martes, 23 de junio de 2020

El 63% de los trabajadores desea seguir haciendo home office post aislamiento




Así lo confirma la encuesta “Teletrabajo en la Argentina en contexto de aislamiento social”, realizada por la Red Internacional de Educación para el Trabajo (RIET)
La encuesta Teletrabajo en contextos de aislamiento social en Argentina, desarrollada por la Red Internacional de Educación para el Trabajo (RIET) recopiló información sobre los factores que inciden en la productividad en trabajadores de todo el país. Este estudio se enfocó especialmente en aquellos aspectos que inciden en la motivación, el planeamiento, el liderazgo, las habilidades blandas y descubrió que el 63% desea seguir con la modalidad de home office cuando culmine la cuarentena y que el 80% de las personas afirma estar teletrabajando, pero sólo un 11% lo hacía antes de que comenzara el período de aislamiento.
“Desde el 20 de marzo, cuando se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, el teletrabajo dejó de ser una opción y se convirtió en una necesidad. Ante este escenario, las organizaciones de diferentes sectores e industrias se vieron obligadas a actuar rápidamente para encontrar alternativas que les permitieran continuar con sus actividades sin perder productividad”, afirmó Santiago Fraga, investigador de la RIET.
Perfil de encuestados
El 78% de las personas que respondieron la encuesta residen en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), 32% en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 46% en provincia de Buenos Aires. El mayor porcentaje corresponde a personas de entre 24 y 39 años (62%), seguido por los de 40 a 55 años (24%). En cuanto al sector en el que se desempeñan, el 67% trabaja en el sector privado y el 33% restante en el sector público.
El perfil más representado en la encuesta corresponde al sector profesional o no profesional de apoyo (46%), seguidos por aquellos que ocupan cargos de jefes, supervisores o responsables de proyectos (25%), trabajadores independientes y/o cooperativos (14%), alta gerencia (4%), y directores o gerentes (11%).
Según los datos de la encuesta, el 80% de las personas afirma estar teletrabajando, pero sólo un 11% lo hacía antes de que comenzara el período de aislamiento. Entre los principales motivos por los cuáles no están teletrabajando se debe a que no es posible realizar sus tareas a distancia.
Habilidades para teletrabajar
Un aspecto crucial en este cambio de hábitos laborales es la planificación de tareas y actividades de los colaboradores. Los encuestados afirmaron que sus tareas se establecen diariamente (47%) o semanalmente (27%). La planificación mensual o trimestral se evidencia en menor medida, aunque este dato puede estar sujeto a que los cambios son recientes.
En este sentido, es importante cómo entran en juego diferentes habilidades blandas que permiten abordar las tareas y los ajustes constantes que provoca la adecuación a esta modalidad. La mayoría de las personas se auto perciben con capacidad para coordinar el trabajo con otros (18%) y de demostrar flexibilidad ante cambios inesperados (17%). Por el contrario, casi no se reconocen en el ejercicio de la inteligencia emocional (5%) y de las habilidades de negociación (2%).
Otro de los factores que inciden en la productividad es cómo los jefes despliegan estrategias para que sus equipos puedan teletrabajar de manera eficiente. Entre las habilidades más valoradas en este contexto, la principal ha sido que los jefes confían en las personas y el equipo (18%), seguido por que su capacidad de ser flexible (14%) y cercano a sus colaboradores (12%).
¿El teletrabajo llegó para quedarse?
De las personas que están teletrabajando a causa del contexto de aislamiento social, el 63% desea seguir con esta modalidad al finalizar el mismo. Entre los principales argumentos, se afirma que el teletrabajo les permite aumentar su productividad (35%) y ahorrar tiempo de viaje (29%). No obstante, el 50% afirmó que le gustaría teletrabajar sólo 2 veces por semana, seguido de quienes preferirían hacerlo 3 y 4 veces por semana 33%.
En contraposición, el 37% que no desea seguir trabajando en esta modalidad, en donde un 25% de la muestra señaló que no les gusta que su actividad personal y laboral se desarrollen en un mismo espacio físico y que se les dificulta la integración y colaboración con el equipo de trabajo (19%). Además, el 10% afirma que es menos productivo.
“En un país caracterizado por la falta de experiencia previa y la ausencia de infraestructuras sólidas, uno de los principales desafíos de las organizaciones que apuestan al teletrabajo es mantener y garantizar la productividad. Los resultados de esta encuesta nos muestran que la planificación, acompañada de cierta flexibilidad, es un factor crucial para generar un clima de colaboración y confianza que incide directamente en la motivación de los trabajadores”, concluyó Fraga.
RIET es una entidad comprometida en consolidar el vínculo entre la educación y el trabajo a escala global. Conformada por centros de formación, universidades y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo, promueve acciones orientadas a fortalecer experiencias educativas que se aplican en el ámbito laboral.
En diálogo con Infobae, el investigador de la RIET Santiago Fraga, describió el sondeo, dio su visión respecto a por qué considera que el teletrabajo tiene tan buena aceptación entre las personas y se refirió al futuro del empleo:
-¿Por qué se realizó el estudio? ¿Qué se buscó con este sondeo?
-El estudio forma parte de una serie de investigaciones sobre el futuro del trabajo en Argentina, que comenzaron antes de la pandemia. En este sentido, el teletrabajo forma parte de estos temas, del mismo modo que la inteligencia artificial, la automatización de procesos, la robótica, la cultura laboral, entre otros.
La encuesta se hizo con el propósito de indagar sobre la adopción y valoración del teletrabajo en contextos de pandemia y otras cuestiones asociadas. Por ejemplo, la valoración de capacidades propias frente al teletrabajo, el deseo de continuar después, las habilidades que valoran sus jefes en estos momentos.
El muestreo es representativo del nivel nacional, de diferentes sectores productivos y sociales. No incluye personas que no estén trabajando.
-¿Por qué cree que las personas quieren seguir bajo la modalidad teletrabajo luego de la pandemia?
-Los empleados expresan dos principales razones para continuar teletrabajando. En primer lugar, sostienen que ven un aumento de su propia productividad, lo que podría ser congruente con el mejor aprovechamiento del tiempo y objetivos en las reuniones virtuales; y la ausencia de interrupciones imprevistas. Algunos estudios previos aportan cierta evidencia de relación entre estos aspectos y la productividad.
Si bien una amplia mayoría se manifiesta a favor, es importante señalar que en el grupo pequeño de los reticentes se destacan los más jóvenes (18/ 23 años).
La segunda razón para fundar su deseo de continuidad, desde la mirada de los empleados, radica en el ahorro en tiempo de viaje y/o el ahorro del dinero asociado a ese viaje. Aquí existe una amplia división entre estos dos aspectos respecto de la jerarquía salarial. Las personas de mejor salario focalizan en tiempo, las personas de menor salario focalizan en dinero.
En todos los casos, cabe señalar que el deseo de la amplia mayoría de reemplazar parcialmente la jornada laboral por teletrabajo (83%), contrasta con la contundente minoría del reemplazo completo de la jornada laboral (7%).
-¿Qué beneficios y riesgos podrían correr las empresas con la implementación del teletrabajo?
-En un país caracterizado por la falta de experiencia previa (sólo 7% teletrabajaba en 2017) y la ausencia de infraestructuras sólidas (40% de hogares sin internet fija), uno de los principales desafíos de las organizaciones que apuestan al teletrabajo es dar lugar a una nueva cultura laboral que permita expandir la productividad. En este sentido, los aspectos que adquieren mayor relevancia son la gestión y la planificación del teletrabajo.
-Considerando estos elementos, los mayores beneficios desde la perspectiva de las empresas están asociados a la posibilidad de aumentar la productividad al enfocar en resultados, adaptarse mejor a las expectativas de los empleados respecto del uso del tiempo, reducir costos y gastos asociados al espacio, capitalizar propiedades, reconvertir ese ahorro en mejoras salariales o programas de incentivos, reducir los tiempos de las reuniones y las interrupciones imprevistas, entre muchos otros.
-El teletrabajo abre un mundo de posibilidades y los riesgos son mínimos respecto de los beneficios, siempre con la preparación correcta. En efecto para aprovechar la oportunidad es necesario asesorarse adecuadamente y tomar decisiones sobre datos y experiencias. En particular, en cómo y qué es posible y deseable transformar en teletrabajo.
-Junto con esto, el país ya debería haber alentado un marco regulatorio acorde a esta realidad. Existe la Ley 25.800 de “trabajo a domicilio” de 2003 que es una adhesión a un Convenio de la OIT (Organización Mundial del Trabajo) pero resulta a todas luces desactualizada e insuficiente para el contexto actual.
-¿Tiene directa relación con los empleos del futuro?
-El teletrabajo sólo está empezando. Muchas actividades que hoy sólo se imaginan como presenciales, serán transformadas. No es una suposición, esto ya está ocurriendo: cirujanos que operan a la distancia, trabajos de riesgo que son realizados por robots teledirigidos, reuniones de fortalecimiento de las relaciones de un grupo laboral por aplicaciones de conferencias virtuales, el uso de drones para siembra, riego y desinfección en campos, niñeras remotas. El futuro ya está aquí, sólo que está distribuido de forma desigual.
-¿Se trata de una transformación cultural?
-El teletrabajo bien aprovechado, puede impulsar una transformación cultural como así también formar parte de ella. La agenda del futuro se ha anticipado como resultado de esta crisis, necesitamos repensar la industria, la fuerza de trabajo y la cultura laboral. En una crisis de esta magnitud, los argentinos no tenemos margen para repetir errores respecto de profesionalismo, equidad y consenso.

Por Francisco Reyes /INFOBAE

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