sábado, 27 de noviembre de 2010

Farandula sindical, incluye cirujano plástico....

Alberto Rancati, el cirujano plástico que eligió Hugo Moyano para lucir más joven

El médico, que también atendió a Armando Cavalieri, le aplicó botox y le levantó las cejas al líder de Camioneros. "Al retocarse, los hombres cambian el peinado o se dejan la barba", dice.

Nicole Neumann y su hermana Geraldine, Brenda Gandini, Rocío Guirao Díaz y otras no tan famosas pero igual de atractivas, confían en él para verse lindas. Alberto Rancati tiene 50 años y confiesa que todavía no se hizo nada porque no hay nada que le moleste cuando se mira en el espejo.

Sin embargo, no sólo estas jóvenes se preocupan por su imagen. Por sus manos pasaron algunos sindicalistas como Armando Cavalieri, por ejemplo. Pero el último que lo eligió fue el titular de la CGT y líder del sindicato de Camioneros, Hugo Moyano.

Rancati confiesa que ahora los hombres se animan más y que el común denominador de quienes se atreven es el "alto poder adquisitivo". Y asegura que para los hombres el verse bien esta directamente asociado al "poder y al éxito". Dice que eligió esta profesión porque es mucho más reconfortante que la cirugía oncológica, su primera especialidad. Después se dedicó a la cirugía reconstructiva y finalmente llegó a la cirugía estética.

Su consultorio hace honor a su especialidad. Está ubicado en una zona porteña elegante y en un señorial edificio de época. La sala de espera, donde cuesta imaginarse sentado al líder de los Camioneros, es sobria y repleta de revistas importadas de belleza, medicina estética y moda. Un gran ventanal sobre un jardín y una biblioteca en la que Cosmos, de Carl Sagan, comparte espacio con Sincro Destino, de Deepak Chopra, autor que Rancati lee en la actualidad. El cirujano está casado, tiene dos hijos, corre todas las mañanas, a las 5.30 y a las 7 ya tiene su primera cirugía y así comienza una larga jornada. "Me encanta lo que hago", subraya cada vez que tiene oportunidad este hombre que usa BlackBerry pero no tiene Facebook ni Twitter, y le gusta la música de los 80, "algo que pueda tararear", dice. Se autodefine como un "old fashion" (chapado a la antigua). Se crió en Caballito, fue al colegio San Cirano, donde jugó al rugby, no le gusta el fútbol, sólo la Selección nacional y en los mundiales. Vive en Palermo y elige Miami para veranear.

—¿Qué buscan los hombres que llegan al consultorio?

—Hombres y mujeres tienen diferentes expectativas respecto de los objetivos que buscan. Las mujeres se operan más por sus pares y por el sexo opuesto. El hombre lo hace más por el éxito y el trabajo. Está más asociado a que lo promuevan en su trabajo y a ascender. Su principal interés, más allá de cómo lo ve el otro sexo, es el éxito profesional. Ellos lo asocian directamente con lo laboral.

—¿Cómo es esta relación a la que se refiere?

—Vinculan el estar o verse más sano, más vital y más joven con el estar en la cresta de la ola. Si les dicen "estás cansado", o "te vemos cansado", lo toman como un pulgar para abajo en el terreno de la competitividad.

—¿Y la mujer qué busca?

—Temen perder la belleza. Las que fueron muy lindas la pasan peor porque tienen miedo de perder su magnetismo. Las atractivas de jóvenes son las que más sufren el paso del tiempo porque temen perder la mirada del otro.

—¿Cómo ve a la presidenta Cristina Fernández?

—Cristina no es paciente mía… Vi fotos en las que parecía más normal y fotos en las que no. Pero tendría que verla personalmente. La persona pública tiene que cambiar gradualmente.

—¿Y cómo se llevan los hombres con el tema de si los demás se dan cuenta de que algún retoque estético se hicieron?

—Los hombres se quieren ver mejor pero que no se les note. A la mujer no le importa tanto. Ellos también tratan de no perder días de trabajo y que no les influya en la productividad. Además, cuando se hacen algún retoque, aprovechan y cambian el peinado o se dejan la barba para confundir. De esta manera, si alguien nota en ellos algo diferente, se lo atribuye a ese cambio y no a una cirugía.

Refrescada. El 16 de octubre pasado, Hugo Moyano reapareció en el acto de River Plate con un barba que llamó la atención. También con una papada ausente y cierta frescura en su rostro. Aunque Rancati se mantiene firme en su silencio, él fue el responsable de ese cambio.

—¿Cuál es el perfil de hombre que ingresa a un quirófano?

—En general, tiene alto poder adquisitivo, buen nivel sociocultural y económico. El común denominador entre ellos es el éxito y su decisión está vinculada al narcisismo y al poder.

—¿Qué cirugía es la que más piden?

—Los clásicos son párpados, botox y rellenos con ácido hialurónico para borrar algunas arrugas, que se inyecta en el tercio inferior de la cara. El que empieza con botox no se despega más… El botox es dependiente, tiene efecto cenicienta, volvés a tener la arruguita que desapareció durante cuatro meses y cuando la volvés a ver te habías olvidado que la tenías…Te piden tratarse las bolsas de los ojos, el excedente de piel y algunos piden lipo de papada y cuello. En general, cuando llegan acá los hombres vienen y dicen: "Todos me preguntan si estoy cansado, que se me fue la sonrisa de la cara".

—¿Cómo eligen el cirujano?

—La mujer viene porque operaste a algún conocido. Ellos en cambio hacen inteligencia, te "googlean", y te lo dicen: 'Investigué mucho antes'. Hacen un tiro más certero. Las mujeres cambian de cirujano en la verdulería, son menos fieles.

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