La presencia en el parlamento nacional de diputados
y senadores de extracción gremial sigue en caída libre desde la vuelta de la
democracia, en 1983. En las pasadas elecciones generales los representantes
de los trabajadores no sumaron bancas en la Cámara Baja , y su expresión se redujo a menos
del 5%. En la Cámara Alta el
desempeño fue peor aún: el dirigente sindical que debía revalidar título quedó
fuera.
Cuando el
radical Raúl Ricardo Alfonsín le
ganó las elecciones presidenciales, el 30 de octubre de 1983, al justicialista Ítalo Argentino Luder, accedieron a la Cámara de Diputados 23 representantes de extracción sindical.
Miguel Unamuno fue uno de los dirigentes más caracterizados
que llegó a la Cámara Baja
en esa elección. Unamuno había sido secretario nacional adjunto de la Asociación Bancaria ,
y ministro de Trabajo de María
Estela Martínez de Perón.Años después, en 1997, el cervecero y ex
titular de la CGT
-entre los años 1980 y 1992- Saul
Ubaldini llegaría a Diputados.
En la
actualidad, esos 23 parlamentarios se
redujeron a los 12 actuales.
Ellos son Pablo Ansaloni
(OSPERA), Pablo Carro (docentes universitarios), Walter Correa (Curtidores),
Romina del Pla (Docente), Abel Furlan (UOM), José Luis Moretti (Obreros y
Empleados Telefónicos), Facundo Moyano (Peajes), Mónica Schlotthauer (Unión
Ferroviaria), Vanesa Siley (Judiciales), Jorge Taboada (Camioneros), Hugo Yasky
(Docentes, CTA) y Carla Pitiot (APOC).
De este total, cinco pertenecen al bloque del Frente para la Victoria-PJ ; dos por
el interbloque que supieron conformar Sergio Masa y José Manel de la Sota , Federal unidos por una
nueva Argentina.Los cinco restantes ingresaron por igual cantidad de espacios
políticos; Red por Argentina, Cambiemos, Izquierda socialista-Frente de
izquierda y Cultura educación y trabajo.
Facundo Moyano, quien entra en su séptimo año de mandatos, es
quien lleva más años en la banca y si quiere continuar siendo diputado debería
revalidar su título en las próximas elecciones parlamentarias de 2021. Según un
minucioso análisis relevado por “Iniciativa ciudadana quiero saber”, que
realizó su extenso informe para la publicación especializada Mundo gremial, a
2019 los proyectos de ley presentados que se relacionan con el tópico “trabajo”
fueron encabezados por el hijo del secretario general del gremio de los
Camioneros, 134 en total.
Le sigue la docente del Partido Obrero, Del Plá con 38 proyectos;
Furlan con 23, Yasky con 19, y Siley con 13 proyectos de ley.
El resto presentaron menos de 10 iniciativas.
Si tenemos
en cuenta que la Cámara
Baja está conformada por 257 diputados, representan
tan solo el 4,66%. La performance es mucho peor si se compara con los 39 legisladores que habían ingresado en 1973.
En este punto vale recordar que la actividad parlamentaria fue
suprimida de manera abrupta con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
La sangría de gremialistas obedece a varias razones, pero hay al
menos cuatro puntos que sobresalen; la
pérdida de poder frente a la case política; las mayores movilizaciones por
reclamos que en los últimos 15 años demostraron los movimientos sociales; la
crítica que los trabajadores le hacen a la CGT por dilatar medidas de fuerza; y el
desprestigio de algunos dirigentes sindicales que, lejos de traccionar votos
-como ocurrió en algún momento de nuestra historia- los expulsa.
Uno de esos ejemplos bien podría Luis
Barrionuevo, el dirigente que lleva 34 años al frente del gremio
gastronómico. El 27 de octubre pasado, Barrionuevo encabezaba la lista de
diputados nacionales por la provincia de Catamarca en representación de
Consenso Federal, el espacio que llevaba como candidato a presidente de la
nación a Roberto Lavagna.
El dirigente gremial no llegó al 5% de los votos. Es decir menos que los sufragios en blanco que
representaron el 9%.El otro sindicalista de renombre que quedó fuera del
parlamento nacional, en este caso de la Cámara de Senadores, es el petrolero Guillermo Pereyra, del Movimiento Popular
Neuquino.
Obtuvo el 22% de los votos y quedó detrás del Frente de Todos
(35,59%) y de Juntos Por el Cambio (32,38%).De esta manera, Pereyra, que
renovaba su banca, quedara fuera de la Cámara Baja.
Desde la
vuela de la democracia, en 1983,
a la actualidad, el
número de representantes de los trabajadores bajó de 23 a 12. El descenso de
los gremialistas en la
Cámara Baja es más pronunciada aún si se los compara con los 39 legisladores de extracción sindical que
habían ingresado en 1973 y cuyo mandato se interrumpió abruptamente
con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
En 2019 la representación obrera es de
apenas 4,66%.
La cifra se repetirá después de la jura de los nuevos diputados
que asumirán después del recambio presidencial el 10 de diciembre, ya que
durante las pasadas elecciones, no ingresó ningún representante gremial. Pero
tampoco disminuirá porque ninguno había puesto en juego su poltrona.
El estudio de “Iniciativa ciudadana, quiero saber”, y basado al
análisis de las estadísticas de la
Dirección de Información Parlamentaria del Congreso Nacional,
informa que “en el período comprendido entre la vuelta de la democracia y 1993
los legisladores del movimiento obrero se redujeron
de 39 a
23. De 1993 a
2003, pasaron a ser de 23 a
17, y entre 2003 hasta 2011, el número se redujo a 13” .
Y de esa fecha a 2019,
a los 12 ya mencionados.
Medido en porcentaje, las cifras quedan aún más patentizada. Entre
1973 y 1976 la representación de la clase trabajadora en el parlamento nacional
era del 34%.
Entre 1985 y 1987, disminuyeron al 29,7%.
De 1987 a
1989 los diputados sindicales llegaban al 24,7% entre los 257 integrantes de
esa cámara.Desde 1989 a
1991 la cifra bajó al 20%; de 1993
a 2003, el descenso llegó al 8,9%; y ya entrado en la
era kirchnerista la escasez de dirigentes gremiales en las listas hizo que
entre de 2003 y 2011 esa expresión disminuyera al 5,0% hasta llegar a la mínima
expresión actual de tan solo el 4,66%.
Como se puede observar, a lo largo de
los años, lejos de fortalecerse el poder sindical se fue devaluando período
tras período legislativo.
Por Andrés Klipphan
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