La economía digital está de
moda. Los gobiernos quieren subirse a ella y hacen promesas. Pero están vacías.
Avanzar con la quita de la itinerancia obligaría a todos a encarar reformas
impositivas internas y, luego, implementarlas. Los operadores están más avanzados.
El antecedente de la UE
la Unión Europea le llevó diez años eliminar el roaming.
¿Cuánto podría demandarle a una región, como la latinoamericana, que carece de
un organismo como el Parlamento
Europeo, y posee una geografía que incrementa
en varias veces la del Viejo Continente, una decisión en la misma línea?
La determinación de los gobiernos
de la región de avanzar con esta quita suena muy atractiva pero, para lograrlo,
cada uno de ellos debería
encarar una reforma tributaria local que, para comenzar,
tendrá que eliminar la
doble imposición de un impuesto como el IVA que
rige en cada país de América latina.
Sucede que, cada vez que un
usuario paga por roaming, tributa en su país de origen y
en el que se encuentra temporalmente.
La "Declaración de Buenos
Aires" es políticamente correcta. Se trata del documento que se emitió en
el marco de la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL), donde los
representantes de las delegaciones que llegaron hasta el país se comprometieron
a avanzar en la eliminación
de la itinerancia (roaming).
Pero
la realidad es que su
implementación es difícil. Al menos desde el punto de vista de
los gobiernos.
Es más fácil que su eventual
desaparición venga por iniciativa
de los operadores privados, tal como está ocurriendo ya con
algunos de ellos, o por estrategias que van implementando los propios usuarios
por impulso de los poderes
ejecutivos latinos.
Así
las cosas, el fin del roaming es más una expresión de deseos que una
realidad.
Fuente:.
iprofesional.com
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