realizado la correspondiente denuncia ante la SSSalud.

  Los/as convocamos a hacer caso omiso a dichas comunicaciones con contenido engañoso y les pedimos, que, en caso de recibirlas, nos las sigas remitiendo por nuestros canales institucionales a efecto de seguir haciendo las denuncias y reclamos pertinentes.

 

CONTACTO OSPETELCO:  Tel:4860-5060

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CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DE OSPETELCO


El fin de la primavera camporista… [ 13 de julio de 1973 ]

 


La estrategia de Perón para desplazar a Cámpora, una fórmula con Balbín y el infarto que casi arruina sus planes

La irritación de Juan Domingo Perón con Héctor J. Cámpora aumentó cuando llegó al país y palpó de primera mano el caos. Cómo lo desalojó de la Casa Rosada, la idea del caudillo radical como vice y los problemas de salud que preanunciaron la muerte del líder peronista

 Para algunos, como veremos, la renuncia del presidente constitucional Héctor José Cámpora se concreto reservadamente el 4 de julio de 1973. Para la ciudadanía en general, el anuncio del retiro de Cámpora lo protagonizó él mismo el 13 de julio, alrededor de las 13 horas, por cadena nacional. Sentado en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, teniendo al vicepresidente Vicente Solano Lima a su diestra, Cámpora comenzó diciendo que “yo no sé si la emoción, la honda emoción que me embarga, me permitirá la lectura de este mensaje al pueblo argentino. Porque está próximo un acontecimiento a cuyo servicio he puesto la conducta y la lealtad incuestionable de toda mi vida: el reencuentro del general Perón con su pueblo en el ejercicio pleno, real y formal, de su indiscutida conducción”. Tras un corto discurso de alrededor de 10 minutos el país se iba a enterar que renunciaban el presidente, el vicepresidente, y que asumiría temporariamente la Primera Magistratura el titular de la Cámara Baja, Raúl Lastiri, porque se habrían de convocar a una nueva elección presidencial, llevando el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) a Juan Domingo Perón como presidente. Para los más informados, la renuncia de Cámpora comenzó a fines de junio en Madrid y el jefe del justicialismo lo maltrató al Primer Mandatario de todas formas.

Ya lo relatado, en otras ocasiones, Perón –quien nunca dejó de imaginar que iba a volver a la Casa Rosada—llegó a decirle a Benito Llambí que no quería hablar más con Cámpora. Las razones eran varias y, en especial, el caos en que Cámpora había sumergido al país con su “primavera camporista”, que no era otra cosa que el asalto del “entrismo montonero” en los estamentos del Estado. Desde que llegó definitivamente a la Argentina, Perón se vio envuelto en el caos en que habían convertido a su Patria y, desde el primer minuto inició su ofensiva final para terminar con el estado de cosas.

El 20 de junio de 1973, cuando aterrizó en la Base Aérea de Morón, el viejo líder palpó la situación. En ese momento, el entonces comodoro Jesús Orlando Capellini hacía escasos meses que se desempeñaba como comandante de la VII Brigada con asiento en Morón. En esas horas escuchó, de uno de los choferes de los tantos funcionarios que estaban en la base, que Perón bajaría en Morón. Según me contó en 2010, sorprendido, tomó un helicóptero para recorrer la zona del acto y al sobrevolar la marea humana, cercana al Puente 12, observó que abajo reinaba el caos. Perón y unos muy pocos más entraron en el despacho del jefe de la base y Capellini entraba sólo para atender los llamados urgentes que recibía. El embajador Benito Llambí recordó que “ingresamos a una sala en la que de inmediato se le expuso a Perón el problema de Ezeiza. Sin disimular para nada su fastidio, hizo responsable de toda la situación al ministro del Interior Esteban Righi, a quien retó en términos durísimos delante de todo el mundo”. La visión del embajador Llambí es coincidente con la de un alto jefe del Ejército (Llamil Reston, llegó a general de división) que en esos días estaba cerca del teniente general Raúl Carcagno y escuchó su relato: “Vicente Solano Lima nos llamó a los tres comandantes para pedir asesoramiento de qué hacer frente a lo que sucedía en Ezeiza. Todos coincidimos que Perón y su comitiva debían descender en Morón. Cuando bajó del avión, tras los cortos saludos protocolares, Perón se reunió con los tres comandantes y nos pidió un cuadro de situación. La reunión se realizó en una oficina que tenía un amplio ventanal y en un momento Perón, observando a Righi detrás de los cristales me dijo: ‘Sólo Cámpora pudo nombrar a este pelotudo de Ministro del Interior’”. Carcagno tampoco la sacó gratis, porque con una gran muestra de malestar, comentó con sorna: “Haría falta Lanusse.” A Perón e Isabel los subieron a un helicóptero UH-1H para trasladarlos a la residencia presidencial de Olivos. A Perón se lo vio cansado y preocupado.

El jueves 21 de junio de 1973, a primera hora de la mañana, Juan Domingo Perón y su séquito abandonaron Olivos por la Puerta 5 en dirección de su residencia en Gaspar Campos 1065. Desde Gaspar Campos, José López Rega comenzó a citar a algunos ministros del doctor Héctor Cámpora. No fueron de la partida Esteban Righi y el canciller Puig. Luego de comenzada la reunión llegó el Presidente Cámpora con el Edecán Presidencial, coronel Carlos Alberto Corral, quien atinó a retirarse y Perón le pidió que se quedara (como lo hizo en Madrid), obviamente para tener un testigo militar. En esa ocasión, Perón volvió a reiterar lo que ya decía en Madrid, y le reprochó a Cámpora, en términos muy duros, la infiltración izquierdista en el gobierno. Y le criticó los nombramientos que, dentro de esa tendencia, había producido. Perón levantaba el dedo índice mientras hablaba. “Yo nunca lo había visto así”, diría una de las fuentes consultadas hace años. “Estaba muy enojado, muy disgustado. Estaba marcada ya la ruptura con Cámpora”.

En términos similares recordó ese momento, en su libro El último Perón, el entonces Ministro de Educación, Jorge A. Taiana, cuando Perón, ostensiblemente nervioso y de mal humor, arremetió contra Cámpora. También contó que Perón realizó una muy ácida alusión a la inoperancia gubernamental, incluida la de los hijos y amigos del presidente Cámpora, mientras, de pie, contra la pared, el edecán militar Carlos Corral escuchaba atentamente.

Esa noche del 21, Perón habló por televisión, flanqueado por el presidente Cámpora y el vice Vicente Solano Lima. Atrás, parados, José López Rega y Raúl Lastiri, completaban la escena. En la ocasión, envió un claro y enérgico mensaje a todas las “organizaciones armadas”, en especial a Montoneros: “Nosotros somos justicialistas, no hay rótulos que califiquen a nuestra doctrina y a nuestra ideología”. “Ninguna simulación o encubrimiento por ingeniosos que sean podrán engañar. Por eso deseo advertir a los que tratan de infiltrarse que, por ese camino, van mal… a los enemigos embozados, encubiertos o disimulados les aconsejo que cesen en sus intentos, porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento.”

El domingo 24 de junio de 1973, inexplicablemente, Cámpora y sus acólitos expresaron en reiteradas ocasiones que una vez establecido el gobierno constitucional, las organizaciones armadas perderían la razón de su existencia y dejarían de operar. Lo afirmaban, mientras los cuadros principales de todas las organizaciones terroristas sostenían lo contrario. Para el gobierno de Héctor Cámpora, sin violencia de arriba no habría violencia de abajo y se viviría en un clima de paz. ¿Paz? Regía un gobierno constitucional pero seguían actuando las organizaciones armadas. Ese domingo 24 de junio, “La Opinión” informaba que no habían novedades de los paraderos de cuatro empresarios secuestrados: John Thomson, presidente de Firestone Argentina por quien pedían 1.500 millones de pesos y se pagó 1.000.000 de dólares; Charles A. Lockwood, un empresario británico que llevaba más de tres semanas de desaparecido (se abonaron 2.300.000 dólares al PRT-ERP por su liberación); Kart Gerbhart, un alemán, gerente general de Silvana S.A. y en Córdoba había sido secuestrado por grupos armados en plena calle Manuel Ciriaco Barrado, un empresario de una fábrica de papel. Todo esto mientras el gobierno preparaba una ley de inversiones extranjeras.

En esas horas, la historia comenzaba a trazarse en otro lado, durante el encuentro que mantuvo Perón con el líder del radicalismo, Ricardo Balbín, en el ámbito del Congreso de la Nación. La cumbre se iba a realizar en la casa de Balbín en La Plata, como devolución a la visita que el jefe radical hizo a la casa de Gaspar Campos el 19 de noviembre de 1972, pero por razones de seguridad se concretó en las oficinas de Antonio Tróccoli, jefe del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical. “Mi casa en Buenos Aires es el bloque legislativo”, había opinado Balbín. Oficiaron de mediadores el propio Tróccoli y el presidente de la Cámara Baja, Raúl Lastiri.

Al día siguiente, la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica informó a la Secretaría de Estado que se habían reunido en “privado” y que se discutieron “medios y formas de cooperación”. Lodge comentó en el punto 4º del cable reservado Nº 4459: “Además de problemas tales como el control del terrorismo y las divisiones dentro del Movimiento, uno de los temas que más está presionando a Perón, es el de mantener la cooperación de otros partidos políticos especialmente la UCR. El hecho de que Perón haya visitado a Balbín poco después de su regreso, muestra a las claras que Perón tiene la intención de moverse rápidamente, en lo que hace a controlar este problema”. Mientras, Tróccoli me dejó constancia escrita: ”Yo estuve con los dos y yo lo escuché decir a Perón: Los dos hagamos de copresidentes. Los dos apuntalando un gobierno para poner en orden al país.” Ricardo Balbín quedó sorprendido por la forma de hablar de Perón sobre el gobierno de Cámpora. La feroz censura se abatió sobre el propio Cámpora y algunos de sus ministros, en especial Esteban Righi y el canciller Juan Carlos Puig. Perón fue directamente al grano: no estaba de acuerdo las ocupaciones a las oficinas públicas y de los excesos que se cometían a diario, y le dijo que se intimaría a los grupos armados para que se desarmen “y si no actuará la Policía que para eso está”. Balbín nunca imaginó la profundidad y la vecindad de la crisis. Perón le adelantó que se habrían de producir cambios en el gobierno. “Claro, respondió Balbín, es de suponer que cuando se sancionen las modificaciones a la ley de ministerios, todos ofrecerán sus renuncias y entonces se producirán los cambios”. La respuesta de Perón no se hizo esperar: “No, no podemos esperar tanto; tendrán que producirse ya mismo”.

El lunes 25 de junio de 1973, Cámpora dirigió un mensaje al país, sosteniendo que el marco político de la reconstrucción y liberación no admitía ni la anarquía ni la intolerancia y que el gobierno ejercería su autoridad con plenitud. A su vez el ministro Righi firmaba un comunicado recordando el “máximo cuidado por el cumplimiento de las disposiciones que prohíben la tenencia de armas y explosivos”. Pocas horas antes, en Campana, provincia de Buenos Aires, había caído muerto a escopetazos el ex diputado nacional Alberto Armesto, un peronista ortodoxo, ex colaborador del sindicalista Augusto Timoteo Vandor (asesinado por proto montoneros en junio de 1969) y que se había opuesto a la candidatura a gobernador de Oscar Bidegain (respaldado por Montoneros).

el martes 26 de junio de 1973 ocurrió lo inesperado: cerca de la 01.30 de la madrugada, Perón tuvo fuertes dolores de pecho. Mucho más intensos y duraderos a los que ya había sufrido a bordo del avión que lo trajo a la Argentina unos días antes. Llamado el doctor Pedro Cossio a media mañana, observó que había padecido un infarto agudo de miocardio. Hasta ese momento lo había atendido de urgencia el doctor Osvaldo Carena. Cossio recetó reposo absoluto dentro de Gaspar Campos, pero el 28 registró “un episodio que, por sus características, se diagnostica y trata con éxito como pleuropericarditis aguda, con agitación y fiebre”. A partir de ese instante, Pedro Ramón Cossio es integrado al equipo de su padre, para atender a Perón y, sin proponérselo, pasó a convertirse en un testigo privilegiado, porque estuvo durante doce días de 10 de la mañana a las 22 sin separarse del enfermo. Fue testigo de las vejaciones a Cámpora: en uno de esos días de junio en los noticieros se observa cómo el presidente de la Nación entraba a Gaspar Campos, mientras Cossio permanecía con Perón en la habitación del primer piso. Héctor Cámpora permanecía un rato en la planta baja, sin ser recibido, y al salir relataba al periodismo que había conversado con Perón y lo había encontrado muy bien. “Allí intuí -razonó el médico- que Cámpora dejaría pronto su investidura”.

“Pocos días después del 20 de junio -relató años más tarde Benito Llambí en sus Memorias de medio siglo de política y diplomacia- recibí un llamado de Raúl Lastiri (presidente de la Cámara de Diputados), quien quería verme con cierta urgencia. Al día siguiente me visitó, acompañado por (el Ministro de Economía, José Ber) Gelbard, tal como habíamos combinado”. A continuación Llambí relató que Lastiri le dijo que venía a concretar “un cometido solicitado por Perón”. Era inminente la caída de Cámpora y había que organizar una transición que permitiera llamar a elecciones presidenciales donde pudiera ser candidato el general Perón. El vicepresidente de la Nación, Vicente Solano Lima, estaba de acuerdo y ofrecería su renuncia. “De lo que se trataba era de asegurar un gobierno provisional que se limitara a dos cosas: por un lado depurar los cuadros de la administración pública de aquellos elementos adscriptos a la ‘Tendencia’, y por el otro, convocar de inmediato a elecciones y garantizar su realización con absoluta limpieza”. El plan general lo trató Gelbard al explicar que Lastiri asumiría como presidente interino, previa maniobra para ausentar de su cargo a Alejandro Díaz Bialet, presidente provisional del Senado y tercero en la línea sucesoria. Seguidamente, Lastiri le comunicó que Perón había pensado en él para ocupar la cartera de Interior. Llambí se sorprendió y le dijo que se sentiría más cómodo en la Cancillería, porque estaba preparado para ser el jefe del Palacio San Martín.

El coordinador de los detalles del “golpe blanco” como queda claro fué José Ber Gelbard, el hombre fuerte del gabinete, con quien el matrimonio Llambí había cultivado una importante relación personal. Llambí cuenta en su libro que “en un momento pidió un paréntesis para ordenar sus ideas”, sin decirlo, le hizo un homenaje a su esposa porque consultó el ofrecimiento con ella:

Benito: Me han ofrecido Interior.

Beatriz: ¿Exteriores?

Benito: No, no, Interior. Les dije que yo no soy para reprimir y me contestaron diciendo que el General me necesita porque allí debe ir un hombre de diálogo. Beatriz, notó la desazón de su marido, y recordó un consejo de su padre: “Nunca hay que dejar pasar la oportunidad”. Después se verá… Luego, Llambí volvió a la reunión, aceptó el ofrecimiento y escuchó la estrategia que desarrolló Gelbard.

El miércoles 4 de julio de 1973, por la mañana, Cámpora presidió una reunión de gabinete, a la que se sumaron Isabel Perón, Raúl Lastiri y el vicepresidente Vicente Solano Lima, donde se trataron algunos temas personales del general Perón. Su enfermedad y el reposo que debía guardar; la restitución de su grado militar y sus haberes devengados. En la ocasión, tanto López Rega como su yerno Raúl Lastiri ensayaron una crítica frente a la situación general del país. El mismo grupo, sin la inclusión de los ministros del Interior y Relaciones Exteriores, fueron citados a trasladarse a la residencia de Gaspar Campos por la tarde. Perón recibió a los asistentes en el living, departió un rato, invitó con café, y luego se retiró a la planta alta. Estaba todo planeado: Los asistentes pasaron al amplio comedor e Isabel tomó la cabecera, dejando a Cámpora a la derecha y López Rega a su izquierda. La otra punta de la mesa la ocupo Vicente Solano Lima, con Gelbard y Ángel Federico Robledo a sus flancos. Luego tomó la palabra López Rega para reiterarle a Cámpora las mismas críticas que había expresado a la mañana a las que se sumó Isabel, llegando a amenazar a todos con llevárselo a Perón de vuelta a Madrid. En ese momento, Cámpora rompió el silencio: “Señora, todo lo que soy, la misma investidura de Presidente, se la debo al General Perón. Por lo tanto usted lo sabe, el cargo está a disposición del general Perón, como siempre lo estuvo”. Le tocó a Vicente Solano Lima dar el golpe de gracia al reconocer que estando Perón en la Argentina y como respuesta al anhelo de la gente él presentaba su renuncia indeclinable de vicepresidente. Siete años más tarde reiteraría en un reportaje las mismas palabras que pronunció: “Como lo ha señalado el señor Presidente de la Nación, el pueblo argentino quiere ser gobernado por el general Juan Domingo Perón. Pero para que ello sea posible presento en este mismo acto mi renuncia indeclinable de vicepresidente”. Luego, el viejo dirigente conservador popular agregaría que “los ministros sabían ya de qué se trataba porque para eso habían estado en la reunión del 21 de junio”.

Terminada la sesión en el comedor, Isabel, López Rega, Cámpora, Solano Lima y Taiana subieron al primer piso donde Perón estaba sentado en una mecedora. El Presidente en ejercicio volvió a reiterar su gesto de reconocimiento y generosidad y Perón, como desentendido, dijo que “habría que pensarlo”. López Rega exclamo que no había nada que pensar y que no había que demorar las cosas.

-“¿Y los militares?”, preguntó Perón.

-“No hay ninguna preocupación”.

-“Bien”.

Taiana cerró la escena relatando en El último Perón que todos se confundieron en un abrazo; Perón se emocionó y después “lo acostamos. Le tomamos el pulso, la presión y le proporcionamos un medicamento en los minutos más importantes de los últimos años. De allí, Perón a la Presidencia”. Las renuncias que salieron publicadas en los diarios nueve días más tarde, en realidad, se produjeron en la reunión de ese día.

La tradicional comida de las Fuerzas Armadas, para conmemorar el 9 de Julio, no se realizó en el Edificio Libertador sino en el Teatro San Martín de la avenida Corrientes. Hacía de anfitrión la Armada, por lo tanto el discurso debía ofrecerlo el almirante Alberto P. Vago en su calidad de presidente del Centro Naval. Habló Cámpora –quien discurseó sobre la unión del pueblo con las Fuerzas Armadas- y se produjo un cambio de último momento: el Ministro de Defensa, Ángel F. Robledo, el 6 de julio, a las 16 horas, le comunicó al almirante Vago que debían suprimirse los párrafos del 1 al 5. “No tengo inconveniente en suprimir el 1º y abreviar el 4º, pero manteniendo el resto”, anoto Vago en una minuta. Después de varias discusiones “decido no hablar y como consecuencia no concurrir a la cena.” El polémico párrafo 5º expresaba: “Las Fuerzas Armadas confían en la decidida acción del Gobierno Constitucional y de los legítimos poderes del Estado, para anular la conjura antinacional que se proyecta y planifica en otras latitudes, y es ejecutada por un minúsculo sector de argentinos, poseedores de inmensos recursos de desconocido origen, que se mueven y extienden su prédica con el uso de casi todos los medios de comunicación masiva, envenenando las mentes del pueblo y sembrando la destrucción y la muerte entre los que quieren vivir en paz, para construir y trabajar en libertad.”

El martes 10 de julio de 1973, a las 17.50, en la casona de Gaspar Campos, Perón se encontró a solas con el comandante en Jefe del Ejército. El encuentro había sido largamente buscado por el jefe del Ejército. Se conocieron en Morón y llegó a Gaspar Campos de la mano del jefe de la custodia Juan Esquer o de José Ignacio Rucci (en eso difieren las crónicas de la época). Durante el diálogo, el general Raúl Carcagno recibió una primicia de parte del dueño de casa: “Voy a hacerme cargo del gobierno y quiero que el Ejército lo sepa antes que nadie.” Era toda una señal. Hablaron también de cuestiones personales como la restitución del grado militar porque el jefe militar portó una carpeta sobre esta cuestión que se hallaba demorada. A diferencia de lo que se afirmaba en el gobierno de Cámpora, Carcagno le habló de la unión del Pueblo y el Ejército.

Carcagno, dada la sinceridad con la que habló Perón, se atrevió a relatarle “la irritación” que había motivado Cámpora con algunas partes de su discurso en el Teatro San Martín, porque resultaba “inútilmente recordatorio de hechos que sólo pueden superarse con el silencio mutuo”. Perón estaba avisado de ésta situación por boca de Jorge Osinde y José López Rega. Según dicho medio “le llevaron ‘el dato’ de que el texto había sido escrito por Esteban Righi, el Dr. Mercante (subsecretario del Interior), el hijo de Cámpora, Héctor Pedro; el Dr. Enrique Bacigalupo (luego miembro del Tribunal Supremo de España) y otros miembros del ‘entourage’ presidencial”.

El miércoles 11 de julio de 1973, a primera hora de la mañana, el coronel Jaime Cessio le transmitió a Ricardo Balbín la invitación de Carcagno para que concurriera a comer esa noche al Edificio Libertador. Antes de sentarse a la mesa Jaime Cessio, jefe de Política y Estrategia del Estado Mayor le relató a solas al invitado lo que había sucedido el día anterior en Gaspar Campos. Se trató la renuncia de Cámpora y la posibilidad de una formula compartida entre Perón y Balbín.

La noticia de las renuncias de Cámpora, Solano Lima y el gabinete de ministros, una vez ultimados todos los detalles, debía ser conocida el sábado 14 de julio, día de la toma de la Bastilla, fiesta nacional de Francia. Pero se adelantó en un día porque Clarín publicó unas declaraciones del vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Victorio Calabró en las que sostenía que “estando el General Perón en el país nadie puede ser presidente de los argentinos más que él”. Luego de las palabras del vicegobernador bonaerense, Cámpora y sus allegados estimaron que era preferible adelantarse antes que ser empujados fuera de la Casa Rosada por la “pandilla” (termino con el que se referían a los que rodeaban a Perón).

El viernes 13 de julio de 1973, a las 19 horas el diputado Raúl Lastiri asumió provisionalmente, ante las dos cámaras. A las 21, en la Casa Rosada, Raúl Lastiri y dos ministros dejaron el gabinete: el de Interior, Esteban Righi, y el canciller Juan Carlos Puig, reemplazados por Benito Llambí y Juan Alberto Vignes. Inmediatamente, teniendo a los tres edecanes a sus espaldas, Lastiri dirigió un mensaje en cadena, explicando que en las elecciones del 11 de marzo “la soberanía del pueblo se ejerció a través de actos distorsionadores de su verdadera voluntad” y que había llegado el momento de repararlos y su gestión marchaba en esa dirección. El 13 de julio de 1973, José Ber Gelbard contó a los periodistas acreditados en su Ministerio que “este ha sido uno de los secretos mejor guardados de la historia política argentina. Sólo catorce lo sabíamos” y entre esos hombres estaba Perón. La frase del día la pronunció el secretario general de la CGT en la sala de prensa de la Casa Rosada: “Se terminó la joda”.

 Por Juan Bautista Tata Yofre

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