miércoles, 21 de julio de 2021
lunes, 19 de julio de 2021
viernes, 16 de julio de 2021
Sindicatos: cae prórroga de mandatos y arranca festival de elecciones en la CGT
El 1 de septiembre comenzarán a correr los tiempos para la realización
de comicios en más de mil gremios con sus jefaturas vencidas.
El Gobierno
resolvió no prorrogar la extensión de mandatos sindicales que rige desde que
arrancó la pandemia y que vencerá en agosto. De ese modo se calcula que no
menos de un millar de organizaciones gremiales, incluida la propia CGT, deberán
ir a elecciones en los próximos meses para renovar sus conducciones. Como
anticipó este diario en exclusiva, en el caso de la central obrera se mantiene
el 20 de octubre como fecha tentativa para llevar a cabo un congreso para la
designación de autoridades ejecutivas de un nuevo Consejo Directivo.
El año
pasado, poco después de declarada a nivel internacional la pandemia y junto con
las primeras normas de restricción de la circulación firmadas por la
administración de Alberto Fernández el Ministerio de Trabajo dispuso la
suspensión de los actos electorales así como asambleas y otros episodios de la
vida interna de las organizaciones sindicales que requiriesen la presencia de
sus afiliados para evitar aglomeraciones y al mismo tiempo prorrogó los
mandatos. En febrero pasado la resolución 133/21 de la cartera laboral extendió
los alcances de la norma hasta el 31 de agosto.
En el
Ministerio que encabeza Claudio Moroni revelaron que se decidió no dar una
nueva extensión de la medida, con lo que desde el primer día de septiembre
volverán a correr los tiempos de vencimiento de los cargos electivos en los
gremios y, por lo tanto, los plazos para la realización de elecciones. Cerca
del ministro explicaron que la norma general hará obligatoria la concreción de
los comicios en los casos de conducciones con sus mandatos vencidos pero
aclararon que ese criterio regirá plenamente sólo si en la jurisdicción donde
debería realizarse el acto de votación o una asamblea habilita ese tipo de
encuentros presenciales.
En los
distritos donde estuviesen en vigencia restricciones de circulación o de
reuniones la realización de elecciones dependerá de una autorización puntual de
la autoridad local o bien el gremio tendrá que solicitarle dejar por escrito la
imposibilidad para presentarla ante el Ministerio de Trabajo. Así se buscará evitar
confrontaciones en sindicatos donde hubiese oposición con aspiraciones de
disputarle al oficialismo en elecciones.
El mapa
sindical argentino está compuesto por unas 2400 organizaciones. La mitad de
ellas con personería gremial, es decir el reconocimiento pleno que establece la
ley 23.551 de Asociaciones Sindicales, y el resto con la denominada “simple
inscripción” un estatus administrativo de menor jerarquía pero que la
Constitución les garantiza a todas las agrupaciones de trabajadores constituidas
con ánimo de representar a un colectivo puntual. Con casi un año de pandemia y
restricciones se calcula que no menos de la mitad de los dirigentes de esas
entidades tienen sus mandatos vencidos y a los cuales les comenzarán a correr
los tiempos administrativos para renovarlos desde el 1 de septiembre.
Esa fecha
será la campana de largada para los procesos electorales que podrán extenderse
como máximo hasta el 22 de mayo de 2022, día en que los laboralistas calculan
que se habrá cumplido el último plazo para la asunción de nuevas autoridades en
cualquier gremio con mandatos vencidos. Entre las organizaciones sindicales más reconocidas
están con sus jefaturas prorrogadas la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Sanidad,
Alimentación, La Fraternidad, Unión Ferroviaria, personal de peajes (Sutpa),
encargados de edificios (Suterh), Petroleros y Textiles (AOT). También están
pendientes las elecciones en organizaciones de segundo nivel como la
Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT).
jueves, 15 de julio de 2021
miércoles, 14 de julio de 2021
El Gobierno autorizó una SUBA del 5% RETROACTIVA a julio en los precios de internet, telefonía y cable
La resolución del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) fue publicada
este miércoles en el Boletín Oficial
El Ente Nacional de
Comunicaciones (ENACOM), a través de la Resolución 862/2021 publicada este
miércoles en el Boletín Oficial, estableció que “las licenciatarias de
Servicios de Telefonía Fija (STF), podrán aplicar un aumento, retroactivo al 1°
de julio de 2021 y de hasta un 5%, en el valor de los precios minoristas de
cualquiera de sus planes en las modalidades pospagas y mixtas”
Además el organismo
gubernamental estableció en $25, con impuestos incluidos, el valor máximo del
precio de recarga de 50 MB de datos móviles por día; en $0,38, con impuestos
incluidos, el valor máximo del precio del segundo de voz; y en $5 con impuestos
incluidos, el valor máximo del precio del SMS, para servicios móviles en la
modalidad “prepaga pura”. Dichos incrementos podrán ser aplicados por las
empresas tras la publicación de la presente resolución. No obstante, el ENACOM
definirá los próximos valores máximos de los precios minoristas de los
servicios en la modalidad “prepaga pura”.
En el Artículo 3 se
determinó que los licenciatarios de servicios de acceso a internet (SVA-I), de
servicios de telefonía fija, de radiodifusión por suscripción mediante vínculo
físico y radioeléctrico y de servicios de comunicación audiovisual de
radiodifusión por suscripción mediante vínculo satelital, también podrán
incrementar el valor de todos sus precios minoristas hasta un 5% retroactivo al
1° de julio de 2021.
El año pasado, en medio
de la estricta cuarentena, el Gobierno congeló el precio de los servicios de
telecomunicaciones y prohibió hasta fin de 2020 el corte de los mismos por
falta de pago. Ya en 2021, permitió un aumento general del 5% para enero, y
otro de hasta el 7% en febrero para aquellas empresas que posean menos de cien
mil accesos totales. A fines de dicho mes, el ENACOM permitió a las compañías
de telefonía celular aumentar un 7,5% y un 2,5% en febrero y marzo; y a las de
TV por cable, internet y telefonía fija, entre el 5% y el 7,5% a partir de
marzo. Puso como condición que las empresas del mercado devuelvan aumentos que se
hubieran realizado de manera indebida en los dos primeros meses de 2021.
https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/246868/20210714
martes, 13 de julio de 2021
OSPETELCO: COMUNICACION IMPORTANTE
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El fin de la primavera camporista… [ 13 de julio de 1973 ]
La estrategia
de Perón para desplazar a Cámpora, una fórmula con Balbín y el infarto que casi
arruina sus planes
La irritación de Juan Domingo Perón con
Héctor J. Cámpora aumentó cuando llegó al país y palpó de primera mano el caos.
Cómo lo desalojó de la Casa Rosada, la idea del caudillo radical como vice y
los problemas de salud que preanunciaron la muerte del líder peronista
Ya lo relatado, en otras
ocasiones, Perón –quien nunca dejó de imaginar que iba a volver a la Casa
Rosada—llegó a decirle a Benito Llambí que no quería hablar más con Cámpora.
Las razones eran varias y, en especial, el caos en que Cámpora había sumergido
al país con su “primavera camporista”, que no era
otra cosa que el asalto del “entrismo montonero” en los estamentos del Estado. Desde que llegó definitivamente a la Argentina,
Perón se vio envuelto en el caos en que habían convertido a su Patria y, desde
el primer minuto inició su ofensiva final para terminar con el estado de cosas.
El 20 de junio de 1973,
cuando aterrizó en la Base Aérea de Morón, el viejo líder palpó la situación.
En ese momento, el entonces comodoro Jesús Orlando Capellini hacía escasos
meses que se desempeñaba como comandante de la VII Brigada con asiento en
Morón. En esas horas escuchó, de uno de los choferes de los tantos funcionarios
que estaban en la base, que Perón bajaría en Morón. Según me contó en 2010,
sorprendido, tomó un helicóptero para recorrer la zona del acto y al sobrevolar
la marea humana, cercana al Puente 12, observó que abajo reinaba el caos. Perón
y unos muy pocos más entraron en el despacho del jefe de la base y Capellini
entraba sólo para atender los llamados urgentes que recibía. El embajador
Benito Llambí recordó que “ingresamos a una sala en la que de inmediato se le
expuso a Perón el problema de Ezeiza. Sin disimular para nada su fastidio, hizo
responsable de toda la situación al ministro del Interior Esteban Righi, a
quien retó en términos durísimos delante de todo el mundo”. La visión del
embajador Llambí es coincidente con la de un alto jefe del Ejército (Llamil
Reston, llegó a general de división) que en esos días estaba cerca del teniente
general Raúl Carcagno y escuchó su relato: “Vicente Solano Lima nos llamó a los
tres comandantes para pedir asesoramiento de qué hacer frente a lo que sucedía
en Ezeiza. Todos coincidimos que Perón y su comitiva debían descender en Morón.
Cuando bajó del avión, tras los cortos saludos protocolares, Perón se reunió con
los tres comandantes y nos pidió un cuadro de situación. La reunión se realizó
en una oficina que tenía un amplio ventanal y en un momento Perón, observando a
Righi detrás de los cristales me dijo: ‘Sólo
Cámpora pudo nombrar a este pelotudo de Ministro del Interior’”. Carcagno
tampoco la sacó gratis, porque con una gran muestra de malestar, comentó con
sorna: “Haría falta Lanusse.” A Perón e Isabel los subieron a un helicóptero
UH-1H para trasladarlos a la residencia presidencial de Olivos. A Perón se lo
vio cansado y preocupado.
El jueves 21 de junio de
En términos similares recordó
ese momento, en su libro El último Perón, el entonces Ministro de Educación,
Jorge A. Taiana, cuando Perón, ostensiblemente nervioso y de mal humor,
arremetió contra Cámpora. También contó que Perón realizó una muy ácida alusión
a la inoperancia gubernamental, incluida la de los hijos y amigos del
presidente Cámpora, mientras, de pie, contra la pared, el edecán militar Carlos
Corral escuchaba atentamente.
Esa noche del 21, Perón habló
por televisión, flanqueado por el presidente Cámpora y el vice Vicente Solano
Lima. Atrás, parados, José López Rega y Raúl Lastiri, completaban la escena. En
la ocasión, envió un claro y enérgico mensaje a todas las “organizaciones
armadas”, en especial a Montoneros:
“Nosotros somos justicialistas, no hay
rótulos que califiquen a nuestra doctrina y a nuestra ideología”. “Ninguna
simulación o encubrimiento por ingeniosos que sean podrán engañar. Por eso
deseo advertir a los que tratan de infiltrarse que, por ese camino, van mal… a
los enemigos embozados, encubiertos o disimulados les aconsejo que cesen en sus
intentos, porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el
escarmiento.”
El domingo 24 de junio de
1973, inexplicablemente, Cámpora y sus acólitos expresaron en reiteradas
ocasiones que una vez establecido el gobierno constitucional, las
organizaciones armadas perderían la razón de su existencia y dejarían de
operar. Lo afirmaban, mientras los cuadros principales de todas las
organizaciones terroristas sostenían lo contrario. Para el gobierno de Héctor
Cámpora, sin violencia de arriba no habría violencia de abajo y se viviría en
un clima de paz. ¿Paz? Regía un gobierno constitucional pero seguían actuando
las organizaciones armadas. Ese domingo 24 de junio, “La Opinión” informaba que
no habían novedades de los paraderos de cuatro empresarios secuestrados: John
Thomson, presidente de Firestone Argentina por quien pedían 1.500 millones de
pesos y se pagó 1.000.000 de dólares; Charles A. Lockwood, un empresario
británico que llevaba más de tres semanas de desaparecido (se abonaron
2.300.000 dólares al PRT-ERP por su liberación); Kart Gerbhart, un alemán,
gerente general de Silvana S.A. y en Córdoba había sido secuestrado por grupos
armados en plena calle Manuel Ciriaco Barrado, un empresario de una fábrica de
papel. Todo esto mientras el gobierno preparaba una ley de inversiones
extranjeras.
En esas horas, la historia
comenzaba a trazarse en otro lado, durante el encuentro que mantuvo Perón con
el líder del radicalismo, Ricardo Balbín, en el ámbito del Congreso de la
Nación. La cumbre se iba a realizar en la casa de Balbín en La Plata, como
devolución a la visita que el jefe radical hizo a la casa de Gaspar Campos el
19 de noviembre de 1972, pero por razones de seguridad se concretó en las
oficinas de Antonio Tróccoli, jefe del bloque de diputados de la Unión Cívica
Radical. “Mi casa en Buenos Aires es el bloque legislativo”, había opinado
Balbín. Oficiaron de mediadores el propio Tróccoli y el presidente de la Cámara
Baja, Raúl Lastiri.
Al día siguiente, la embajada
de los Estados Unidos de Norteamérica informó a la Secretaría de Estado que se
habían reunido en “privado” y que se discutieron “medios y formas de
cooperación”. Lodge comentó en el punto 4º del cable reservado Nº 4459: “Además
de problemas tales como el control del terrorismo y las divisiones dentro del
Movimiento, uno de los temas que más está presionando a Perón, es el de
mantener la cooperación de otros partidos políticos especialmente la UCR. El
hecho de que Perón haya visitado a Balbín poco después de su regreso, muestra a
las claras que Perón tiene la intención de moverse rápidamente, en lo que hace
a controlar este problema”. Mientras, Tróccoli me dejó constancia escrita: ”Yo
estuve con los dos y yo lo escuché decir a Perón: Los dos hagamos de
copresidentes. Los dos apuntalando un gobierno para poner en orden al país.”
Ricardo Balbín quedó sorprendido por la forma de hablar de Perón sobre el
gobierno de Cámpora. La feroz censura se abatió sobre el propio Cámpora y
algunos de sus ministros, en especial Esteban Righi y el canciller Juan Carlos
Puig. Perón fue directamente al grano: no estaba de acuerdo las ocupaciones a
las oficinas públicas y de los excesos que se cometían a diario, y le dijo que
se intimaría a los grupos armados para que se desarmen “y si no actuará la
Policía que para eso está”. Balbín nunca imaginó la profundidad y la vecindad
de la crisis. Perón le adelantó que se habrían de producir cambios en el
gobierno. “Claro, respondió Balbín, es de suponer que cuando se sancionen las
modificaciones a la ley de ministerios, todos ofrecerán sus renuncias y
entonces se producirán los cambios”. La respuesta de Perón no se hizo esperar:
“No, no podemos esperar tanto; tendrán que producirse ya mismo”.
El lunes 25 de junio de 1973,
Cámpora dirigió un mensaje al país, sosteniendo que el marco político de la
reconstrucción y liberación no admitía ni la anarquía ni la intolerancia y que
el gobierno ejercería su autoridad con plenitud. A su vez el ministro Righi
firmaba un comunicado recordando el “máximo cuidado por el cumplimiento de las
disposiciones que prohíben la tenencia de armas y explosivos”. Pocas horas
antes, en Campana, provincia de Buenos Aires, había caído muerto a escopetazos
el ex diputado nacional Alberto Armesto, un peronista ortodoxo, ex colaborador
del sindicalista Augusto Timoteo Vandor (asesinado por proto montoneros en
junio de 1969) y que se había opuesto a la candidatura a gobernador de Oscar
Bidegain (respaldado por Montoneros).
el martes 26 de junio de 1973
ocurrió lo inesperado: cerca de la 01.30 de la madrugada, Perón tuvo fuertes
dolores de pecho. Mucho más intensos y duraderos a los que ya había sufrido a
bordo del avión que lo trajo a la Argentina unos días antes. Llamado el doctor
Pedro Cossio a media mañana, observó que había padecido un infarto agudo de
miocardio. Hasta ese momento lo había atendido de urgencia el doctor Osvaldo
Carena. Cossio recetó reposo absoluto dentro de Gaspar Campos, pero el 28
registró “un episodio que, por sus características, se diagnostica y trata con
éxito como pleuropericarditis aguda, con agitación y fiebre”. A partir de ese
instante, Pedro Ramón Cossio es integrado al equipo de su padre, para atender a
Perón y, sin proponérselo, pasó a convertirse en un testigo privilegiado,
porque estuvo durante doce días de 10 de la mañana a las 22 sin separarse del
enfermo. Fue testigo de las vejaciones a Cámpora: en uno de esos días de junio
en los noticieros se observa cómo el presidente de la Nación entraba a Gaspar
Campos, mientras Cossio permanecía con Perón en la habitación del primer piso.
Héctor Cámpora permanecía un rato en la planta baja, sin ser recibido, y al
salir relataba al periodismo que había conversado con Perón y lo había encontrado
muy bien. “Allí intuí -razonó el médico- que Cámpora dejaría pronto su
investidura”.
“Pocos días después del 20 de
junio -relató años más tarde Benito Llambí en sus Memorias de medio siglo de
política y diplomacia- recibí un llamado de Raúl Lastiri (presidente de la
Cámara de Diputados), quien quería verme con cierta urgencia. Al día siguiente
me visitó, acompañado por (el Ministro de Economía, José Ber) Gelbard, tal como
habíamos combinado”. A continuación Llambí relató que Lastiri le dijo que venía
a concretar “un cometido solicitado por Perón”. Era inminente la caída de
Cámpora y había que organizar una transición que permitiera llamar a elecciones
presidenciales donde pudiera ser candidato el general Perón. El vicepresidente
de la Nación, Vicente Solano Lima, estaba de acuerdo y ofrecería su renuncia.
“De lo que se trataba era de asegurar un gobierno provisional que se limitara a
dos cosas: por un lado depurar los cuadros de la administración pública de
aquellos elementos adscriptos a la ‘Tendencia’, y por el otro, convocar de
inmediato a elecciones y garantizar su realización con absoluta limpieza”. El
plan general lo trató Gelbard al explicar que Lastiri asumiría como presidente
interino, previa maniobra para ausentar de su cargo a Alejandro Díaz Bialet,
presidente provisional del Senado y tercero en la línea sucesoria.
Seguidamente, Lastiri le comunicó que Perón había pensado en él para ocupar la
cartera de Interior. Llambí se sorprendió y le dijo que se sentiría más cómodo
en la Cancillería, porque estaba preparado para ser el jefe del Palacio San
Martín.
El coordinador de los
detalles del “golpe blanco” como queda claro fué José Ber Gelbard, el hombre
fuerte del gabinete, con quien el matrimonio Llambí había cultivado una
importante relación personal. Llambí cuenta en su libro que “en un momento
pidió un paréntesis para ordenar sus ideas”, sin decirlo, le hizo un homenaje a
su esposa porque consultó el ofrecimiento con ella:
Benito: Me han ofrecido
Interior.
Beatriz: ¿Exteriores?
Benito: No, no, Interior. Les
dije que yo no soy para reprimir y me contestaron diciendo que el General me
necesita porque allí debe ir un hombre de diálogo. Beatriz, notó la desazón de
su marido, y recordó un consejo de su padre: “Nunca hay que dejar pasar la
oportunidad”. Después se verá… Luego, Llambí volvió a la reunión, aceptó el
ofrecimiento y escuchó la estrategia que desarrolló Gelbard.
El miércoles 4 de julio de
1973, por la mañana, Cámpora presidió una reunión de gabinete, a la que se
sumaron Isabel Perón, Raúl Lastiri y el vicepresidente Vicente Solano Lima,
donde se trataron algunos temas personales del general Perón. Su enfermedad y
el reposo que debía guardar; la restitución de su grado militar y sus haberes
devengados. En la ocasión, tanto López Rega como su yerno Raúl Lastiri
ensayaron una crítica frente a la situación general del país. El mismo grupo,
sin la inclusión de los ministros del Interior y Relaciones Exteriores, fueron
citados a trasladarse a la residencia de Gaspar Campos por la tarde. Perón
recibió a los asistentes en el living, departió un rato, invitó con café, y
luego se retiró a la planta alta. Estaba todo planeado: Los asistentes pasaron
al amplio comedor e Isabel tomó la cabecera, dejando a Cámpora a la derecha y
López Rega a su izquierda. La otra punta de la mesa la ocupo Vicente Solano
Lima, con Gelbard y Ángel Federico Robledo a sus flancos. Luego tomó la palabra
López Rega para reiterarle a Cámpora las mismas críticas que había expresado a
la mañana a las que se sumó Isabel, llegando a amenazar a todos con llevárselo
a Perón de vuelta a Madrid. En ese momento, Cámpora rompió el silencio:
“Señora, todo lo que soy, la misma investidura de Presidente, se la debo al
General Perón. Por lo tanto usted lo sabe, el cargo está a disposición del
general Perón, como siempre lo estuvo”. Le tocó a Vicente Solano Lima dar el
golpe de gracia al reconocer que estando Perón en la Argentina y como respuesta
al anhelo de la gente él presentaba su renuncia indeclinable de vicepresidente.
Siete años más tarde reiteraría en un reportaje las mismas palabras que
pronunció: “Como lo ha señalado el señor Presidente de la Nación, el pueblo
argentino quiere ser gobernado por el general Juan Domingo Perón. Pero para que
ello sea posible presento en este mismo acto mi renuncia indeclinable de
vicepresidente”. Luego, el viejo dirigente conservador popular agregaría que
“los ministros sabían ya de qué se trataba porque para eso habían estado en la
reunión del 21 de junio”.
Terminada la sesión en el
comedor, Isabel, López Rega, Cámpora, Solano Lima y Taiana subieron al primer
piso donde Perón estaba sentado en una mecedora. El Presidente en ejercicio
volvió a reiterar su gesto de reconocimiento y generosidad y Perón, como
desentendido, dijo que “habría que pensarlo”. López Rega exclamo que no había
nada que pensar y que no había que demorar las cosas.
-“¿Y los militares?”,
preguntó Perón.
-“No hay ninguna
preocupación”.
-“Bien”.
Taiana cerró la escena
relatando en El último Perón que todos se confundieron en un abrazo; Perón se
emocionó y después “lo acostamos. Le tomamos el pulso, la presión y le
proporcionamos un medicamento en los minutos más importantes de los últimos
años. De allí, Perón a la Presidencia”. Las renuncias que salieron publicadas
en los diarios nueve días más tarde, en realidad, se produjeron en la reunión
de ese día.
La tradicional comida de las
Fuerzas Armadas, para conmemorar el 9 de Julio, no se realizó en el Edificio
Libertador sino en el Teatro San Martín de la avenida Corrientes. Hacía de
anfitrión la Armada, por lo tanto el discurso debía ofrecerlo el almirante
Alberto P. Vago en su calidad de presidente del Centro Naval. Habló Cámpora
–quien discurseó sobre la unión del pueblo con las Fuerzas Armadas- y se
produjo un cambio de último momento: el Ministro de Defensa, Ángel F. Robledo,
el 6 de julio, a las 16 horas, le comunicó al almirante Vago que debían
suprimirse los párrafos del 1 al 5. “No tengo inconveniente en suprimir el 1º y
abreviar el 4º, pero manteniendo el resto”, anoto Vago en una minuta. Después de
varias discusiones “decido no hablar y como consecuencia no concurrir a la
cena.” El polémico párrafo 5º expresaba: “Las Fuerzas Armadas confían en la
decidida acción del Gobierno Constitucional y de los legítimos poderes del
Estado, para anular la conjura antinacional que se proyecta y planifica en
otras latitudes, y es ejecutada por un minúsculo sector de argentinos,
poseedores de inmensos recursos de desconocido origen, que se mueven y
extienden su prédica con el uso de casi todos los medios de comunicación
masiva, envenenando las mentes del pueblo y sembrando la destrucción y la
muerte entre los que quieren vivir en paz, para construir y trabajar en
libertad.”
El martes 10 de julio de
Carcagno, dada la sinceridad
con la que habló Perón, se atrevió a relatarle “la irritación” que había
motivado Cámpora con algunas partes de su discurso en el Teatro San Martín,
porque resultaba “inútilmente recordatorio de hechos que sólo pueden superarse
con el silencio mutuo”. Perón estaba avisado de ésta situación por boca de
Jorge Osinde y José López Rega. Según dicho medio “le llevaron ‘el dato’ de que
el texto había sido escrito por Esteban Righi, el Dr. Mercante (subsecretario
del Interior), el hijo de Cámpora, Héctor Pedro; el Dr. Enrique Bacigalupo
(luego miembro del Tribunal Supremo de España) y otros miembros del ‘entourage’
presidencial”.
El miércoles 11 de julio de
La noticia de las renuncias
de Cámpora, Solano Lima y el gabinete de ministros, una vez ultimados todos los
detalles, debía ser conocida el sábado 14 de julio, día de la toma de la
Bastilla, fiesta nacional de Francia. Pero se adelantó en un día porque Clarín
publicó unas declaraciones del vicegobernador de la provincia de Buenos Aires,
Victorio Calabró en las que sostenía que “estando el General Perón en el país
nadie puede ser presidente de los argentinos más que él”. Luego de las palabras
del vicegobernador bonaerense, Cámpora y sus allegados estimaron que era
preferible adelantarse antes que ser empujados fuera de la Casa Rosada por la
“pandilla” (termino con el que se referían a los que rodeaban a Perón).
El viernes 13 de julio de
viernes, 9 de julio de 2021
jueves, 8 de julio de 2021
Decreto 438/2021 - Opción de Cambio de OBRA SOCIAL (Decreto Nº 504/1998. Modificación)
Mediante Decreto 438/2021, se modifican las normas que rigen el derecho de opción de cambio de obra social. Entre otras novedades, se establece que el cambio se hará efectivo a partir del primer día del mes siguiente de ejercida la opción y ya no podrá solicitarse al inicio de la relación laboral, debiéndose cumplir un año de permanencia en la obra social que corresponda a la actividad.
La opción de cambio se hará efectiva a partir del primer día del mes siguiente a la formalización de la solicitud (antes era desde el tercer mes).
Los trabajadores que inicien una relación laboral deberán permanecer 1 año en la Obra Social correspondiente a la rama de su actividad antes de poder ejercer el derecho de opción de cambio (antes era desde el inicio)
Esta disposición también resultará de aplicación a las relaciones laborales que se hubieren iniciado con anterioridad al 08.07.2021 y no cuenten a dicha fecha con 1 año de antigüedad, salvo que el trabajador hubiese hecho uso del derecho de opción en forma previa.
El derecho de opción deberá ejercerse de manera individual y personal por el beneficiario, a través de las modalidades dispuestas por la SUPERINTENDENCIA DE SERVICIOS DE SALUD, privilegiándose la utilización de plataformas digitales.
Se deberán garantizar, como mínimo, que los beneficiarios puedan acceder en todo momento a la cartilla completa, con los planes y programas de cobertura, a través del Sitio web institucional de la Obra Social y otros canales que la misma brinde.
https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/246592/20210707
martes, 6 de julio de 2021
miércoles, 30 de junio de 2021
martes, 29 de junio de 2021
Se oficializó la prórroga de la prohibición de despidos hasta el próximo 31 de diciembre
Se oficializó la prórroga de la prohibición de despidos hasta el próximo 31 de diciembre
A través del DNU 413/2021 publicado en el Boletín Oficial, el Poder Ejecutivo Nacional prorrogó la prohibición de los despidos y suspensiones hasta el próximo 31 de diciembre, en el marco de la emergencia pública en materia sanitaria declarada por la Ley 27.541.
"Prorrógase hasta el 31 de diciembre de 2021 inclusive, la prohibición de efectuar despidos sin justa causa y por las causales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor", establece la norma, la cual especifica que se prorroga "hasta el 31 de diciembre de 2021, inclusive, la prohibición de efectuar suspensiones por las causales de fuerza mayor o falta o disminución de trabajo".
La normativa indica que "los despidos y las suspensiones que se dispongan en violación de lo dispuesto no producirán efecto alguno y se mantendrán vigentes las relaciones laborales existentes y sus condiciones actuales". "Las prohibiciones previstas en el presente decreto no serán aplicables a las contrataciones celebradas con posterioridad a la entrada en vigencia del Decreto 34/19 -que declaró la emergencia laboral antes de la pandemia- ni respecto del personal que preste servicios en el ámbito del Sector Público Nacional definido en el artículo 8° de la Ley N° 24.156 y sus modificatorias, con independencia del régimen jurídico al que se encuentre sujeto y de la naturaleza jurídica de la entidad empleadora".
Quedan asimismo exceptuados de tales prohibiciones quienes se encuentren comprendidos en el régimen legal de trabajo para el personal de la industria de la construcción regulado por la Ley 22.250.
En sus fundamentos la norma recuerda que la "protección preferente de las trabajadoras y los trabajadores es una garantía que la Constitución Nacional incluye en el artículo 14 bis y que, en idéntico sentido, normas internacionales incorporadas en el artículo 75, inciso 22, obligan a adoptar medidas robustas de mayor intensidad en contextos excepcionales que ponen en riesgo el propio tejido del sistema de relaciones laborales".
Asimismo, se destaca que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó el documento "Las normas de la OIT y la COVID-19" que alude a la necesidad de que los gobiernos implementen medidas dirigidas a paliar los efectos nocivos en el mundo del trabajo, en particular en lo referido a la conservación de los puestos de labor.
https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/246102/20210628
domingo, 27 de junio de 2021
domingo, 20 de junio de 2021
La vuelta de Perón: los 12 muertos de Ezeiza y el anticipo de los años más oscuros y sangrientos de la Argentina **
Mañana, 20 de junio, se cumple otro año del regreso
definitivo de Juan Domingo Perón a la Argentina. Aquella jornada de 1973 fue
premonitoria: hubo un enfrentamiento entre la izquierda y la derecha peronista
por un lugar en el palco, que reconoce cuatro víctimas por bando, otras más sin
identificar el sector y 240 heridos
En septiembre de 1955, un
golpe cívico-militar autodenominado “Revolución Libertadora” había expulsado al
Presidente constitucional Juan Domingo Perón; disuelto el Congreso; intervenido
el Poder Judicial; la CGT y las organizaciones sindicales; detenido sin juicio
previo a los dirigentes políticos y gremiales peronistas; proscripto al partido
Justicialista; prohibido mencionar los nombres de Perón y Eva Perón, sus
símbolos, sus músicas, etc etc…paradojalmente todo en nombre de la palabra
“libertad”.
Esta proscripción de la mitad
de la sociedad argentina se mantuvo hasta marzo de 1973, cuando el peronismo
pudo volver a presentarse a elecciones y obviamente ganar.
Perón pudo retornar por
primera vez el 17 de noviembre de 1972, todavía durante la dictadura de
Lanusse. Lo hizo para convocar a la unidad de todas las fuerzas políticas
(incluidos sus viejos adversarios como Ricardo Balbin) y dejar organizado el
frente electoral para la elección del 11 de marzo.
En este primer retorno, la
dictadura acordonó Ezeiza con miles de soldados para evitar que el pueblo fuese
al encuentro de Perón.
Luego de la elección del 11
de marzo y la asunción de Héctor J Cámpora el 25 de mayo de 1973, ahora sí, el
pueblo se preparaba para darle a su líder una grandiosa fiesta popular de
recepción. Se calcula que una multitud superior a los dos millones de personas
se nucleó esa fresca mañana en el puente El Trébol, de Avenida Ricchieri y ruta
205.
El 9 de junio, los líderes de
FAR y Montoneros Roberto Quieto y Mario Firmenich, dan una conferencia de
prensa donde advierten que: “Estos sectores, como el vandorismo, el
participacionismo político y sindical, que utilizan matones a sueldo tratando
de intimidar al pueblo peronista, y el desarrollismo, pueden ser considerados
como enemigos internos y actuaremos con ellos de la misma forma que lo haremos
contra todos los enemigos del pueblo”(…) . “A ellos se los combatirá por todos
los medios y en todos los terrenos necesarios, por la acción de masas y por la
acción armada, tanto de masas como de comando.”
Perón desde Madrid dispuso una Comisión de
Organización integrada por José Ignacio Rucci, Lorenzo Miguel, Juan Manuel Abal
Medina, Norma Kennedy y Jorge Manuel Osinde. Salvo Abal Medina, el resto de los
integrantes eran personas claramente hostiles a la “Tendencia Revolucionaria”.
El 24 de mayo las Fuerzas
Armadas Peronistas FAP (Comando Nacional) habían ejecutado al Secretario
General de SMATA Dick Klosterman; y en un acto del día 10 de junio en Jose León
Suarez, en un enfrentamiento con miembros de JP cayó muerto el militante
sindical Aldo Rubén Romano.
En el gobierno de Cámpora
existía una real preocupación sobre la posibilidad de que las fricciones entre
los distintos sectores del peronismo emergieran en el encuentro. Por este
motivo, el presidente Cámpora convocó a referentes de las organizaciones
armadas. Néstor Verdinelli, de las FAP 17 de Octubre recuerda: “Por las FAP 17
estábamos Cacho, Amanda, Carlitos Caride y yo y había representantes de
Montoneros y de lo que entonces todavía eran las FAR. Cámpora nos saludó
afectuosamente y nos dio su mensaje. Nos pidió que hiciéramos llegar a todos
los sectores el pedido de que, por favor, no causasen disturbios ni
confrontaciones”.
En las estrategias se anunciaba el enfrentamiento
Luego de la reunión, se
comenzaron a planificar estrategias para resolver el movimiento y ubicación de
las propias fuerzas en el acto. Se trataban, en verdad, de estrategias
políticas destinadas a disputar el espacio en relación a Perón. “En Montoneros,
cuenta Jorge Gaggero, llegaron a barajarse opciones delirantes para intentar
lograr objetivos simbólicos. Una que recuerdo bien -y eso sé que se discutió en
“alto nivel”-era montar una grúa de brazo altísimo que depositara en el palco
en pleno acto a los sobrevivientes de Trelew. La primera reflexión compartida
con otros compañeros, fue: “Esto una locura total, ¿cómo alguien sensato puede
estar pensando en esto?”. La segunda reflexión de entonces fue: “Si esto lo sé
yo, también lo sabe Osinde”. Esta circunstancia creo que ya estaba definiendo,
una escalada en el enfrentamiento, que puede explicar una parte de la tragedia.
En fin, el delirio del enfrentamiento de aparatos. Un aparato de izquierda, con
respaldo de masas, contra otro de derecha privado del calor de las multitudes,
ambos librados a su propio y simétrico delirio”.
“En esos tres días tratamos
de discutir, y también averiguar de qué se trataba, avanza en el relato
Verdinelli. “Por parte de Montos/FAR la cuestión era sacarles el monopolio de
Perón a la derecha enquistada en el palco. Barajaron diferentes hipótesis,
algunas casi psicodélicas, como la de tomar el control de Perón en Ezeiza,
cuando bajara el avión. Finalmente fueron descartadas diversas opciones hasta
que quedó la final: la columna Sur (Sur del gran Buenos Aires) entraría no por
la ruta a Ezeiza, sino que entrarían por el costado, marchando hacia el palco”.
El militante de las FAP David
Ramos, recuerda una reunión previa con dirigentes montoneros: “Habíamos tenido
una reunión en zona sur con José Luis Nell, Dardo Cabo, Caride y yo. Tres días
antes de ir a Ezeiza la visión nuestra era “no usemos al pueblo de bosque”. En
esos momentos, los que ya éramos grandes recordamos que la consigna (tanto de
Montoneros como de la derecha) era “rodear a Perón para salvar a Perón”.
Nosotros no podíamos hacer efectiva esa consigna que podría haber generado un
caos mucho peor de lo que fue. Y Cacho dijo “no usemos al pueblo de bosque”. Y
nos respondieron “nosotros vamos a ir a rodear el palco, poner nuestro cartel”;
fue eso lo que sucedió. Pero esto es muy difícil de elaborar”.
Carlos Flaskamp, entonces
“oficial” montonero de la conducción de las FAR de La Plata en 1973, habla de
una puja con el propio Perón: “Estaba claro que para Ezeiza el convocante era
Perón. La gente se movilizaba para ir a ver a su líder. Lo que nosotros
aportábamos eran la organización y el esfuerzo militante para hacer llegar la
gente hasta el lugar del encuentro.(…) Sin embargo en los carteles que portaban
nuestros activistas se hablaba poco de Perón y mucho de FAR y Montoneros”.
Cortas o largas, todas las armas matan
Cuando se recorren los
testimonios de las personas que estuvieron en Ezeiza, una de las frases que se
repite entre los asistentes es “nosotros solo llevábamos armas cortas”. La
expresión, se dice con la naturalidad de quien podría decir “yo solo llevaba
una banderita en la mano”. Cortas o largas todas las armas disparan y matan.
El responsable de las
directivas montoneras, Mario Firmenich asegura que: “Fuimos con armas cortas.
No hubo ninguna directiva de ir armado... es que normalmente la gente iba
armada. El activismo iba armado, el nuestro, el del Comando de Organización,
cualquiera. En este sentido, en Ezeiza debió haber muchísima gente armada, pero
en proporción poquísima: para dos millones de personas habrá habido 5 mil
armados. Nadie fue preparado para esa guerra, los únicos que tenían un arsenal
eran los que estaban en el palco”
Oscar Balestieri: “Nosotros
recibimos información de que había grupos armados en el palco desde el día
antes. Yo propongo en una reunión de Unidad ‘Si hay grupos armados, no podemos
ir con la gente. Nos juntamos los combatientes, vamos, nos cagamos a tiros esta
noche y se acabó el tema. Están ellos o estamos nosotros, pero con la gente no
podemos’. En los hechos, la indicación fue ir a Ezeiza con armamento liviano.
En el grupo que voy, seis u ocho compañeros llevábamos pistolas 22. Sin
embargo, Quique Padilla iba en un ómnibus con una ametralladora Madsen pesada;
estaba montada en la parte de atrás de un ómnibus y solo paseó”
Nestor Verdinelli aporta: “Se
suele decir que los Montos llevaban nada más que armas cortas. Lo que no es
cierto: en la en la columna Sur iban compañeros montoneros armados con
metralletas y fusiles FAL.”
Según el propio Mario
Firmenich, “habría unas cinco mil personas armadas”. Cinco mil militantes de la
JP armados “con cortas” tropezando con 1000 pesados del CNU y el CdO equipados
con armas largas era un cóctel explosivo que cualquier chispa podía hacer volar
por los aires. La cifra oficial de 12 muertos, es un resultado “milagroso” en
un espacio donde había dos millones de personas.
La columna sur por detrás del palco
En los anuncios previos se
previó que la zona posterior del palco, estaba vedada al público. Lógicamente,
se pretendía mantener libre la vía de acceso al palco del general Perón y su
comitiva que llegaría desde el aeropuerto.
Pero el intento de parte de
la columna sur de FAR Y Montoneros de pasar al otro lado por atrás, dio origen
a la confusión de suponer que se quería rodear y copar el palco. Así lo cuenta
el ex oficial montonero Carlos Flaskamp: “Se nos informó que el Comando de
Organizacion (CdO) había organizado cordones para impedir el ingreso por el
camino de acceso a la ruta 205. Sería necesario romper esos cordones por lo
que, delante de los de Berisso, se ubicó toda la seguridad provista de armas
cortas, que formó en varias líneas. Y, delante de la seguridad iban los
“cadeneros” que eran los que tenían la tarea de hacer posible la entrada. En
esta formación fue como llegamos al lugar en el que estaba concentrada la
multitud. Los cadeneros habrán cumplido su función pero tampoco tuvieron otra
alternativa, porque desde atrás comenzó ejercerse una presión incontenible
sobre la cabecera de la columna de tal manera que nos vimos empujados hacia
adelante y fuimos ganando posiciones, independientemente de nuestra voluntad. A
los del CdO, si estaban allí, no lo llegamos a ver, cuando la presión de la
retaguardia se detuvo habíamos llegado muy cerca del estrado que se había
instalado delante del palco.”
“El resto de la columna no
habiendo podido acercarse al palco, optó por separarse y emprender camino por
detrás del palco para situarse del otro lado. Pero, este movimiento parece
haber sido mal interpretado por la custodia que supuso que la columna sobre se
aproximaba al palco con la intención de tomarlo por asalto y abrió fuego. Para
nosotros que estábamos ubicados adelante y a la derecha del palco (…) los de la
custodia aparecían haciendo fuego en dirección contraria. Por lo tanto(…)
optamos por permanecer en nuestra posición convencidos que nuestra columna era
ajena a los enfrentamientos.”
Lo real y concreto es que los
tiroteos que se produjeron el primero a las 14,30 y el ultimo a las 16hs fueron
detrás del palco. Y por las fotos y videos que se conocen, los custodios no
disparaban de arriba del palco, sino desde el suelo. Se pueden identificar en
las fotos a miembros del CNU de La Plata cuerpo a tierra disparando con armas
largas.
El frente del palco y el “fuego amigo”
Todos los testimonios de
quienes estaban sobre la autopista Richieri en frente del palco, coinciden que
escuchaban el silbar y picar de las balas que venían del lado del palco. No hay
relatos, de disparos directos desde el palco, contra quienes se hallaban
adelante, ni estampidas tumultuosas de gente corriendo, más allá del lógico
temor y confusión reinante que llevaba a tirarse al suelo para protegerse.
El testimonio de Oscar
Balestieri reafirma esta apreciación: “Nosotros decidimos, seguir avanzando.
Cuando llegamos más o menos cerca del palco eran tiros por todos lados, todo el
mundo al suelo. Estábamos todos tirados ahí en el suelo. Las balas picaban por
todos lados. De repente uno de los nuestros se para y veo que se agarra el
cuello, cuando saca la mano sale un chorro de sangre. Se cae al suelo, nos
acercamos, lo agarramos entre cuatro y lo sacamos. Por suerte se salvo, había
recibido una bala calibre 32. Creo que esa bala era nuestra, calibre 32, de
plomo. La tiraron del otro lado hacia el palco, pasó de largo y le pegó. Como
llegó con caída libre, la herida no fue grave. Si tiras así pasa por arriba del
palco y a los
La visión de los militantes del Comando de Organización
Lamentablemente casi no
existen testimonios de quienes estaban del otro lado en la pelea. Hoy muchos de
ellos siguen militando y acompañando a los gobiernos peronistas. Para esta nota
pude hablar con algunos de ellos. Javier Rodríguez quien entonces tenía 16 años
cuenta que: “Nosotros pasamos la noche en el Hogar Escuela, que esta a metros
del puente. Recuerdo que hicimos un cordón sobre el acceso de la ruta 205.
Cuando empezó el tiroteo yo me protegí debajo un auto, pero al rato se incendió
el auto de al lado. Fue todo una gran confusión. La verdad yo era chico y tenía
mucho miedo”. Roberto Surra cuenta “nosotros estábamos haciendo un cordón,
cuando vemos venir la columna montonera por la 205, era impresionante...yo
pensé, acá nos matan a todos”. Eduardo Menam quien tenía mas jerarquía dentro
del CdO, recuerda: “Nosotros concentramos toda nuestra gente en los alrededores
del palco y del Hogar Escuela. Las armas nuestras eran solo armas cortas y
cadenas. Cuando llega la columna de la 205 dos jefes nuestros Omar Venturino y
Juan Quiros acompañados por el capitán Chavarri se adelantan a parlamentar. La
respuesta fue “nosotros pasamos igual”. Cuando regresan cae Chavarri herido en
la cara.”
Como la versión mas repetida
y escuchada es la del sector de Montoneros, alguien podrá criticar diciendo
“los del CdO no eran nenes de pecho”. Diré con conocimiento de causa, porque
conocí a muchos ex-montoneros, que los que iban por la 205 tampoco eran “nenes
de pecho”.
Ambos bandos tuvieron muertos y heridos
Según los diarios de la
época, basados en los datos oficiales brindados por el área de salud, las
víctimas fatales fueron doce y se estimó en unos doscientos cuarenta los
heridos de distinta consideración.
La JP y Montoneros, a través
su revista El Descamisado, reconocen dos muertos de su sector, Horacio “Beto”
Simona, combatiente montonero y Antonio Quispe, combatiente de las FAR . A los
que hay que sumar a Hugo Oscar Lanvers militante de la UES y Raul Obregozo
militante de la JP La Plata.
De la custodia del palco las víctimas
también fueron cuatro: el capitán RE Máximo Chavarri, y los militantes del
Comando de Organización (C.d.O): Rogelio Cuesta, Carlos Dominguez y Manuel
Segundo Calabrese.
Salud Pública dio a conocer
un listado en el que figuran 4 fallecidos más, de quienes se desconoce a qué
sector pertenecían: Antonio Aquino, Pedro Lorenzo López González, Hugo Sergio
Larramendia y Daniel Santana.
La hipótesis de masacre
premeditada también se cae cuando vemos que los muertos son cuatro de cada
bando. Esta fría cifra da cuentas que hubo enfrentamientos que cobraron vidas
de ambos lados y por supuesto también victimas de esa enorme mayoría de
peronistas que había concurrido a recibir a su líder.
La opinión de un catedrático
Voy a citar la opinión de
Samuel Amaral, Doctor en Historia por la UNLP y miembro de la Academia Nacional
de Historia, quien publicó en la revista Todo es Historia Nº518 una extensa
nota sobre el tema. Dice Amaral: “La supuesta masacre de Ezeiza, es un
paradigma creado por el aparato propagandístico de FAR y Montoneros a través de
una solicitada que publicaron en los diarios pocos días después”.
“En síntesis, el 20 de junio
de 1973, hubo en Ezeiza enfrentamientos armados e incidentes de extrema
violencia, pero no hubo una masacre; ya que los hechos estuvieron localizados
en un pequeño sector y afectaron a una porción decididamente menor de los
concurrentes. Mucho menos puede decirse que haya habido una masacre
premeditada, ya que los incidentes se produjeron por la entrada tardía, por un
lugar no autorizado, de una columna cuyos desplazamientos fueron amenazantes
para la custodia del palco y en consecuencia para la presencia de Perón en él.
A modo de conclusión
Para Mario Firmenich, el
balance fue positivo: “Nosotros sí fuimos con un plan político bien deliberado,
que cumplimos, que era copar políticamente el acto.(…) Lo copamos. El acto más
grande de la historia argentina, fue un acto no digo montonero. Fue un acto
peronista dominado políticamente por la expresión de los Montoneros”
Algunos de los defensores del
palco, todavía perciben su acción, como “el día que derrotamos a los
montoneros”.
Para quien escribe, que ese
día participó como uno de los cinco mil jóvenes armados de Firmenich, la
conclusión es: Ezeiza es el caso más extremo de lo que es capaz la idiotez y la
miopía de los grupos sectarios (de ambos lados) por disputar espacios
simbólicos, cagándose en el sentimiento de todo un pueblo que ese día había
concurrido con la enorme alegría de recuperar a su líder después de 18 años de
exilio.
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Aldo Duzdevich es
autor de “Salvados por Francisco” y “La Lealtad-Los montoneros que se quedaron
con Peron”