El grupo Cablevisión-Clarín se convertirá en el campeón
nacional de las
telecomunicaciones argentinas por la vía del decreto. Será intratable. Es un
coloso empresarial con poderosos activos en prensa (suyos son los diarios Clarín y Nación),
así como la televisión de pago (Cablevisión)
y en abierto (La Trece), la
banda ancha fija y la telefonía móvil (Nextel).
Nadie hace sombra a la compañía de Héctor Magnetto, capaz de
poner y quitar presidentes, y cuya influencia ahora se extiende en los
servicios convergentes con telefonía móvil de su país. Por lo pronto, esta
semana ha recibido el visto bueno regulatorio para que su filial Nextel
adquiera los pequeños operadores de móvil Trixco, Calbi, Infotel, Skyonline,
Netizen y Eritown, lo que le propinará valiosas frecuencias de las bandas de
900 Mhz y 2,5 Ghz para los servicios de 4G. El Gobierno argentino no ha movido
un dedo para recuperar ese espectro radioeléctrico y ponerlo en valor, cuyo
precio de mercado hubiera sido cuatro veces mayor que el ingresado por
Cablevisión-Clarín.
El responsable del trato de favor de Cablevisión es Mauricio
Macri, presidente de Argentina, quien presumiblemente tiene mucho que agradecer
el apoyo de Clarín en su ascenso a la presidencia y la derrota de Cristina
Kirchner.
Las ayudas desde la Casa Rosada continuarán en cuanto se
autorice la compra de Telecom por parte de Nextel, lo que reducirá el número de
jugadores en telefonía móvil en detrimento de la competencia y los usuarios.
Cuando eso suceda, el conglomerado formado por
Cablevisión-Clarín-Nextel-Telecom atesorará el 70% del negocio de la banda
ancha fija, el 34% del móvil, el 60% de la televisión de pago y el 90% de los
clientes premium de
TV, además del periódico líder y la primera televisión lineal del país. Frente
a semejante poder se encuentran los operadores Claro y Telefónica, hasta ahora
las dos principales referencias del mercado de la telefonía, pero en adelante
quedarán subyugadas ante el poder del operador protegido y reforzado por el
Gobierno.
Las nuevas condiciones
El decretazo que cambia las condiciones del juego en el negocio
de las telecomunicaciones argentinas se aprobó a finales del año pasado. Por un
lado, la normativa autoriza a los operadores de cable a ofrecer servicios de
telefonía móvil, a través de licencias compradas por 140 millones de dólares,
frente al desembolso realizado por sus iguales, de 1.500 millones de dólares
entre Claro, Telefónica y Argentina Telecom.
A modo de aparente compensación, Macri permitirá a las compañías
de móvil participar en el negocio de la televisión de pago, aunque eso se hará
con retardo, nunca antes de enero de 2018. Para rematar la jugada, el
presidente de Argentina permite a las televisiones por satélite irrumpir en el
mercado de la banda ancha, mientras prohíbe la misma actividad en sentido
contrario. En este caso, el Ejecutivo argentino pretende que las telecos
tradicionales no distraigan inversiones en plataformas satelitales -que
permitirían acceder a clientes en cualquier rincón del país- para concentrarse
en el despliegue de fibra óptica.
Las asimetrías en el mercado de las telecos también dejan su
huella en el calendario de aplicación de las reformas. Mientras que Nextel
(comprada hace un año por el grupo Clarín) podrá estrenarse en telefonía 4G con
unas licencias asignadas inicialmente para otros usos y operadores, Claro y
Movistar no podrán hacer lo propio en televisión de pago hasta dentro de doce
meses y solo en la ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires y las ciudades
de Rosario y Córdoba. Cuando eso ocurra, Cablevisión habrá disfrutado de un
largo año de ofertas convergentes de cuádruple play sin competidor que le
atosigue.
Por su parte, Claro y Telefónica no se cruzarán de brazos ante
lo que consideran un trato clamorosamente desigual. No les queda otra respuesta
que acudir a los tribunales, incluido los penales, donde podrían denunciar la
presunta prevaricación del Ejecutivo de Macri en decisiones que suponen
perjuicios económicos para el país, como lo sucedido en la valoración de las
frecuencias de móviles que utilizará Cablevisión-Nextel.
No hace falta entrar en la refriega judicial para que Claro y
Telefónica se teman lo peor en el futuro reparto de recursos radioeléctricos
con los que ofrecer servicios de telefonía móvil de alta velocidad. El encargo
corresponde al Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), organismo público que
realizará un estudio sobre el espectro radioeléctrico disponible para la
posterior reasignación de las frecuencias. "En un plazo no mayor a seis
meses a partir de la publicación del presente, Enacom llamará a Concurso
Público para la asignación de nuevas frecuencias para la prestación de
servicios de comunicaciones móviles", señala el decreto.
Para
tranquilizar a Claro y Movistar, el regulador asegura que librará a los
operadores que inviertan en fibra óptica de compartir sus infraestructuras con
sus rivales en el plazo de 15 años. De esa forma, el Ejecutivo de Macri
pretende incentivar la inversión, con una medida que promete cojear al situarse
en un mercado de perentoria competencia y huérfano de garantías jurídicas.
Mauricio Macri podría visitar España el próximo febrero, con
motivo de la próxima edición de Arco, feria de arte en la que Argentina será el
país invitado. Puede darse la ocasión de que el Gobierno español se interese por
la suerte de sus empresas en aquel país, aunque para entonces todas las
normativas anteriormente desgranadas seguirán siendo proyectos y principios
pendientes de su desarrollo reglamentario.
El futuro de Claro y Telefónica será complicado en Argentina, algo
que no es nuevo tras superar los rigores de Kirchnerismo. A modo de ejemplo,
los precios de la telefonía fija permanecen congelados, mientras que los de la
televisión por cable se han multiplicado por 20 en el mismo periodo de tiempo.
A pesar de los pesares, los dos operadores tienen claro sus respectivas
permanencias en Argentina, aunque eso no les impedirá revisar sus planes de
inversión en el país.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario