El comicio de septiembre pasado en la impoluta Central de Trabajadores Argentinos dejo al descubierto las practicas inveteradas del sindicalismo vernáculo, donde las más diversas "habilidades" (usos y costumbres) no eran patrimonio exclusivo de la decana organización sindical argentina.
Ayer nomás, el sainete quedo expuesto en una CTA bifronte, donde las partes tienen sus irreductibles considerandos y nadie reculara así porque si.
A Pablo Micheli la junta electoral lo declaró vencedor, nada menos con lo cual si en una contienda electoral en un gremio eso acontece huelgan las palabras y la Justicia así lo consideró también. Hugo Yasky denunció irregularidades y su mandato fue prorrogado-políticamente- por sus adláteres y mentores del gobierno Nacional, mediante una resolucion del ministro de trabajo Tomada.
Todavía resuena el estruendo que marcó una tendencia en el sindicalismo "CTA de los trabajadores, al que no le gusta…"
Hoy tiene dos cabezas enfrentadas y la fractura latente en esa organización suena como una posibilidad, sino priva la grandeza de sus dirigentes, quienes más allá de sus diferencias políticas representan al conjunto de los afiliados a esa organización sindical…
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