viernes, 13 de junio de 2014

BoLudou: No ofendas mi inteligencia



Vicepresidente, de casualidad  /  por  Ricardo ROA  (Editor del Diario CLARIN)

A Boudou, casualmente, lo persiguen las casualidades. Y las casualidades le ocurren todo el tiempo en el caso Ciccone, que tiene ya más personajes que la guía telefónica. Entre tanta gente, es lógico que ocurran algunas, nunca tantas.

Por orden de aparición. Un cuentapropista, Vanderbroele, se hace cargo de un fondo fantasma y ese fondo, del que no se conocen dueños, trabajos o empleados es contratado por Formosa para que la ayude a renegociar una deuda con el Gobierno nacional. Casualmente, el ministro con el que el fondo debe negociar en nombre de la provincia es Boudou. The Old Fund embolsa por eso casi dos millones de dólares.

La Casa de Moneda no tiene capacidad para imprimir todos los billetes que se necesitan. Hay un plan para ampliar su producción y el plan es del Ministerio de Economía. Pero el propio ministro lo bloquea. Casualmente, el ministro es Boudou.

Ciccone, la imprenta privada que puede fabricar billetes, está quebrada por una deuda con la AFIP aunque sigue funcionando por decisión del juez. De pronto, la AFIP le otorga una moratoria excepcional. La empresa sale de la convocatoria y pasa a manos de The Old Fund. ¿Quién consigue semejante perdón fiscal? Casualmente, el ministro Boudou.

Todo pese a que el jefe jurídico del ministerio le dice a Boudou que esa gestión no está entre sus atribuciones. Ese funcionario denuncia que es amenazado y se va del país. Otro funcionario, que en ese momento es jefe de asesores de la AFIP, le dijo ayer al juez de la causa Ciccone que Boudou envió a Núñez Carmona a pedir por la imprenta. Casualmente, Núñez Carmona era y es amigo íntimo y socio de Boudou. Es el mismo que antes de ser millonario vendía publicidad y fue acusado por Martín Granovsky, presidente de Télam, de intentar coimearlo.

Siguen las casualidades: el hermano de Boudou, Juan Bautista, viaja varias veces al exterior con pasajes y gastos pagados por The Old Fund y Vanderbroele le alquila a Boudou un departamento en Puerto Madero, dónde si no, y corre con las facturas de expensas, el cable y el teléfono. Boudou dice todo el tiempo que no lo conoce.

Ha sido un error mentir: ya no puede rectificar. Y en vez de desmentir las mentiras debe intentar justificarlas como cuando dice que nunca se reunió con la familia Ciccone y dice que sí se encontró con ellos en el Palacio Duhau, dónde si no, fue de casualidad. Cuando escuchás una explicación suya es como que has escuchado todas las explicaciones.

Nadie le pide que cuente todo. Pero ha traspasado el punto en el que la insistencia en que su conexión con el escándalo es obra de la casualidad se convierte en una ofensa a la inteligencia. Mejor sería decir que en una tomadura de pelo. En realidad, la única casualidad que le pasó en la vida fue llegar a vicepresidente.

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