viernes, 8 de noviembre de 2019
jueves, 7 de noviembre de 2019
sábado, 2 de noviembre de 2019
Cómo se debilitó la representación gremial en el Congreso en los últimos 36 años
La presencia en el parlamento nacional de diputados
y senadores de extracción gremial sigue en caída libre desde la vuelta de la
democracia, en 1983. En las pasadas elecciones generales los representantes
de los trabajadores no sumaron bancas en la Cámara Baja , y su expresión se redujo a menos
del 5%. En la Cámara Alta el
desempeño fue peor aún: el dirigente sindical que debía revalidar título quedó
fuera.
Cuando el
radical Raúl Ricardo Alfonsín le
ganó las elecciones presidenciales, el 30 de octubre de 1983, al justicialista Ítalo Argentino Luder, accedieron a la Cámara de Diputados 23 representantes de extracción sindical.
Miguel Unamuno fue uno de los dirigentes más caracterizados
que llegó a la Cámara Baja
en esa elección. Unamuno había sido secretario nacional adjunto de la Asociación Bancaria ,
y ministro de Trabajo de María
Estela Martínez de Perón.Años después, en 1997, el cervecero y ex
titular de la CGT
-entre los años 1980 y 1992- Saul
Ubaldini llegaría a Diputados.
En la
actualidad, esos 23 parlamentarios se
redujeron a los 12 actuales.
Ellos son Pablo Ansaloni
(OSPERA), Pablo Carro (docentes universitarios), Walter Correa (Curtidores),
Romina del Pla (Docente), Abel Furlan (UOM), José Luis Moretti (Obreros y
Empleados Telefónicos), Facundo Moyano (Peajes), Mónica Schlotthauer (Unión
Ferroviaria), Vanesa Siley (Judiciales), Jorge Taboada (Camioneros), Hugo Yasky
(Docentes, CTA) y Carla Pitiot (APOC).
De este total, cinco pertenecen al bloque del Frente para la Victoria-PJ ; dos por
el interbloque que supieron conformar Sergio Masa y José Manel de la Sota , Federal unidos por una
nueva Argentina.Los cinco restantes ingresaron por igual cantidad de espacios
políticos; Red por Argentina, Cambiemos, Izquierda socialista-Frente de
izquierda y Cultura educación y trabajo.
Facundo Moyano, quien entra en su séptimo año de mandatos, es
quien lleva más años en la banca y si quiere continuar siendo diputado debería
revalidar su título en las próximas elecciones parlamentarias de 2021. Según un
minucioso análisis relevado por “Iniciativa ciudadana quiero saber”, que
realizó su extenso informe para la publicación especializada Mundo gremial, a
2019 los proyectos de ley presentados que se relacionan con el tópico “trabajo”
fueron encabezados por el hijo del secretario general del gremio de los
Camioneros, 134 en total.
Le sigue la docente del Partido Obrero, Del Plá con 38 proyectos;
Furlan con 23, Yasky con 19, y Siley con 13 proyectos de ley.
El resto presentaron menos de 10 iniciativas.
Si tenemos
en cuenta que la Cámara
Baja está conformada por 257 diputados, representan
tan solo el 4,66%. La performance es mucho peor si se compara con los 39 legisladores que habían ingresado en 1973.
En este punto vale recordar que la actividad parlamentaria fue
suprimida de manera abrupta con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
La sangría de gremialistas obedece a varias razones, pero hay al
menos cuatro puntos que sobresalen; la
pérdida de poder frente a la case política; las mayores movilizaciones por
reclamos que en los últimos 15 años demostraron los movimientos sociales; la
crítica que los trabajadores le hacen a la CGT por dilatar medidas de fuerza; y el
desprestigio de algunos dirigentes sindicales que, lejos de traccionar votos
-como ocurrió en algún momento de nuestra historia- los expulsa.
Uno de esos ejemplos bien podría Luis
Barrionuevo, el dirigente que lleva 34 años al frente del gremio
gastronómico. El 27 de octubre pasado, Barrionuevo encabezaba la lista de
diputados nacionales por la provincia de Catamarca en representación de
Consenso Federal, el espacio que llevaba como candidato a presidente de la
nación a Roberto Lavagna.
El dirigente gremial no llegó al 5% de los votos. Es decir menos que los sufragios en blanco que
representaron el 9%.El otro sindicalista de renombre que quedó fuera del
parlamento nacional, en este caso de la Cámara de Senadores, es el petrolero Guillermo Pereyra, del Movimiento Popular
Neuquino.
Obtuvo el 22% de los votos y quedó detrás del Frente de Todos
(35,59%) y de Juntos Por el Cambio (32,38%).De esta manera, Pereyra, que
renovaba su banca, quedara fuera de la Cámara Baja.
Desde la
vuela de la democracia, en 1983,
a la actualidad, el
número de representantes de los trabajadores bajó de 23 a 12. El descenso de
los gremialistas en la
Cámara Baja es más pronunciada aún si se los compara con los 39 legisladores de extracción sindical que
habían ingresado en 1973 y cuyo mandato se interrumpió abruptamente
con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
En 2019 la representación obrera es de
apenas 4,66%.
La cifra se repetirá después de la jura de los nuevos diputados
que asumirán después del recambio presidencial el 10 de diciembre, ya que
durante las pasadas elecciones, no ingresó ningún representante gremial. Pero
tampoco disminuirá porque ninguno había puesto en juego su poltrona.
El estudio de “Iniciativa ciudadana, quiero saber”, y basado al
análisis de las estadísticas de la
Dirección de Información Parlamentaria del Congreso Nacional,
informa que “en el período comprendido entre la vuelta de la democracia y 1993
los legisladores del movimiento obrero se redujeron
de 39 a
23. De 1993 a
2003, pasaron a ser de 23 a
17, y entre 2003 hasta 2011, el número se redujo a 13” .
Y de esa fecha a 2019,
a los 12 ya mencionados.
Medido en porcentaje, las cifras quedan aún más patentizada. Entre
1973 y 1976 la representación de la clase trabajadora en el parlamento nacional
era del 34%.
Entre 1985 y 1987, disminuyeron al 29,7%.
De 1987 a
1989 los diputados sindicales llegaban al 24,7% entre los 257 integrantes de
esa cámara.Desde 1989 a
1991 la cifra bajó al 20%; de 1993
a 2003, el descenso llegó al 8,9%; y ya entrado en la
era kirchnerista la escasez de dirigentes gremiales en las listas hizo que
entre de 2003 y 2011 esa expresión disminuyera al 5,0% hasta llegar a la mínima
expresión actual de tan solo el 4,66%.
Como se puede observar, a lo largo de
los años, lejos de fortalecerse el poder sindical se fue devaluando período
tras período legislativo.
Por Andrés Klipphan
viernes, 1 de noviembre de 2019
La CGT pidió la beatificación de Evita
La CGT pidió la beatificación de Evita
En el marco de la conmemoración a los 100
años del natalicio de Eva Duarte de Perón, la Central General de
Trabajadores reclamó a la Iglesia el inicio del proceso de beatificación de
este ícono del peronismo y de la historia argentina. A través de una
carta enviada al cardenal Mario Poli, Héctor Daer, Julio Piumato,
Jorge Sola y Carlos Acuña ratificaron el pedido de canonización de Evita, que
había sido extendido en mayo al papa Francisco. “Su figura y obra han
alcanzado el justo valor trascendente que poseen para nuestro pueblo y para
todos los pueblos del mundo con sed de Justicia”, argumentaron en un
comunicado.
El Consejo Directivo de la entidad
formalizó la petición al Arzobispo de Buenos Aires, dado que es este el que
puede iniciar la postulación del emblema del peronismo para someterlo a la
votación del Vaticano. La central obrera solicitó a Poli que la Iglesia ”
acompañe el sentir popular y la coloque en los altares oficiales para la
felicidad de nuestros fieles y santos”.
“El renacimiento de la Argentina está cifrado en la
recuperación de las fuentes espirituales de la nacionalidad. Y circunstancias
únicas nos vuelven a dar esta oportunidad. El pontificado de Francisco
puede alumbrar un camino, si estamos dispuestos a andar las huellas que dejaron
nuestros mejores hombres y mujeres”, finaliza el comunicado.
El 15 de mayo, ocho días después del centenario de
"la abanderada de los humildes", los miembros del consejo directivo y
de una representación de "sacerdotes obreros" hicieron público un
manifiesto titulado "Eva Santa del Pueblo" para
lanzar la propuesta de beatificación dirigida a la Santa Sede y a Jorge
Bergoglio.
"Eva Perón entregó su vida en un mandato providencial
que fue la misión de rescate de la dignidad de la persona humana en
su sentido más trascendente. Síntesis de una profunda fe en su Pueblo y en Dios
que a cien años de su nacimiento continúa estando en el corazón popular y en
los altares del pueblo humilde junto a la Virgen María", habían dicho en
ese momento.
El camino a la beatificación
El proceso puede demorar años porque hay una serie de
extensos pasos a seguir. En principio, el pedido de la apertura de la causa
debe hacerse en la diócesis en la que murió la persona, en este caso, el
arzobispado de Buenos Aires y será aceptada sólo si consta de
argumentación sólida.
Luego, inicia el proceso de estudio del candidato y, si
resultara satisfactorio, el arzobispado girará la causa a la congregación para
la Causa de los Santos del Vaticano, donde se realizará un segundo
análisis.
Si finalmente se concluye que vivió su fe "en
grado heroico", la persona es declarada "venerable". Otro
requerimiento es que se compruebe que Dios obró un milagro por su intercesión
para ser declarado "beata". Si se comprueba un segundo milagro, es
proclamada "santa".
Sin embargo, en 2017, Francisco introdujo un nuevo motivo
para iniciar el proceso de beatificación y posterior canonización: incluyó a
aquellos que "con la intención de seguir al Señor, impulsados por la
caridad, han ofrecido heroicamente su propia vida por el prójimo,
aceptando libre y voluntariamente una muerte cierta y prematura".
Fuente : P12
miércoles, 30 de octubre de 2019
martes, 29 de octubre de 2019
Treinta años de telefonía celular en la Argentina: cómo fue el lanzamiento del primer Movicom
Licitado por Rodolfo Terragno y Raúl Alfonsín, la
primera llamada fue entre Carlos Menem y María Julia Alsogaray el 1° de
noviembre de 1989. Al principio el servicio era muy caro y tenerlo era símbolo
de status
La telefonía celular arrancó
en la Argentina
el 1° de noviembre de 1989, pocos meses antes de la privatización de ENTel. El
servicio comenzó en el Área Múltiple de Buenos Aires (AMBA). Era muy caro y
fundamentalmente para empresas, millonarios y aquellos que no conseguían líneas
fijas de la estatal Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel). También
había unos modelos especialmente diseñados para usar en autos, de gran tamaño y
conectados con un cable a la batería del automóvil. Todos eran de Movicom. Y el
proveedor tecnológico era Motorola.
Tener un Movicom era símbolo
de status. Podía ser el Modelo Vehicular, especialmente diseñado para usar en
los autos, de 1,2
kilogramo , que se conectaba con un cable a la batería
del automóvil; y el Modelo Transportable, que se podía llevar como un pequeño
maletín, de 4 kilos de peso -luego se transformó en el famoso ladrillo- y
usarlo en cualquier parte, con una batería que tenía una autonomía de uso de
dos horas.
En la Argentina la telefonía
celular comenzó seis años después que en los Estados Unidos, con un evento
protocolar en el que la interventora de ENTel, María Julia Alzogaray, llamó
desde las oficinas de Movicom con una valijita portátil al presidente Carlos
Menem, que se encontraba en la residencia de Olivos. El diálogo entre ambos
funcionarios se vio interrumpido por el ingreso en línea de los periodistas
Bernardo Neustadt y Enrique Llamas de Madariaga, que llamaron a Menem desde sus
programas radiales; hasta que la ingeniera Alsogaray los cortó, para continuar
con el acto protocolar y dejar en línea a Menem con el secretario de
Comunicaciones, Raúl Otero.
"Los inicios tenían más
que ver con la falta de líneas de telefonía fija, que con una necesidad de
movilidad. Yo fui uno de los primeros usuarios, en 1990", recuerda el
especialista Enrique Carrier. Y agrega: "Trabajaba en una empresa que
había puesto un aviso en un diario para promocionar una terminal de autoservicio.
Y el único teléfono que pusieron para esa oferta era el de Movicom. Así que yo
iba a todos lados con la valijita, esperando que la gente llamara ahí".
"Los primeros seis meses
fueron duros, con un desarrollo lento, alcanzando en mayo de 1990 la cifra de
3.000 suscriptores", aseguraban por entonces los voceros de Movicom. Para
noviembre, la empresa ya tenía 12.000 abonados. En los dos primeros años
llevaba invertidos US$ 60 millones y había conseguido 25.000 clientes del
servicio. En ese entonces, la compra del equipo básico de Movicom costaba US$
1.320 de contado (440 dólares por la conexión y 880 por el equipo de Motorola),
a los que había que agregar otros US$ 200 de depósito, que se reintegraban al
año de servicio.
Era la época en la que ENTel
no invertía casi nada y sólo instalaba muy pocas líneas telefónicas, a través
del Plan Megatel, que tenía un costo sideral por cada línea en servicio.
Hay vida más allá del celular
"El proyecto de traer la
telefonía celular a la
Argentina fue de Rodolfo Terragno, ministro de Obras y
Servicios Públicos. En 1988 se hace la licitación, bajo el gobierno de Raúl
Alfonsín, y al año siguiente arranca la prestación del servicio, ya con
Menem", explica Henoch Aguiar, ex secretario de Comunicaciones y actual director
de la empresa estatal Arsat.
La empresa que ganó esa
licitación fue Movicom, que "comienza a instalar antenas de telefonía
celular desde el microcentro para afuera", dice Aguiar. Y explica que
"les llevó por lo menos un año y medio instalar la red de antenas,
conseguir las terrazas, hacer los nodos", hasta que lanzaron el servicio
en noviembre de 1989.
La victoria de Movicom en esa
licitación se anunció en agosto de 1988. El consorcio ganador estaba formado
por tres empresas estadounidenses: el mayor operador de telefonía celular de
ese país, BellSouth (29%); su proveedor tecnológico Motorola (25%) y el banco
Citicorp (8%). Esas tres empresas se habían asociado con las locales
Socma/IECSA (Sociedad Macri, 18%), BGH (15%) y Astra (5%).
"Motorola era socia de
esa compañía porque había que invertir mucho en redes. Y Motorola tenía no sólo
la parte de los equipos, sino también la red de telefonía celular, así que
había integración de ambas puntas", dice Germán Greco, gerente general de
Motorola Mobility de Argentina.
Radiografía de la cultura joven: leen y van al cine
más que nadie
Es que BellSouth y Motorola
ya eran socios en los Estados Unidos, donde estaban expandiendo el servicio de
telefonía celular. Y parte de la inversión en la Argentina la hacían
ambas empresas, con financiación del Citicorp.
De hecho, el gerente de
Sistemas de Motorola, Martin Cooper, fue el primero en lograr hacer en una
llamada telefónica, en 1973, con un modelo Dynatac, que tenía el tamaño de una
caja de zapatos y pesaba casi un kilo. Diez años después se implementaron las
primeras redes celulares comerciales en los Estados Unidos. Y seis años después
en la Argentina.
En un año casi se triplicó la cantidad de teléfonos
celulares
El proyecto que había
presentado Movicom en la
Argentina , en 1988, contemplaba una inversión de US$ 220
millones, para tener 319.700 abonados de telefonía celular en el año 2004. En
esos 15 años, a ENTel le ingresarían otros US$ 171 millones, por el uso de la
red y alquiler de equipos troncales, según el proyecto que por entonces
presentó Movicom.
"En esa época era muy
caro tener un celular, así que había muy poca gente que podía tenerlo, era un
servicio muy de nicho. Y además no había competidores que hicieran otro tipo de
dispositivos, el 100% del mercado era Motorola. Fuimos los que impulsamos la
tecnología desde cero", asegura el titular de la filial local del
proveedor estadounidense.
En ese mismo 1988, cuando se
licitó la telefonía celular bajo el impulso del entonces ministro Terragno, el
gobierno de Alfonsín buscó dinamizar a todo el sector de las
telecomunicaciones, por lo que envió al Congreso un proyecto de ley para
transformar a ENTel en una sociedad de capital mixto, con participación estatal
y privada.
El 60% de los celulares ya es 4G y el auge del chat
desplazó a las llamadas y los SMS
En realidad, había un
preacuerdo con Telefónica, que estaba dispuesta a comprar el 40% de ENTel. Pero
el Congreso nunca lo aprobó, básicamente por dos motivos: la bancada radical no
había hecho suyo el proyecto; mientras que el peronismo se oponía férreamente a
privatizar cualquier empresa de servicios públicos, una postura que cambiaría
al año siguiente, con la llegada de Menem al gobierno.
En 1990 se privatiza ENTel.
Las dos empresas que ganaron esa privatización (Telefónica y Telecom) pudieron
ingresar al segmento de la telefonía celular recién en 1993, a través de
Miniphone, un operador integrado por ambos operadores en forma conjunta para
brindar servicio en el AMBA. Del mismo modo prestaban servicios de
comunicaciones internacionales, con Telintar, y transmisión de datos, vía
Startel.
En el interior del país, la
telefonía celular demoró cuatro años más que en el AMBA: arrancó en mayo de
1994, de la mano de CTI Movil. Telefónica recién lanzó su propio operador de
telefonía celular en marzo de 1996, con la marca Unifón, en el sur del país,
donde también prestaba telefonía fija; y en mayo de ese año comenzó a prestar
sus servicios Personal (Telecom) en el norte del país.
En 1999, Miniphone se dividió
en partes iguales entre Unifón y Personal. Ese mismo año Bellsouth compra la
totalidad del paquete accionario de Movicom, que pasa a llamarse Movicom Bellsouth.
Y en 2004 Telefónica compra la filial latinoamericana de Bellsouth, que cambia
su nombre y queda como Movistar. En ese entonces, la nueva compañía fusionada
tenía 3,6 millones de clientes, el 47% del total del mercado local. Una cifra
que superaba ampliamente los 319.000 abonados que había planificado Movicom
cuando presentó su propuesta para lanzar la telefonía celular en la Argentina.
Fuente ; Diario Clarin
lunes, 28 de octubre de 2019
Mauricio Macri y Alberto Fernández iniciaron la transición del poder
Mauricio Macri y Alberto Fernández iniciaron la transición del poder
El presidente Mauricio Macri y su sucesor, Alberto Fernández, mantuvieron este lunes la primera reunión para coordinar el proceso de transición del poder con el objetivo central de evitar cualquier sobresalto que pueda agravar aún más la situación económica.
#AlbertoFernández llegó serio y puntual, minutos antes de lo acordado, con la solitaria compañía de su vocero, Juan Pablo Biondi. Por espacio de una hora, el presidente electo dio inicio formal a la transición que derivará en su llegada al sillón de Rivadavia, con su encuentro con el presidente Mauricio #Macri, a quien derrotó por casi ocho puntos en las elecciones de ayer.
De la reunión, manejada con cautela y hermetismo desde ambos espacios, trascendió primero una foto, en el despacho presidencial, en el que ambos miran a cámara, sonrientes y distendidos. No hubo, como se preveía, una declaración conjunta, luego de los chispazos y acusaciones que el Presidente a cargo y el mandatario electo intercambiaron durante la campaña electoral. "Fue una reunión muy buena, empezaron a charlar sobre la transición, y coincidieron en que ese proceso debe ser ordenado", afirmaron cerca del Presidente, que podría luego dar más detalles del encuentro en un encuentro con la prensa. Fuentes cercanas al presidente electo afirmaron que Fernández le anticipó a Macri que le irá "pasando" los nombres de aquellos dirigentes que designe para acordar la transición en las distintas áreas de gestión. Por el lado del Gobierno, esa tarea estará a cago del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y su par de Interior, Rogelio Frigerio.
Antes de encontrarse con Macri, Fernández fue recibido en la escalera Francia por el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis. Saludó, además, a distintos empleados a quienes conoce de su paso por el gobierno #kirchnerista, como el fotógrafo presidencial Víctor Bugge, mozos y personal de Casa Militar.
Tras su cumbre con Macri, Fernández se dirigió al comando de la calle México, donde esta reunido con su equipo de colaboradores, encabezado por Santiago Cafiero. Del encuentro participan también el vocero de Fernández, Juan Pablo Biondi, y el dirigente del PJ porteño Juan Manuel Olmos. Ellos tuvieron una primera versión de la cita en la Casa Rosada.
Fernández le entregó a Macri la lista de 40 dirigentes que tendrán a cargo la transición. Fueron 50 minutos netos de reunió
sábado, 26 de octubre de 2019
Chile, Bolivia, Ecuador, el mundo: la rebelión de los nuevos “precarios”
La clase media y media baja está yendo a las calles, como en el reciente
pasado lo hicieron los “indignados”, para reclamar un cambio en la distribución
del ingreso que los incluya. Es un fenómeno global que tiene en Chile hoy su
ejemplo más estridente, aunque no solo ahí.
La política no es el arte de lo posible si
no el arte de hacer posible lo necesario. Jacques Chirac resumía con esa
observación una didáctica que guarda hoy más vigencia que cuando este
conservador lúcido la pronunció desde la presidencia francesa. La ausencia de
ese “necesario” es lo que configura el fracaso de la política. No es un
fenómeno nuevo. Pero lo actual es su extensión y enorme visibilidad.
El
chileno es el caso más estridente de ese fallido del Estado y del propio
sistema. Pero también sucede en simultáneo y con menos prensa en sitios como
Líbano e Irak, donde se marcha con iguales demandas contra la desigualdad
(“todos quiere decir todos”, proclaman los libaneses) y donde,
también, se apilan muertos. Estas crisis nacen del furor de poblaciones que
reaccionan contra las formas en que se han venido haciendo las cosas. En otras
palabras, en cómo se distribuye el ingreso que exhibe en estas épocas una
concentración sin precedentes.
Son los nuevos “precarios” como los definía
el sociólogo Ulrich Beck cuando analizaba el efímero fenómeno mundial de los
indignados, hace una década. No son los excluidos, no es el proletariado. Es la
gente de la clase media que protesta porque no puede comprar un seguro médico,
que debe endeudarse ante una enfermedad o para que sus hijos estudien. Ese
reproche con estas magnitudes y ese origen deslegitima y desestabiliza un
sistema que ha amontonado a los sectores que antes protagonizaban la movilidad
social con los condenados al no crecimiento, en lugar de proceder a la inversa,
como se debería.
Un dato
interesante es que la rebelión en Chile no arrancó como una expresión
destituyente. Las movilizaciones no exigían en su mayoría la caída del gobierno
o un modelo distante del que se ha venido construyendo los últimos 30 años. Lo
que se ha venido reclamando es otro orden en el cual estén incluidos.
Existe cierta sorpresa y ánimo conspirativo
por la oleada de crisis que sacude a la región, primero en Ecuador, ahora en
Chile y, con un formato más particular, en Bolivia. Es cierto que no son
escenarios similares pero lo que los asemeja es el mismo proceso de agotamiento
y frustración de sus sociedades junto a un desplome de la calidad democrática.
Ese reproche se da en las calles o en el voto castigo como sucedió en las
PASO argentinas o en el repudio a la política detrás de la elección en
Brasil del ultra Jair Bolsonaro.
En
Bolivia es la primera vez que a Evo Morales se le complica el panorama
electoral y acaba de escapar entre sospechas de fraude de una segunda vuelta
que seguramente lo sacaba del poder.
La
coincidencia entre esos casos surge del hecho de que la región experimenta la
parte que le toca del parate que sufre la economía planetaria y la reaparición
del espectro de la recesión. Esa retracción derrumba el precio de los
commodities, rubro clave en la periferia. Chile no diversificó su economía y
sigue dependiendo del cobre del cual es el mayor productor mundial. Pero el
precio del metal está en la mitad de su precio histórico, parte de la
explicación del reducido crecimiento que experimenta el país los últimos largos
años y que el ingreso per capita permanezca inmóvil los últimos diez años,
indicador que define el ingreso individual.
Bolivia y Ecuador producen gas y petróleo,
respectivamente, insumos que sufren la misma depresión. Esas rentas, al
reducirse como sucede con el cobre, recortan aún más la capacidad distributiva
de los Estados y cancelan la lógica de que los hijos idealmente deberían vivir
mejor que sus padres.
Si se
amplía la mirada se advierte que el declive electoral que comienza a insinuarse
como tendencia entre los populismos de ultraderecha europeos liga precisamente
con su incapacidad para corregir esa deformación. La gente vive peor que antes.
Estos movimientos ultras, recordemos, surgieron a caballo de la frustración de
los segmentos de ingresos medio que disparó la crisis global de 2008 y la
concentración posterior. En todo el planeta, así como vemos en Chile, esos sectores
se convirtieron en espectadores de un progreso que no les llegaba.
El
fracaso de la política, y la devaluación del poder transformador de la
democracia, se asienta en que no se advirtió o no se quiso advertir esa
creciente desilusión. En el caso de Chile, Piñera reconoció el fallido de la
profunda desigualdad, pero repitió el error al anunciar un plan de alivio
social que fue poco y llegó tarde aunque seguramente hubiera sido mucho de
haberlo aplicado antes de esta crisis. En especial, por el recorte dispuesto al
costo de la energía hogareña y el retroceso en el precio del boleto de subte.
Después de los alimentos, el transporte y la energía son el segundo gasto mayor
de las familias chilenas.
Pero en
el programa faltó una revisión del gabinete, que hubiera señalado la seriedad
de la toma de conciencia del conflicto y una Reforma Tributaria que fondee un
ciclo redistributivo. La reforma que estaba sobre la mesa y fue urgentemente
archivada, disponía en cambio una multimillonaria reducción de impuestos para
el 1% de mayores ingresos del país que captura el 26,5% de la renta nacional
contra el 2,5% que se reparte la gente que está protestando en las calles.
El agravante es que el mandatario tampoco anunció el retiro de los militares de
la calle ni insinuó una autocrítica por una represión a la que se apostó
irresponsablemente como herramienta para abortar la protesta.
El plan de Piñera incluyó mejoras en el
sueldo básico, las jubilaciones y un impuesto del 40% a las rentas superiores a
US$ 11 mil mensuales. Ese gravamen recaudará apenas US$ 160 millones. El gasto
de todo el paquete será de US$ 1.200 millones. No es claro cómo se financiará
este nuevo gasto si no se modifica la tributación. Son muchas las razones para
que la gente no le crea al gobierno. Pero el problema más delicado es
que Piñera al no cubrir el vacío que su desconcierto revela,
esas masas irritadas tomarán totalmente las consignas de los grupos violentos
que han venido reclamando su renuncia como una cuestión innegociable.
Hay otra
dimensión en este embrollo. El asombro por una crisis semejante en un país que
el propio jefe de Estado describía días atrás como un oasis, alimentó la
suposición conspiradora de una mano bolivariana detrás del conflicto. No es
casual que el ecuatoriano Lenín Moreno se haya abrazado a esa idea sin sustento
para tratar de licuar su responsabilidad en la rebelión que lo obligó a dar
marcha atrás, hace muy poco, con la quita de los subsidios al combustible. Es
razonable que un gobierno limpie su presupuesto de ese tipo de prácticas
distorsivas, pero el presidente ecuatoriano lo hizo descargando el peso del
ajuste sobre los sectores menos favorecidos, indígenas y segmentos medios. No
hubo un criterio selectivo, no hubo política, y se apostó a que la gente
absorbería pasivamente el golpe. El mismo fallido chileno con el aumento cegato
del boleto de subte que disparó la furia,
El boliviano Evo Morales también comparte este rito de
los liderazgos arriba de todo y con las ventanas cerradas. Acaba
de ejecutar en versión extrema una concepción plebiscitaria de la democracia,
ritual del populismo latinoamericano, que consiste en que el voto solo existe
para ratificar al líder, jamás para cuestionarlo. El mandatario desdeñó la
opinión de sus propias bases que rechazaron en un referendo que buscara una
cuarta reelección. Y le quitó valor a ese disgusto como a los ruidos que
comenzaba a producir el bajón de su economía, cuyo crecimiento último se ha
sostenido en el uso de las reservas.
Ese
comportamiento explica que Morales haya enfrentado por primera vez en sus 14
años en el poder una consistente ofensiva opositora que sumó a parte de sus
votantes históricos. Esa reacción apuntaba a removerlo del poder y le facturó
ya la mayoría parlamentaria. Una segunda vuelta abría todas las probabilidades
de un recambio del Ejecutivo. De confirmarse que el gobierno manipuló los
resultados para evitar ese destino, Morales se acaba de comprar un futuro
imprevisible. Ya se sabe lo que sucede cuando la política no hace posible lo
necesario.
Copyright Clarín 2019
viernes, 25 de octubre de 2019
Una editorial para la polémica… (*)
Te paso un adelanto
TITULO
(*) Guerrilla
setentista: valoración positiva de jóvenes idealistas o reivindicación del
terrorismo insurgente….
…El entrismo de la tendencia revolucionaria
proto-montonera de ayer, aggiornada contemporáneamente y ataviada de evitismo, negadora
e impugnadora histórica del general Perón; ha sido el embrión del kirchnerismo
cuya expresión más cabal y consecuente ha sido la creación de La Campora. El
peronismo es un cuerpo saludable y pletórico de vida, pareciera que su materia
gris debió ser desarrollada con las ideas de esos iluminados para darle
continuidad y superación.
El
peronismo es pueblo y viceversa, puro corazón y sentimiento; campo fértil para que
el entrismo-progresista los eduque y
trasforme, dejando solo los iconos fundacionales para mostrarlos en las
liturgias de ocasión…
#kirchnerismo
#peronismo #lacampora
Nos prometieron completarla la próxima semana
jueves, 24 de octubre de 2019
viernes, 18 de octubre de 2019
miércoles, 16 de octubre de 2019
domingo, 13 de octubre de 2019
Pobreza Mundial
La POBREZA va más allá del nivel de ingresos. Es también el acceso a la educación, al agua potable, a la comida o a la educación
Aproximadamente 1300 millones de personas viven en la pobreza multidimensional, lo que representa casi una cuarta parte de la población de los 104 países incluidos en el informe. Casi la mitad de estas personas, el 46 por ciento, viven en la pobreza severa y sufren carencias en al menos la mitad de las dimensiones que cubre el índice.
Aunque la pobreza multidimensional está presente en todas las regiones en desarrollo en el mundo, es particularmente grave y significativa en África Subsahariana, donde la sufren unos 560 millones de personas, y en Asia Meridional, con 546 millones viviendo en la misma situación. Las cifras para el resto de las regiones son menos severas.
Cabe destacar que la gran mayoría (1100 millones) de los multidimensionalmente pobres de todo el mundo viven en zonas rurales, donde la tasa es del 36%, cuatro veces mayor que la de las personas que viven en los núcleos urbanos.
1 Causas de la pobreza en el mundo
1.1 Modelo comercial multinacional
1.4 Enfermedades y epidemias
1.6 Crecimiento de la población
1.7 Conflictos armados
1.8 Discriminación de género
1.10 Desinterés de los países desarrollados por acabar con la pobreza
2 Líneas de actuación de Oxfam Intermón
3 Ejemplos de Oxfam sobre cómo combatir las causas de la pobreza
3.1 Construcción de pozos en Chad
3.2 Impulso del comercio justo
4 La concienciación sobre la pobreza en el mundo, factor clave
5 Material complementario
jueves, 10 de octubre de 2019
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