Hace veinticinco siglos, en su obra Lisístrata, Aristófanes habló de una griega que para terminar con las guerras impulsa una huelga sexual.
Hubo mujeres que lideraron cambios como la matemática y astrónoma Hipatía, asesinada en 415 cuando fuera destruida la Biblioteca de Alejandría; o la chipriota Teodora, que como artista de circo impulsó el levantamiento que evitó el derrocamiento y la muerte de su luego esposo Justiniano y que junto con el general Belisario y el jurista Triboniano, autor de los famosos códigos que llevan el nombre del emperador, hicieron posible que éste hiciese de Bizancio una gran potencia, vigente durante diez siglos.
La similitud de vida de Teodora y de María Eva Duarte, Evita, clave durante el gobierno de Perón, amén de sus roles en pro de los desposeídos y de la igualdad entre hombres y mujeres, agrega que una llegó al gobierno a los 25 años y la otra a los 26.
El 23 de noviembre de 1909 , unas 20 mil camiseras, dirigidas por la rusa Clara Lemlich, desataron una huelga en Nueva York, cuyo eje central fue la discriminación sufrida por las inmigrantes, un eco que suena casi 108 años después con Trump.
La II Conferencia Internacional de la Mujer Socialista, en Copenhague, liderada por la alemana Clara Zetkin, fijó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, convertido en 1975 por la ONU en Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz.
La propuesta se conmemoró, pero el 19 de marzo, en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, aunque lo más trascendente se produjo cuando, el 8 de marzo de 1917, unas 130 mil mujeres marcharon por las calles de Petrogrado al grito de "Pan y arenques", lideradas por Nadia Krupskaya, esposa de Lenin, acompañada por otras figuras como Alexsandra Kollontai e Inessa Armand.
La marcha aceleró el proceso que se había iniciado días antes y que derrocó al zar Nicolás II, con el adicional de que Kollontai, primera embajadora de la historia mundial, desde el Comité Central del Partido Comunista impulsó, en solitario, el desplazamiento del reformista Kérenski hasta que con el apoyo de Lenin, el 7 de noviembre de 1917, se concretó la Revolución Bolchevique.
Poco después, tras la derrota alemana en 1918, hubo levantamientos que tuvieron como una de sus cabezas a Róza Luksemburg, cofundadora de PC alemán y difusora de la consigna "socialismo o barbarie".
Tras casi un siglo, las dirigentes de género, como sucediera el 24 de octubre de 1975 cuando en Islandia las mujeres declararon su "Día libre" y organizaron una huelga de tareas del hogar, dieron un paso clave para que en noviembre de 1980 Vigdis Finnbogadottir fuera la primera presidente europea, ocho siglos después de que la constitución de la Confederación Iroquesa, en sus 117 artículos, diera a la mujer la administración de ese avanzado estado de América del Norte.
** Fernando Del Corro / Periodista.
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